Cuando el mes de marzo se aproxima, los búlgaros cuelgan pulseras rojas y blancas en los árboles. Estas pulseras reciben el nombre de martenitsa y están hechas de lana.
El nombre de martenitsa etimológicamente deriva de aquel con el que los búlgaros designaban al primer mes del año: “mart” (marzo), que a su vez deriva de “Marte”.
La leyenda de baba Marta
Cuenta la leyenda que el clima dependía de Marta, la abuela Marta o baba Marta. Si baba Marta estaba alegre y sonreía, lucía el sol y, por tanto, los campos florecían y las cosechas eran abundantes. Pero si la abuela Marta estaba de mal humor, hacía frío y sería un año de malas cosechas.
Por ello, los búlgaros comenzaron a elaborar adornos de lana roja y blanca a fin de agradar a la abuela para que sonriera y el buen tiempo volviera.
Tradicionalmente, los búlgaros regalan las martenitsas a sus familiares y amigos, no las compran para sí, y a la hora de entregarlas dicen “Chestita Baba Marza”, que significa Feliz Abuela Marta.
La llegada de la primavera
Las martenitsas, siempre rojas y blancas, pueden tener forma de pulseras, broches o muñequitos. El color blanco “pizho” representa el lado masculino y el rojo, “penda” a la chica.
Los adornos se llevan colgados desde marzo hasta que se ve a una cigüeña o una planta en flor. Se dice que si alguien pide un deseo mientras cuelga la martenitsa de un árbol, éste se cumplirá de inmediato. Hay también quien la tira a un río o la pone debajo de una piedra que se levanta tras 9 días para ver cuántos bichos hay: si hay muchos, se auguran buenas cosechas.
El origen de la tradición
Pero el origen real de las martenitsas hunde sus raíces en la fundación misma del país.
Cuando el fundador de Bulgaria, Khan Asparuh, liberó a sus hermanos, capturados por una tribu enemiga de los Balcanes, en el año 681 (año de la fundación de Bulgaria), ató un hilo blanco a las patas de un águila para anunciar su victoria sobre el Imperio Bizantino e informar acerca de la liberación de sus hermanos.
Pero en el momento en que el águila levantó el vuelo, una flecha enemiga la hirió y el hilo blanco se tiño de rojo con su sangre. Aun así, el ave llegó a su destino y, desde entonces, Asparuh ordenó que el hilo rojiblanco fuera el símbolo de la esperanza, la unidad y la fuerza de Bulgaria.
Fuera de Bulgaria, la costumbre de la martenitsa se puede observar también en algunas áreas de Rumanía y Moldavia, lugares que acogen grandes poblaciones de origen búlgaro.
18 comentarios
Qué curioso!!! No tenía ni idea, me ha encantado la historia. Un besazo
Me alegro, Asun. Cada país, unas tradiciones distintas.
Un beso
Me ha encantado la leyenda de baba Marta, la verdad es que la desconica por completo. Si es que contigo no hago mas que aprender y aprender. Un beso
Es que Vicenta, tanta pulsera colgada resulta intrigante; así que quien me lea antes de visitar Bulgaria, ya se puede llevar la información puesta.
Gracias. Un besazo.
Me encantan las leyendas, sobre todo que sigan vigentes después del paso del tiempo y no caigan en el olvido. Si yo fuera la baba Marta estaría todo el día feliz y contenta con tanto adorno colgado en mi honor 🙂
Genial artículo Macarena.
Un abrazote.
Jajajajaja ¿Te imaginas que tú fueras Baba Marta?
A mí, Alicia, estas curiosidades, me encantan.
Abrazos y ¡Gracias!
Curiosa manera de anunciar la llegada der la primavera búlgara colgando estas pulseras de color rojo y blanco en los árboles.
En cuanto a leyendas y supersticiones, me ha quedado claro que Bulgaria es un país repleto de ellas.
En cuanto a esa leyenda que nos mencionas de «la abuena Marta» prefiero no opinar nada por respeto a su gente. En cambio, me resulta mucho más coherente la explicación histórica de las martenitsas, a modo de celebración de la victoria de su fundador sobre el poderoso imperio Bizantino.
Encantada de conocer esta tradición y seguir descubriendo El mundo con ella.
Un besazo, amiga Macarena.
Hola Estrella,
Yo no soy supersticiosa, pero me encantan estas fabulaciones de largo arraigo ¡Recuerda cómo nos enseñaban a nosotros hace años las historias del Antiguo Testamento! Sea como fuere, es una tradición alegre y colorida que llena de vida los árboles en primavera.
Un besote
Colores para anunciar la primavera. Me gusta saber las leyendas y por ahí parece que abundan.
Un abrazo.
Yo soy una auténtica fan de las costumbres y leyendas de cada país. Desde pequeña se las contaba a Macarena cuando viajamos y a ella le encantan.
Buen fin de semana.
Una bonita leyenda; es increíble como se mantiene a lo largo de las generaciones, quizás por ese coqueteo entre la historia y la ficción que siempre deja a uno descolocado.
Feliz domingo!.
Dije, Norte, en otro comentario, que al fin y al cabo así nos han enseñado a nosotros las Historias del Antiguo Testamento. Y desde luego, a mí esa mezcla entre leyenda y realidad me pirra.
Un fuerte abrazo!!!!!
¡Cuántos recuerdos me trae este post, Macarena!
Mi amiga Rositxa nos hacía y regalaba una martenitsa a cada miembro de la familia antes del comienzo de la primavera. Nos hablaba de esta bonita costumbre búlgara.
Ella sigue ahora, ya en Bulgaria, colgando de su casa esta especie de amuleto al que tanto aprecio le tiene.
Besos.
Ay qué guay, Carmen!
A mí me encantó esta costumbre porque los árboles estaban preciosos llenos de tantos adornos. Además, como fuimos en primavera, compré bastantes martenitsas que también regalé.
Me alegro haberte traído buenos recuerdos.
Un besote
¡Qué delicia de tradición! Si en algo son importantes es que unen pasado, presente y futuro. Tanto la leyenda, que me recordó a ese día de la Marmota Billi, como la tradición histórica enmarcado en un símbolo nacional me han resultado muy llamativas. ¡Y qué preciosos deben verse esos árboles adornados! Entrañable. Un fuerte abrazo, Macarena!!
Pues sí, David, una de las tradiciones más agradables y coloristas que hemos observado a lo largo del mundo. Los árboles, en pleno inicio de primavera, se llenan de vida y eso realmente es motivo de alegría.
Un fuerte abrazo
Qué bonita manera de celebrar la primavera.
Me encantan estas leyendas y conocer estas curiosidades.
Besos Macarena
Ideal, Conxita. Un besito