Aunque las ruinas romanas mejor conservadas de Marruecos son las Volubilis, también se puede visitar, al Norte de la Costa Atlántica, el yacimiento arqueológico romano de Lixus, a 4 kilómetros al Norte de Larache.
Historia de Lixus
Ubicada en una colina junto al río Lukus, Lixus fue un emplazamiento fundado por los fenicios, tomado por los cartagineses, y ocupado por los mauritanos, que alcanzó su esplendor bajo el Imperio Romano, tras la anexión de Mauritania por Roma.
Las leyendas sitúan en Lixus el mitológico Jardín de las Hespérides, del que Hércules tuvo que robar las manzanas de oro antes de enfrentarse al gigante Anteo.
Dicen que de Lixus sólo se ha excavado una cuarta parte, aún así, y pese a su degradación, la visita a las ruinas hace posible hacerse una idea de lo que significó esta colonia para Mauritania Tingitana.
Los fenicios establecieron en Lixus una factoría comercial en el siglo X a.C. Pero la ciudad cayó en manos cartaginesas en el año 600 a.C. que la siguieron manteniendo como centro del comercio de oro, marfil y esclavos africanos entre África y Occidente.
En el año 45 d.C., ya bajo el Imperio Romano, se convirtió en el foco principal de la exportación de los productos de la zona –aceitunas, vino, sal y pasta de pescado- al resto del Imperio.
Alcanzó su esplendor con el emperador Claudio , pero cuando Diocleciano retiró su dominio del Norte de África, comenzó la decadencia de Lixus, que se abandonó por completo tras la caída del Imperio.
El emplazamiento de Lixus había sido un lugar privilegiado durante siglos: La ciudad se encontraba ubicada sobre un promontorio, lo que permitía una visión extensa sobre la llanura colindante; se hallaba en el estuario del río, lo que permitía desembarcar el pescado junto a la ciudad y poner a resguardo la flota cuando los temporales azotaban la costa; y además, contaba con una amplia zona de cultivos y unas salinas cercanas.
Pero tras el abandono de Lixus por los romanos, la ciudad cayó en el olvido y se deterioró por siglos, y aunque en la Edad Media se estableció allí la ciudad musulmana de Tchemmis, el final de Lixus se produjo con traslado definitivo del puerto a la cercana ciudad de Larache.
Lixus, en la época romana, poseía una factoría pesquera, de la que aún quedan vestigios –puede que los mejor conservados de las ruinas- que producía salazones y garum, una pasta de pescado considerada como alimento afrodísaco y consumida en exclusiva por las clases altas de Roma.
Las Ruinas de Lixus
Hace años, las ruinas estaban “donde estaban” sin más: no había vallas, ni guardas y el rico yacimiento estaba expuesto al expolio, la degradación, y oculto entre la maleza y la vegetación salvaje; hasta que el Ministerio de Cultura valló la zona y puso guardas y guías para el acceso al recinto.
Para llegar hasta Lixus, hay que tomar la carretera nacional que une Tánger con Rabat y, a 7 kilómetros al Norte de Tánger, tomar el desvío hacia Port-Lixus. La verdad es que no se halla bien indicado, pero lo podréis encontrar fácilmente con maps.me o googlemaps.
La entrada al recinto es gratuita, aunque ahora te acompaña un guía, al que se le da una propina al finalizar el paseo. Nosotros le dimos 20Dh porque no hablaba más que árabe, así que contarnos… pues nada de nada. Se limitó a ir delante de nosotros y, la verdad, es que en Líxus no hay opción a perderse.
En Lixus se hace una ruta circular. Ahora, se entra por la parte superior de la colina que linda con la carretera y hay que bajar hasta la parte en la que se ubican las piletas del salado del pescado.
En la parte baja del yacimiento, junto a la carretera, se ubican los restos del antiguo puerto y la factoría de pescado de la que se conservan aún las pilas de salado. Las infraestructuras pesqueras constaron de, al menos 150 piletas para la elaboración de los salazones, salas de despiece del pescado y cisternas de agua dulce.
Pasada esta zona, se encuentran las termas y el anfiteatro, en la falda de la colina. Una pista central rodeada de gradas que se destinaba a espectáculos, luchas y desfiles. Esta infraestructura es excepcional en la Mauritania Tingitana, donde no se conocen más ejemplos que el de Lixus, de hecho, Volubilis no cuenta con un anfiteatro en sus ruinas. El anfiteatro de Lixus no se encuentra excavado en su totalidad y sus peculiaridades radican en su pista casi circular y en sus gradas -menos gradas en la parte sur que en la parte norte-. Algunas piedras de las primeras filas poseen inscripciones latinas.
