Cebú es, tras Manila. La ciudad más grande y poblada de Filipinas.


Para nosotros, Cebú era el punto y final de nuestro viaje por el archipiélago de Filipinas, pero un par de percances redujeron mucho nuestra experiencia en la capital de las Bisayas Centrales. Así que sólo hablaremos de nuestra visita a la Basílica del Santo Niño y la Cruz de Magallanes que fue lo único que pudimos hacer en la ciudad.


Tras nuestra visita a la cercana Bohol, íbamos a pasar un par de días en Cebú, desde donde cogeríamos el avión hasta Kuala Lumpur, en Malasia.


Salimos de Bohol en el barco de las 9:20 a.m. y llegamos a nuestro hotel en Cebú, muy cerca de la Basílica del Santo Niño a eso de las 11:30 horas. El hotel estaba la mar de bien. Se llama SouthPole Hotel Central y, además de céntrico, posee un buen servicio. Nos costó 33€.
Historia de Cebú
Cebú es una de las ciudades filipinas donde el pasado español se encuentra más arraigado. El 16 de marzo del año 1521, los españoles de la expedición de Fernando de Magallanes llegaron a Cebú. Magallanes plantó una gran cruz en la ciudad y pidió bautizar a los nativos en la fe católica. Más tarde, el rajá Humabón de Cebú solicitó ayuda a Magallanes para someter al rey de la isla de Mactán, lo que supuso su muerte en la batalla. Fue entonces Juan Sebastián Elcano quien comandó la flota en su regreso a España.


Tras cuarenta años, en 1565, Miguel López de Legazpi desembarca en la isla de y funda la Villa de San Miguel (actual Cebú), abanderada de los dominios españoles en Filipinas hasta 1571, y base para la conquista del archipiélago filipino.


Hay muchos vestigios en Cebú de la época española, destacando entre todos la Basílica del Santo Niño y la Cruz de Magallanes.
La Basílica del Santo Niño
El Santo Niño de Cebú fue un regalo de Magallanes a la esposa del rajá de Cebú y se encuentra actualmente en la Basílica del Santo Niño.


Muchos filipinos creen que el Santo Niño de Cebú es el mismísimo Cristo y es la figura más venerada de Filipinas. En el siglo XVII, los españoles declararon que el niño era milagroso y lo utilizaron para convertir a la nación, de suerte que esa estatua de madera, actualmente instalada entre cristales antibalas en la Basílica Menor del Santo Niño, en Cebú, es la semilla de donde germino el catolicismo filipino.


La Iglesia se halla en el lugar en el que Legazpi encontró la imagen cuarenta años más tarde de su entrega por Magallanes a la esposa consorte del rey de Cebú. La primera iglesia, de madera, fue devorada por un incendio y tras cuatro reconstrucciones posteriores, la actual, de piedra, data del siglo XVIII.


La fachada combina elementos musulmanes, románicos y neoclásicos y destacan su frontón triangular y su campanario.


Construido alrededor de un atrio, el convento adyacente sigue siendo lugar de residencia para los sacerdotes agustinos. Las oficinas parroquiales ahora ocupan la primera planta, mientras que las viviendas de los frailes están en la segunda.


La imagen del Santo Niño se puede observar desde la iglesia integrada en un retablo custodiado por doce imágenes de santos, pero además, los fieles pueden venerarla tras un cristal en la Capilla del Santo Niño, en donde se exhibe la imagen original y de donde no sale nunca: La edad y la vulnerabilidad de la madera de pino utilizada para tallar la imagen ha impedido que la comunidad agustiniana en Cebú la use en ocasiones especiales.


La última vez que se utilizó la imagen original en una actividad externa fue en 1993. Funcionarios de la comunidad agustiniana en Cebú detuvieron la práctica después de que el ícono se cayó de la carroza durante una de las solemnes procesiones. Estaba roto y tuvo que ser restaurado. Fue entonces cuando se crearon seis réplicas para las procesiones.


Esperando para entrar en la capilla, comencé a sentirme mal y fui al baño.
Después visitamos la Cruz de Magallanes, justo a la espalda de la Basílica.
La Cruz de Magallanes
La Cruz de Magallanes se encuentra en un templete decorado en mitad de una Plaza frente al Ayuntamiento de la ciudad.


Aunque la cruz no es ya la original, se dice que fue Fernando de Magallanes quien la erigió en este lugar cuando los reyes y sus hijos fueron bautizados por el padre Pedro Valderrama.


Un letrero debajo de la cruz describe que la cruz original está debajo de la cruz de madera que se encuentra en el centro de la capilla. Se protege de esta forma la cruz original de personas que se llevaba trozos de la cruz como recuerdo o con la esperanza de encontrar poderes milagrosos en ella. Sin embargo, algunas personas creen que la cruz original había sido destruida o desaparecida después de la muerte de Magallanes y que la cruz actual es una réplica dejada allí por los españoles después de haber colonizado con éxito las Filipinas.
La Cruz de Magallanes es un símbolo de Cebú, y la imagen de la capilla se puede encontrar en el sello de la ciudad. También es un símbolo de catolicismo en las Filipinas.


