Los alrededores de Mostar merecen ser conocidos tanto como la bella ciudad sobre el río Neretva. Ya sea en una excursión de un día haciendo noche en Mostar o, como en nuestro caso, como parte de una ruta completa por el país, los alrededores de Mostar posee lugares únicos cuya belleza es merecedora de una visita.
Se trata de tan sólo 76 km de ruta por lo que es muy fácil hacerla en un día de manera pausada.
Blagaj, el nacimiento del Río Buna y el tekke derviche
Se dice que Blagaj, al sureste de Mostar, es uno de los entornos mixtos (urbano y rural) más valiosos de Bosnia & Herzegovina, y es que se trata de un antiguo pueblo medieval, con un fuerte, en mitad de una zona natural en la que se encuentra el Vrelo Bune, el nacimiento del río Buna.
Pero lo que realmente atrae al turismo hasta este rural es su Tekke Derviche del siglo XV, justo al lado del nacimiento del río Buna y al costado de un alto acantilado.
Un tekke es una especie de monasterio y, en este caso, también un lugar de recepción de viajeros. Los derviches son monjes ascetas musulmanes que persiguen la santidad a través de la oración y la meditación.
Los dereviches no viven en los tekkes de forma permanente, sino que se reúnen allí en determinados momentos, pero el de Blagaj fue una excepción porque los derviches vivieron allí de forma permanente.
Las construcciones de los tekkes siguen un orden cosmológico y, como no podía ser de otra forma, así se hizo en Blagaj; pero el paso del tiempo, los desprendimientos de la pared rocosa, a cuyo abrigo se encuentra, y la Guerra de Bosnia, ha ido requiriendo que la construcción se someta a una serie de restauraciones a lo largo de los siglos.
La disposición interna del espacio se organiza respetando todos los principios de la geometría sagrada y cada detalle posee su propio simbolismo.
En la restauración de 1851, el edificio adquirió algunas características arquitectónicas del barroco turco, por lo que es el único monumento en su estilo en el país.
En el tekke, se encuentra una turbe (una especie de mausoleo) que guarda los vestigios de Sari-Saltuk y Acik-pasha, los que fueron durante dos largos períodos los jeques del tekke.
Junto al tekke hay restaurantes diseñados de manera que las aguas del Buna discurren entre las mesas y todo el entorno resulta ser una preciosidad, teniendo como fondo el intenso color azul del río y la construcción religiosa que parece salida de un cuadro.
A Blagaj hay que ir temprano porque suele llenarse de visitantes. De hecho, nosotros lo vimos solos, pero al marcharnos, llegaba una turba de gente impresionante.
Se puede aparcar arriba o más cerca del tekke, pero nada te librará de pagar los 2€ que exigen los vecinos a la entrada. Por su parte, para entrar al tekke hay que pagar 5€, pero merece la pena hacerlo.
Počitelj, una ciudad medieval y otomana amurallada
A pocos kilómetros de Blagaj, se encuentra la ciudad fortificada de Počitelj. La ciudad amurallada tuvo gran importancia durante la edad media porque fue centro administrativo y de gobierno de la región y en ella se distinguen las dos etapas de su evolución: como ciudad medieval y como ciudad otomana.
Počitelj fue construida sobre un acantilado rocoso que desciende hasta la orilla del río Neretva y su pendiente rocosa sirvió para el asentamiento de las murallas.
En la ciudad se pueden distinguir un bazar, una posada, los baños públicos, una madrasa, un imaret o comedor de beneficencia, una torre del reloj, una mezquita, una escuela y una zona residencial.
Las calles empedradas conducen hasta el fuerte del siglo XV y se puede entrar en algunas de las antiguas edificaciones, como en el fuerte y en la mezquita, que fue volada en 1993, pero se rehabilitó tras la Guerra.
Además de la importancia histórica de Počitelj y de su belleza, la fortificación destaca por su arquitectura única en la que se mezclan elementos mediterráneos con orientales. Se trata de uno de los pocos conjuntos urbanos de Bosnia Herzegovina desarrollado a través de fases de la historia que ha llegado hasta la actualidad, no obstante y pese a la restauración a la que fue sometida tras la Guerra de los Balcanes, la ciudad está bastante deteriorada y se la considera un conjunto en peligro de desaparición.
La visita a la fortificación lleva más o menos una hora porque, aunque el sitio es pequeño, la subida hasta el fuerte tiene su miga. Llama la atención el descuido de alguna de sus construcciones, sobre todo en la parte más alta, en la que hay muchas lajas sueltas y la vegetación está colonizando una antigua zona habitada.
Recorrer Počitelj es gratis, también aparcar lo es. Los habitantes de la zona ofrecen artesanías y zumos naturales a los visitantes como fuente de ingresos.
Cascadas Kravice
La siguiente parada del día, y después de comer, la hicimos en las Cascadas Kravica, ubicadas en la población de Ljubuški.
Las cascadas conforman un salto de agua de 28 metros en el Río Trebižat, creando un hermoso anfiteatro natural de 120 metros de ancho.
Cada año, el lugar atrae a cientos de visitantes para disfrutar del bello espectáculo y, en verano, la zona se acondiciona para el baño de forma que los turistas y habitantes de poblaciones cercanas se acercan a las cascadas para pasar allí el día porque hay chiringuitos, merenderos y se pueden alquilar sombrillas y tumbonas.
