Mandalay es la segunda ciudad más importante y caótica de Myanmar y, aunque muchos viajeros llegan hasta aquí sólo para visitar las Ciudades Antiguas de Ava, Sagaing, Mingun y Amarapura, Mandalay también tiene algunos atractivos que no hay que perderse. Entre ellos, la colina de Mandalay, el Palacio Real, el Libro más Grande del mundo, Shwenandaw Kyaung –monasterio de madera tradicional birmano-, el Buda de Mármol o la Pagoda Mahamuni donde se encuentra la imagen de Buda más venerada de Myanmar.
Nuestro Hotel en Mandalay, el Hotel A1, era bastante céntrico, aún así, necesitaríamos un medio de transporte a lo largo del día, pues las distancias en Mandalay son largas. Amaneció lloviendo y decidimos acercarnos andando hasta el cercano Mercado Zeygo, pero como ya he contado, tantas estrecheces, tanto calor y tanta mercancía me agobió. Así que pensamos que lo mejor sería coger un medio de transporte para llegar a “Monasterio de Madera” y visitar el resto de lugares cercanos -en realidad, casi la totalidad de las cosas que hay que ver en Mandalay se encuentran aquí-. Y fue ahí… cuando se lió parda.
Una discusión subida de tono
Ningún taxi y ninguna pick up quería llevarnos, hasta que al final, lo que pensábamos era un buen samaritano nos subió –los cuatro bien apretaditos- a la cabina de su furgoneta y, sin recoger a más pasajeros, nos llevó directamente a la puerta del Monasterio del Palacio Dorado.
Yo, durante el trayecto, iba preguntando una y otra vez cuánto nos iba a cobrar, pero el conductor no abría la boca, así que, al bajar “se montó el pollo” a cuenta del montante del desplazamiento. Y cuando el conductor comenzó a gritar, un segundo joven que iba subido en la batea, bajó y arrinconó a Yayo entre el coche y la puerta, lo que le rebotó sobremanera y la discusión comenzó a salirse de madre.
De pronto, una decena de mirones se arremolinó alrededor del coche sin abrir la boca y fue entonces cuando intervine para pagar los 10.000 kyats (7€) por la carrera que conformaron al conductor y así zanjar la disputa, no fuera a ser que termináramos como en Camboya.
Hice como si no hubiera pasado nada y puse mucha ilusión en la visita que íbamos a hacer al Monasterio de Madera que, realmente, me entusiasmaba.
La entrada al Monasterio cuesta 10.000 Kyats (7 €), aunque los niños no pagan. El ticket de la Zona Arqueológica de Mandalay –que sirve para Mandalay, Sagaing, Ava y Amarapura- es válido durante una semana y se puede comprar tanto aquí como en la puerta del Palacio Real, en realidad, en cualquiera de los accesos que requieran de los tickets para entrar. Sin embargo, tras esta visita, como no entramos al Palacio Real, no volvieron a pedírnoslos.
El Monasterio de madera Shwenandaw Kyaung
El Monasterio de madera, Shwenandaw Kyaung (también llamado Monasterio Shwe Nandaw Kyaung y Monasterio del Palacio Dorado), es una maravillosa muestra de la arquitectura tradicional bamar que se realizaba en teca.
El monasterio formó parte, en su día, del complejo tradicional palaciego, aunque el rey Thibaw Min mandó desmontar el edificio y ensamblarlo fuera de las murallas, lo que resultó crucial para su supervivencia, ya que durante la Segunda Guerra Mundial todos los edificios reales sucumbieron bajo las bombas, de hecho, el Palacio Real en Mandalay que se contempla en la actualidad es una reconstrucción del original, motivo por el cual no nos apetecía visitarlo.
El Rey Mindon murió en estos aposentos y su sucesor, Thibaw Min, pensaba que su espíritu vagaba encerrado en ellos. Por este motivo, mandó desmantelar la construcción y construir un lugar de culto para interceder por la memoria de su padre. Y así surgió el Monasterio, cuyos trabajos de desmontaje y montaje se llevaron a cabo a lo largo de cinco años.
Contemplar el Monasterio del Palacio Dorado es una auténtica pasada; ya no sólo por la peculiaridad de su estructura, sino porque se halla cubierto de tallas y posee un tejado de cuatro niveles. Además, se puede acceder a su interior para contemplar sus imponentes columnas de madera y sus diez tallados del Jataka (Historias de las vidas anteriores de Buda).
