Nuestra estancia en Bagán tocaba a su fin, aunque aún quedaba tiempo suficiente para disfrutar de la zona. El día anterior contratamos una excursión al Monte Popa que visitamos por la mañana. Dedicamos el mediodía para recorrer los estrechos pasillos del Mani Sithu Market en Nyang-U y a las 17.00, pusimos rumbo a Mandalay.
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Monte Popa |
Monte Popa
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Furgonetas que recorren el trayecto Nyang-U – Monte Popa |
La excursión de medio día al Monte Popa, a 50 kilómetros de Nyang-U, es la única que puede hacerse a los alrededores de Bagán. Para llegar al Monte, se puede tomar una pick up junto al Mercado Mani Sithu por poco más de un euro, pero se tarda más de dos horas y media en hacer el recorrido porque se hacen infinidad de paradas. Las camionetas salen a las 8:00 y vuelven a las 13:00 horas.
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Puesto de carretera en el camino hacia el Monte Popa |
La otra opción es contratar una plaza en un bus colectivo por 10.000 kyats o un taxi con conductor por unos 35.000 Kyats (unos 25 €) en cualquiera de las agencias de Bagán. Y esta fue la opción que elegimos nosotros. En primer lugar, porque somos tres, con lo cual la suma es más o menos la misma; por otro lado, porque nos permitiría adaptar el horario a nuestra conveniencia.
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Manufactura de aceite de coco |
Salimos a las 9.00 de la mañana, habiendo hecho el check out y dejando el equipaje en la sala de maletas del hotel. Se tarda una hora en llegar al Monte Popa desde Bagán y el camino se realiza por una carretera llena de palmeras y poco habitada, donde hay algunas fábricas que manufacturan coco para hacer aceites y dulces.
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Monte Popa |
El Monte Popa es un volcán cónico que mide 1518 metros y no se sabe si se encuentra activo o no desde que entrara en erupción en el año 442. En la parte superior del cono volcánico, hay una meseta sobre los 850 metros de profundidad del cono en la que se construyó la Pagoda Taung Kalat “La Colina Pedestal”, en referencia a la apariencia de pedestal que tiene el cono volcánico que sustenta al monasterio.
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Pagoda Taung Kalat (La Cima de Popa) |
Popa es un lugar misterioso. Una especie de “castillo de cuento de hadas” que se alza en medio de una llanura arbolada y que está habitado por 37 espíritus, reminiscentes de la época animista previa al budismo bamar –en realidad las creencias animistas están arraigadas y siguen persistiendo aún hoy en el ideario colectivo de Myanmar-. Incluso, dicen, aquí habitan los cuatro espíritus más importantes de la naturaleza y por eso llaman a este lugar “El Olimpo de Myanmar” y es uno de los referentes animistas (a la vez que budista) del país. Lugar de peregrinación por excelencia, sus dos grandes fiestas de los espíritus tienen lugar durante la luna llena de mayo/junio y en la de noviembre/diciembre.
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Peregrinos en el Monte Popa |
Dicta la superstición que para subir al monte Popa no hay que ir vestidos ni de rojo ni de negro. Tampoco hay quei decir palabrotas o cosas malas, ni llevar encima carne (sobre todo de cerdo), ya que los nats podrían ofenderse y enviar una racha de mala suerte al peregrino. También, hay que vestir con corrección: Ni tirantes, ni pantalones cortos.
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Llegada al lugar del Monte Popa |
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Puestos a los pies del Monte Popa |
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Acceso a las escaleras del Monte Popa |
La vista al Monasterio es gratuita y el acceso al Monte se puede realizar entre las 7:00 de la mañana y las 17:00 horas. La subida de sus 777 escalones debe hacerse descalzo y, por ello, en uno de los desniveles hay unas taquillas en las que dejar los zapatos tras la preceptiva “donation to the temple”.
