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Marruecos

Nieve en el Desierto del Sáhara

La Nieve en el Desierto del Sáhara es un fenómeno insólito, aunque no imposible, y menos en los últimos años, en los que el cambio climático se manifiesta como un fenómeno real. De hecho, la nieve ha teñido las dunas del Sáhara en dos ocasiones durante los últimos tres años. Lo verdaderamente extraordinario es coincidir en el tiempo con este efímero fenómeno que mezcla el blanco y el amarillo haciendo del paisaje una composición casi imposible.

Una vez en cien años, la naturaleza obra el milagro, y una fina capa de nieve se extiende tiñendo de blanco palmeras y dunas. Y de esta manera, contemplando de forma efímera la nieve sobre la arena, llegamos en las Navidades de 2016 al Desierto del Sáhara, tras atravesar un Ziz nevado y bello, como nunca antes habían acertado a decirnos que imagináramos.

A veces, el viaje más largo es la distancia entre dos personas.

A veces, sólo a veces, las palmeras crecen en la nieve

Palmeras en la Nieve, Luz Gabás

Nieve en el Desierto del Sáhara
Construcción de adobe en la nieve

El invierno de 2016 fue aquí, en el Norte de África, uno de los más fríos que recuerdo, incluso más que el de 2005, cuando nevó en Melilla. Tengo vagos recuerdos acerca de cuando era pequeña. Me acuerdo entonces de otra gran nevada sobre la ciudad. Debía tener yo unos 7 años, pero no recuerdo tanto frío como en 2016. Claro que los años son los años y el frío aprieta más cuanto más años cumplimos.

Nieve en Marruecos
Casas en mitad de la nieve

Decidimos pasar la Navidad en el desierto, no muy lejos de casa, en busca del calorcito de las soleadas mañanas del Tafilalt. Sabíamos que, en la noche, las temperaturas serían más bajas aún de las que estábamos soportando aquí, pero para cuando el sol cayera, ya estaríamos a cubierto, calentitos y casi en la cama. Lo que no podíamos imaginar es que encontraríamos nieve al llegar.

Casas con nieve en el Alto de la Camella
La nieve lo inunda todo

Salimos de casa el lunes 19 de diciembre, pero lo que no sabíamos es que la noche del 18 había nevado. Con nuestro pasaporte sellado con unos días de antelación para evitar las interminables e irritantes colas, pasamos rápidamente la frontera. Ya sé que no se debe sellar el pasaporte hasta entrar en el país, pero siempre he comentado lo frustrante  y desorganizada que es la frontera con Marruecos. Un mal día, puedes pasar unas cuatro horas en cola, así que para no arriesgarnos a llegar muy tarde a Erfoud, decidimos ir en la madrugada de unos días antes y realizar las gestiones.

Nieve en la Carretera del Ziz
Carretera del Ziz
Nieve en el Río Ziz
Nieve en el Río Ziz

No salimos temprano de casa, siempre ocurre, a pesar de que son casi 700 kilómetros por carreteras, en algunos tramos largos, de doble sentido en un solo carril y sin arcén, los que separan Melilla de Erfoud.

Zoco en Marruecos
Los mercados itinerantes son lugar de encuentro en Marruecos
Zoco semanal Marruecos
Venta de puertas en Outat el Haj

Además, éste trayecto se hizo realmente largo porque no dejamos de realizar paradas a lo largo de todo el camino: que si un café, que si un pipí, que si unos sandwiches,… Pero, además, a mitad de camino, en Outat el Haj, había mercado y los mercados de Marruecos siempre son dignos de disfrutar: que si ropa de segunda mano, perfumes, artículos de albañilería, frutas y verduras, ganado y reses… En estas zonas rurales se trata del único día de la semana en el que los habitantes de rincones lejanos, aislados y solitarios, se encuentran con sus vecinos, venden sus productos y compran lo que necesitan. Además de comerciar, es la única oportunidad que tienen de ver a familiares y amigos e intercambiar informaciones y noticias.

