Alba Iulia es una población transilvana de rancio abolengo, cuyos orígenes se remontan 2.000 años en el tiempo y en la que destaca la ciudadela fortificada de Alba Carolina, la fortificación más grande de Rumanía.


La relevancia histórica de Alba Iulia se debe a que fue allí en donde se coronó al príncipe que unió las provincias de Moldavia, Valquia y Transilvania en 1600. Además, fue en Alba Iulia donde se votó y aprobó la adhesión de Transilvania al Estado Rumano en 1918.
La Ciudadela de Alba Carolina
La principal atracción de Alba Iulia es su ciudadela fortificada, denominada Alba Carolina, con forma de estrella, construída a principios del siglo XVIII para defender a sus habitantes, pertenecientes al Imperio de los Habsburgo, de las incursiones otomanas.


El conjunto posee tres sistemas de defensa y siete baluartes que dan a la planta forma de estrella y por los cuales se accede al interior de la fortificación. La Trinidad es el bastión más grande. Los otros reciben principalmente nombre de santos: San Esteban, Eugenio de Saboya, San Miguel, San Carlos, San Capistrano y Santa Isabel. Posee gruesos muros de ladrillo separados por grandes fosos y en su interior se alberga un sinnúmero de edificios civiles y religiosos, además de los dedicados a dar soporte a la infraestructura turística, como hoteles y restaurantes.


El papel de la ciudadela era defensivo – militar por el sistema de baluartes, la tipología de las piezas de artillería que poseía y por el número de tropas que alojaba en su interior. La fortaleza sólo fue atacada en una ocasión durante su existencia, pero nunca llegó a ser conquistada.


Lugares de interés en Alba Iulia
La fortificación puede recorrerse a pie en una jornada. Los lugares de interés que pueden ser visitados son:


La Catedral romano-católica de San Miguel


Dicen que esta catedral es la más antigua del país. Su estilo arquitectóncio es el románico medieval de Transilvania y, en su interior, se encuentran la tumban de Juan Hunyadi y de la reina de Hungría Isabel Jagellón.
La Catedral de la Coronación (Catedrala Reîntegririi)


Esta gran iglesia es la sede de la archidiócesis ortodoxa rumana de Alba Iulia y se construyó para la coronación de los primeros reyes de Rumanía: Fernando I y la reina María.
El Museo Nacional de la Unión
Se le considera uno de los mejores museos de Rumanía y en él, destaca la Sala de la Unificación, en la que tuvo lugar el 1 de diciembre de 1918, la integración de Transilvania en el Reino de Rumanía. Posee una gran exposición de objetos arqueológicos, etnográficos, libros y documentos.
La Biblioteca Batthyaneum y observatorio astronómico
Ubicado en el antiguo monasterio de los Trinitarios, en 1780 su interior se adaptó para albergar una biblioteca y el primer observatorio de Transilvania. La biblioteca posee más de 60.000 volúmenes, entre los que se encuentran manuscritos e incunables, como el Codex Aureus, un evangelio del siglo VIII – IX con letras de oro e ilustraciones en miniatura.
El Oblisco a los líderes Horea, Closca y Crisan


Este monumento conmemora el ajusticiamiento de los cabecillas de una revuelta ocurrida en Transilvania entre 1784 y 1785 contra la servidumbre feudal y a favor de la igualdad de derechos.
La Muralla


Posee 12 kilómetros, forma estrellada, siete bastiones y 6 puertas de acceso.
La Ruta de las tres fortificaciones


La Ruta de las tres fortificaciones realiza un repaso por las diferentes épocas del pasado de Alba Iulia: como Castro Romano, como Fortaleza Medieval y como ciudad fortificada del siglo XVIII.
Iglesia Memorial a Mihai Viteazul (Biserica memorialã “Mihai Viteazul”)
Se trata de una iglesia de madera dedicada a la Santísima Trinidad ubicada cerca del obelisco erigida, en honor a Miguel el Valiente, quien logró la unificación de los tres principados de Rumanía.


Pese a que Alba Iulia es un sitio curioso, muy cuidado y, desde luego, de obligada visita en este lado del país, no llegó a trasmitirme el entusiasmo que pude sentir en otros lugares de Rumanía. Alba Carolina se hallaba poco animada a lo que contribuían tanto la falta de turismo con la pandemia, como el calor que hacía en el interior de las murallas en las que no se puede encontrar ni una sola sombra. Además, la mayor parte de sus edificios se encontraban en proceso de restauración y cubiertos por una lona.


Durante nuestra estancia, dormimos en el Hotel Prestige -180 lei (36€)- y comimos estupendamente.


6 comentarios
Me recuerda a otras ciudadelas en otras ciudades que he visitado, es curioso como se repiten algunos patrones. Un beso
Puede ser, Asun.
¡Un beso!
¡Hola, Macarena! Es verdad que después de ver otros enclaves de Rumanía este, a juzgar por las fotos y por tu comentario, parece un poco menos vistoso o llamativo, si lo comparamos con la ciudad de los ojos, o el castillo de la última entrada. Y es que el nivel estaba ya muy alto! Un abrazo!
Es que es eso, David. Aunque tampoco me gustaron las ciudades del Imperio Astro-Húngaro que vinieron posteriormente. Pero luego, visitamos los campos de Maramures y pudimos volver a vivir la esencia de una Rumanía más encantadora.
¡Feliz fin de semana!
A ver, la ciudad no desmerece interés alguno pero estoy de acuerdo contigo pues yo también me quedo con La Rumanía que nos has enseñado en las anteriores entradas. Pero es solo cuestión de gustos y de la inevitable comparación a la que tanto recurrimos.?
Gracias por el trabajo que hay detrás de cada entrada que nos compartes, el esfuerzo y el mérito para que nos llegue de manera tan cercana y amena, además con todo lujo de detalles interesantes.
Un besazo, Macarena!!?
No es eso, Nélida, pero a mí me pareció un lugar muy sosete. No sé, el resto de las regiones son tan vivas, que esto parecía «un enclave de la nobleza actual». Ni te imaginas el hotel del interior de la ciudadela, o los restaurantes… Supongo que estamos demasiado acostumbrados a las cosas sencillas. Aún así, un enclave tan lleno de historia, merece también la pena.
Un beso grande.