Durante cerca de diez siglos, viajeros, peregrinos, predicadores, comerciantes y guerreros encontraron reposo, alimento y cobijo al calor de los cientos de caravasares que se encontraban en las principales rutas del Norte de África, Oriente Próximo y Asia Central.
Los fondouks eran lugares de trueque en el que no sólo se comerciaba con diferentes tipos de mercancías y se cerraban acuerdos económicos, sino que jugaron un importante papel en el intercambio cultural de los viajeros que allí se daban encuentro.


Marrakech posee unos 98 fondouks (algunos hablan de 140), la mayor parte de ellos en el interior de la Medina y, pese a las peculiaridades específicas de este tipo de construcciones, no son muchos los turistas que se interesan por estos lugares. Quizás, al estar ocupados por cooperativas de artesanos en un entorno eminentemente dedicado al comercio para turistas, el hecho de tener que acceder al interior de un patio disuade a los visitantes cansados de tanto agobio por parte de los vendedores del zoco.


Etimología de Fondouk y Caravasar
La palabra Fondouks o Funduq parece que procede del árabe hispano “fondac”, y éste del árabe marroquí “fendec”, o del francés antiguo “fonde”, a su vez del árabe clásico “funduq”.


Sea como fuere, el término es sinónimo de Caravasar, término que deriva del turco kervansaray,y antes, del persa karavan (viajeros) y sara (hostal, refugio). Denominados también Khanes en Oriente, en persa posada, eran edificios diseñados como albergue para viajeros y sus mercaderías.
Las rutas comerciales del Norte de África
Se dice que los Fondouks nacieron en todo el mundo de forma simultánea a la expansión del Islam y al crecimiento del intercambio comercial entre Oriente y Occidente y Norte y Sur, y su declive se inició con la apertura de nuevas rutas comerciales marítimas.


Concretamente, en el Norte de África, parece ser que la Ruta Comercial Transahariana tuvo su apogeo entre los siglos VIII y XVI, aunque los caravasares estuvieron en funcionamiento hasta finales del siglo XIX.


Las economías mediterráneas tenían escasez de oro, pero podían ofrecer sal; mientras que en África Occidental, existían importantes reservas de oro pero carecían de sal. El comercio de esclavos negros también fue muy importante, ya que eran utilizados como sirvientes, esclavos o concubinas. Se estima que, entre los siglos X y XIX se transportaron entre 6.000 y 7.000 esclavos desde el África Negra hasta el Norte de África cada año, haciendo un total de unos 9 millones.


La ruta comercial más importante en Marruecos terminaba en Sijilmasa (la actual Rissani) para llegar a Ifriqiya (Túnez) pasando por Marrakech que, por aquel entonces era un lugar muy poco recomendable, pues era considerado un sitio de ladrones y bandidos para los caravaneros. De hecho, parece que el nombre de Marrakech deriva de una compleja etimología (Mashmuda Marrakush) que viene a significar “Pasa rápido o Sal corriendo”. Sin embargo y paradójicamente, de la deformación de la pronunciación del nombre de la ciudad, surgió el nombre de Marruecos que hoy posee el país.
Los Fondouks y Caravasares
Existe una cierta uniformidad entre los caravasares a lo largo y ancho del mundo (árabe) aunque, cada uno posee especificidades que le son propias según su ubicación geográfica y la época en la que fueron construídos.


Por lo general, se trata de edificios rectangulares con una única gran entrada que permitía el acceso de animales y grandes cargamentos. Rodeando el patio central, casi siempre abierto, se encontraban establos, almacenes y habitaciones para sirvientes, mientras que el piso superior era utilizado para albergar a los viajeros. Se trataba de una especie de híbrido entre establo y hotel. Lo que hoy sería “un hotel con aparcamiento”.


Los Foundouks fueron equipados con fuentes de agua potable que satisfacían la sed de personas y bestias y posibilitaba las abluciones antes del rezo; y además, disponían de balanzas para pesar los productos que allí se comercializaban.


Algunos de ellos, aunque no todos, se especializaron en el tipo de clientes y comerciantes que albergaban: judíos, cristianos, árabes o subsaharianos.
Los Fondouks de Marrakech
En Marrakech, muchos de ellos se concentran al Norte del distrito de El Baroudiyine, en la parte que va desde el Norte de la Plaza de la Jemaa hasta la Medersa Ben Youssef, ya que ésta era una zona fácilmente accesible y bien ubicada con respecto al zoco del interior de la Medina.
Los fondouks de Marrakech se estima que cubren un área de 42.000 m2, incluyendo los 45 dedicados a diferentes actividades artesanales.


