Sección habitual en nuestro blog, hoy damos nuestra visión sobre lo mejor y lo peor de Camboya. Recordad que se trata de un punto de vista muy subjetivo basado en nuestra experiencia en el país.
LO +
1) La gente
La población de Camboya es sin duda alguna el activo más importante de este País asiático. Se trata de gente tranquila, amable, educada y capaz de darte un no por respuesta con una enorme sonrisa. Sorprende el hecho de que no hace ni cincuenta años fueron sometidos, torturados y muertos por la sangrienta y cruel dictadura de Pol Pot y hoy día, cuando aún no se han cerrado sus heridas y están tratando de recuperarse, trabajan duramente para hacer del turismo una de sus fuentes de riqueza; de hecho, se estima que más de cinco millones de turistas visitaron Camboya en 2014.
Niños a la salida del colegio en Battambang |
2) La Comida
Sincretismo del arte culinario oriental de otros países de su entorno, como las vecinas Tailandia y Vietnam, la cocina camboyana también posee influencias chinas e hindúes y aún conserva resquicios de su pasado colonial francés. Sean cuales sean los deseos y gustos del visitante, la oferta en Camboya es amplísima y variada: hay restaurantes baratos y de lujo, hay puestos en los mercados y puestecillos ambulantes, hay heladerías, pastelerías, cadenas occidentales de comida rápida (KFC, Burguer King, Pizza Company, Swensens,…), restaurantes khemer, tailandeses, chinos, vietnamitas, indios. Los hay que sirven carne de serpiente, avestruz, cocodrilo, etc. y hay tuk tuks ambulantes de palomitas, helados envasados, ratas, grillos, cucarachas y toda clase de insectos fritos y aderezados. Hay bígaros, almejas, camarones, pajaritos, almejas, langostinos, calamares… y, lo que quieras, necesites o te apetezca.
Oferta culinaria en Siem Reap |
3) Los Mercados
Visitar un mercado en Camboya significa transportarte a una nueva dimensión desconocida para los estándares occidentales: olores, colores, charcos, gente, motos, puestos, humo,… Todo lo que se compra y se vende en Camboya se puede encontrar en sus mercados (cubiertos o callejeros) y lo bueno es que ¡los hay por todas partes! Lo mejor de los mercados son sus puestos de alimentos: tortugas abiertas panza arriba, bígaros al vapor, pinchitos de rana, barbacoa de rata,… todo eso y más se puede ver paseando en las aglomeraciones, entre los empujones, de los mercadillos de todo el país.
4) Los váteres
Pese a las dificultades que posee un país en vías de desarrollo en orden a mantener una relativa limpieza y orden en sus calles, cocinas y váteres, hay que destacar que Camboya es un país limpio. La gente barre las aceras de sus negocios y las basuras se acumulan en esquinas por las que cada noche pasa un precario servicio de recogida. Sin embargo, lo más sorprendente del país en cuanto a limpieza son sus váteres gracias a la labor que la World Toilet Organization lleva a cabo en Camboya y en otros países del Sudeste Asiático. La Organización Mundial del Inodoro es una organización no lucrativa comprometida con la mejora de las condiciones de salubridad de los aseos y la red de saneamiento en la creencia de que un retreta limpio garantiza la salud, el bienestar y la dignidad.
Baño en Angkor. Fuente: http://epostcardsfromoz.blogspot.com.es/2011/03/vietnam-cambodia-toilet-talk.html |
5) Los Templos de Angkor
Los Templos de Angkor son motivo de orgullo para el pueblo jemer, hasta el punto de que el Templo de Angkor Wat aparece representado en la bandera de Camboya. Angkor es uno de lo emplazamientos históricos y arqueológicos más importantes del mundo, aglutinando en sus construcciones la simetría de las Pirámides de Egipto, las proporciones épicas de la Gran Muralla China y la complejidad del Taj Mahal indio. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992, es una de las Maravillas del Mundo que nadie debería perderse antes de morir.
