El Monasterio de Rila, Patrimonio de la Humanidad desde 1983, con casi un millón de visitantes al año, es la imagen del billete de 1 lev y el monumento más importante de la zona de los Balcanes.
Llegamos a él atraídos por la curiosidad de conocer cuál es el lugar del mundo favorito de mi padre que tantas veces ha visitado y sobre el que tantas historias nos ha contado.
Ubicación del Monasterio de Rila
Ubicado a unos 120 km. al sur de Sofía, se halla dentro del Parque Nacional de Rila, en un entorno natural privilegiado entre los ríos de Drushlyavitsa y Rilska y a una altitud de 1.150 metros. El Monasterio es uno de los símbolos del país y el más grande de Bulgaria y de la península balcánica. Gracias al aislamiento que le ha proporcionado su ubicación, ha perpetuado desde la fecha de su fundación, en el siglo X, su actividad monástica incluso durante los cinco siglos de dominación otomana del país.
El Monasterio de Rila a través de los siglos
Fundado por San Juan de Rila o Iván Rilski –como se le conoce en Bulgaria-, un anacoreta canonizado por la Iglesia Ortodoxa, cuenta la leyenda que tras retirarse a las montañas de Rila a vivir como ermitaño y extenderse su fama de santidad, comenzó una peregrinación de monjes tal que, para alojarlos, se construyó el monasterio que terminó desempeñando un importante papel en la espiritualidad y vida social de Bulgaria durante la Edad Media. La tumba de San Juan se convirtió en un lugar sagrado y el primitivo monasterio se fue transformando en un gran conjunto monástico que ha pervivido hasta nuestros días.
A través de los siglos, el monasterio ha sido un centro espiritual, educativo y cultural. Y tan es así que durante el Renacimiento el monasterio abrió alrededor de 50 conventos en las poblaciones más grandes de Bulgaria, en los que trabajaban como sacerdotes algunos de los monjes más eruditos de Rila.
Destruido por un incendio a principios del siglo XIX, como ocurrió en muchos otros monasterios del país, fue reconstruido entre 1834 y 1862 convirtiéndose en modelo y ejemplo del Renacimiento Búlgaro y el símbolo de la toma de conciencia de la identidad cultural eslava tras siglos de ocupación del país.
Tal y como se conoce en la actualidad, el Monasterio de Rila data del siglo XIX, y la única parte del siglo XX es el ala este. El edificio más antiguo del claustro es la Torre Jreliyova, que fue construida en el siglo XIV (1335). La torre fue la fortaleza del monasterio, y también vivienda de los monjes en tiempos de guerra. En la quinta y última planta de la torre, de 24 metros de altura, se encuentra la Capilla de la Transfiguración. La Torre abre para visitantes solo durante el verano, y parte de los murales del siglo XIV se pueden ver por las ventanas de la capilla.
Estructura del Monasterio
El Monasterio posee 300 estancias – 100 de ellas celdas- que rodean un edificio único, y ocupa un área de 8.000 metros2.
El edificio principal, con cinco cúpulas bizantinas y pintado a rayas rojas alberga la Iglesia de la Natividad, con cientos de frescos que representan escenas bíblicas y el iconostasio más grande de Bulgaria. En el templo trabajaron muchos artistas y artesanos, pero solo Zachary Zograf dejó su firma.
La iglesia conserva el sarcófago del fundador del monasterio, San Juan de Rila, el icono milagroso «Santa María Osenovitsa» del siglo XII, el icono milagroso de San Juan de Rila del siglo XVIII y muchos iconostasios e iconos “para besar” del siglo XIX.
Murallas de 22 metros de altura rodean el complejo que además alberga museos, edificios residenciales, cocinas y graneros.
En el Monasterio existe un Museo de Historia. La exposición incluye ejemplos del arte búlgaro y extranjero durante el periodo del siglo XIV al XIX. La pieza más valiosa es una cruz de madera – Cruz de Rafael– con una talla en miniatura hecha por el Padre Rafael que quedó ciego tras años de duro trabajo. Las miniaturas representan 36 escenas bíblicas y más de 600 figuras en miniatura.
La exposición de la Granja del monasterio que hay junto a la puerta de Samokov incluye el molino, la antigua panadería monástica y los instrumentos relacionados con las actividades agrícolas del monasterio. Y en la planta baja del ala norte del monasterio se encuentra la Maguernitsa (la antigua cocina del monasterio).
En el Museo Etnográfico y en los salones de huéspedes se pueden ver tejidos, trajes típicos de diferentes regiones, vasijas y regalos hechos al monasterio. Para verlos, hay que pagar la entrada para el Museo de Historia Eclesiástica.
