El Castillo de Peles, que toma el nombre del río cercano, es la gran joya de la población de Sinaia y una de las atracciones más visitadas de Rumanía. Pero el Castillo de Peles no es un castillo al uso con torres y almenas, es más un fenómeno arquitectónico: una gran y moderna casona del siglo XIX convertida en residencia de verano en mitad de un paisaje espectacular en el corazón de los Cárpatos.
Historia del Castillo de Peles
Tras la visita del monarca Carlos I, primer rey de Rumanía, a la localidad de Siania, decidió construir un castillo en la zona, impresionado por la bella naturaleza del lugar. Tras la compra de un terreno cercano al Monasterio de Sinaia, se coloca la primera piedra del castillo, en el año 1875, bajo la cual se entierran las primeras monedas de lei con la cara del monarca.
Fueron varios los proyectos arquitectónicos para el castillo al estilo de los castillos del Valle del Loira, aunque Carlos I se decantó por un proyecto de estilo neorrenacentista alemán con elementos del Renacimiento Italiano, el gótico y el rococó francés. Y por esta mezcla arquitectónica, su decoración interior, su ubicación y su historia, el Castillo de Peles es un lugar único en Europa.
Aunque el castillo se completó y se inauguró en 1883, sólo fue finalizado 20 años más tarde, cuando se añadieron todas las accesiones y ampliaciones.
El Castillo más moderno del siglo XIX
Se considera que el Castillo de Peles fue uno de los más modernos al momento de su construcción: se le dotó de su propio generador eléctrico, así que disponía de electricidad. También disponía de un techo de cristal desmontable con ayuda de un motor eléctrico que permitía al rey disfrutar del cielo estrellado en las noches de verano. Además, disponía de calefacción y ascensor.
Pero además de ser un castillo confortable, tenía todo lo que se le puede pedir a un palacio: mármol de carrara, metales preciosos, alfombras, cristal,… Desde luego al Castillo de Peles no le falta un detalle y no hay rincón en el mismo en el que la vista pueda descansar del abigarramiento de objetos, adornos, ornamentos y telas. El servicio de limpieza, desde luego, no tendría un minuto de descanso.
Los reyes residían en el castillo durante los meses de verano, de mayo a noviembre, y por ello, allí se llevaron a cabo importantes reuniones políticas y se dio cobijo a numerosas personalidades de la época. Allí nació Carlos II, sucesor al trono, y allí se celebró la boda de su hermana.
Cuando el rey Miguel I se vio obligado a abdicar en 1947, el Estado confiscó el castillo de Peles. Después de la revolución de 1989, el castillo fue devuelto al antiguo rey. Durante la época de Ceausescu, entre 1975 a 1990, el castillo estuvo cerrado el público y hubo que esperar a 1991 para verlo reabierto como museo.
La segunda atracción más visitada de Rumanía
Hoy día es el segundo lugar más visitado de Rumanía después del Castillo de Bran.
El Castillo de Peles, con tanto adorno y tanta cosa, tiene mucho que ver. Posee 160 habitaciones y varios accesos y escaleras interiores. Posee despachos, salones, comedores, dormitorios, baños, pasillos, salas de estar, salas museo, biblioteca, exposiciones de armas, e incluso una sala de teatro, con un pequeño escenario y 60 asientos.
Además de este castillo, se construyeron el Castillo de Pelișor, el Cuerpo de Guardia, el Economatul, la Casa de Caza Foișor, los Establos, la Central Eléctrica y la Villa Șipot. El castillo, además, está rodeado por siete terrazas decoradas con estatuas de piedra: un lugar adecuado para pasear y disfrutar del entorno natural del que se rodea.
Los rumanos sienten especial aprecio por este Castillo del que se sienten verdaderamente orgullosos.
Visitar el Castillo de Peles
Pese a que merece la pena visitar el Castillo de Peles, no era una de las cosas que más ilusión me hacían en nuestro viaje a Rumanía, ya que yo soy más del medievo. No sé, tanta opulencia me hace difícil concentrarme en detalles concretos y me da la sensación de ver ornamentos a puñados. Aunque bien pensado, quizá ésta fuese la intención de la moda del momento.