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Taquillas para zapatos en el Monte Popa |
Las escaleras están techadas para proteger al peregrino de las inclemencias meteorológicas y el ascenso se realiza entre vendedores, monos, peregrinos, turistas –pocos- y “solicitantes de donaciones”. No hay ascensor, así que hay que armarse de paciencia y agua para realizar la subida.

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Escaleras de subida al Monte Popa |
Ya hemos hablado con anterioridad que la presencia de vendedores y tiendecitas es una constante en los lugares sagrados de Myanmar y, por ello, aquí también es común encontrar comidas y bebidas, souvenirs, ofrendas y artículos religiosos. La novedad, sin embargo, es encontrar a lo largo de todas las escaleras los cientos de monos ladrones que pasean a sus anchas ensuciando las escaleras de cacas y pipís, provocando en ocasiones un olor fuerte y desagradable. Lo que, unido al pobre mantenimiento de las infraestructuras de acceso, los escupitajos de betel, la posibilidad de pisar un pis o una caca y los “limpiadores” que más que limpiar restriegan el agua sucia de los orines, puede llegar a resultar poco agradable.
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Puestecillos en la escalera de subida al Monte Popa |
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Tiendas de souvenirs en la subida al Monte Popa |
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Escupitajos de Betel en los asientos de la escaleras |
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Restaurante en las escaleras del Monte |
Durante el ascenso, es más que común encontrar a personas que, fregona en mano, solicitan una “donation for cleaning”. El problema es que ¡son demasiados! Y también hay diferentes niveles con pequeñas estupas que piden su correspondiente y libre “donation to the temple”.
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«Capilla» en la subida al Monte Popa |
Al coronar la cima, se desmonta el mito sobre el templo y priman más las vistas que la arquitectura. Lo más guay, quizá, sea la interacción con los visitantes.
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Hasta donde alcanza la vista desde la cima del Olimpo |
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Cima del Monte Popa |
No quisiera ser pájaro de mal agüero. En realidad hay que visitar Popa para poder posicionarse del lado de defensores y detractores. Se trata de una Ítaca que, como en la Odisea, vale más por el camino que te lleva a ella que por el lugar en sí. Pero merece la pena hacer el viaje.
Mani Sithu Market
Llegamos a Nyang-U cerca de las 13:00 y le dijimos al conductor que nos dejara en el Mercado.
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Mani Sithu Market (Nyang-U) |
Mani Sithu Market es el mercado local de Niang-U que comprende una zona techada en su interior y un sinfín de puestecillos ambulantes en sus alrededores. Sus pasillos son oscuros y estrechos y hace un calor terrible en su interior; pero las vendedoras son todo dulzura y timidez.
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Interior Mani Sithu Market (Nyang-U) |
Se puede pasear por sus pasillos sin ninguna restricción ni molestias y se puede comprobar que la dieta básica de los bamares se compone de pollos, huevos y verduras, apenas carne y pescado. Pero además, se pueden encontrar puestos de longys –sarongs, pareos-, marionetas, lacados y cobre, que son los souvenirs típicos de esta zona del país, a precios muy asequibles.
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Mani Sithu Market (Nyang-U) |
De Bagan a Mandalay
Anduvimos hasta el hotel por las calles de Nyang-U y tomamos una frugal comida en nuestro restaurante preferido, el HTI.
Esperamos en el hall hasta que una pick up nos metió en la batea y nos llevó tres calles más arriba donde nos subimos en la minivan que tardaría 4 horas en recorrer los escasos 183 kilómetros que separan ambas ciudades.
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Interior del minibus de Bagán a Mandalay |
Las carreteras de Myanmar son para odiar. El firme irregular y la falta de amortiguación de los vehículos te llevan de un lugar a otro sin apiadarse de ti. No obstante, y ya hablaremos de ello, este trayecto, que transcurre durante 3 horas por carretera nacional y una por autovía, es más magnánimo que el camino entre montañas de Mandalay a Inle.