Sin embargo durante nuestra visita, ni la exposición de aperos, ni la cocina, al igual que la Torre, estaban abiertas. A los Museos tampoco entramos porque las opiniones previas que habíamos consultado estimaban que la única pieza que merece la pena ver es la cruz tallada.
A unos 4 km al sur del monasterio y junto a la orilla del río Rilska, por un sendero marcado, se llega a la cueva elegida por San Juan de Rila como refugio. Posteriormente, junto a la cueva se construyó la iglesia de la «Asunción de San Juan de Rila” y, junto a ella, se encuentran las tumbas de los monjes que han vivido en Rila.
Después de su muerte en 946, San Juan de Rila fue enterrado en la cueva en la que buscaba su aislamiento. El zar Peter trasladó los restos a Sredets (Sofía), pero fueron devueltos al Monasterio en 1469.
Nuestra visita al Monasterio de Rila
Tardamos aproximadamente una hora y media en llegar al Monasterio de Rila desde Sofía y era bastante temprano cuando llegamos, así que hacía un frío considerable, pero evitamos a los turistas que llegaron en autobús desde Sofía cuando ya nos estábamos marchando.
Aunque se puede aparcar justo en la puerta del Monasterio por sólo 2 leva (1€), nosotros aparcamos en el parking que hay un poquito más abajo, a 100 metros, que es gratuito.
La entrada al Monasterio de Rila es gratis y sólo se paga para entrar a los museos y a la torre, pero ésta última, como he contado más arriba, estaba cerrada.
Pese a que habíamos visto cientos de fotografías antes de ir, nada adivinaba la belleza que uno se encuentra tras atravesar la pequeña puerta y la emoción que nos embargó al contemplarlo.
Ya no sólo te embarga su belleza arquitectónica tan particular, sino que, un poco más allá de sus muros, se pueden contemplar las montañas que lo rodean entre la espesura de los bosques de Rila.
Apenas había gente y el lugar se encontraba en silencio, lo que transmitía un sentimiento de espiritualidad.
Tras las primeras impresiones y dejar de tener las bocas abiertas, nos acercamos a la parte externa de la iglesia de la Natividad, en el centro del complejo, para contemplar los fantásticos frescos que, como en otros lugares de peregrinación en el mundo, tienen una finalidad didáctica y muestran pasajes bíblicos, así como escenas del cielo y el infierno para que los fieles conozcan la religión y la suerte de bondades o castigos que les esperan tras la muerte.
Los frescos del nártex de la Iglesia de la Natividad dejan sin palabras por sus colores, la maestría y realismo en sus representaciones, el movimiento de cada escena, la temática de sus contenidos y por ese horror vacui o miedo al vacío tan característico del Renacimiento, Barroco y casi todas las épocas posteriores a una crisis.
El interior de la Iglesia, en la semioscuridad que ha provocado la casi ausencia de ventanas y el oscurecimiento de los frescos por la acción prolongada del humo de las velas, emanaba ese halo de misticismo tan propio de las iglesias ortodoxas, sólo roto por los vigilantes que llamaban la atención a cualquier visitante que se le ocurriera mostrar si quiera la carcasa de su móvil.
Después de ello, deambulamos sin rumbo por cada rincón visitable del Monasterio y tras más de dos horas o dos horas y media, cuando ya comenzaban a llegar los primeros grupos numerosos de turistas, abandonamos el monasterio rumbo a Plodviv.
A una hora del Monasterio de Rila, y para aquellos a quienes les gusta este tipo de visitas, se encuentran un grupo de lagos de origen glaciar que pertenecen al Parque Nacional de Rila y están a una altitud entre 2.100 y 2.500 metros. Cada uno de ellos se ubica a distinta altura formando una especie de escalones naturales gigantes comunicados entre sí por pequeños arroyos. Pueden ser visitados en una ruta de 3-4 horas.
Datos prácticos sobre el Monasterio de Rila
Dormir en el Monasterio de Rila
Se puede dormir en muchos de los monasterios de Bulgaria. La mayoría también incluyen desayuno y cena. Realmente, es toda una experiencia que además permite visitar estos lugares sin gente; pero no es un hotel y las habitaciones son austeras. Además, las celdas no andan bien de calefacción y cuando hace frío, hace frío.
Alojarse en el Monasterio de Rila en una habitación doble cuesta unos 30 euros.