Monjes Budistas en Ta Prohm |
6) El Tren de Bambú
El Tren de Bambú, antiguamente utilizado para transportar verdura y arroz, ha sido conservado como reliquia del pasado para atracción turística. Una plataforma de madera y bambú sobre unos rodamientos accionados por un pequeño motor con una correa de ventilador, transporta a los pasajeros a través del tiempo a lo largo de 7 kilómetros de vías entre la maleza y los campos de arroz. Si una vagoneta se encuentra con otra de frente, la solución es bajar a todos los pasajeros, desmontar el tren rápidamente y esperar en uno de los lados de la vía hasta que pase. Jamás pensamos que aquel invento, del que habíamos leído vagamente en la guía Lonely Planet, fuera a ser una de las experiencias más extraordinarias y divertidas de nuestras vidas.
LO –
1) Los rateros de Phnom Penh
Hemos relatado la desagradable “historia del chino muerto” en Phnom Penh. Camboya, en general, es un país seguro y amable, aunque hay lugares -zonas muy concretas de Siem Reap, Phnom Penh y Sihanoukville- donde hay que estar atentos a los carteristas.
Alrededores del Palacio Real de Phnom Penh |
2) El transporte
Pese a que logramos apañarnos en los desplazamientos tras descubrir la compañía de microbuses THERO Express que realizaba los trayectos entre ciudades sin continuas y molestas paradas, a un precio asequible y con una flota cómoda de vehículos. Echamos de menos sin embargo, el haber podido contratar un servicio integral de alquiler de coche con conductor para desplazarnos por todo el país con libertad y sin estar sujetos a horarios y rutas.
Microbús de THERO Express |
3) Sihanoukville
Después de haber recorrido Camboya de Norte a Sur y probar las bondades que ofrece el País, Sihanoukville nos pareció un antro corrompido por la industria turística de años que allí se ha ido forjando: suciedad, mendicidad, pillaje, prostitución,… nada bueno parece haber en esta localidad que años atrás se mostró como el paraíso del turismo de mar y playa en Camboya.
Bares en Sihanoukville |
4) Los pequeños “timos”
“No tengo cambio”, “Había dicho 10$, no 7$”, “Esta parte de la excursión no se encuentra incluida en el paquete”,… estas son expresiones contínuas con las que una y otra vez se debe lidiar a lo largo del viaje. Sin embargo, no son endémicas de Camboya, suelen producirse en cualquier país en vías de desarrollo donde el local ve una oportunidad de negocio a costa del turista que, si ha tenido dinero para pagar un biellete de avión desde Europa, es razonable que posea un nivel de vida mucho más elevado. Pero el Camboyano no es, por lo general, agresivo con el turista y bastan unas palabras para solventar la discusión. El problema es que, como en cualquier otro país menos desarrollado, el dinero se te va rápidamente en “propinas” por la pena que producen muchas situaciones y, cuando a mitad de viaje te das cuenta de cómo ha mermado tu presupuesto, comienzan los recortes.
Mercado Nocturno en Siem Reap |
5) El precio por ser turista
Ni qué decir tiene que los precios son bastante más elevados para el turista que para los camboyanos. Pero es que, además, en Camboya -como en otros muchos lugares– se paga por todo: por visitar los lugares turísticos, por desplazarse hasta ellos, por subir en el tren de bambú, por la gentileza del conductor del tren, por subir a las killing caves de Battambang en moto, por entrar en ellas,… Y al final, te das cuenta de que no puedes hacer ni ver todo, porque de ser así, gastarías todo tu dinero el primer día.
Además, otro de los peajes del turista es el regateo, que si en algunos momentos puede ser entretenido, en otros llega a cansar el tener que discutir continuamente por cada tuk-tuk que tienes que contratar o cada compra que quieres hacer.
Turismo en Angkor Wat |