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Paisajes montañosos de los alrededores del Lago Inle |
Al salir –o entrar- en cada comarca, región, o departamento –que yo no sé cuál es la organización territorial administrativa de Myanmar- el copiloto saca el cuerpo del autobús y le da un billete a un controlador que hay cada cierta distancia junto a una barrera en la carretera. Así que, entre subidas y bajadas de pasajeros y los pagos a medio camino, el tiempo se dilata mientras te zarandeas en el interior del asiento golpeándote la cabeza una y otra vez con lo que haya cerca. Parada oficial: una, para comer y hacer pis en un chamizo sin luz ¡Qué no veas tú para preguntar dónde está el baño! ¡Menos mal que al final arrinconé a una señora para, con mucho disimulo, señalar mi cremallera! Y así pude darme un cabezazo con la viga del chamizo para inspeccionar el agujerito que Macarena y yo tendríamos que usar.
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Puestecillo callejero en Mandalay |
La furgoneta nos dejó en la puerta del hotel a las nueve en punto –también hemos comentado que los transportes diurnos te dejan y te recogen del hotel, con lo cual te ahorras el taxi-. A esa hora, en la que estaba ya todo cerrado, no nos quedó más remedio que cenar, por 50 cm los tres, en un, no muy higiénico, puesto callejero en el que sólo servían té y un delicioso arroz blanco.
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Muchas gracias, Miguel. Comentarios como el tuyo me animan a seguir contando nuestros viajes.
Monos hemos tenido, efectivamente, en las Cascadas de Ouzoud y en el camino a las Fuentes de Oum Er Rabia en Marruecos; en la subida a las cuevas de Dambulla en Sri Lanka, en el Monkey Forest de Ubud, en Bali; en el Zoo de Dakar y en Camboya no los vimos porque posiblemente se los habrían comido. Y este año… aquí, en el Monte Popa y en las Batu Caves de Kuala Lumpur. Realmente, aunque no lo había pensado antes, son una constante cada vez que viajamos ¿Tendrá algún significado espiritual? Uffff Y ahora que estamos en la intimidad de los comentarios, diré de ellos que, en la mayoría de lugares, son "monos cabrones" y hay que tener un cuidado con ellos… Se te abalanzan como lleves algo en las manos para quitártelo y, si te acercas demasiado, te enseñan los dientes. Realmente les tengo algo más que respeto porque transmiten la rabia y porque, cuando era pequeña, me mordió uno en un circo por darle un cacahuete pelado -al chico le gustaban con cáscara- y me tuvieron que llevar al hospital ¡Y se lió una con mi pobre abuelo que era el que me había llevado al circo!
Estos sí que son macacos -similares a los otros- aunque no creo que sean "de berbería" ¡Tendrían que haber viajado muy lejos! Jjjjjj aunque ahora que se han puesto de moda las especies invasoras, vaya vd. a saber.
Y del cansancio físico… decirte sólo que, cuando llegas abajo, te tiemblan los pies, las rodillas, los fémures, las pantorrillas y yo, que para esto de los esfuerzos físicos son más bien flojita…
Un beso fuerte.
Hola Norte,
El halo de misterio que envuelve el sitio es una bonita historia y las vistas desde la cima son realmente espectaculares; pero ¿Realmente merece la pena ir a Popa? Tendrás que viajar hasta allí y contarlo en tu blog algún día.
Muchos besos
Hola Macarena, la verdad es que tienes una facilidad para enganchar al lector, que tus textos se convierten en una delicia muy amena para su lectura.
La visión del Monte Popa desde abajo es escalofriantemente bella.
A diferencia de la película 39 escalones aquí son 777, todo un logro el subirlos.
Y de nuevo los "amigos" monos, conocidos por mi en en el Peñón de Gibraltar, creo recordar que también los fotografiaste en Marruecos y reaparecen en Myanmar, yo diría que son casi iguales, no se si me podrás confirmar sin son la misma especie exactamente.