Aún es reconocible el ábside de un oratorio en la parte más alta, que sugiere que allí se ubicó una iglesia en los primeros siglos del cristianismo.
La parte alta, fue una zona residencial, por lo que las ruinas corresponden a antiguas casas romanas. A continuación, se halla la parte pública, en la que se descubren aún las columnas de las edificaciones que se dedicaron a funciones administrativas.
Lixus es un lugar deteriorado pero interesante de visitar ¡No os lo perdáis! Además, puede combinarse la visita con el Museo Arquelógico de Larache en el que se conservan y exponen muchos de los objetos encontrados en las excavaciones de Lixus.
Si te ha gustado esta entrada, puedes también ver en video el recorrido que hemos hecho por las Ruinas.
10 comentarios
Qué bonitas son las ruinas,… especialmente así, consolidadas y manteniendo ese coqueteo con el medio natural que las hace verdaderamente bellas. Sigo apuntando,… ojalá algún día pueda hacer un circuito con calma por ese bellísimo Marruecos que nos mostrais!
Las Ruinas de Lixus están bien y son curiosas, pero las pobres han sufrido mucho y están bastante deterioradas y, desde luego, comparadas con las de Volubilis, no tienen color porque estas últimas (ubicadas entre Fes y Mekines) conservan edificios, arcos, columnas y mosaicos. Aún así Lixus es un sitio que nos gusta mucho: puede ser que la ausencia de gente haga la visita mucho más encantadora.
Un abrazo!!!!!
Qué bon¡to!! Yo soy fan de visitar zonas arqueológicas, me encanta la historia. Este verano nos llevamos a los niños a Italia precisamente para ver la historia en vivo y en directo. Un beso
¿Italia? ¡Qué guay Asun! Ya nos contarás a la vuelta.
A mí ya sabes que una piedra me encanta, así que….
Un beso
Me encantan tus entradas sobre ruinas en las que nos hablas de historia! Me gustan mucho los viajes donde pueda ver yacimientos o ruinas, para mí es como la cuna de todo. Un besito guapa!! muaaa
Muchas gracias María, así es un placer escribir.
Creo que te lo he comentado en alguna ocasión y es que muero por «una piedra» así que, como me apasiona el tema, pienso que le pongo más cariño que a otros lugares.
Este sitio también está cerquita de los anteriores; por lo que, cuando te decidas a visitar Marruecos, podrías incluirlo en la lista. No es espectacular, pero sí muy curioso y, como ves, no hay nadie.
Un besazo
Jo, cada vez que contemplo este tipo de ruinas intento imaginar lo que en su día fueron, con sus habitantes paseando a entre las edificaciones, con sus preocupaciones, sus anhelos: su vida. De todo ello quedan solo las piedras de los cimientos. ¡Qué frágiles somos en realidad! ¿Quién sabe si dentro de 2000 años nuestras propias ciudades no sean más que eso? Bueno, hoy me puse reflexivo, je, je, je… Me encanto tanto el reportaje como la reseña histórica. Un fuerte abrazo!
Puede que por esto mismo que has dicho me gusten tanto las ruinas y los lugares arqueológicos; quizás, igual que la lectura o el cine, me hacen soñar e imaginar otros mundos, otras costumbres, otro modo de vida.
Un abrazo!!!
Me gusta pasear por estos sitios e imaginar como vivian donde hace tantísimo tiempo. Gran legado nos dejaron por todo el mundo.
Por aquí tenemos cerca Cáparra, poco a poco van descubriendo cada vez más.
http://asimegustaelmundo.blogspot.com/2015/12/entrando-en-caparra.html.
Y como no hablar de la Mérida Romana otro lugar muy recomendable vivimos allí 8 años.
Besos familia.
Hola Laura!!!!
Las Ruinas de Lixus, pese a ser interesantes, son las menos espectaculares de Marruecos. Pero es lo que dices, sirven para imaginar la vida hace siglos. Otra cosa que a mí me llama muchísimo la atención es que, a pesar de que el Imperio Romano se extendió por casi medio mundo, sus construcciones, su arquitectura y el trazado de sus ciudades y calzadas es común de todos los lugares.
Voy a leerme tu entrada. Siempre me sorprendes.
Un besote