
Sidi Bou Said es un lugar romántico e inspirador y probablemente es el pueblo más bonito de Túnez. Rincón favorito para un exilio voluntario de artistas y bohemios, comparte la estética de poblaciones como Asilah, Chaouen, Santorini, Frigiliana o Vejer de la Frontera. De lo que no cabe duda es que no puedes marcharte de Túnez sin haber visitado Sidi Bou Said.

Éste, en principio remanso de paz, pero lleno de turistas debido a su tipismo, es un pueblo costero cercano a Túnez al que se accede por autovía en menos de media hora.

De cómo Sidi Bou Said se convirtió en un pueblo blanco y azul
Su historia se remonta al siglo XIII, cuando Abu Said Ibn Khalef Ibn Yahia El-Beji, un imam de la mezquita Zitouna de Túnez, se retiró a un pequeño pueblo de las afueras de la ciudad, llamado Jebel El-Manar, “La Montaña de Fuego”, el pueblo presidido por el faro que alertaba de los acantilados del Cabo de Cartago, en el Golfo de Túnez.

A su muerte, su tumba se convirtió en lugar de peregrinación y, con el tiempo, fue creciendo un pueblo a su alrededor: Sidi Bou Said, denominado así para preservar su recuerdo.

Por aquel entonces, Sidi Bou Said era el típico pueblo tunecino de casas con fachadas de llamativos colores. Sin embargo, en 1925, el barón Rodolphe d’Erlanger, un famoso pintor francés y musicólogo conocido por su trabajo en la promoción de la música árabe, que vivió en este lugar desde 1909 hasta su muerte en 1932, consiguió que las autoridades de la zona dictaran, por decreto, la obligación de mantener la estética blanca y azul de las fachadas de las casas que aún hoy conserva.

Cualquier artículo que podáis leer, hará referencia a una cantidad ingente de literatos, músicos y pintores que han buscado inspiración en Sidi Bou Said. Algunos sí estuvieron, pero otros ni llegaron a pasar por Túnez. Aunque lo que sí que es cierto es que este pequeño pueblo costero fue el lugar de vacaciones predilecto de las familias privilegiadas de Túnez, que tras muros sencillamente encalados, escondían auténticos palacios en los que disfrutar del fresco del Mediterráneo sobre los acantilados del Golfo de Túnez.

Qué hacer en Sidi Bou Said
En algunas otras notas viajeras, podemos encontrar el listado de cafés con solera de Sidi Bou Said, los palacios y los lugares de imprescindible visita, pero de verdad que no es necesario llevarlos anotados, pues la esencia de este lugar, que huele a jazmín y azahar, reside en sus calles, en sus maravillosas puertas elaboradas con originales remaches, en la cal de sus fachadas y en el azul de sus enrejados.

Además, Sidi Bou Said te invita a dejarte llevar por sus calles peatonales adoquinadas entre cafés, arcos, rincones con encanto, rejas de estilo andalusí, empinadas escalinatas, jardines de buganvillas y decenas de tiendas con cerámica, pinturas, alfombras y sus típicas jaulas para pájaros.

Será este mismo lugar el que te invite a tomar un típico té tunecino con piñones, a comerte un buñuelo o a comprarte unas palomitas de un puestecillo callejero.

Pero pocas son las guías sirven aquí, donde no hay que olvidarse de quedar impregnado de los colores azules del Mediterráneo.

Dicen que Sidi Bou Said es un lugar repleto de turistas, aunque ya hemos contado que poco fueron los viajeros internacionales con los que coincidimos en Túnez.

Nuestra visita
Llegando desde Túnez, hay varios aparcamientos para autobuses muy cerca de la zona más típica de la ciudad. Sin embargo, nosotros aparcamos en el centro del pueblo, frente al mercado porque, aparte de que es gratis, hay mejores restaurantes, menos concurridos y mucho más baratos que en la zona más turística.