Para llegar hasta el Castillo de Peles, el coche se aparca en el mismo parking del Monasterio de Sinaia, o bien, hay un sendero por la parte superior del Castillo en el que se puede también dejar el coche. A nosotros, una señora nos dejó su aparcamiento, el de su casa, así que no tuvimos que pagar nada. No obstante, recomiendo la entrada desde el Monasterio porque todo el camino está lleno de puestecillos ambulantes con artesanías típicas de la zona y decenas de mujeres que venden frambuesas, arándanos y moras.
He visto fotografías de otros años y el lugar estaba absolutamente atestado. En nuestra visita, había muchos puestos, pero supongo que motivado por la pandemia, ni la cuarta parte de lo que habitualmente suele haber.
Tampoco había colas para acceder al interior. Eso sí, todo muy ordenado: toma de temperatura, distancia social, mascarilla, gel hidroalcóholico, pero ni rastro de lo que comentaban otros viajeros acerca de las visitas guiadas y de los patucos para no dañar las maderas del suelo.
Durante nuestra visita, el suelo se encontraba marcado con el recorrido que había que hacer y unos paneles te proporcionaban todo la información que supuestamente debes conocer sobre cada una de las salas. Además, unas señoras uniformadas se encargan de regañar a los que sacan fotografías y de indicar por donde hay que continuar con la visita.
Se pueden escoger dos tipos de tours en el Castillo de Peles. En el tour básico se puede visitar la planta baja que incluye las denominadas “salas históricas”, mientras que el tour completo incluye también la primera planta en la que se encuentran las dependencias privadas.
Nosotros escogimos el tour completo porque, dicho sea de paso, ni Yayo por discapacitado, ni yo por periodista, teníamos que pagar la visita; así que ¿Por qué dejar de aprovecharla?
Supongo que de haber tenido que pagar la visita, también hubiéramos escogido ver las dos plantas porque la parte de arriba es mucho más curiosa que la planta principal. Las habitaciones privadas y, sobre todo, sus cuartos de baño son realmente increíbles y adelantados a su época.
En teoría, en el castillo no se puede hacer fotografías a menos que se haya pagado una tarifa de 12€, pero realmente todo el mundo saca los móviles y, si les regañan, luego dicen: “Ups, perdón”, pero ya tienen su foto. Así que fue un poco la dinámica que usamos nosotros.
A la salida del Castillo, visitamos el cercano castillo de Pelisor y el resto de las estancias reales; pero hablaremos de ello en la siguiente entrada para que no haga muy larga la cosa.
Datos Prácticos para visitar el Castillo de Peles
Horario Castillo de Peles
Miércoles: 9:30 – 17:00
Jueves-Domingo: 8:30 – 17:00
Visita completa (planta baja + primer piso) – Entre las 10:00 – 15:30 (última entrada)
Última entrada para la exposición básica (planta baja) – 16:15
La taquilla cierra a las 16:10
Diariamente entre las 12:30 y 13:00, se hace una pausa para desinfectar superficies y ventilar espacios.
Lunes y martes: cerrado
Entradas al Castillo de Peles
EXPOSICIÓN BÁSICA (Planta baja)
Adultos – 30 lei (6€)
Jubilados – 15 lei (3€)
Alumnos, estudiantes – 7,5 lei (1,5€)
Euro Card <26 – 7,5 lei (1,5€)
El último grupo en visitar la exposición principal entra a las 16:15
TOUR OPCIONAL (Planta baja + Primera Planta)
Adultos – 60 lei (12€)
Jubilados – 30 lei (6€)
Alumnos, estudiantes – 15 lei (3€)
Euro Card <26 – 15 lei El (3€)
El último grupo en visitar el tour opcional entra a las 15:30
18 comentarios
Qué preciosidad de sitio, eso si mantenerlo y limpiarlo debe ser todo un reto, jajaja. Un beso
¡Ya ves, Asun! Entre los cristales, las cortinas y las alfombras, eso tiene que ser… Jajajajajaja
Un beso.
Me encanta este castillo Macarena tanto por dentro como por fuera. No me importaria nada poder visitarlo algun dia. Un beso y feliz tarde 💋💋💋
Es muy bonito, Vicenta. Quizá algún día… Muchos besos
Hola Macarena, es un sitio precioso todas sus estancia. Me ha llamado mucho la atención todos sus paneles de madera de nogal, llenos de relieves y esculturas, es una pasada.
me encantaría conocerlo. Cuídate, besos.
Desde luego, a este lugar, lujos no le faltan. Pero además, tiene un encanto especial tanto por su historia, como por encontrarse en el lugar que se halla.
Un besazo Cristina.
