Los Castillos del Desierto en Jordania se hallan en la zona árida del este y sur de Amán y se pueden visitar en una excursión de medio día desde la capital –al menos, los principales-.
Cuando preparaba nuestro viaje a Jordania, leí en muchas ocasiones que se trataba de visitas prescindibles y que, si no disponía del suficiente tiempo, los podía dejar de lado. Es evidente que no hay nada comparable a Petra, pero yo había ojeado las fotografías de los castillos y sabía que era algo que no podía pasar por alto; sobre todo cuando vi los frescos de Qasr Amra, porque me enamoré al instante y supe que teníamos que ir a buscarlos. Y no me equivoqué. Porque me fascinaron, desde el primero al último. Nunca habíamos visto nada igual.
La ruta partió de Amán y, pasando por la Cueva de los Siete Durmientes –de camino a la carretera que une Jordania con Irak y Arabia Saudita-, nos llevó hasta Qasr Kharana, Qasr Al-Arzaq y Qasr Amra, durante 237 km, para terminar en Madaba. Allí, tras comer y pasar la tarde, cogeríamos el avión de vuelta a España.
Las Construcciones Omeyas del Desierto de Arabia
El Califato Omeya (siglos VII y VIII) emprendió una labor constructiva de castillos y fortalezas que se extienden por toda la zona de Siria, Jordania, Israel, Palestina y Arabia Saudita, muchos de los cuales han llegado más o menos intactos hasta nuestros días.
Las construcciones se ubicaron a lo largo de las principales rutas comerciales y de peregrinación y junto a manantiales y oasis, lo que permitió al Califato ejercer un control sobre las rutas de paso e ir extendiendo su poder a lo largo de nuevos territorios.
A medida que se desarrollaban nuevas rutas comerciales, proliferaban más construcciones que impresionaban a peregrinos, comerciantes y viajeros. Pero fueron abandonados con la caída del Califato, alrededor del año 750.
No todas estas construcciones son castillos. La tipología es variada: hay fortalezas defensivas, hay pabellones de caza, haciendas agrícolas, fincas de la aristocracia, lugares de encuentro para beduinos o caravasares para viajeros.
Importancia arquitectónica y artística de los Castillos del Desierto
La importancia de estos castillos en el ámbito arquitectónico destaca porque se trata de ejemplos de la arquitectura y el arte islámicos tempranos.
Asimismo, muchos destacan por sus frescos figurativos poco frecuentes en el arte islámico. La presencia de humanos, animales y cualquier otro sujeto figurativo se halla prohibida en el Islam para que los creyentes no se conviertan a la idolatría, por ello es difícil encontrar este tipo de representaciones en países de tradición musulmana. Sin embargo, y a pesar del tabú, algunos lugares cultivaron una rica tradición pictórica y de murales figurativos. Al tratarse de lugares en los que el arte se hallaba al amparo de importantes gobernantes que unían la cultura al placer, su legado nos ha llegado, entre otras, en forma de, extremadamente difíciles de encontrar, pinturas murales figurativas, como las que se despliegan en todo su esplendor en Qsar Amra.
Los Castillos del Desierto en Jordania
Qasr Kharana
El primero de los castillos del desierto que visitamos fue Qasr Kharana, el más cercano a Amán.
Tras aparcar en la puerta del edificio, que hace las veces de Centro de Visitantes, el guarda del Qasr nos acompañó por la explanada de arena roja con la gran y pesada llave con la que abrió la puerta del castillo.
El edificio es una gran mole cuadrada con una gran puerta y con esquinas, a modo de torres, redondeadas.
El interior posee dos pisos con 60 habitaciones dispuestas alrededor de un patio de 35 x 35 metros.
El castillo es ejemplo de arquitectura islámica temprana y su construcción es del período omeya, anterior al siglo VIII. Lo que no está tan clara es la finalidad para la que fue construido, porque aunque la distribución del edificio sugiere que se utilizó como caravasar, no se encuentra cerca de ninguna fuente de agua, ni tampoco se ubica cerca de ninguna de las rutas comerciales conocidas. Por lo que algunos expertos dicen que pudo haber tenido un uso temporal, como lugar de encuentro de beduinos, y otros, que se trata de uno de los caravasares más antiguos del período islámico.
El estilo arquitectónico y la decoración toman muestras del estilo sirio, parta (iraní) y sasánida (persa). Incluso, la distribución de habitaciones en torno a un salón recuerda a las casas bizantinas.