Desde allí, caminamos hacia Kuthodaw Paya –que está bastante cerca- para ver lo que se conoce como “El Libro más grande del mundo”.
Kuthodaw Paya o El Libro más grande del Mundo
Kuthodaw Paya es una pagoda o un recinto religioso famoso por albergar lo que se conoce como “El Libro más Grande del Mundo”. Y ¿Qué demonios es esto? Pues esto es que al Rey Mindon, el mismo que promovió el desmontaje y montaje del Monasterio del Palacio Dorado para que le rezaran porque andaba vagando, se le ocurrió que grabaran en losas, una por página, los quince libros del Tripitaka –literalmente “tres cestas”, en referencia a las cestas en las que se contenían los escritos de las enseñanzas budistas originales- y que albergaran cada página (730 en total) en una pequeña estupa.
Dicen que cuando las páginas del libro se dieron a conocer a mediados del siglo XIX, cada línea de escritura se había elaborado con tinta de oro y las tablas de piedra se encontraban decoradas con piedras preciosas. Pero, tras la invasión británica, las tropas inglesas saquearon el sitio del templo –como hicieron en medio mundo-, despojando su tinta de oro y piedras preciosas.
Se necesitaron más de doscientos redactores para esculpir las hojas de piedra y se ha calculado que, leyendo una media de ocho horas diarias, una persona tardaría cuatrocientos cincuenta días en leer todo el libro.
El Rey Mindon, excéntrico donde los haya, convocó el Quinto Concilio Budista para hacer, entre otras cosas, leer el libro a más de 2.400 monjes que emplearon más de seis meses, a jornada completa, en completar la lectura. El 1900 se hizo una edición en papel con las transcripciones contenidas en la Kuthodaw Paya. Hubo que imprimir 38 tomos, cada uno de los cuales, contenía unas cuatrocientas páginas.
Kyauktawgyi Paya
El Libro más grande del Mundo se encuentra a los pies de la Colina de Mandalay, así que allí que nos dirigimos, otra vez andando, pero hicimos una parada en la Pagoda Kyauktawgyi, cuya fama proviene de su buda de mármol de 8 metros de altura y 900 toneladas de peso, tallado en un solo bloque.
La gran roca de mármol era de tal envergadura que, cuentan, fueron necesarios 10.000 hombres y trece días para transportarlo desde las cercanas minas de mármol hasta su emplazamiento actual.
En esta zona, todo está cerca y puede recorrerse en una mañana.
Teníamos pensado subir los más de 1.700 escalones que llevan a la cima de la Colina de Mandalay cuando el cielo descargó toda su furia contra nosotros y nos refugiamos en el bar de una encantadora señora.
Pasamos un buen rato allí hasta que terminamos acomodándonos en las sillas mientras contemplábamos la lluvia… Estábamos realmente cansados, así que, desistiendo de la escalada, decidimos subir a un taxi e ir a comer en los chinos de detrás del Diamond Plaza. Desde allí, poco más hicimos ese día. Necesitábamos descansar y no volvimos a salir más que para cenar.
Si te ha gustado esta entrada, puedes ver también nuestro vídeo sobre el MONASTERIO DEL PALACIO DORADO
10 comentarios
No tenía ni idea de la existencia ni de que se le conociera como el libro más grande ha sido realmente interesante y el monasterio es realmente una maravilla, un lugar increible!! Un besito
el blog de Sunika
Hola Asunción!
Como dice el dicho… nunca te acostarás sin haber aprendido algo nuevo. Me alegro que te haya gustado.
Un beso
Hola Julia!
Antes de visitar cada lugar nos informamos de los lugares que queremos ver, el precio de las cosas, los itinerarios, la seguridad, la historia,… Lleva bastante tiempo, sobre todo, si ocurre como este año, en el que hemos visitado tres países; pero es la única manera que entendemos de visitar un país y elegir lo que que queremos hacer. A veces, las expectativas coinciden con la realidad, otras, la superan; pero también es cierto que nos llevamos algunas decepciones y es precisamente por eso, por lo que creamos este blog; para transmitir nuestras impresiones, ofrecer la información que tenemos,… ¿no lo hacen otros con nosotros?
Me alegro que te hayan gustado los lugares de los que hoy hablamos. Y me alegro de que podamos hacerte viajar.
Muchos besos Julia.