Ya veo que no te «cortaste» con las fotos,… jajaja,… las de Norte son penosas con eso de hacerlas a escondidas,… y también la gente,… cunado Norte visitó el castillo tuvo que esperar un buen rato para entrar a la espera de un grupo que tuviera plazas. A él personalmente le gustó más el entorno que el propio castillo,…
Un abarzo!
Uh qué va, Norte. La de las fotos es la «otra Macarena». Ella es la que no se corta jajajjaja El atrevimiento de la edad…
Nada, Norte, ya ves, fue un verano sin gente.
A mí, particularmente, no me gustan mucho este tipo de visitas. Debe ser que no soy de lujos. Por ello, dije que Bran sí satisfizo mis expectativas. Pero tampoco voy a desmerecerlo. No obstante, supongo que, en su caso, es muy al estilo de muchos otros castillos en Europa.
¡Un fuerte abrazo!
¡Hola, Macarena! Menudo castillo de cuento de princesas. Desde luego no le falta detalle, de entrada pensé que desde luego allí el confinamiento no tendría nada que ver con nuestros pisitos, pero luego viendo las paredes y habitaciones que conseguiste mostrarnos «de estranjis» no sé si al final se nos echaría encima tanto adorno y floritura.
Sea como sea es una edificación alucinante y un placer que nos hayas llevado de visita a ella. Un abrazo!
Uh David, pues fíjate que lo del confinamiento no se me ocurrió, pero sí pensé en que, de haber vivido en esa época, les hubiera regalado unos patines para ir de una habitación a otra. Debía ser un martirio olvidar el móvil en la habitación de arriba!!!! Jajajajaja
¡Un abrazo!
Me encantan estas visitas. Un castillo, su historia, transportarme a aquella época y los estilos que eligieron para construirla y adornarla.
Veo que no tiene desperdicio, habitación tras habitación, cuánta maravilla!!! Me encanta, de verdad.
Creo que yo hubiera estado «horas» visitando las estancias, empapándome de cada detalle, de su significado, de imaginar cómo era la vida en su interior, el día a día, ¿sentirían lo mismo aquellos ojos que miraban justo lo que hoy en día miro yo? Historias…vivencias…..alegrías….penas……proyectos……futuro y pasado. Conversaciones, hogar, familia y visitas…….Por no hablar de ese techo que podía moverse para que el Rey pudiese ver el cielo, qué maravilla!
Macarena, gracias por llevarnos hasta allí con tanto detalle y explicación.
¡Feliz Semana Santa!
Muchos besos.
Querida Nélida,
Ya sé que los castillos te encantan, pero ¿Realmente imaginas lo que debe ser vivir en un lugar así? ¿te imaginas acordarte de que te has dejado un libro encima de la mesa del comedor cuando llegas a tu cuarto? O que te apetezca una manzana de la nevera en mitad de la noche… ¡Kilómetros tenían que hacer cada día! Que da igual que los Reyes tuvieran «Servicio», los pobres tenían que echarse a temblar cuando tocara limpiar los cristales, o aspirar las alfombras, jajajajaja Pues eso es lo que yo pienso en un sitio así. Jjjjjjjjj
¡Muchos besos!
Estimada amiga, disculpa esta vez que no te lea pues llevo días con una fuerte irritación en los ojos, no quiero forzar la vista y leer lo menos posible, voy con las gafas de sol puestas ya varios días. La etapa de mi vida laboral encerrado en los despachos entre cuatro paredes a la larga pasan factura, ahora también ando algunas horas con el ordenador. Espero se me pase cuanto antes de lo contrario tendré que ir al oculista, aunque con esto de la pandemia lo mejor es ir lo menos posible a visitas medicas.
Un abrazo y buen resto de semana.
¡Vaya Juan! Qué mala noticia me das. Recupérate pronto y ¡Mucho ánimo!
Un fuerte abrazo!!!!
que bonito castillo, no lo conocía!
Me alegro que te guste.
Todo precioso y muy detallado amiga. Pero que sufrimiento para los criados. Atender a los señores sería un autentico maraton, anda que no haría km diarios.
Está estupendo. Me encantanlos frescos de las las paredes y esas balconadas de madera.
Buen domingo familia. Cuidaros.
Un abrazo.
En lugares así es donde una se da cuenta que es mejor tener una casa pequeñita jjjjjjj
Un fuerte abrazo, Laura. Feliz Pascua de Resurrección.