Tras el declive de las Caravanas del desierto, muchos de ellos fueron abandonados y sucumbieron entre ruinas. Poco a poco se fueron convirtiendo en lugares llenos de basura donde se hacinaba gente sin hogar y de “mala reputación”. Dicen que muchos de ellos se usaron como prostíbulos hasta el gran proyecto de recuperación emprendido por Mohamed VI, en 2007, y en el que se invirtieron 40 millones de Dh como parte de la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano (INDH).


El programa se dirigió a mejorar el estilo de vida de más de 4.000 artesanos con el objetivo de aumentar sus ingresos mensuales incrementando hasta un 30% el turismo que visita estos lugares.


Las obras se centraron en la reparación de los muros, la reconstrucción de los techos en ruinas, el reforzamiento de las galerías de las terrazas y el acondicionamiento de pavimentos y fachadas.


Desde aquel momento, las condiciones de trabajo de los artesanos mejoraron sustancialmente tras las adaptaciones de los edificios como talleres, hogares, hoteles y todo tipo de espacios de vida y trabajo.


La gran ventaja comercial de los fondouks de la Medina es que, al tratarse en su mayoría de cooperativas, se eliminan los intermediarios y se trata directamente con el artesano, por lo que, en teoría, los precios son (o deben ser) más bajos que en las tiendas.