El aparcamiento es gratuito y para acceder, tras pasar por taquilla, hay que bajar unas escaleras muy empinadas (que luego hay que volver a subir). El sitio es bonito, pero la tarifa de entrada es algo elevada.
El precio es de 20 BAM (10€) e incluye la posibilidad de visitar la cascada Koćuša – otro de los saltos del Trebižat – y el museo del monasterio en Humac.
Međugorje, ciudad de peregrinación
Međugorje fue la última parada del día y en donde hicimos noche.
La ciudad es famosa por las –supuestas- apariciones marianas que tuvieron lugar en 1981.
La población posee dos grandes colinas: el monte Križevac, en donde se construyó una inmensa cruz de 8 metros y medio, y el monte Podbrdo, denominado «Colina de las Apariciones», que fue el lugar de las primeras supuestas apariciones marianas a seis jóvenes croatas.
El centro, por su parte, es igual al del resto de ciudades en las que ha tenido lugar apariciones marianas: lleno de albergues para peregrinos, restaurantes baratos y tiendas de objetos religiosos.
En el corazón de la ciudad se yergue una gran iglesia a la que cada año acuden miles de peregrinos. Junto a ella, cientos de bancos ordenados por nacionalidades (e idiomas) sirven para que los fieles esperen su turno hasta recibir el sacramento de la confesión en su propio idioma. Misas diarias, autobuses que van y vienen, devotos, fieles, peregrinos.
¿Religión o negocio?
12 comentarios
Me he enamorado de esta entrada y de todos los rincones que aquí nos muestras.
Qué maravilla de contemplación!! Yo sería como Macarena hija, en esa foto de Vrelo Bune, recreándome con esas vistas y ese entorno.
Me ha gustado todo, Macarena, de verdad. Tanto es así que pienso volver a esta entrada más veces.
Qué chulada el restaurante que, mientras comes, ves el Buna pasar entre las mesas.
Tengo una prima que estuvo en Medjugorje y le encantó, vino muy emocionada contándonos su experiencia.
Un beso grande, amiga
Feliz martes
😘😘
Si cuando yo digo que Bosnia enamora… ¡Vaya país bonito, Nélida!
Los alrededores de Mostar son una preciosidad, pero ya has visto el resto de lugares que visitamos. Me ha faltado conocer el Parque Nacional Una, que dicen que es una pasada, pero sé que a este sitio voy a volver tarde o temprano.
Me alegro que te haya gustado.
Un beso enorme, amiga.
Ay qué ruta más ideal! Tiene de todo, y lo que más me gusta, agua, mucha agua.
Las vistas son maravillosas y qué gozada tiene que ser comer en ese restaurante por donde el agua discurre entre las mesas.
Los alrededores de Mostar, sin duda, son dignos de ver.
Y qué disfrute la cascada.
Abrazos.
Unos parajes espectaculares, Carmen, que merece la pena conocer.
Un fuerte abrazo.
Bonitos rincones los que nos traes hoy Macarena. Me gustaria sentarme en los restaurantes junto al tekke y tomarme algo, se tiene que estar divino. Un beso
Super fresquito. Nosotros desayunamos allí y fue algo único.
Un beso, Vicenta
Una ruta muy bonita y un día muy bien aprovechado. Decir que Blagaj me ha parecido fantástico con el tekja construido junto al nacimiento del rio. Ahora, ese restaurante junto al agua es lo más. Si algún día vamos comemos allí fijo.
Por otro lado Pocitelj (me gustaría saber como se pronuncia jajaj) tiene mucho encanto, quizá fruto de esa mezcal de estilos que comentas en el post. Lástima que haya zonas descuidadas, quizá la falta de turistas durante la pandemia haya contribuido a esa dejadez.
Lo que me ha enamorado han sido las cascadas. Es cierto que el precio es un poco elevado, pero entiendo que la gente pasa el día entero allí de tal forma que amortizan el desembolso.
Pues nada, otra entrada que guardo 🙂
Un abrazo.
Es una preciosidad, Alicia. No pararé de decirlo. En las cascadas, hace años, entrar era gratis y lo que se pagaba era un trenecito; pero las cosas cambian y, en fin, como uno no está de viaje siempre…
El nacimiento del Río Buna es una maravilla, pero también lo es Pocitelj, que se pronuncia «pochite» -con una i un poco larga-, pero además, el camino es precioso. Para llegar a las cascadas, se sube una meseta desde la que se divisa un gran valle. Bellísimo.
Además, se come de maravilla.
Tienes que ir, tienes que ir.
Un fuerte abrazo!!!!
La verdad sea dicha, es una ciudad encantadora para visitar. Tienes unas zonas que son una preciosidad.
Esta entrada es maravillosa.
Un fuerte abrazo amiga y buen fin de semana.
Muchísimas gracias por tus palabras. Bosnia es una gran sorpresa. Un país bellísimo.
Un fuerte abrazo, Juan.
Un lugar maravilloso. No hay nada que más se disfrute que estar en contacto con la naturaleza. Lo que nos muestras es para desear conocerlo. El nacimiento del Buna es espectacular y son imagenes que se quedan grabadas.
Un gusto ver estas refrescantes fotos con los calores que tenemos.
Gracias por compartir tan buena rutas.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Sí, Laura, son unos parajes increíbles. Los disfrutamos muchísimo.
Espero que estéis bien. Entre el calor y los incendios, me tenéis muy preocupada todos los que andáis por allá arriba.
Cuidaros mucho. Un fuerte abrazo.