Outat el Haj
Mercado semanal en Outat el Haj
Puesto en el zoco
Puesto con todo tipo de cosméticos

Pero no ésta no iba a ser la única sorpresa del camino. Pasado Midelt, comenzamos la subida al Alto Atlas  donde se empezaron a atisbar las primeras manchas de nieve, con lo que tuvimos que ir parando para que Macarena jugara. Pero, llegados al Alto de la Camella, un bello e insólito paisaje nevado se mostró ante nuestros ojos. Nunca antes habíamos visto tanta nieve en aquella zona que, si bien es una zona montañosa y en la que habitualmente se puede observar nieve en los picos más altos, no nos había dado la oportunidad todavía de atravesarla nevada ¡Qué preciosidad Dios mío!

Paisaje nevado de Marruecos
Pinos entre nieve
Nieve en el Alto Atlas
Llanura del Alto Atlas

Entre foto y foto, juegos, parada y la precaución de tener que reducir la velocidad por las placas de hielo de la carretera y la nieve que invadía la calzada, llegamos hasta el valle del Ziz en donde la nieve invadía amplias zonas del río.

Nieve en Marruecos
Macarena jugando con la nieve
Nieve en el Alto Atlas
Entre rocas nevadas
Jugando con la nieve
Sin importarle el frío

Es aquí donde se encuentra el Túnel del Legionario o Túnel de Foum Zabel que une Midelt con Errachidía, unos 20 kilómetros al Sur de Rich.

Túnel de Foum Zabel
Excavado a pico y pala

Este túnel fue excavado por los zapadores de la Legión Extranjera francesa en 1927 durante el Protectorado Francés de Marruecos. La resistencia de Marruecos a la colonización francesa a comienzos del siglo XX se desarrolló de manera muy cruenta en el Norte del país durante la Guerra del Rif. Para posibilitar el movimiento rápido de tropas extranjeras, los franceses planearon  la construcción de la “carretera del Ziz” entre Midelt y Errachidia. Pero, la entrada al valle se encontraba bloqueada por una enorme roca de granito que se sorteó con la excavación de un túnel para cuya perforación no se empleó maquinaria, sino que se hizo a pico y pala por los legionarios, de ahí su nombre. Apenas ocho meses tardó la legión extranjera en excavar el túnel que se dio por finalizado el 4 de marzo de 1928.

Túnel entre Midelt y Errachidía
Proeza del Legión extranjera
Túnel hecho a mano
Túnel de Foum Zabel

El túnel, una vez acabado poseía 62 metros de largo, 3 de altura y 8 de ancho, aunque su altura se incrementa entre 1950 y 1960, algo que llama la atención si comparamos la ausencia de maquinaria empleada para su construcción en tan sólo 9 meses y los diez años que se tardaron en elevar su interior. Durante estas obras, las inscripciones originales de los legionarios fueron eliminadas.

Túnel del Legionario
Túnel del Legionario

Tras el paso del túnel, esta área del Valle del Ziz, ubicada en la llamada “Pequeña Mesopotamia” –que recibe este nombre porque se encuentra ubicada entre los Ríos Ziz y Gueris– se mostró más bella que nunca con una gama de colores que abarcaban desde el marrón de sus cañones y el gris de las aguas del río, al blanco de la nieve.

Gargantas del Ziz
Gargantas del Ziz

Llegamos a Er-Rachidía casi anocheciendo, pero paramos a comprar unos pastelillos de hojaldre. Antigua Ksar es-Souk, Rachidia es una ciudad artificial y relativamente moderna, nacida del asentamiento militar de las Legiones Francesas durante el Protectorado de Marruecos. Diseñada como un damero al más puro estilo militar, hoy es una ciudad grande que abastece a toda esta parte del desierto del Sáhara.

Calle principal de Errachidía
Er-Rachidía

Sólo quedaban 70 kilómetros hasta nuestro destino final: la ciudad de Erfoud. La nieve comenzaba a desvanecerse en una fina capa blanca que, la ausencia de luz, nos impedía fotografiar.

Cafetería de Erfoud
Cafetín de Erfoud

Al día siguiente, y pese a ser sujeto de todas las conversaciones de hoteles y cafetines, ya no quedaba rastro de aquel extraño fenómeno que muy rara vez se aprecia sobre las dunas. Los medios de comunicación publicaron que no nevaba en el Sáhara desde hacía 37 años, exactamente desde 1979, el año en que yo recordaba que había nevado en mi ciudad. Pero no es cierto, hay nevadas documentadas en el desierto del Sáhara en 2012. Porque, pese a que no se trata de un fenómeno normal, tampoco es extraño. Si la temperatura es baja, como sucede en altura, y hay algo de humedad en el ambiente, este tipo de inestabilidad puede manifestarse en forma de nieve. El 7 de enero de 2018 volvió a repetirse el fenómeno.