De hecho, nosotros comimos en un restaurante, llamado Keens Café, que además de chulísimo, fue rápido y nos sirvió una comida excelente y super abundante por la que pagamos 110DT (33€).

Sidi Bou Said, por otra parte, fue el lugar que visitamos en el que, además de la Medina de Túnez, más compras podían hacerse. El problema es que en este lugar el regateo es duro y los vendedores, o piensan que el extranjero tiene una billetera del tamaño de una caja fuerte, o piensan que el turista es tonto.

Mi madre estaba loca por comprar una pequeña jaula y a la pobre, cada vez que preguntaba, terminaban por enfadarla del precio tan abusivo que le pedían. Así que, cansada ya, les dio por imposible. Así que allá que fui yo, cogí la que más le gustaba en la tienda que ella escogió y le dije al vendedor “tanto” y eso fue lo que pagué. No os cortéis vosotros tampoco. En este sitio, la mayoría de los comerciantes son unos abusones.

Es posible dormir en Sidi Bou Said y debe ser muy agradable hacerlo, sobre todo en verano, cuando más ambiente hay en el pueblo; pero basta con una excursión desde Túnez para conocer la esencia de esta encantadora población que puede ser considerada, el pueblo más bonito de Túnez.
Realmente bonito, me encanta el blanco de las casas combinado con el azul de puertas y ventanas, precioso!!!
Sí, Asun, es un lugar encantador.
No he podido evitar hacer otras comparaciones, viendo esta estétita tan bella de la combinación del azul con el blanco en las fachadas de estas edificaciones tunecinas, con ese mismo colorido en los edificios que pude visitar personalmente cuando estuve de turista en Grecia hace muchos años. Aquí en España está presente en los pueblos costeros del Mediterráneo, donde también las fachadas tienen esos colores tan bellos y se encuentran igualmente escalinatas de piedra que llevan a la parte alta donde hay miradores que dan al mar.
Lo importante es que los gobiernos no descuiden el tema de la restauración y conservación de estas joyas artísticas monumentales que tantos ingresos prioporcionan con el turismo.
Un besazo y que sigáis todos bien.
Efectivamente, Estrella. De hecho a Sidi Bou Said la llaman «la Santorini de Túnez».
Y sobre lo que comentas, hay un decreto que impide pintar las edificaciones de otro color en la ciudad, así que incluso la parte más moderna, conserva la estética del resto. Y es una muy buena decisión precisamente por lo que dices. El turismo es una de sus fuentes de ingresos y eso hay que cuidarlo.
Un beso Estrella. Cuídate.
Wowwww, que colorido tan llamativo y bello,
como resalta el azul tan fuerte con el blanco,
un lindo viaje, solo con la mirada.
Besitos dulces
Siby
Muchas gracias Siby. Me alegro que te haya gustado el pueblecito.
¡Hola, Macarena!
Desde luego que bien podría serlo. Cuando has mencionado a los literatos no he podido evitar imaginarme en una de esas casas blancas de puertas azules durante un mes, con una mesa, un portátil y un montón de folios. Jo, sin duda las musas y la inspiración tienen que concentrarse en un lugar así. Un fuerte abrazo!
Sería un lugar ideal para escribir ¿Verdad? ¿Te imaginas estar en tu patio a media tarde oliendo a azahar y jazmín, viendo los colores del mar y del cielo mientras sopla una suave brisa marina? Jo, tiene que ser fantástico.
Un fuerte abrazo, David y ¡A seguir soñando!
Si que es bonito. Un gusto pasear por esas callejuelas llenas de color y luz del mediterraneo. Las rejas de las ventanas compiten en diseño, son preciosas. En Portugal hay lugares al lado del mar que también domina el color azul..
Buen regalo se encontró tu madre 😉
Buen fin de semana familia. Cuidaros
Un abrazo.
