Las Cuevas de Niah (Niah Caves) se encuentran en Miri, una pequeña ciudad cerca de Brunei, en el Estado de Sarawak.
Niah National Park es uno de los más pequeños de Sarawak, pero junto con Gunung Mulu, es una de las mayores atracciones de esta región de Borneo.
Llegados a este lugar, los viajeros nos decantamos por visitar Niah o Mulu National Park, pero dado que Mulu Caves se encuentra en el interior de la selva y sólo se puede llegar hasta allí en avión, nosotros optamos por Miri. Y la elección no sólo se debió a este factor, sino que encontrábamos el trekking mucho más accesible y, además, queríamos ver las pinturas rupestres.
Las Cuevas de Niah, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo
Lo más interesante de las Cuevas de Niah es que se trata de la cuna de la civilización en la región. En Niah se encontraron restos humanos de hace 40.000 años, los del hombre moderno más antiguo del sudeste asiático. De hecho, Niah es el nombre de los restos fósiles de un cráneo de homo sapiens que se corresponde con humanos modernos. Además, se encontraron objetos como herramientas, utensilios de cocina, adornos hechos de hueso, piedra o arcilla que demuestran un largo período de asentamiento que se remonta a la Edad de Piedra. Niah Caves es, en definitiva, uno de los lugares arqueológicos más importantes en el mundo.
El parque abarca 3.000 hectáreas de bosques y áreas kársticas. Fue reconocido como Monumento Histórico Nacional en 1958 y fue declarado como Parque Nacional en 1974, quedando abierto al público en 1975.
Niah National Park
Niah Cave es el nombre colectivo que se le da a 8 cuevas ubicadas dentro del macizo de piedra caliza Niah-Subis.
Como llegar a un lugar aislado es ligeramente complicado dados los retrasos de los transportes de Borneo y la dificultad del idioma, porque no es común en pequeños lugares de la Isla encontrar personas que chapurreen el inglés; llegamos al Parque a eso de las 11.00 de la mañana.
El circuito completo de Niah (entre ida y vuelta) son unos 9 kilómetros en los que se tardan unas 4 horas, teniendo en cuenta que hace calor, que hay algunas subidas bastantes costosas y que hay que atravesar grandes galerías subterráneas en completa oscuridad.
Al terminar de pagar la entrada, y dado que habíamos tardado en llegar desde Miri más de 3 horas, a Yayo se le ocurrió decirnos: “Vamos rapidito que, desde donde estemos, a la una tenemos que comenzar la vuelta” ¡Aquella frase aún no se me ha borrado de la mente! Porque yo pensé, “verás tú que éste es capaz de hacerme recorrer los 9 kilómetros en mitad de la selva a paso ligero”. Me dio miedo.
Atravesamos la zona de alojamientos y estaba impecable. Un colegio de campamento eran los únicos huéspedes del parque. En el interior de las cuevas, sólo nos cruzamos con un grupo de señoras que venían de vuelta porque les dio miedo atravesar la oscuridad, y una chica australiana que andaba a ritmo de cuartel. Nadie más.
Tuvimos que vadear en barca un río teniendo que pagar al barquero 1 RM por persona y trayecto (0´22€). No se trata de un río de amplio cauce, aunque sí de gran caudal y poblado de peligrosos cocodrilos. Pero aún no entiendo cómo en 40 años a nadie se le ha ocurrido construir un pequeño puente.
El sendero hasta la Gran Cueva
El sendero hasta las cuevas transcurre por mitad de la selva sobre una elevación hecha en madera.
Hacía humedad y mucho calor, pero no tanto como en Bako o Gunung Gading. Se nos había olvidado comprar agua y se puede decir que, salvo la cámara de fotos, “íbamos a pelo”.
En el paseo disfrutamos de la gran variedad de árboles y plantas del Parque. Pero además, nos cruzamos con un gran reptil que atravesó corriendo el sendero de lado a lado y bastantes especies de bichejos raros. De hecho, en Niah hay más de 75 especies de mamíferos, de entre los cuales, hay más de 25 de murciélagos (16 de ellos endémicos de Borneo); 241 especies de aves (57 amenazadas); 104 de reptiles y anfibios (10 endémicos de la zona) y 334 especies de árboles.
Lo más extraño de este parque es que, después de unos tres kilómetros de selva, se llega a una zona en la que el sendero de madera se ensancha y encuentras ¡puestos de souvenirs! También hay baños a los que se accede previo pago de su importe y sin red de aguas fecales conocida. Lo mejor de todo fue que pudimos comprar agua fría de las neveras con hielo que las señoras tenían allí.