A la cruz se le concedió una indulgencia plenaria por el obispo de Cebú, a mediados del siglo XIX, para aquellos que rezan ante ella cada Fiesta del Triunfo de la Cruz un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre por la intención del Santo Padre en Roma.
La niña del exorcista y el gato con botas
Por desgracia, la visita a la Cruz fue la última que pudimos hacer en Cebú, pues al salir del templete, comencé a vomitar como si no hubiera un mañana, mientras la gente me miraba desde todas las esquinas.
Ya en el hotel, me empezó a subir una fiebre que no podía adivinar a qué se debía porque no me dolía nada y allí tuve que quedarme durante todo el día. Después de la hora de comer, a Yayo comenzó a hinchársele el pie y también le dio fiebre, pero lo suyo más bien estaba motivado por unas picaduras del día anterior.


Yo me levanté como nueva al día siguiente, sin embargo Yayo, no podía ni andar y tenía el pie hinchado como una bota.
Tomamos un grab car hasta el aeropuerto Mactán – Cebú, por el que pagamos 73 Php (1,50€) y llegamos en una hora.
El proceso para salir de Filipinas, me pareció algo complicado.


Primero, hay que pagar unas tasas para abandonar el país que cuestan 850 Php (15€) por persona y si no las pagas, desde luego, no sales.
Tras eso, sacas la tarjeta de embarque y tras cambiar los últimos pesos que llevábamos, pasas a la zona de embarque donde hay que sellar los pasaportes.
Al cambiar el dinero, encontramos una clínica en el aeropuerto y, aunque Yayo no quería, decidimos entrar para que el médico le echara un ojo a ese pie. El médico, efectivamente le dijo que se trataba de una picadura y le recetó un antibiótico, un protector estomacal y una crema antibacteriana.
La consulta nos costó 300 php (5€) y la medicación la compramos en una farmacia, allí mismo, y nos costó 2.178 Php (39€). Por cierto, las pastillas no te las venden como en España, allí cuentan las indicadas en la receta y te venden las píldoras exactas. A la vuelta, todo nos lo reembolsó el seguro.
12 comentarios
No conocía la historia de la ciudad, ha sido muy intersante y que lástima que al final os pasará eso vaya pie se le puso!!! Un beso
Un beso, Asun.
Bonito el altar de la basilica pero menudo el pie que se le puso a tu marido. Anda que si voy yo por allí….. me pican todos los bichos, no se como me las arreglo. Un beso y feliz tarde Macarena???
Bueno, Vicenta, en realidad yo soy a la que, de mi familia, le pasa de todo y, mira…
Un besazo
¡Vaya! Me ha encantado esta entrada, tan llena de Historia y de datos que no conocía.
Es maravilloso ver en persona todo esto, sentir los pasos de quienes años atrás iniciaron el camino.
Se ve que todo está muy bien cuidado, y son previsores pues una vez les pasó lo del destrozo de la talla, hicieron 6 replicas!! para futuras procesiones.
Además de tener bien blindada la original.
Bueno, rectifico algo:me encantó todo de esta entrada MENOS «la niña del exorcista y el gato con botas». ¡¡Caray!! qué pena que les pasara eso. Con el pie así es imposible arrancarse a nuevas salidas por mucho tiempo libre que les restase. Y tú con tanto vómito que tenías, igual, ni cuerpo ni ganas para nada.
Veo que hay una entrada posterior a esta, con lo cual intuyo que «el final» llegó con buen pie 🙂 y se recuperaron pronto.
Gracias por compartirnos tantas cosas, Macarena.
Es un regalo, un lujo.
Besos.
Fue una pena que no pudiésemos visitar nada más de Cebú porque realmente tiene lugares muy interesantes. Ahora bien, si la Basílica está cuidada y es digna de visitar, la ciudad es un auténtico caos. Al menos, esta visita estuvo interesante.
Un beso
Lo que siempre digo,… ¡Qué bonito es viajar!… jajaja. Recuerdo una vez en Italia que me puse tan mal que tuve que llamar a un médico al propio hotel, no podía n acercarme a un centro médico,… el tío se presentó se sentó en la butaca de la habitación y sacó un blog. Yo pensé que me preguntaría cómo estaba,… pues no!, me preguntó mi nombre y mi DNI,… después escribió algo en el blog y arrancando la hoja y entregándomela me dijo,… son 200 euros jajaja,… eso sí, después de pagarle me atendió… jajaja
Fuera anécdotas una pena no poder disfrutar de esa última parada en una ciudad que se adivina especialmente chula.
Buen fin de semana!
A Yayo lo atendieron bien, no te voy a decir que no, pero también previo pago de su importe jajajajajaja
Tú sabes, Norte, que con la intensidad que vivo los viajes es obligatorio que siempre me pasen cosas pero es que Filipinas estuvo especialmente gafada. jajajajajaj
Un abrazo!!!!!
Pasado el susto, algo más para contar de los viajes y ha que reconocer que pasan pocas cosas. En Oporto me tiré 8 días metida en la caravana sin poder moverme, al día siguiente de llegar me atropelló yn coche en un semáforo en verde, no me rompó nada pero me magulló todita. y gracias que lo puedo contar
Buena historia tiene la ciudad Macarena. Bien veneran a ese Niño centenario.
Cuídaros.
Un abrazo.
¿Qué sería un viaje sin que nada sucediera, Laura? Aunque si las cosas son buenas, evidentemente mejor que mejor.
Un fuerte y caluroso abrazo!!!!
que bonito!!! siempre que me paso por aquí me voy con buenas ideas. Gracias
Me alegra que te haya gustado.
¡Un abrazo!