En el piso inferior, las estancias son más grandes y están compuestas de varios ambientes, mientras que las del piso superior, al que se accede por dos escaleras, son individuales. También hay una sala para abluciones.
Pese a que la restauración, para salvar ciertas partes destruidas por los terremotos, es bastante tosca, aún se conservan ciertas estructuras que merecen atención, como los arcos transversales, columnas, dinteles, etc.
El guía nos acompañó a lo largo de todo el recorrido explicándonos, en inglés, cada uno de los detalles del Qasr. Por ello, y aunque la entrada se incluye en el Jordan Pass, le dimos una pequeña propina por la que nos pidió fuésemos discretos. Sin Jordan Pass, la entrada cuesta 3 JOD (3,85€).
Qasr Al-Azraq
Al-Azraq, la Fortaleza Azul por el color de su piedra basáltica, fue construido al calor del oasis cercano: la única fuente de agua en más de 12.000 Km2, en el desierto al Este del país.
Se cree que el asentamiento fue fundado por los romanos como base militar durante la época de Diocleciano y posteriormente se construyó una mezquita en el centro de la fortificación. Pero no alcanzó su estructura, tal y como ha llegado hasta nuestros días, hasta el siglo XIII. Después, pasó a manos otomanas y, durante las Revueltas Árabes, Lawrence de Arabia se estableció en el castillo.
El castillo es de planta cuadrada, con 80 metros de lado y torres en las esquinas. Posee un gran patio central en el que se ubica una mezquita omeya y un pozo.
Destaca la puerta de piedra por la que se accede al interior del castillo, algo deteriorado por el paso del tiempo, pero muy bello por el extraño color de la piedra en un desierto rojizo.
Es posible deambular por el interior del castillo e incluso subir a alguna de sus partes altas.
La entrada está incluida en el Jordan Pass o se pueden pagar aparte los 3 JOD que cuesta sin éste.
Qasr Amra
Aunque los dos anteriores nos habían gustado mucho, guardamos el mejor de los Castillos del Desierto para el final. Y decimos que es el mejor porque en él se incluye el plus de los frescos interiores.
Qasr Amra, el Castillo Rojo, es el más famoso de los Castillos del Desierto y fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1985.
El edificio fue parte de un complejo mucho mayor, que se cree que fue utilizado como pabellón de recreo de un califa, y del que hoy ya no queda nada.
La construcción está fechada en el siglo VIII y destaca sobre todo por los frescos de su interior, pese a que están gravemente dañados por numerosos grafitis.
El pequeño pabellón posee una sala principal abovedada en la entrada, denominada Sala de Audiencias, con dos naves laterales delineadas por arcos decorados.
En esta habitación, además del famoso fresco de los seis Reyes, que retrata a los gobernantes de las potencias vecinas, entre las que se encontraba el Rey visigodo D. Rodrigo, abundan las escenas de caza, escenificando muy probablemente la actividad principal a la que era destinado el palacete.
Al fondo, varias puerta se abren a estancias laterales que conforman el hamman, uno de los más antiguos en el mundo musulmán histórico: vestuario, sala tibia y sala de vapor caliente.
En el apodyterium, o vestuario, destacan figuras de animales y un fresco de un ángel presidiendo una escena de un hombre admirando a una mujer cubierta por un velo.
En el tepidarium, zona tibia del baño, nos sorprenden más frescos –aunque no hay luz y tenemos que alumbrarnos con las linternas de los móviles-: plantas, animales y figuras femeninas. Entre las que destaca una mujer bañando a un bebé.
En el caldarium, baño caliente, destaca la cúpula bajo la que se representan los signos del zodiaco y las constelaciones, aunque éstas están representadas en sentido inverso porque probablemente fueron copiadas de una superficie plana. No obstante, se trata de una de las representaciones más antiguas del sistema solar.
El Qsar es uno de los ejemplos más importantes de arquitectura islámica y arte omeya cuyo propietario, amparado por el amor al arte, hizo recrear representaciones inusuales en el mundo musulmán: animales y figuras humanas, sobre todo, de mujeres desnudas.
En la parte exterior, se puede ver el pozo del que se extraía el agua con una noria que, hecha rodar con la fuerza de las bestias, alimentaba el baño. Además, había un sistema hidráulico conformado con tuberías que permitía llevar el agua desde el pozo a los tanques.