En el interior del Parque Nacional de Niah, a un kilómetro aproximadamente de esta zona, se halla ubicado un poblado Iban –los antiguos Cortadores de Cabezas de Borneo- que siguen morando en las típicas Longhouses de Borneo y que pueden ser visitados también como complemento cultural a esta visita a las Cuevas.
Las mujeres de este pueblo acuden diariamente a esta zona habilitada de Niah Caves como modo de contribuir a la subsistencia de la comunidad. Sin embargo, cuando llegué pensé en que debía ser muy muy duro pasar allí día tras día, cargando las pesadas neveras llenas de hielo para los el reducido número de personas que visitan este parque: soledad, aburrimiento, falta de recursos, insectos, calor, animales.
Traders´Cave, la Cueva de los Comerciantes
La plataforma de madera atraviesa una verja absorbida por la vegetación y, al poco, comienza una empinada subida por una inestable escalera de madera apostada en la roca que termina desembocando en Traders´ Cave, la Cueva de los Comerciantes.
Traders´Cave se convertía en un mercado durante la época de recolección de nidos de pájaro.
Las Cuevas de Niah han sido durante siglos emplazamiento privilegiado para los nidos de swiflets, una especie de golondrinas que hacen sus ponederos exclusivamente a partir de su saliva. Cuando los nidos se limpian y cocinan, se usan para elaborar la famosa y carísima sopa de nido de golondrina.
La cueva, todavía conserva los postes y las escaleras de bambú en las que se subían los recolectores de nidos para cosecharlos y antiguas estructuras de madera sin techo de las chozas.
La Gran Cueva
A continuación, se encuentra la Gran Cueva que con más de 250 metros de ancho y 60 metros de altura es una de las entradas a cuevas más espectaculares del mundo.
A la izquierda, se pueden observar las excavaciones arqueológicas.
Esta parte de Niah, también proporciona trabajo a los habitantes de la zona que recogen el guano para venderlo como fertilizante.
Gran Kira (Cueva de la Luna)
Adentrarse en las profundidades de la Gran Cueva impone. Impone por el sonido de los murciélagos y los pájaros, por las estalactitas y la abertura de la cueva sobre la selva, por la imponente cavidad, por la belleza del entorno, por las largas y empinadas escaleras de madera en la que viajarás a otra dimensión. Impone porque es acojonante y, si te pierdes o te pasa algo, parece que será difícil que alguien se acuerde de venir a buscarte.
La Gran cueva conduce a una gran cámara conocida como Padang, desde donde se filtran los rayos de sol a través de cavidades en la roca. Después de eso, la oscuridad total más absoluta plagada de insectos abisales desconocidos y donde la linterna es esencial para encontrar el camino. Alquilarla en el parque cuesta 5 RM y, no tratéis de ahorraros el dinero porque la luz del móvil no sirve de nada. Nosotros llevábamos las nuestras (aunque yo no encendí la mía ante el temor de visionar algo que no quisiera ver).
La Cueva Pintada
Tras la visita al averno más oscuro, y tras un breve paseo por la selva, se llega a la Cueva Pintada, el lugar en el que se encuentran las famosas pinturas rupestres de Niah y donde se hallaron los barcos de la muerte, hoy transferidos al Museo de Sarawak, aunque sigue quedando algún resto de los mismos allí.
Las pinturas se encuentran tras una verja en un friso de unos 30 metros. Representan, en un rojo desvaído, figuras humanas, algunos animales y, lo más importante, “los barcos de la muerte” que transportan las almas de los fallecidos a la tierra de los muertos.
Desde la Cueva pintada es posible continuar el camino a través de la selva, pero por lo general es el punto de retorno.
Horarios y Precios Niah National Park
El Parque abre todos los días de 8:00 a.m. a 17:00 horas, aunque los visitantes de un solo día han de salir a las 15:00 horas
La entrada cuesta 20 RM , 10 RM discapacitados y 7 RM niños hasta 18 años.
Alojarse en las Cuevas de Niah
Se puede pasar la noche en el Parque de las Cuevas de Niah, al igual que en el resto de los Parques Nacionales de Sarawak.
En el parque existen chalets, habitaciones compartidas y un camping. Además, existe una Longhouse “Casa de la familia Patrick Libau” en la que pueden dormir los visitantes y en donde, además, les deleitarán con un espectáculo cultural –Aunque este alojamiento ha de ser gestionado con la comunidad local-.
Las cabañas de una habitación con una cama king size y dos camas individuales cuestan 300 RM la noche. La estancia además está equipada con aire acondicionado, sala de estar, nevera y baño.
Las cabañas de dos habitaciones con dos camas de matrimonio cuestan 500 RM por la casa completa y 250 RM si solo se alquila una de las habitaciones.