Por lo demás, una excursión muy interesante a pesar del cansancio físico que supongo conllevaría.
Un beso Macarena y esperando desde ya tus nuevas crónicas viajeras por el país asiático.
Bonito colofón del viaje a Bagán, especialmente por la maravillosa vista que se obtiene como premio al subir los más de 700 escalones. Feliz semana!
Menuda subidita hay al monte!! Y sobre todo me ha sorprendido lo que hay construido en el cono del volcán pero realmente luego las vistas son espectaculares. Me han llamado la atención las marionetas, porque me encantan y las que se ven en la foto son una monada. Un besazo.
el blog de Sunika
Hola Asunción,
Pues sí ¡Menuda subida!
Las marionetas son un souvenir típico de Myanmar. Así que las puedes encontrar en muchos lugares por muy poco. Ya hablaremos de las compras en Myanmar. Espero que para entonces visites nuestra entrada.
Un saludo
¡Hola Julia!
El camino… horroroso, pero nada comparado con lo que fue el trayecto de Mandalay a Inle. De hecho, la pobre Macarena se puso mala.
Me alegro que te gusten las fotos y sí, Macarena se está haciendo mayor… pero vamos como nosotros.
Gracias a ti Julia. Es siempre un placer.
Muchos besos
Apasionante vuestro viaje y la forma en que lo cuentas, Macarena. Qué pena que una vez llegados arriba del monte Popa sintiérais algo de decepción, creí que sería un lugar increíble que bien justificaría el esfuerzo. Y el trayecto en la carretera hacia Mandalay, no me lo quiero ni imaginar, especialmente si como yo os mareáis cuando hay curvas y no podéis mirar por una cristalera amplia hacia delante. Para mí habría sido un auténtico desastre, aunque también esas cosas luego se convierten en anécdotas.
Las fotos una maravilla, como siempre, y hay que ver lo mayorcita que se está haciendo Macarena, hasta la carita le va cambiando ya. Un gusto verla tan guapa 🙂
¡Gracias por el paseo, espero la próxima entrega del viaje! Un beso para los tres.
Ese volcán del Monte Popa me ha dejado impactada, menos mal que no está activo porque debe ser enorme y no quier pensar en la catástrofe si le diera por entrar en erupción de nuevo, ya que nada menos en su meseta han construido la Pagoda Taung Kalat “La Colina Pedestal” debido a la forma de ese cono volcánico que sustenta al monumento.
La odisea de esos 777 pasos para alcanzar la cima desde luego que es lo más destacado del recorrido, sin ascensor y soportando toda esa suciedad que originan los monos, menos mal que las han techado, porque sería ya el colmo que se subieran aguantando "el chaparrón", literalmente hablando.
Las vistas desde ese "olimpo de los dioses" son magníficas, como lo demuestran las fotos. Me gusta esta frase que has escrito acerca de esta experiencia: "Se trata de una Ítaca que, como en la Odisea, vale más por el camino que te lleva a ella que por el lugar en sí".
El mercado de Mani Sithu, es enorme, con una gran variedad de vendedores y productos. Los pasillos efectivamente se ven estrechos y oscuros, no me extraña que hiciera calor allí metidos, aunque las vendedoras hacen lo posible por caer simpáticas y amables.
Precioso reportaje que me deja con la intriga de conocer qué nuevas experiencias vivisteis en Mandalay.
Un abrazo para cada uno y besitos para vosotras.
Ay Estrella!
Menuda subida a Popa y qué decepción. Yo, esperando encontrarme un castillo de hadas y dragones sobre la cima del volcán y allí sólo había unas cuantas edificaciones sin mantenimiento y un suelo lleno de cacas y pipís de monos. Yo creo que si lo cuidaran más, acudirían más viajeros, aunque a los peregrinos nacionales les basta…
¡Te esperamos en las entradas sobre Mandalay!
Muchas gracias por visitarnos y miles de besitos.