La Reserva Natural de Semenggoh para Orangutanes, junto con el centro de Sepilok, es uno de los dos centros de rehabilitación de orangutanes que hay en Borneo. Se encuentra ubicada en la región de Sarawak, a tan sólo 20 kilómetros de la ciudad de Kuching. Llegar al santuario de orangutanes es muy fácil tomando un autobús directo desde Kuching, por lo que se trata de uno de los lugares de Malasia más visitados para ver orangutanes.
Semenggoh Wildlife Centre
Semenggoh Wildlife Centre, en la Reserva Natural de Semenggoh es el mayor Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sarawak. En 1975, se estableció como centro de recuperación para orangutanes heridos, crías huérfanas o ejemplares en cautividad. En la actualidad, Semenggoh se ha establecido como santuario de orangutanes de Borneo donde viven en estado semi-salvaje, pero entrenados para acudir durante las horas de alimentación para obtener comida de los cuidadores.
Además de los orangutanes, la Reserva Natural de Semenggoh es el hábitat de raras especies de flora y fauna endémicas de Borneo entre las que se encuentran la ardilla gigante, la ardilla pigmeo y los gibones.
Cómo llegar a Semmenggoh
Para llegar a Semenggoh desde Kuching, había que tomar el autobús K-6 de “Sarawak Transport Company” en Chin Lian Long Bus Station, en la Calle Jalan Masjid. El trayecto dura unos 45 minutos y el billete cuesta 4 RM (0,80 €).
Al parecer, desde julio de 2019, se ha suprimido esta línea de autobús. Ahora hay que coger el autoús 3A desde Kuching y decirle al conductor que te pare en la Reserva. El trayecto dura aproximadamente una hora y cuesta 5 RM (1€).
Para la sesión de alimentación de la mañana, hay que tomar el autobús a las 7:00 a.m y para la de la tarde, hay que cogerlo a las 13:00 horas. Desde Semmenggoh, los autobuses de vuelta salen cada hora.
Precios y Horarios de la Reserva Natural de Semenggoh
Semenggoh Wildlife Centre abre a diario de 8:00 a.m. a 17:00 horas y la entrada cuesta 10 RM (2€) para los adultos y 5 RM (1€) los niños.
Los orangutanes se ven cuando acuden a las plataformas de alimentación: entre las 9:00 y las 10:00 a.m. y entre las 15:00 y las 15:30 horas.
Nuestra experiencia con los orangutanes de Semenggoh
Perdimos el autobús de las 7:15, o más bien nos perdimos nosotros, así que para seguir con nuestros planes de aquel día, pedimos un grab car que nos llevó hasta Semenggoh por 28 RM (6€).
Desde las taquillas del parque hay que andar cuesta arriba un pequeño trecho que se hace un poco largo yendo con prisas. Así que, si vais en coche, pedirle al conductor que espere a que compréis las entradas y os lleve hasta el aparcamiento.
Una vez dentro del parque y partiendo del aparcamiento, hay un pequeño sendero que lleva enfrente de la plataforma de alimentación. Son unos 10 ó 20 metros de abundante vegetación la que separan a los visitantes de los cuidadores y los orangutanes y, dependiendo del sitio que elijas y la afluencia de gente, los verás mejor o menos bien.
Aquel día había bastante gente esperando ver los orangutanes, algo sorprendente en un país como Malasia, en donde es difícil encontrar turismo occidental. Ahora bien, hay que reconocer que no se oía un alma.
A medida que transcurría el tiempo, dos cuidadores su situaron en la plataforma y comenzaron a llamar a los orangutanes con los sonidos que sólo los hombres de la selva entienden.
Nada.
El ruido de las hojas de los árboles balanceándose con una leve brisa. Nada más.
Nosotros mirábamos al lugar hacia el que el cuidador fijaba la vista, pero sólo podíamos ver las cuerdas que han instalado para facilitar a los animales el acceso a la zona de alimentación ¡Qué impaciencia!
Nadie respiraba.
Todos con las cámaras en mano y los teleobjetivos preparados, pero de orangutanes… ni rastro.
De pronto y de forma muy muy silenciosa, una sombra se alzó descendiendo sobre una cuerda por encima de mi hombro derecho y el vello se me erizó. Me sentí, más que emocionada, atónita. Impresionante.
