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Curiosidades: La magia de los Baobabs

El baobab, árbol típico de la flora senegalesa, es una de las cosas que más llama la atención en el país porque se trata de un árbol muy diferente al resto de los que conocemos. También es el árbol nacional de Madagascar y, tanto en uno como en otro lugar, sus especies endémicas son consideradas sagradas por sus habitantes.

 

Accro Baobab Adventures, Senegal
Accro Baobab Adventures

El baobab es el símbolo nacional de Senegal hasta el punto que aparece en el escudo del País.

Pero ¿Por qué un baobab?

En primer lugar, porque se trata de un árbol endémico y típico de la flora senegalesa.

http://www.estaentumundo.com/wp-content/imagenes/escudo_senegal.png

Un grupo de baobab centenarios, señala a menudo la ubicación de un antiguo pueblo.

Por otra parte, es el árbol del que los campesinos más recursos extraen: el fruto, el pan de mono, sirve para la elaboración de salsas y se añade a la alimentación infantil por sus cuantiosos componentes vitamínicos; las hojas, tienen propiedades curativas y se añaden en la elaboración del cus-cus, y el tronco facilita resistentes cuerdas.

 Bosque de baobabs en Senegal
Bosque de baobabs en Senegal
Bosques de Baobabs en Senegal
En algunos lugares los venden como souvenir mientras que su tamaño no es más que el de un bonsai. De hecho, nosotros hemos traído varios ejemplares de nuestros viajes, pero debido al clima muy distinto, sólo han sobrevivido las especies de babobab chacal, que es menos leñoso, también de hoja caduca, y en verano te obsequia con unas preciosas flores.
«Invernadero» en Saly (Senegal 2006)
Con sus pequeños baobabs (Senegal 2006)
Babobabs Chacal traídos de Senegal (2015)

 

Pero la fama de este árbol se extiende hasta la literatura. En el Principito de Saint-Exupéry el protagonista lo arrancaba del suelo en el asteroide en el que vivía, antes de que creciese y destruyese su planeta. Y en el Rey León también aparecen baobabs en los que Rafiki crea su hogar.

Baobabs en el mundo de «El Principito»

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años, el baobab era considerado por todos los seres de la creación como el más hermoso de los árboles de la Tierra. Tenía un frondoso ramaje de hojas verdes y jugosas, coloridas y perfumadas flores. Los dioses, impactados ante tanto esplendor, le concedieron el don de la longevidad.

A partir de entonces, creció sin parar, cada vez más fuerte, alto y sublime, lo que provocó que ocultara el calor del sol, dando sombra a los demás árboles sin dejarles crecer y causando mucho frío a los habitantes del bosque, condenando a las criaturas de la tierra a una vida en el frío y la oscuridad lejos del calor y la luz.

Lejos de sentirse culpable por los problemas que estaba ocasionando, y viendo que no dejaba de aumentar en tamaño, desafió a los dioses con un grito desgarrador diciéndoles que pronto les alcanzaría.

Los dioses reaccionaron encolerizados ante la osadía del baobab, y para darle una lección de humildad, no sólo le retiraron su bendición, sino que fue condenado a crecer del revés, dejando sus hermosas ramas, hojas y flores bajo tierra y haciéndolo adoptar el curioso aspecto actual en el que sus raíces parecen mirar al cielo implorando el perdón de los dioses.

Bosque de baobabs en Senegal

Existe otra creencia según la cual, en la creación del mundo y de las cosas, los dioses repartieron semillas entre todos los animales para que las plantaran. Las semillas del babobab fueron las últimas en ser repartidas y las entregaron a las hienas que, indignadas por haber sido las últimas, decidieron plantarlas al revés; y de ahí la sensación de que el baobab tiene la raíces en su copa.