El guarda de este castillo no hablaba ni chispa de inglés, pero nos acompañó y, muy amablemente, nos iba señalando los lugares en el que habíamos de poner atención. De hecho, de no habernos mostrado los mosaicos en el suelo de los baños, en total oscuridad como estaba, posiblemente no hubiéramos reparado en ellos.
La entrada a este castillo, como en el resto, se incluye en el Jordan Pass, teniendo que pagar en caso contrario, 3 JOD por la visita.
16 comentarios
¡Precioso! todo lo que nos muestras en ese bello reportaje. Si no fuera por la edad y algo delicado, es un viaje que me plantearía realizar. Pisar esas tierras sería una verdadera maravilla.
Un abrazo y gracias por mostrarnos esa belleza.
Es un lugar muy turístico, Juan, y podrías encontrar todas las comodidades. Espero y deseo que un día puedas visitarlo, de verdad, porque sé que te encantaría.
Un abrazo, amigo, y muchas gracias a ti.
Hola Macarena, es todo muy interesante y las imágenes están llena historia, y vivencias. Como siempre has hecho un reportaje fantástico. Muchas gracias por la información.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias a ti, Cristina. Un beso enorme.
Entrar en estos lugares y empezar a imaginar. Aunque algunos no muy bien conservados , siguen ahí para que podamos ver sus fuertes construcciones y modo de vida. Cosa que no quedará en un futuro de lo nuestro.
Extraña que el guarda del castillo no hablara inglés, al menos os indicaba lo más interesante. Gracias por tus completos reportajes.
Estoy vaga con el pc. Macarena, se lo comenté también a Nélida.
Buena noche.
Un abrazo.
Ains, Laura. Todos tenemos nuestros momentos. La primavera es una mala época para el ánimo y mira que a mí es la estación que más me gusta.
Muchas gracias por el interés que muestras siempre en las entradas.
Un fuerte abrazo!!!
A veces la gente se deja llevar por lo más conocido del país, dejando de lado verdaderas joyas. Luego estás tú (ustedes) , entre ese otro grupo de turistas, que buscan empaparse del país visitado hasta en recovecos menos turísticos y visitados.
Me gustó mucho este recorrido por los diferentes Castillos y, ciertamente, los frescos y los mosaicos son una preciosidad.
Gracias, Macarena.
Un besote!
A mí, Nélida, fue una de las partes que más me gustó del viaje. Me alegro que compartas esa perspectiva.
Un beso enorme. Gracias a ti.
Qué bonito!!! Gracias por compartirlo y dejarnos disfrutar de esos lugares a través de tus publicaciones.
Gracias a ti, Asun. Un beso
Fascinante de verdad Macarena. Me ha encantado la ruta de los castillos. Un beso
Me alegro, Vicenta, porque a mí esta ruta me resultó muy interesante.
Un beso
¡Hola, Macarena! De verdad que no entiendo cómo alguien puede decir que estas eran visitas prescindibles. Por lo que veo en las fotos se tratan de castillos que no han sido modificados desde su origen. Por tanto son una máquina del tiempo, historia viva que el tiempo nos ha permitido visitar. Eso jamás puede ser prescindible, eso es viajar en esencia. No puedo imaginar cómo deben verse estos castillos en noches de luna llena. Debe ser una experiencia única. Un abrazo!
Ay David, a mí me encanta que sitios así interesen a poca gente porque suelen ser míos por unos minutos; pero llevas razón. Claro, está más guay hacerse una foto en una alfombra en Petra, que visitar un castillo en mitad del Desierto en lo que un día fue un enclave crucial para el cruce entre pueblos y civilizaciones. Cada uno que viaje como vea, siempre lo he respetado; pero yo suelo darme estos lujos que me reconfortan cuando viajo.
Un fuerte abrazo!!!
Coincido contigo en que los frescos del templo Qsar Amra son una auténtica maravilla y que vale la pena reservar tiempo para observarlos. Es cierto que después de ver las fotografías los dos primeros castillos quedan como en segundo plano, así que el día que organice la ruta haré como tu y dejaré este castillo para el final.
Un abrazo
Alicia
Los otros dos castillos también molan mucho, pero es que Qsar Amra se sale. Es una pena que los frescos se encuentren llenos de grafitis, pero ya hay proyectos de restauración en ese sentido y seguro que cuando vayáis, incluso lo podréis ver en su máximo esplendor.
Un fuerte abrazo, Alicia.