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12 comentarios

Xus Climent 12 enero, 2018 at 12:13 am

¡Hola Macarena!
Menuda aventura y menudo inicio de año!! Sois una familia de aventureros y conseguís transmitir la pasión de la aventura.
El desierto es un destino precioso en Navidad, sabía que por las noches bajaba mucho la temperatura pero no que podía nevar, así que para vosotros ésta ha sido una «blanca, blanca Navidad». Las fotos de Macarena jugando con la nieve son preciosas. Bueno, todas las fotos son chulísimas, los paisajes, la garganta, el túnel, los mercados, etc… parecen que hablan por si solas.
Me gustan tus post porque me abren otras perspectivas viajeras, me acercan paisajes lejanos.
Bueno, ¡Feliz Año!! y muchos besos.

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El mundo con ella 12 enero, 2018 at 1:47 am

En realidad Xus, como indico, esta entrada hace referencia a las Navidades pasadas, cuando pasamos allí la Nochebuena.
Te conté que éste año al final fuimos en Nochevieja porque, tras la cena de Navidad, comenzamos a agobiarnos con tantos compromisos y tantas cenas y comidas familiares; así que decidimos «bajar» el día 30 porque, claro, ya ni billetes, ni vuelos, ni nada.
Pero este año también nevó.
Sin embargo, la nieve en el desierto me produce sentimientos contradictorios. Por un lado, es evidente que se trata de un fenómeno raro y bello. Pero, por otra parte, pienso en las gentes del desierto y la falta de condiciones mínimas para afrontar tan bajas temperaturas.
Las próximas entradas, las vamos a dedicar al Desierto. Así que, ya sabes, quizá te dé una idea para el próximo Fin de Año.
Un besazo

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Miguel Pina 12 enero, 2018 at 1:55 am

Hola Macarena, aún recuerdo la primera vez que entre en contacto con este espacio viajero y fue en un precioso viaje vuestro por Marruecos. Quizás sea la cercanía, el amor por una tierra cercana a donde estáis, pero cuando escribes de estas rutas lo haces de una manera muy especial y casi poética. La verdad es que esas palmeras en la nieve, esas dunas en la nieve, o esos pinos entre la nieve hacen de esta entrada una de las más especiales y bonitas de el blog. Por otro lado, precisamente estos días atrás he leído en prensa, el tema de las nevadas en el Sáhara y ciertamente es impactante, aunque no sea algo insólito de solo una vez en la historia.
Lo del túnel muy curioso también.
Un beso y gracias por saber transmitir lo que es el verdadero sentir del viajero.

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El mundo con ella 12 enero, 2018 at 2:45 am

Ohhhh Miguel ¡Muchas gracias!

No lo hago a posta. Pero puede ser que sea lo que dices. Marruecos es también mi casa y, además de transitar una y otra vez de un lado a otro de la frontera, la cercanía me ha llevado a viajar por este país desde que tengo uso de razón. Así que, sí es un país al que tengo mucho cariño y que sigue sorprendiéndome a pesar de las veces y de los años.

Para descargar mi conciencia, también diré que Marruecos aún sigue siendo el destino de las «Mil y una noches» con el que mucha gente sueña; así que puede que ponga más cariño en las entradas, ya que muchos, tal y como anda la cosa, aún tienen dudas sobre la seguridad del país. Y ¡No te creas! En los últimos años han proliferado los «guías» y las agencias para visitar Marruecos, así que puede que también eso sea motivo de «mimar» un poco más lo que escribo. Cientos de ojos escrutan cada una de las líneas Jjjjjjj y siento, en parte, que se me juzga por todas las letras que escribo sobre cualquier lugar de Marruecos.

La nevada de la que hablo en la entrada es del 2016; pero este año ¡Ha vuelto a nevar! Aunque fue después de haber abandonado el desierto ¡cachis!

Y, en fin, el Túnel del Legionario… anécdotas de la Historia.

Un beso enorme y muchas gracias por tu cariñoso comentario.