Otra fábula cuenta que los dioses castigaron al baobab enterrando su frondosa copa en el suelo, dejando al aire sus raíces y sirviendo a todas las criaturas con sus frutos, corteza y tronco. Se cree que los dioses enviaron un pájaro como prueba de la compasión del árbol, preocupado únicamente por mantener inalterable su belleza, prohibiendo a cualquier animal posarse en sus ramas. El pájaro, sucio y exhausto, se situó sobre una de sus ramas para asearse tras haber pasado todo un día intentando conseguir sin éxito comida; pero el baobab, pese a las súplicas del pájaro, lo echó de sus ramas sin piedad.

 

Baobab en el cementerio de Faiouth, Senegal
Baobab en el cementerio de Fadiouth
El Baobab sagrado de Fadiouth conserva su follaje durante todo el año
El Baobab sagrado de Fadiouth conserva su follaje durante todo el año

Perteneciente a la familia de las bombacaceae, el babobab, puede medir más de 30 metros de alto y 12 de diámetro, según su especie. Sorprende su longevidad, ya que puede vivir más de 3.000 años.

Se trata de un árbol de hoja caduca que sólo tiene follaje en verano y en su tronco puede almacenar entre 6.000 hasta 100.000 litros de agua, ya que su corteza es esponjosa y tiene muchas cavidades.

Sus flores son de color amarillo o blanco y se abren durante la noche, pero sólo florecen 24 horas antes de caer como confeti en una boda.

Sus frutos, son comestibles, con una pulpa de sabor algo ácido que se usa tradicionalmente en muchos países africanos para preparar una bebida energética, rica en fibra, vitaminas, aminoácidos y sales minerales.

Restos de la flor del Baobab
Restos de la flor del Baobab

 

Bajo su sombra se aman los enamorados y se entierra a los muertos. En los huecos del baobab descansan los cuerpos de muchos “griot” (narradores de historias de África) y se dice que si una persona bebe agua en la que se han mojado las semillas del babobab, queda protegido del ataque de los cocodrilos; pero si osa arrancarle una sola flor, morirá devorado por los leones.

Babobab en la Resereva de Bandia en el que descansan los restos de un «griot»

 

En Senegal, existen bosques de baobabs de diferentes especies. Incluso, hay un parque de tirolinas – Accro Babobab Adventures– en el bosque ubicado junto a la estación balneraia de Saly. Pero, quizá el más famoso de todo el país es el “Gran Baobab” o “Babobab Sagrado”, el mayor de todo Senegal, y que se encuentra a 8 kilómetros de Joal. Completamente hueco, se puede acceder a su interior. Muy visitado, por desgracia, está rodeado por una cantidad de puestos de vendedores de todas clases.

Gran Baobab (Senegal 2003)
Dimensiones colosales de un Baobab (Senegal 2003)
Gran Baobab (Senegal 2003)
Gran Baobab (Senegal 2003)

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4 comentarios

Argonauta Dalianegra 21 enero, 2016 at 9:32 pm

En Senegal no he estado, ni en Madagascar tampoco, pero sí que he visto baobabs en algún jardín botánico y me quedé maravillada de su increíble porte y belleza, tanto que hasta en alguno de mis poemas hago referencia a tan sagrado y milenario árbol. Una suerte la tuya haberlos podido ver en sus hábitats naturales. Besos, Macarena, y a seguir viajando, chica.

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Macarena Sierra Lechuga 21 enero, 2016 at 10:10 pm

Argonauta, son impresionantes, imponentes, colosales. La verdad es que son una magia de la naturaleza! Intentaré buscar los poemas en tu blog. Un beso.

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GAUCHOVERDE 15 abril, 2016 at 12:02 am

tiene una hermana en el Caribe llamada La Ceiba. Y ella sueña con volver a reunirse con su milenario hermano, pues fue arrebatada del Africa lejana

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El mundo con ella 15 abril, 2016 at 4:24 pm

Oh! Gracias por este complemento para nuestra entrada. Me encanta tu aportación.
Un saludo.

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