Hay cabañas de 2 habitaciones con cuatro camas individuales que cuestan 225 RM y 150 RM si se alquila solo una de las habitaciones.
Las cabañas que no disponen de aire acondicionado son más baratas y también hay un camping en la que puedes pasar la noche por 5 RM.
Además, hay un pequeño restaurante en el que comer y cenar.
Cómo llegar desde Miri a Niah National Park
Desde Miri a Niah hay aproximadamente 90 km.
Para llegar a las Cuevas de Niah, hay que coger un autobús en la Estación Pujut Corner de Miri que vaya a Bintulu, Sibu o Kuching; aunque para cerciorarte di en taquila que vas a Niah Rest Stop (Ngu´s Junction). Nosotros tomamos un autobús a las 7:45 que salió con retraso y nos costó 12 RM por persona.
El viaje tarda dos horas aproximadamente y bajamos en una especie de Gasolinera a la que llamaban Batu Niah Stop.
Allí hay muchos coches todoterreno que se ofrecen a llevarte. Nosotros, tras regatear contratamos uno por 30 RM ida y vuelta. Para la vuelta, quedamos en que lo llamaríamos por teléfono cuando estuviésemos listos porque whatsapp en estos lares, pues no. El trayecto de aquí al parque es de unos 20 minutos y la frecuencias de autobuses de vuelta a Miri es de uno cada 30 minutos.
El problema es que, al subirnos al coche, el conductor, que por supuesto no tenía ni idea de inglés, nos llevó a una cafetería del pueblo de Niah y, al llegar nos dijo “Aquí”. ¡¿Aquí?! ¿Pensaba el conductor que nos habíamos hecho 2 horas de autobús para tomar un café? ¡Ay Dios! Menos mal que, como en todo pueblo, siempre hay alguien que sabe y le dijo al señor dónde íbamos porque yo en aquel momento pensé que, tras un café, lo único que me quedaba por hacer era volver a Miri.
16 comentarios
La belleza y amplitud de estas ocho cuevas de Niah, situadas en Miri, es impresionante, por lo que no me extraña que sea una de las mayores atracciones turísticas de la isla de Borneo.
¡Vaya! a Yayo le entraron las prisas y os puso firmes a las dos, con ese de ir rapiditas…je,je,je ¡Menos mal que todo quedó en una anécdota! 🙂
En cuanto a vadear en barca ese río poblado de peligrosos cocodrilos ¡menuda aventura!, ojalá construyan un puente y se dejen de bromas.
Me ha impresionado conocer la gran cantidad de especies (75) de mamíferos que habitan por allí, así como de aves (más de doscientas) y otras muchas de reptiles y anfibios. La trescientas y pico variedades de árboles es muy llamativa, también.
Algo me sonaba esto de los cortadores de cabezas de Borneo, pero no tenía idea de que habitan en las Longhouses y que además se les puede visitar para conocerlos en persona.
No me extraña nada que imponga adentrarse en esas oscuridad de la Gran Cueva, me imagino que tiene que resultar algo inolvidable. Y ni te cuento si vas solo/a y te pierdes o te pasa algo por allí… ¡Ufff!
En cuanto a la última anécdota con ese conductor, que seguramente era un tío espabilado, pues lo más probable es que se ganara un extra con este tipo de «equívocos» y de paso el de la cafetería le daría alguna propina por llevarle clientes.
Muchas gracias, Macarena, por ofrecernos otra completísima publicación, acerca de esta extraordinaria visita al Parque Nacional de Niah.
Un besazo.
Ay Estrella, qué susto Yayo. Ya me vi yo corriendo en la selva para llegar a tiempo. Posteriormente, hemos hablado de ello y todavía sigo sin entender por qué teníamos que ir tan rápido jajajajajaja
Lo que sí es cierto que disfrutamos muchísimo en este lugar. Quizá la soledad en mitad de la selva de Borneo, quizá el momento, quizá… pero no he olvidado aún este recuerdo.
Muchos besos
Impresionante lugar, yo también disfrutaría mucho allí lo que no creo es que atreviera a montar en la barca sabiendo que está eso lleno de cocodrilos, que valor tuvisteis!!!! Un beso
Si te digo la verdad, no lo pensé. Creo que pasé más miedo en el interior de la cueva a oscuras.
Un beso
Me encanta visitar cuevas y la verdad es que estaria encantada de poder ver esta pues por lo que veo en tus fotos es espectacular. Un beso
Sí, Vicensi, tú lo has dicho. Es espectacular. Un besazo
Amazing place!