La vegetación y la distancia que nos separaba del animal, no me dejó ver lo suficiente. La gente estaba agitada. No vino más que un solo orangután. Tomó algo de fruta. No más de cinco o diez minutos y, tal como vino, se adentró en la selva.
Volvimos por el sendero hasta la zona de aparcamiento. La visita a la Reserva Natural de Semenggoh para ver los orangutanes de Borneo había resultado, pese a la emoción, algo decepcionante.
Los visitantes se disgregaron hacia el estanque de orquídeas y plantas, el área de cocodrilos y la Galería de Información sobre los orangutanes.
Pensábamos dar una vuelta, pero en lugar de ello, preguntamos a uno de los guardias forestales sobre la rafflesia y nos informó de que en el Parque Nacional de Gunung Gading había una en floración desde hacía dos días. Así que deshicimos el camino y pusimos rumbo a ver la rara flor. Semenggoh no había cumplido nuestras expectativas.
26 comentarios
Ainss me encantaría visitar el lugar, me encantan las reservas naturales y ver a los animales en su entorno natural. No hay comparación con el zoo donde ves que están los pobres fuera de lugar enjaulados.
La selva de Borneo, Asun, es impresionante y si te gustan los bichejos, se guro que te encantaría.
Besos
No hay nada como ver animales en libertad o semi-libertad como este caso. Los zoos no van conmigo, pero me ha pasado siempre. De pequeña me llevaban al zoo y no encontraba la gracia de ver a un león enjaulado, por no hablar de las condiciones en que algunos zoos tenían a los animales.
Muy buena tu entrada, tiene que ser increíble ver un orangután moviéndose a sus anchas. No sé yo si no me daría un poco de miedo, que tengo mucho respeto al instinto animal. Por cierto, me ha resultado muy barato, ya podían ser precios universales 😉
Es lo que tiene Malasia, Alicia. Todo lo que tiene que ver con el fomento del turismo es para tormar nota. Yo no entiendo como es un país poco visitado porque la promoción turística, el acceso a los lugares, el transporte, todo está bien planteado y además es barato.
La selva de Borneo es una pasada, de verdad, y pese a los mosquitos y la humedad se disfruta como el que descubre una maravilla por vez primera.
Un fuerte abrazo!!!
Ohhh, qué pena que no cumpliera vuestras expectativas, no? Yo creo que en cierto modo es normal, los animales tienen que terminar cansadísimos de aguantarnos a los humanos siempre.. pero a mi me ha encantado leer como has descrito vuestra experiencia, desde luego que tiene que ser una sensación única. A mi también se me pondría el vello de punta, segurísimo, me emocionaría mucho. Besos.
Verónica, los días previos habíamos visitado el Parque Nacional de Bako en el que caminas por la selva y te vas cruzando con decenas de especies de animales. Así que esperaba algo más salvaje; pero lo encontré muy edulcorado. Además, el Parque no es tan espectacular como otros que vimos ¡Y visitamos cuatro en total! Así que, haciendo balance, fue el que menos nos gustó, pese a los orangutanes.
Un besazo
Noooooo!,… no me lo puedo creer,… me muero de envidia,… aunque solo vieseis uno,… te aseguro que ha merecido la pena…
Jajajajajaja Estaba escribiendo, Norte, y pensaba en ti, de verdad. Lo que pensaba es que cuando Norte leyera que este lugar «no cumplió nuestras expectativas» me iba a matar.
A ver, entiéndeme, fue chulo, pero no a la altura de otros relatos que circulan por la red en el que puedes mirar a los ojos de los orangutanes. Ahora que, algún día me mirará uno y tú serás el primero en saberlo.
Un abrazote.
Must be great to watch orangutans in natural conditions.
It was absolutely amazing.
Me encanta ver animales en libertad aunque la verdad es que los orangutanes no son mis preferidos. Un beso.
Yo sé que disfrutarías en estos parques. Al final, te encantarían también los orangutanes porque no deja de ser emocionante ver al animal que sea en libertad.
Un besote, Vicenta.