Si quieres alojarte en el monasterio de rila puedes realizar la reserva llamando al teléfono +359 896 872 010 de lunes a viernes, entre las 15:00 y las 17:00 horas. Pero como solo atienden el teléfono en búlgaro, lo mejor es que pidas en la recepción de un hotel en el que te hayas alojado previamente que te hagan la reserva.
Cómo llegar en autobús
Horario para las líneas de autobús hacia y desde el monasterio de Rila:
Sofía – Monasterio de Rila: 10:20 am y 18:20 desde la estación de autobuses Ovcha Kupel (cuesta 11 leva – 5,5€ el trayecto)
Monasterio de Rila – Sofía: 15:00 (invierno) y 15:30 (verano)
Las rutas de autobús son diarias. Los billetes para el autobús que sale del monasterio se compran al conductor. Tanto los autobuses que llegan como los que salen se instalan en el estacionamiento frente a la puerta central del monasterio.
En la mayoría de hoteles y de oficinas de turismo de Bulgaria puedes encontrar publicidad e información sobre el Monasterio de Rila. Es un destino de visita obligada. Numerosas empresas organizan excursiones por precios que oscilan entre los 35 y 50 euros.
Comer cerca del Monasterio de Rila
En la puerta Este del Monasterio se encuentran una pastelería y una cantina (además de unas pequeñas tiendas de souvenirs), pero también se puede comer en los numerosos restaurantes de la carretera que lleva hasta el Monasterio.
Horarios y entradas
El Monasterio de Rila abre de 6:00 a.m a 22:00 horas
La entrada al Monasterio es gratuita y sólo hay que pagar 4 leva (2€) para entrar a los Museos
El aparcamiento justo a la entrada cuesta 2 lev (1€)
Requisitos para visitar el Monasterio de Rila
No está permitido
– fumar en el complejo del monasterio;
– faldas cortas, pantalones cortos, camisetas sin mangas y cualquier otra ropa escasa;
– tomar fotos y videos en el templo y el museo del monasterio;
– subir los pisos de los edificios residenciales del monasterio;
– entrar con mascotas.
En el templo:
– los hombres deben acceder con la cabeza descubierta
– está prohibido entrar con cochecitos de bebé y/o mochilas;
– los íconos o el cofre con las reliquias de San Juan no se pueden tocar. Los íconos sagrados, así como las reliquias sagradas, sólo se pueden besar;
– las velas encendidas no se sostienen en las manos sino que se colocan en los lugares designados al efecto;
– No se acepta en el templo sentarse con las piernas cruzadas, guardar las manos en los bolsillos o usar teléfono.
20 comentarios
Impresionante este Monasterio de Rila, que no me extraña nada sea considerado Patrimonio de la Humanidad, desde hace más de treinta años y casi cerca de los cuarenta. Además su ubicación, dentro de un enclave natural lo hace todavía más bello. Ya veo que es muy antiguo, pues data del siglo X y fue fundado por el imperio otomano.
Como le ha ocurrido a otros muchos templos y lugares de oración, fue incendiado, según nos indicas en el siglo XIX y rápidamente reconstruido, pues todo pasó en ese mismio siglo.
La altura de 22 metros que alcanzan sus murallas, me parecen un buen escudo para defenderlo de posibles ataques o incendios.
Dejo para el final la impresionante belleza de sus frescos tan antiguos o quizás puede que los hayan restaurado después.
Un placer seguir descubriendo estas maravillas búlgaras a través de El mundo con ella.
Un besito, querida Macarena.
Es increíble, sí, este Monasterio, Estrella. Los frescos son una pasada y la arquitectura curiosísima. Además, el papel que ha jugado en la Historia de Bulgaria es interesantísimo. Nosotros nos alegramos muchísimo de haberlo podido visitar.
Un besote
Merece ser patrimonio de la humanidad. Fantásticos los frescos así como ese inmenso claustro. Y no se quedan atrás las altas murallas. La arquitectura de madera muy mala para los incendios.
Si que tienen restrinciones .
Las fotos y el reportaje son estupendo Macarena.
Buena noche familia.
Un abrazo.
Te encantaría este sitio, Laura. Aunque hacía más fío, creo, que en tu pueblo.
Un fuerte abrazo
Es precioso, tanto por dentro como por fuera. Las cúpulas me han encantado, verlas al natural tiene que ser maravilloso Macarena. Un beso
Sí Vicenta. Es una preciosidad. Cuando vayas, acuérdate de mi ¿Vale?
Un beso
Parece un lugar que deberemos visitar si visitamos Bulgaria. Nos das mucha información de este Monasterio de Rila. Los frescos y el interior preciosos las columnas me recuerdan a las de la mezquita de Córdoba. Un abrazo.