Thanks Karol
Que maravilla de lugar!! Ya sabes que a nosotros nos gusta mucho hacer rutas y descubrir cuevas, y si encima no hay mucho turismo mejor. Ahora te digo, soy un poco cagueta, no sé yo si en la Gran Cueva pegaría algún chillido con tanto ruido…para compensar mi miedo está Chema, le encantan estas cosas, de hecho creo que en otra vida fue conquistador jajaja
Por cierto, me hubiera gustado veros caminar a paso rápido tras las órdenes de Yayo, me imagino que irías con las cholas, ¿no? 😉
Un super abrazo,
Alicia
Jajajajajaja Siiii Esta vez sí íbamos bien calzadas (Yayo nunca usa chanclas), pero creo que la idea era no pasar frío en el autobús. De todas formas, como bien sabes, siempre nos tiene que faltar algo. Esta vez fue agua. Así que imagina que cuando vimos las neveras en mitad de la selva, nos tiramos hacia el agua como náufragos.
Yo creo, Alicia, que lo que más impresiona de este sitio es la total oscuridad de la cueva que hay que atravesar para llegar a las pinturas. Y no es una cuevita, no. Es un trecho larguísimo en el que, si vas con linterna, vas encontrando decenas de bichos asquerosos.
Un abrazote.
Me gusta entrar en cuevas e imaginar como vivian en ellas, algo que nosotros hoy no podríamos ni aguantar un día en esas condicines, que cómodos nos hen mos hecho los humanos. Si hay algo que nunca olvido es una botella de agua amiga, en el coche o el bolso va conmigo.
Me ha gustado verla.
Un abrazo.
¡Qué razón tienes, Laura! En Borneo, salvo por los insectos, lo tendrían fácil por el clima pese a la lluvia, pero ¿Imaginas en los sitios de frío? Yo, siempre, con lo mío: el frío que, además, parece que ya entrada la temporada no me lo quito de la cabeza.
Respecto a lo que comentas, Laura. Yo me olvido de todo. Hasta de lo esencial ¡Tengo que tener un cuidado! Suelo apuntarme todo o estoy perdida. Esta vez fue el agua, en fin.
Un abrazote
Qué pasada!,… esa mezcla de arte, historia, tradición y sobre todo naturaleza, con esa enorme diversidad. Tú sabes lo que representan un lugar con más de 75 especies de mamíferos, de entre los cuales, hay más de 25 de murciélagos (16 de ellos endémicos de Borneo); 241 especies de aves (57 amenazadas); 104 de reptiles y anfibios (10 endémicos de la zona) y 334 especies de árboles???,…
Me ha encantado!
Creo, Norte, que deberíamos cambiar nuestro lugar de residencia e irnos a vivir a Borneo hasta que descubriéramos una de esas raras especies que un día salen en una revista. «Un biólogo gallego y una periodista melillense descubren una nueva especie aún desconocida» ¿Te imaginas?
Fuera de bromas, lo de Borneo es un flipe, Norte. Jamás pensé que quedaran sitios así en el mundo y que, además, pudiera disfrutar de ellos en algún momento de mi vida.
¡Tienes que ir!
Un abrazote
Una visita realmente apasionante, Macarena, y con un montón de alicientes diferentes. Te he entendido muy bien cuando has dicho que preferías no tener mucha iluminación por si veías algo que no querías ver. ¡Yo es que ni hubiera entrado a esa cueva! Fuísteis muy valientes :))
En los restuarantes chinos, si no recuerdo mal, también hay una sopa llamada de «nidos de golondrina». Me apuesto lo que quieras a que no son como los que tú nos has mostrado aquí. Y qué decir de esas fotos maravillosas de flora y fauna, una pasada. Creo que todo el calor, la humedad y las incomodidades merecen la pena. Por cierto que los alojamientos y las instalaciones que nos muestras en general se ven muy cuidadas, limpias y «civilizadas» para estar en un entorno tan agreste.
Me ha encantado la entrada y, por supuesto, no sabía que el lugar fuera un lugar arqueológico de tanto interés. En tu blog siempre se aprenden cosas nuevas :))
¡Un beso grande!
Lo de la cueva en completa oscuridad, Julia, es una experiencia irrepetible. Irrepetible para mí, claro. Desde luego que sin Yayo jamás hubiera entrado allí ¡Qué miedo!
No sé si será la misma sopa; quiero decir, la de nido de golondrinas de verdad es uno de los platos más caros del mundo; pero ¡no creas! Los ricos nunca probarán los sucedáneos que nosotras comemos jejejejeje
Las cabañas son un poco básicas, pero para su ubicación, el servicio que prestan y los precios que tienen, están estupendas.
Y, en fin, Julia, que Borneo es de los lugares más increíbles que he visitado en el mundo.
Mil besos ¡Te echo mucho de menos! A ver si te animas.