La idea en Bali era instalarnos en Ubud y, desde allí, hacer todas las visitas que teníamos previstas al Norte y Este de la Isla.
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Acceso a residencia balinesa en Ubud |
La sorpresa vino ya la primera noche: Yayo había reservado habitación en una preciosa, romántica y tradicional casa balinesa. Su nombre: Pering Bungalow.
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Agradables vistas desde nuestro hotel en Ubud |
Como las carreteras, aceras y calles de Bali son tan estrechas, para entrar al hotel había que acceder por un angosto pasillo peatonal de reducidas dimensiones, así que yo iba un tanto a ciegas hasta que, al llegar, accedí a un pequeño jardín y, subí unas escaleritas hasta nuestra habitación que tenía unos techos enormes a dos aguas y estaba toda tapizada en mimbre. La fachada, tenía adornos tradicionales en piedra y la puerta estaba toda labrada y policromada a mano. El interior, tenía las vigas, los marcos y persianas de las ventanas y las puertas también decorados y pintados a mano. La cama era enorme… con dosel y había un sofá balinés, un escritorio y un armario típicos que hubieran sido la delicia de cualquier casa occidental decorada al estilo de la isla. El baño era enorme -quizá demasiado para un inodoro, un lavabo y una bañera en esquina. Y lo mejor era salir al pequeño balconcito y disfrutar de los árboles, los adornos de palma, el verde de los arrozales y las puestas de sol.
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Agradables vistas desde nuestro hotel en Ubud (Bali) |
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Hotel Pering Bungalow en Ubud |
Empleamos la mañana en pasear hasta el Monkey Forest. El origen del monte de los monos se remonta a la mitología hinduísta. Cuenta la leyenda que el malvado gigante Rawana -el rey de los demonios que tenía 10 cabezas- no podía morir en la tierra ni en el aire, así que para matarlo, el dios de los monos, Hanuman, ideó asfixiarle entre las dos mitades de la montaña sagrada de Mahamedu y así moriría entre la montaña sagrada y el aire. Un trozo de la montaña cayó en la tierra con parte de los seguidores de Hanuman que habitan hasta hoy, en lo que es, el Bosque Sagrado de los Monos en Bali.
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Escultura en el Monkey Forest de Ubud |
Monkey Forest es una reserva natural de más de 27 hectáreas con varios templos, pero es especialmente conocido por la reserva de monos que allí habita. Contiene una densa y variada vegetación compuesta por más de 100 especies diferentes de árboles. El interior del recinto acoge varios templos y un cementerio. En la Reserva habitan más de 340 monos -macacos de cola larga- y se trata de monos agresivos, por lo que es recomendable no llevar gafas de sol, ni nada que pueda estar al alcance de los simios.
Los monos están tan acostumbrados a que los turistas los atiborren a plátanos y frutos secos, que cuando alguien no les da comida, se las ingenian para conseguirla, por lo que no dudan en robar y hurgar en los bolsillos y mochilas de los turistas.
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Monkey Forest (Ubud) |
La entrada cuesta 30.000 Rp (2,15 €) para los adultos y 20.000 Rp (1,50 €) para los niños de entre 3 y 12 años. Los menores de 3 años no tienen que pagar la entrada.
La visita fue bonita, a salvo de las decenas de turistas que llenaban el parque… desde allí, fue una constante durante toda nuestra estancia en Bali.
Aunque las ciudades de Bali no tienen un centro definido, sino que éste podría decirse compuesto por un conjunto de callejuelas y caminos más o menos concurridos, diré que la zona céntrica de Ubud es pequeña y se puede caminar de un lado a otro sin tener que recorrer largas distancias. El problema estriba, como en cualquier otra ciudad o lugar de la isla, en el hecho de que las aceras son extremadamente estrechas, con lo que no es posible pasear en familia; sino que hay que caminar en fila india para no tropezar y dar paso a los viandantes que circulan en sentido opuesto. Y lo cierto es que caminar de esta manera termina cansando.
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Mercado de Ubud |
Y así fuimos desde el Monkey Forest al Mercado de Ubud, haciendo una parada para comer en uno de los cientos de restaurantes que atestan la isla.
