Multiculturalidad, contrastes y convivencia son expresiones de quienes se enorgullecen de vivir en lugares en los que cohabitan diferentes etnias, culturas y religiones compartiendo en cierta forma sus costumbres de forma respetuosa y armónica. Pero, lo que unos vemos como un ejemplo de convivencia pacífica, para los habitantes de un lugar puede ser diferente y sólo ellos conocen la realidad de la coexistencia de tanta diversidad de población en áreas tan reducidas.
Cuando tras visitar Singapur los viajeros hablamos de las excelencias del tipismo de sus barrios étnicos y sus contrastes, hacemos referencia a la viveza de sus colores, la comida de sus restaurantes y la belleza de sus fachadas coloniales, pero ¿Qué hay realmente detrás de las numerosas culturas, etnias y religiones que pueblan el gran emporio?
La división racial por «Barrios Étnicos»
Cuando Thomas Stamford Raffles fundó el puerto de Singapur en 1819 con el fin de asegurar el acceso británico a los mares de China, el frenético desarrollo y las oportunidades de trabajo y negocio que supuso la creación de un puerto libre, atrajo a una numerosa población asiática de China, Java e India.
La inicial política de segregación británica, dividió en asentamientos étnicos a la población inmigrante a fin de evitar conflictos, y de ahí surgieron los barrios de Little India, Chinatown y Kampong Glam, cercanos entre sí, pero separados geográficamente.
Al menos, aparentemente existe una convivencia pacífica entre todas las comunidades que habitan Singapur, constatable entre otros indicios, por hecho de la ubicación de templos de distintas creencias y religiones en cada uno de los barrios mayoritarios de una etnia. Así, en Chinatown, por ejemplo, se ubican, además de templos budistas y taoístas, mezquitas, como la Jamae, o el Templo de Sri Mariamman.
Las revueltas raciales de Singapur
A lo largo de la reciente historia de Singapur, sólo se conocen dos revueltas raciales: la primera en 1969, que se saldó con 4 muertos y 80 heridos y que se produjo por contagio de las revueltas chino-malayas iniciadas en Kuala Lumpur; y la de Little India, en 2013, provocada por el atropello de un miembro de la comunidad tamil por un conductor de autobús, que se saldó con 18 personas heridas, 25 vehículos incendiados y 27 detenidos.
Fue sobre todo durante los disturbios de 2013 cuando la población de origen singapurense presenció atónita unos acontecimientos poco frecuentes en un país en el que impera un orden absoluto impuesto por una asfixiante presencia policial.
Pero fue también entonces cuando se produjo una toma de conciencia entre las diferencias existentes entre los singapurenses y los inmigrantes extranjeros sobre los que la capital financiera cimenta su éxito: una ingente comunidad, sobre todo india, ajena al milagro económico de Singapur y mirados con recelo por la clase pudiente de la capital.
Recientemente, sin ir más lejos, se ha puesto de manifiesto la reticencia de los ricos a mezclarse con las clases más pobres cuando, en la crisis del coronavirus, el gobierno optó por la idea de reconvertir edificios de manera temporal en alojamientos para reducir la densidad de población en los barracones para trabajadores inmigrantes. El ministro para el Desarrollo Nacional y viceministro de Finanzas, Lawrence Wong, pidió durante el anuncio del plan, evitar la mentalidad de «no en mi patio trasero» y concentrarse en la «contribución» de los inmigrantes a Singapur, uno de los países con mayor renta per cápita del mundo.
Legislación sobre integración racial
Con todo, Singapur es, hoy día, uno de los estados que con mayor éxito ha abordado el problema de la integración racial en un territorio con tres etnias importantes y un gran número de religiones. Desde los disturbios de 1969, la ciudad ha sabido mantener una política de respeto y armonía que apenas se ha visto turbada, y que ha constituido uno de los pilares de su riqueza.
En el Informe inicial que Singapur debía presentar en 2018 en virtud del artículo 9 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial declaró que “Los singapurenses son conscientes de que mantener la armonía racial es un trabajo constante, que nunca debe darse por sentado”.
Asímismo, el Informe determina que “En Singapur, la igualdad entre las diversas razas es parte integrante de la identidad colectiva y está consagrada en su Constitución. La Constitución de la República de Singapur prohíbe la discriminación racial y garantiza la igualdad ante la ley, independientemente de la religión, la raza, la ascendencia o el lugar de nacimiento”.