¡Desde luego que sí, Mamen! Es una visita absolutamente imperdible.
Un besito
No conocía su existencia pero no me extraña que ea Patrimonio de la Humanidad, por la fotos debe ser impresionante!! Un beso
Es de una belleza incomparable, Asun.
Un besazo ¡Buen finde!
Es muy impresionante ♥
Sí, Sí, Kinga. Coincido contigo.
¡Increible! ¡Qué lugar más bello! El enclave no puede ser más apropiado.
No me extraña que sea el lugar favorito de tu padre, Macarena.
Según veo por tu estupendo reportaje fotográfico, el Monasterio de Rila posee tal encanto que dos horas allí puede que se hagan cortas.
Los frescos son una delicia.
Un abrazo.
Es una auténtica maravilla, Carmen. Y sí, la verdad que el tiempo allí, pese a la quietud, vuela. Ahora bien, hacía tanto frío que, en fin. Ya sabes que eso yo lo llevo mal.
Un fuerte abrazo!!!!
Jo, te aseguro que mientras leía la entrada pensaba en cómo sería pasar allí un mes, escribiendo, alimentándome de esa paz y espiritualidad que esos frescos y esos muros emanan. Bueno, hablando de los frescos, son espectaculares, ¡qué colorido! No me extraña que fuera uno de los lugares favoritos de tu padre como has comentado. ¡Maravilloso! Un fuerte abrazo!
Demasiada concentración, quizás ¿No? Aunque también se puede pasear por el bosque de sus alrededores o bajar hasta el vecino pueblo de Asegrav. Sea como fuere, llevas razón y creo que es innegable que cualquiera podría allí alcanzar la inspiración.
Un fuerte abrazo!!!!!
Hola Macarena, leyendo y viendo las fotos, me recordó mucho a algunos monasterios que vi en Rumanía, pero no tenían estos frescos dentro. Eso sí, muchos de los que vi las pinturas estaban por toda la fachada. Pensé en el paso del tiempo y el deterioro de la pintura. En este caso está en el interior y se conservan con todos esos colores. Lugares para el regocijo del espíritu. Un abrazote.
Hola Eme!
Yo tengo unas ganas locas de visitar Rumanía. Éste año, casi cae; aunque al final, en un par de meses, terminamos viajando a Bosnia y Herzegovina. No obstante, sí que me han contado que hay ciertas similitudes en las estructuras arquitectónicas de algunos de estos monasterios e iglesias fortificadas de los Balcanes.
De todas formas, estos frescos de las fotos son también exteriores; pero es cierto que en Bulgaria adornan todo todo: interior, exterior, iconostasios,… No queda un centímetro libre. El problema es que no suelen dejar hacer fotografías dentro de los templos ortodoxos y, aunque en la mayor parte de ellos, logramos obtener unas cuantas de manera furtiva, en Rila estaba dificilísimo hacerlo. Lo mejor es que, en los interiores, la mayor parte de los frescos ha ido adquiriendo esa pátina especial que le otorgan el humo de las velas y el paso de los años. Cuando escriba sobre el Monasterio de la Transfiguración, tengo alguna foto de los frescos interiores en pleno proceso de restauración y es impresionante ver el antes y el después.
Pues, Eme, a ver si nos animamos. Tú viajas a Bulgaria y yo a Rumanía y luego nos contamos. Yo, sabes, que lo disfruto muchísimo.
Un besazo enorme. Me alegra mucho «verte».
A mi también me recuerda un poco a los monasterios e iglesias rumanas,… pero es que además es todo un lujazo de lugar,… por cierto la foto del monje ortodoxo es fantástica (va hablando por teléfono?). Y que decirte de los frescos y de la suerte de encontraros con tan poca gente.
Ahora un poco en broma,…. no te parece que Macarena está sufriendo un proceso de «nortización»? jajajaja
Lo de Macarena, Norte, es alucinante. La he visto llorar de emoción ante las momias del Valle de Qadisha en el Museo Arqueológico de Beirut; rogar para que le cuente la Historia de la Virgen de las Tres Manos,… El otro día me decía que es una pena que no pudiera recordar alguna de las muchas cosas que ha visto; pero cuando yo le refresqué la memoria, por ejemplo, sobre los grandes Budas de Gal Vihara, «en donde nos quemábamos tanto los pies», recitó la historia casi de memoria. Creo que lo importante es haber sentado las bases. Ahora… le queda toda una vida para seguir disfrutando del arte y la historia.
Un fuerte abrazo!!!!