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Mercado de Ubud |
El Mercado de Ubud (Pasar Seni) es un lugar colorido, concurrido, divertido y agradable, aunque dado los cientos de turistas que pasan por sus puestos cada día, el regateo es duro; aún así, comprar en Ubud es mucho más barato que hacerlo en lugares como Kuta.
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Mercado de Ubud |
Compramos un pareo de algodón y un sarong de batik que utilizaríamos para nuestras visitas a los templos, ya que es preceptivo para hombres y mujeres acudir a los templos con una larga tela que cubra las piernas. Así evitaríamos el molesto regateo a la puerta de cada templo a la hora de alquilarlos. Nos costaron 120.000 Rp (8,50 €), pese a que el precio inicial rondaba los 20€. Además, compramos algún que otro regalo y unos recuerdos.
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Templo en Ubud (Bali) |
Iba cayendo la noche, y tocaba ducha y cena. Pero, si recordáis el incidente del chino muerto en Camboya, teníamos que buscar antes una farmacia para aliviar el hinchazón y los dolores del brazo de Yayo, que se había puesto como una bota. No fue difícil encontrar una famarcia, en Bali hay bastantes y, en Ubud, más. Y disponían de antinflamatorios. Pero cuál fue nuestra sopresa cuando nos vimos regateando por un blister sin prospecto ni fecha de caducidad legible en el alumnio de las pastillas. Necesitábamos las pastillas, así que pagamos un dineral por ellas -150.000 Rp (10€)- con lo que le hicimos un favor al dueño de la tienda que “ya había echado el día» con nosotros, pero ya he dicho que las necesitábamos y no quisimos discutir mucho.
Restaurante en Ubud (Bali) |
De camino a mi precioso refugio balinés, íbamos discutendo sobre el transporte que utilizaríamos para recorrer la isla, pues con el brazo de Yayo en el estado en que estaba, el plan de alquilar unas motos se nos había más que fastidiado.
Por el camino, comenzamos a observar el vaivén de turistas occidentales vestidos con sus mejores ropas y oliendo a perfume, cargados de decenas de bolsas de las compras que habían realizado o, simplemente, arreglados y perfumados para salir a cenar. No es que me parezca mal. Nuestra forma de viajar es diferente y realmente, yo no me molestaría en cargar mi equipaje de tacones, clutchs y maquillaje.
7 comentarios
Hola me ha enviado encantado estar contigo en Bali en esa casita, por esas calles, ese bosque de monos,….te animo a que sigas contando las cosas con esa naturalidad, muy lejos de los bloggers de turismo. Gracias. Voy a compartir tu entrada. Un abrazo
Siento que el dichoso corrector del móvil nuevo haga lo que quiera, ;))
Muchas gracias, Joseme, tus palabras me animan; aunque lo que yo espero es poder seguir viajando y descubriendo todo este mundo tan diferente según en qué lugar; parece, a veces, que no viviéramos en el mismo planeta!!!! Buscaré historias allá donde viaje y, prometo compartirla con todos vosotros. Muchos besos.
Preciosa entrada, Macarena. Descubriendo Bali con otros ojos. Buen domingo y muchos besos.
El templo y la ciudad son preciosos, pero el hotel es una pasada, qué vistas. Sólo la entrada, ese callejoncito, ya promete. Es una maravilla. También me ha llamado la atención Monkey forest, y es que cuando hay bichos de por medio ya no miro más. Qué maravilla dar de comer a los monos o permitirles que te "roben" o hurguen en los bolsillos. Una gozada, tanto el viaje como el post.
Un beso enorme
Muchas gracias, Elisenda. Se agradecen comentarios de personas como tú, dedicadas a escribir y a apreciar la belleza. Besos.
Chari, siempre tienes buenas palabras para mí. Pero no te creas, los monos tenían ya un "plan preconcebido" y si no accedías a él… se ponían de una mala uva… Macarena hubo de quitarse las gafas de ver en medio de la visita.
Y sí, el hotel era una preciosidad. Nada de superlujos, pero para mí fue disfrutar de la esencia de Bali. Muchos besos.