Con el frío que está haciendo este año, da gusto mirar esas fotos y pensar que todavía quedan lugares «de verano» en algún lugar del mundo ¿Verdad? Jjjjjjjjjj
Abrigaros y seguid cuidándoos.
Un fuerte abrazo, Laura.
Hola, Macarena.
Qué bonito pueblo, sin duda es precioso.
Al estar situado en la costa, al ser sus fachadas blancas y azules, etc….. supongo que seremos muchos, los que al verlo, tengamos reminiscencias de Grecia, de ese aire mediterráneo…..
Fíjate que me lo he imaginado como era antes, lleno de esos colores vivos características de esa parte del lugar y se me antoja un pueblo muy bonito también, no sé si incluso más que como es ahora. No sé, es una idea-imagen que me ha venido a la mente…..
No sabía nada de la historia de este lugar, ahora gracias a ti, sí que lo sé. ¡¡Gracias!!
Me quedo con todas tus fotos y con ese olor a jazmín y azahar. Además me voy sonriendo porque yo para el regateo soy como tu madre (me pone muy nerviosa y no sirvo para eso) en cambio tu actitud me recordó a mi madre, a ambas se les da bien el regateo. jeje. Por lo menos no tienen la vergüenza que, sin mayor motivo, nos genera a otros. Glub. 🙂
Un abrazo, Macarena.
Y muchos besos!!
Es así, Nélida. La verdad que parece un pueblo andaluz, portugués o griego; aunque, como dices, yo también creo que antes debió ser igual de bonito.
No creas… Yo también soy muy corta para muchas cosas, pero es que la estaban mareando a la pobre y eso me tocó la fibra sensible.
Un besazo!!!
Completamente de acuerdo, fue el primer sitio que visité en Túnez y quedé encantado, siempre me acuerdo de un té con piñones que tomé en un café con un anciano y estuvimos charlando, con las limitaciones de mi pobre francés, como lo disfruté, saludos viajeros.
¡Qué guay, Raúl! Yo creo que esas experiencias son las que refuerzan el recuerdo de algunos lugares en nuestros viajes ¿Verdad?
Un abrazo!!!
Y es que, en lugares como ese, no hay nada mejor que dejarse llevar por la intuición,… perderse por esas callejuelas debe ser una auténtica delicia y parar donde te lo pide el cuerpo,… Uhmmm ya paladeo ese té con piñones o esos pastelillos,… en fin que me has descubierto un país precioso Macarena,…
Un abrazo!
Ains, a mí me gusta el té (aunque me sienta fatal) y los piñones, pero por separado jjjjjjjjjj
El pueblo, por otra parte, es encantador; aunque menos mal que lo encontré sin gente porque en la época de más afluencia, tiene que ser un horror.
Un abrazo!!!
me encantan los lugares que son azules y blancos, queda super bien.
La estética desde luego hace del lugar un sitio bello. Saludos!!!!
¡Qué bonito es Sidi Bou Said!
La combinación de blanco y azul es perfecta y me encantan los enrejados, desde los que se consiguen fotos muy originales.
Un disfrute esta entrada, Macarena.
Muchos besos.
Es un sitio especial, Carmen. Así que es un encanto pasear por sus calles.
Un abrazo!!!
Hola Macarena, qué bonito.. tienes razón que guarda una estética parecida a Vejer y Frigiliana. Me ha gustado mucho el pueblito. A mí eso de pensar en regatear me da una pereza… así que creo que no compraría nada jajaja, no va conmigo y si es con Juan, menos aún. Un besito.
Pues, Verónica, es lo que tiene Túnez ¿Eh? Hay mil cosas para comprar, pero menudo trabajito el de regatear. Aunque hay veces que, como ves, es mejor cortar por lo sano, que ¡Una no está para amabilidades todos los días¡ jjjjjjjj
Muchos besos
Un pueblo precioso, con lo que me guata a mi el color azul. Pienso que disfrutaria viendolo, a ver si puedo algun día. Aaahhhhhh la comida se ve fabulosa!! Un beso y feliz tarde Macarena 💋💋💋
Aprenderías un montón de nuevas recetas, Vicenta. Ains, a ver si podemos viajar pronto.
Un besazo