Una de las cosas me más me ha llamado siempre la atención de vuestros viajes a sitios exóticos, es la facilidad que tenéis para entenderos con la gente y adaptaros a sus sistemas de pago. Supongo que es porque antes os informáis muy bien de lo que es razonable pagar en cada sitio por cada cosa, pero no deja de tener mucho mérito. El incidente que nos cuentas en esta ocasión con el conductor pone de manifiesto que no es un tema menor y que puede dar lugar a muchos problemas.
Jamás había oído hablar del libro más grande del mundo o del monasterio de madera, y me han parecido impresionantes. No me canso de leer las historias que nos cuentas y visitar los lugares a los que nos llevas, aunque solo sea desde una pantalla de ordenador 🙂
Un post excelente, como siempre, Macarena. ¡Muchas gracias!
Hola Miguel!
Tus palabras son alentadoras. Espero estar consiguiendo el objetivo de ayudar a los demás con sus viajes. Pero, llevas razón en cuanto a lo que dices de los recuerdos… Fue otro de los motivos que me impulsó a comenzar: tantos y tantos se estaban ya acumulando en mi mente que los iba perdiendo con el paso de los años…
Aunque… siempre se puede mejorar…
Me alegro que hayas disfrutado con nuestra entrada y ¡Gracias a ti siempre!
Muchos besos
Hola Macarena.
¡Que encantador el título de la entrada de hoy!
Como buena periodista, titular perfecto.
Del incidente, lo mejor pasar página (inteligente actitud),estafadores en el turismo en cualquier lugar del mundo, gajes del viajero….
Como le comentabas en parte a Julia, creo que un viaje tiene tres etapas y todas son especiales:
La primera elegir el destino y los preparativos, ahí empieza ya el viaje. La segunda el propio hecho viajero y la tercera el recuerdo y el volver a revivirlo en esta caso con tu magnífico blog de viajes.
Si además aportas información relevante para futuros viajeros o simplemente el hecho de poder disfrutar de tus crónicas viajeras a seguidores como yo y otros muchos, pues debes estar muy orgullosa de lo que estás haciendo.
De hoy me quedo con la magnífica estatua de Buda en Mármol y con el libro, como no. ¿La comida está tan rica como en las fotos? de nuevo me abres el apetito, ¡que pinta!
Bueno Macarena, gracias por tus crónicas viajeras, muchos besos familia!!!
Hola Macarena, me ha gustado especialmente el palacio de madera, no porqué sea más bonito que el resto, sino por mi especial atracción por la madera. Fíjate que cuando voy por la playa y encuentro esos trozos de madera pulidos por el mar y blanqueados por el sol y la salitre, no puedo evitar recogerlos y, sobre todo, tocarlos; su tacto es realmente especial.
Con relación al incidente, veo que estáis acostumbrados a estas cosas. Lo mejor, lo que hicisteis,… olvidaros y disfrutar.
Buen fin de semana!
¡Hola Norte!
El mar… siempre el mar ¡Qué guay! o cierto es que el Palacio de Madera es una pasada, aunque con el mantenimiento que tiene… No sé yo cuánto tiempo podrá conservarse. Además, aunque sea de teca, la humedad allí es extrema y la madera… ya se sabe. Así que hemos tenido una gran suerte de haberlo podido contemplar.
El incidente… pues sí, como alguna que otra vez… Pero bueno.
Muchos besos
¡Hola familia! Por fin ya regreso para disfrutar con estas fantástcas publicaciones viajeras.
¡Qué mal rollo inicial con el hombre de la furgoneta que luego os quiso rascar el bolsillo! Yo hubiera hecho lo mismo tú, Macarena, pagarle y allá con su conciencia.
El Monasterio de madera, Shwenandaw Kyaung o también conocido como Monasterio del Palacio Dorado me ha dejado impactada ¡qué preciosidad!
También me ha llamado mucho la atención El Libro más grande del Mundo que en realidad es una bellísima pagoda donde están escritas las páginas del libro.
Mejor que no subierais los más de 1.700 escalones que llevan a esa cima de la Colina de Mandalay, porque menuda paliza os hubierais dado. Seguro que os vendría de perlas reponer fuerzas en ese bar con estos platos que nos mostráis en las fotografías.
Un abrazo para cada uno y besos para vosotras.
Me alegra que te gusten los lugares que mostramos. La verdad es que son peculiares, al menos, a nosotros nos lo parecieron… diferentes, específicos del país, nunca vistos…
Y, como bien dices, no me arrepiento de no haber subido a Mandalay Hill. Tampoco hubiéramos podido ver nada con las nubes y la tromba de agua que estaba cayendo.
Muchas gracias, Estrella. Siempre es un placer verte aquí.
Besitos.