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Emerencia 12 enero, 2018 at 1:03 pm

Hola Macarena!!! ya estás con el blog nuevo? bueno, bueno la nieve en Marruecos, como se te nota ese «amor por el terruño» chica y esa hija que no le importa tocar la nieve, y cómo le va a importar si es de secano jajaja, es que a la gente de la playa y de sequía la nieve nos hechiza, te deseo que este, tu rinconcito, sigas escribiéndonos, contándonos esas emociones de tu gente, tu tierra. Un beso grande

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El mundo con ella 14 enero, 2018 at 10:14 pm

Hola Eme,

Estoy con el blog nuevo y dándole vueltas y vueltas porque me hicieron una caca de la vaca que no funciona nada y estoy intentando terminar de arreglar todo… pero no acaba nunca. En fin, nada es para siempre y algún día funcionará a la perfección.

Me alegro que te guste la entrada y que pueda traslucir, a través de mis palabras, el cariño que siento por Marruecos.

Y ¿La nieve? Pues ya ves. En ese tema es que los que vivimos en África somos un poco «cateticos». Tú como la tienes cerquita…

Un besazo

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Lizar 12 enero, 2018 at 6:34 pm

Hola Macarena,
Bonita aventura por esos paisajes nevados tan bonitos. La verdad es que el contraste de nieve y desierto es espectacular. Me hubiera gustado vivirlo. Lo malo de la nieve es que te puede desbaratar un viaje. A mi me encantaría viajar en invierno ( bueno, en realidad, todo el año… siempre 🙂 ), pero me asusta que debido al mal tiempo se estropee todo. Esa zona de Marruecos es preciosa, y recorriéndola por tu cuenta se disfruta mucho más aún. Oye, después de esto, creo que ya estas preparada para los países nórdicos ja, ja
Lo bonito de los mercados es lo que cuentas de los encuentros… el movimiento de gente y mercancías…
Un fuerte abrazo!!

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El mundo con ella 14 enero, 2018 at 7:23 pm

¡Hola Lízar!

Jajajajajjaa ¿Paises Nordicos? Creo que me regalan el viaje y no voy. De hecho, me invitaron este año a un encuentro publicitario, de esos de bloguers, en Islandia para noviembre. Sólo tenía que pagarme el pasaje y ya ves que no hemos ido. Jjjjjj Difícil, difícil,… Antes tendría que hacer terapia, como a los que le dan miedo las arañas. Jjjjjjjj

Marruecos es siempre bello vayas donde vayas, pero es verdad que se convierte en un lujo cuando lo tienes tan a mano y lo puedes ir descubriendo poquito a poquito.

Si nosotros no viajamos más a lo largo del año es porque, por ahora, tenemos que ajustarnos al calendario escolar. Antes sí lo hacíamos, pero aquellos tiempos de viajar sin turistas ya pasaron. Ahora vivimos el calor y las masas como mejor podemos.

Un besazo grande.

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Norte 12 enero, 2018 at 11:24 pm

Wow!!!!, todo un espectáculo, fuego y hielo,… calor y frío,… todo un lujo disfrutarlo.

Responder
El mundo con ella 14 enero, 2018 at 7:24 pm

¡Hola Norte!

Me hubiese encantado conocer cómo lo hubiera vivido y narrado Norte.

Un besazo

Responder
Julia C. Cambil 16 enero, 2018 at 1:58 am

Qué maravilla poder ser testigos de semejante fenómeno. Si me hubieran preguntado a mí si podía nevar en el desierto, desde luego hubiera contestado que no. Una parte importante de las fotos no he podido verlas, no se descargaban no sé por qué, pero gracias a las estupendas explicaciones que siempre nos das, me he hecho una idea. Todos los días se aprende algo nuevo :))

Por cierto, me alegro mucho de ver que el blog ya está en marcha.

¡Un beso grande, Macarena!

Responder
El mundo con ella 16 enero, 2018 at 2:43 am

¡Hola Julia!

Estamos en marcha, ya ves, a medias; pero en el buen camino por fin.

«A veces sólo a veces, la nieve cae entre palmeras».

Julia, eres una envidiosa de nieve Jjjjjjjj ¡Claro! Las de Granada pensáis que tenéis «nieve patrimonial», pues ya ves que no y que aquí, en África, también nieva un poquillo y muy de vez en cuando. Jejejejejeje

Muchas gracias por tu comentario. Me alegro mucho de tu vuelta. Un besazo gigante.

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