All-races-wellcome
No obstante, la discriminación racial existe de manera soterrada en la vida cotidiana de la megalópolis y de ahí han surgido iniciativas contra la discriminación racial, como la de Darius Cheung, un empresario casado con una india que se dio de bruces con la prevalencia del racismo tras su experiencia en la búsqueda de un apartamento en alquiler viendo cómo algunos agentes y propietarios perdían interés en negociar con él cuando se enteraban del origen de su esposa.
Su compañía dio a conocer una nueva opción en su sitio web llamada “All-races-wellcome” (Se aceptan todas las razas) que ofrece incentivos a los agentes inmobiliarios o propietarios que indiquen que sus apartamentos en alquiler están abiertos a todos “sin distinciones de raza”.
12 comentarios
Muy interesante estaentrada Macarena, la verdad es que desconocia la mayoria de las cosas que nos cuentas de la multiculturalidad de Singapur. Un beso
Me alegro que te haya resultado interesante. Un beso, Vicenta.
Me ha parecido todo muy interesante.
Desconocía muchas de las cosas que cuentas aquí. Ha sido toda una lección de Historia y Cultura. ¡¡Gracias!!
Sorprende aún esa discriminación racial soterrada, que resurge incluso en medio de las constates leyes y propuestas éticas para erradicarla.
Un lujo aprender estas cosas de tu mano.
Muchos besos.
Bueno Nélida. Ya sabes que yo soy de Melilla, en donde hacemos gala de la multiculturalidad la convivencia pacífica entre culturas, pero ¿Es eso en realidad cierto? Supuse que en todos los lugares en los que esto ocurre, puede (o no) haber un sentimiento parecido.
Me alegra que te haya resultado de interesante lectura.
Besazos
Ufff!, qué te voy a contar sobre la hipocresía que en cualquier parte del mundo existe sobre este tema. Desgraciadamente he visto muchos casos en todos los segmentos de la sociedad,… paradójicamente también en los segmentos más pobres . Creo que, nos guste o no, es algo inherente a la condición humana.
Un abrazo!
Acuérdate Norte que nosotros vivimos en una ciudad que hace gala de su multiculturalidad…
¡Hola, Macarena! Jo, ¡qué fotos! y colorido. Bueno, en cuanto al contenido de la entrada siempre se leo o escucho sobre estos temas me viene una frase de Michael Jordan «yo dejé de ser negro cuando gané mi primer millón de dólares». Una frase ocurrente, pero que en el fondo lo que plantea es que las posturas racistas, más allá de los cuatro perturbados, no son tanto por cuestiones de raza, sino por la identificación de ellas con la marginalidad y delincuencia. El problema jamás será la inmigración, sino que con ella se creen guetos. Guetos en los que la miseria se propague en todas sus formas. Eso es lo que debemos evitar y donde se tiene que trabajar para que no haya «comunidades de», sino simplemente personas. Eso hace más por la convivencia que las campañitas vacuas de las redes. Me alegra que en esta parte del mundo hayan logrado cierta normalidad en esa convivencia. Un fuerte abrazo!!
Pues te tengo que dar toda la razón, David. Aunque supongo que los esfuerzos por la convivencia pacífica se dan en mayor medida en las sociedades en las que existe la necesidad de evitar los conflictos, como en el caso de Singapur: con conflictos, la economía decae. Sin embargo, en otras partes del mundo, mucho más deprimidas, la igualdad y la ausencia de discriminación es algo que pasa muy a la cola de prioridades.
Un fuerte abrazo!!!!
super interesante!! gracias por compartir 😀
De nada!
Muy interesante el artículo sobre una de las ciudades que más me ha gustado de Asia, como dices observé en los pocos día que estuve que existe una convivencia pero sin apenas mezclarse, desconocía los conflictos que comentas. Como apuntan en otro comentario, soy de la opinión que los conflicto son más por diferencias económicas que raciales. Saludos viajeros.
No sé qué decirte, Raúl. En otro comentario cuento que nosotros somos de Melilla, ciudad en la que se hace gala de la multiculturalidad y la convivencia pacífica entre culturas. Realmente, no es que exista una calma tensa, ni tampoco que las diferencias económicas entre culturas -que, por supuesto, las hay- sean grandes y ello provoque enfrentamientos. Creo que se trata más de que cada cultura quiere preservar sus peculiaridades y defender sus costumbres por encima de las del resto. Y supongo también, que esta situación puede ser extensible a lugares en los que conviven muchas etnias, razas y religiones.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo viajero.