Independientemente de ello, ya sea por cuestiones históricas, comerciales o arquitectónicas, estos lugares bien merecen una visita en cualquier paseo por el interior de la Medina. Además, visitarlos es gratis.
20 comentarios
Bonitos recuerdos
Me alegro, Susana. Un beso
Macarena, precioso artículo y fantásticas fotos. La verdad que se ve una ciudad fascinante en la que hay para todos los gustos. Por las imágenes, hay mucho trabajo artesano por este país, es un laberinto de callejuelas colmadas de puestos con tapices que cuelgan de sus paredes, vamos para todos los gustos.
Feliz semana! Besos.
Marruecos es un país superbonito, Cristina; y sí, destaca por su artesanía colorida y distinta de unas regiones de otras. Hacen prácticamente de todo: cuero, cerámica, alfombras, bisutería,… Marrakech, al ser tan tuística, concentra gran parte de las especialidades artesanas de cada rincón de Marruecos. Lo cierto que es un lugar ideal para perderse entre sus zocos y venir cargado de recuerdos.
Un besito
Interesante, amplio y sugerente artículo, amigos.
Les deseo que viajen pronto de nuevo para poder ver más.
Tomás Elías González Benítez.
Muchas gracias Tomás. Me alegra que te haya gustado el artículo. Un saludo!!!
Es bien que las condiciones de trabajo hayan mejorado 🙂
Pues sí, quizás sea lo más positivo. Un saludo
Desde luego que son rincones muy coquetos e irresistibles para turistas, al menos a los que nos gusta las obras artesanales. Aunque es verdad que acceder a lugares cerrados puede echar un tanto para atrás, sino están lo suficientemente habilitados y presentables.
Una entrada muy interesante y en la que te has servido de estos lugares para enseñarnos un poquito de la historia de Marruecos. Un fuerte abrazo, Macarena!!
Pues sí, David, yo también adoro la artesanía. Es la magia de crear algo bello o funcional desde la nada, que sólo pueden llevar a cabo los seres humanos.
Creo que debe ser un poco lo que dices: adentrarte por una puerta de un país desconocido sin saber lo que puede haber detrás…
Me alegro que te haya gustado la entrada y que te hayan gustado los fondouks de Marrakech.
Un abrazo!!!
Hola Macarena! me parece muy interesante y digno de visitar, además, gracias a esta entrada he conocido más sobre la historia del país. Tengo que reconocerte que yo no se si me agobiaría, de hecho, siempre pospongo una visita a la zona por el miedo a no poder soportarlo (que mira que estamos cerca y jamás hemos cruzado el estrecho). Cuando estuvimos en Turquía, durante un momento me agobié y eso que allí no es ni punto de comparación, pero los comerciantes llegan a ser muuuuuuy pesados (tú lo sabes mucho mejor que yo), y yo tengo demasiado genio jajaja. Al menos con tus posts, me entero de todo y conozco estos lugares. Gracias. Besos.
Es que Verónica, lo de viajar, con esto de la globalización y esas cosas, ciertamente se está poniendo dificilillo. Ahora bien, es cierto que Marrakech se está poniendo impracticable de un tiempo a esta parte, pero también es cierto que fuera de puentes y vacaciones escolares, la cosa está más tranquila. Vosotros que no tenéis ahora ese problema, podríais aprovechar porque es una ciudad de las más bellas que existen en el mundo. Doy fe.
Si en algunos lugares de Marruecos es verdad que los vendedores son un poco pesados, en Marrakech, con tanto turismo, parece que ya están más acostumbrados y no te agobian tanto. Eso sí, el regateo es muy cansino. Y aunque hay quien lo considera todo un ritual, a mí me cansa mucho. Sobre todo en los viajes largos. Hay veces que ni pregunto por algo que me gusta para evitar lo que viene después.
Yo tengo la intuición que algún día leeré en tu blog posts muy buenos sobre Marruecos, verás que sí.
Un besazo.
Me encantan los fondouks, desde luego que si voy por allí no me los pienso perder, por tus fotos veo que son unos lugares precioso y llenos de vida. Un beso.
Y con una artesanía preciosa, Vicensi.
Un besito
Me alegro de que se hiciera una inversión tan importante para recuperar y reacondicionar estos espacios, ya que me parecen inherentes a la cultura árabe y una parte importante de ella. Las construcciones en sí parecen sencillas, pero están muy bien pensadas para el fin que tenían. Por cierto que me ha hecho mucha gracia eso que has dicho de que son como «hoteles con aparcamiento» jajajaa.
Respecto a si los visitaría o no en una posibe visita a Marruecos, depende de lo llenos de gente que estuvieran y de la sensación de agobio que me produjeran. En principio me parecen muy interesantes, pero las aglomeraciones y yo no nos llevamos bien.
Como siempre es un gustazo visitar tu casa para aprender tantas cosas y ver fotos tan hermosas. Tus apuntes sobre la historia de los lugares y la etimología de las palabras, no tiene precio. ¡Muchas gracias, guapa!
Un beso gigante y feliz día del Trabajo.
Que no, que no, Julia. Ninguno de ellos se llena, ya lo ves en las fotografías. La gente, creo, siente cierto reparo en atravesar una puerta a lo desconocido; así que se está más cómodos en ellos incluso que en los zocos. Y los vendedores no te agobian en absoluto. Son, si cabe, más profesionales ya que muchos de ellos son fabricantes y venden sus productos al resto de tiendas de la medina. Te gustarán seguro.
«Hoteles con aparcamiento»… pues eso. Llegar y meter el camello, el caballo y el burro. Cualquiera, en un lugar con la reputación de Marrakech en la época de las caravanas, se lo dejaba fuera jajajajajaja
Muchas gracias siempre por tus bonitas palabras, Julia.
Un besote
Preciosa artesanía, me encanta. Seguro que allí es difícil elegir algún recuerdo para traer con tan gran exposición.
Un abrazo.
Si hay un sitio donde comprar y comprar bonitas artesanías, ese lugar es Marruecos, en donde además, cada región tiene productos típicos y propios.
Un beso, Laura. Feliz fin de semana
Cuando comencé a leer tu entrada y hacías referencia a la faceta de intercambio cultural de los Fondouks recordé la peluquería del pequeño pueblo donde pasé mi infancia (porque yo soy de pueblo jajaja). Era una de esas peluquerías de inponentes sillones de base de porcelana que olía a esos masajes tan fuertes que se usaban antes,… Yo que era un niño acostumbraba a merodear por allí (hasta que me echaban cuando las conversaciones alcanzaban su climax, jajaja) porqué las tertulias en ese lugar eran apasionantes,… deportes, historias e incluso política eran en centro de conversación que yo podía pasar horas escuchando,…
Con lo que respecta a los Fondouks me parececieron fantástiscos, como si uno fuese a encontrarse en una cueva de Alíbabá,… o un desván repleto de cosas,…
Me ha encantado!
Pues eso mismo, Norte: Lugares de intercambio jjjjjj
Y los fondouks a mí también me fascinan por eso mismo que dices. Traspasas una puerta pensando ¿Qué habrá dentro? Y de pronto, en una mezcla de historia, comercio, curiosidad, encuentras un sin fin de tesoros escondidos. Pero, lo mejor sin duda es que, como no vienen en la Lonely Planet, por allí no pasa ni Perry. Mientras piensas ¿Cómo puede haber tanta gente fuera y nosotros estar aquí solos? Es como encontrar un oasís o un albergue en mitad de una ruta de caravanas.
Un fuerte abrazo!!!