Qué belleza este parque, Macarena. Nunca hubiera imaginado un centro de rehabilitación para orangutanes. Las gentes parecen estar encantadas con la contemplación de tanta maravilla. Y hay algo que me ha emocionado, el comprobar como hay personas que aún saben manejar el lenguaje de la selva, de la naturaleza, y hablar con ella. «llamar a los orangutanes con los sonidos de la selva» Me suena a música celestial. Saber que aún existe este llamado y poder entenderse, es extraordinario.
Gracias por este paseo de lujo.
Besos, y buen comienzo de semana.
¡Hola Mila!
Muchas gracias por tan bello comentario.
Si bien es cierto que, antes de ir, lo había imaginado de otra manera -no sé, con más ejemplares de orangután y en el interior de una selva más cerrada-, y quizás por eso quedé un poco decepcionada, ya ves que comento cómo se me erizó el vello al ver a aquel animal acudir a la llamada. De hecho, eso fue también una de las cosas que más me impresionaron: la simbiosis que la necesidad hace que nazca entre un animal y un humano.
Me alegro que me hayas acompañado en esta apasionante visita. Un besazo.
¡Qué bonito post, Macarena! Me ha encantado.
Esas selvas deben ser una pasada. ¡Qué envidia sana me das!
Un abrazo grande.
Borneo, Carmen, un lugar casi legendario que hace años jamás hubiera imaginado visitar. Es impresionante.
Un besazo
Un zoo en la naturaleza, y si encima los ciudan mejor aún. Menuda aglomeracion había para verlos.
Un abrazo.
Telepatía nos hemos cruzado.
Besos.
Jajajajajajaja Pues sí ¡Yo he pensado lo mismo! Besos
Sí Laura, pero no se oía un alma. Impresiona el respetuoso silencio que guardábamos todos.
Un besazo
Vaya, parece que ese día los orangutanes no colaboraron mucho con los turistas para hacer la visita todo lo especial que se esperaba. Son «los problemas del directo» o, dicho de otro modo, que los animales son impredecibles y no aceptan horarios fijos. Aún así imagino que fue algo muy especial 🙂
Espero que también nos mostréis esa exótica flor que fuísteis a ver. Si te digo la verdad me gustan más las flores que los animales.
Un beso enorme, Macarena, y mil gracias por esas magníficas fotos.
Es lo que tiene, Julia, tener tantos pájaros en la cabeza jijijijiji Ya sabes que yo me ilusiono como las niñas pequeñas. Aún así, ver aparecer al orangután fue algo especial y una huella imborrable en mi mente.
Un besito
¡Adoro los orangutanes! Tienen esa expresividad, esa mirada tan humana… Por no hablar de los chiquitines que están para comérselos. Por supuesto, verlos en libertad tiene el problema de que ellos pueden no querer mostrarse demasiado.
Pero aunque fuera solo esa visión fugaz seguro que fue majestuosa e inolvidable. ¡Un abrazo, Macarena!
Tú lo has dicho, David. Es una experiencia inolvidable. Aunque, claro, yo quería más y en la Naturaleza… pues no puede ser.
Un abrazo!!!
Tiene que ser una experiencia impresionante Macarena, siempre que los veo me quedo sin palabras al ver esos gestos y comportamientos tan similares a los nuestros. ¿Qué pensarán de tanta gente, no se agobian?
No te había comentado pero había leído esta entrada porque justo le enseñé tu blog a mi hijo mayor que está preparando un viaje para el verano y están decidiendo qué quieren visitar y Borneo entraba en sus planes, así que la información le fue fantástica.
Un beso enorme
Ay genial, Conxita. Aún me quedan unas pocas entradas: he publicado, como habrás visto, otras informaciones y aún me queda hablar sobre Miri y Brunei. Nosotros queremos volver y, aunque esta zona nos encantó y nos dejamos muchas cosas, no sé si ir a la parte de Sabah a la que no fuimos, o si visitar el Borneo Indonesio. Aún queda tiempo…
En realidad, los orangutanes están lejos e imagino que se habrán ido acostumbrando. Con la situación de Borneo, la deforestación y las grandes plantaciones de palma para aceite, son pocos los lugares en los que viven salvajes. Suelen estar en Parques Naturales Protegidos; por eso te digo lo de volver. Me gustaría disfrutar de ellos en un ambiente aún más salvaje.
Un besote y ¡Ya me contarás!