Kanchanaburi, a pesar de ser mundialmente conocida por el Puente sobre el Río Kwai, tiene otros muchos atractivos en sus alrededores por no hablar ya de su night market, uno de los más sorprendentes que encontramos en todo nuestro recorrido hacia el Norte de Tailandia.

Dedicamos la tarde a recorrer los alrededores de Kanchanaburi para visitar los Templos Wat Ban Tham, Wat Tham Sua y Wat Tham Kao Noi (chùa Long Son) además del Cementerio Chino de las afueras de la ciudad. Los tres recorrimos casi 50 kilómetros aquella tarde, recordemos, sobre la moto –una- que habíamos alquilado por la mañana y fue superdivertido a pesar de ir sudando la gota gorda del roce de las piernas y la cercanía entre unos y otros.

Wat Ban Tham – El Templo del Dragón Dorado

El “Templo del Dragón Dorado” se encuentra a 15 kilómetros del centro de Kanchanaburi y es fácil llegar allí en moto sin perderse por una carretera poco transitada.

Para llegar, hay que salir de la ciudad en dirección a Bangkok, pasando por delante de la Estación de Autobuses, hasta llegar al Hospital.

Una vez pasado éste, a unos 100 metros, hay que tomar una carretera a mano derecha durante dos kilómetros.

Hay que cruzar un puente y se gira hacia la izquierda (hay una señal indicativa). Hasta aquí son 5 kilómetros.

A partir de aquí hay que bordear el río que siempre nos quedará a mano izquierda y, continuando sin desviarnos, llegaremos hasta Wat Ban Tham que queda a la derecha y es reconocible desde la carretera por su distintiva cabeza de dragón.

Si hay alguien menos despistado que nosotros, fácilmente podrá poner el nombre del templo en su aplicación móvil maps.me y llegará sin problemas; pero si no tenéis batería o… se os olvida como a nosotros, será fácil llegar siguiendo las indicaciones que os hemos dado y que en su día nos facilitaron los autores del blog conmochila.

El Templo de Wat Ban Tham, también conocido como el Templo del Dragón Dorado –o de Oro- se encuentra en la rivera del Río Mae Klong –el mismo del Mercado de Amphawa y el Puente sobre el Río Kwai– y se caracteriza por sus largas escaleras rojas que conducen hacia la boca de un dragón situado en las montañas.

Una vez en el interior del dragón, las escaleras siguen ascendiendo por un pasadizo adornado con escenas del clásico poemario tailandés Khun Chang Khun Pae, un escrito que narra un triángulo amoroso de hombre rico-hombre pobre que compiten por el amor de una mujer; amor que desencadena luchas, guerras, juicios, ejecuciones y acaba, cómo no, en tragedia.

Cuentan que este templo fue construido en el reinado de Sukhothai, pero cayó en el olvido, hasta ser descubierto por un hombre rico que invitó a Luang Po Thong, el primer abad, a permanecer aquí.

El monje se hizo famoso porque tenía un pájaro magpie al que enseñó a hablar. De hecho, aún hoy, cientos de magpies moran junto al templo y pueden verse aves magpies habitando en los árboles entre las montañas.

Es un lugar apartado del turismo masivo, de hecho, éramos los únicos extranjeros en aquel día en el que tampoco, digamos, había mucha afluencia de público local. Aún así, los monjes siguen cumpliendo su ritual, a pie de escaleras, de seguir vendiendo exvotos y ofrendas; y los vendedores, agua, refrescos y alguna que otra excentricidad tailandesa, como tortugas de agua y peces que liberar en un pequeño estanque cercano.

Se dice que la ruta de ascenso tiene tres etapas en un viaje ascendente, aunque yo no sé muy bien cuál es la recompensa espiritual de completarlas todas, aunque de cualquier manera, no la hubiera obtenido, ya que me rendí tras la primera; pues subir hasta lo más alto tiene bemoles.

La primera de las etapas te lleva por las largas escaleras rojas hasta la boca del dragón – donde yo me quedé bajo un árbol y junto a un botiquín de reanimación- y en su ascenso, el viajero está acompañado de cientos de campanas. El sonido de las campanas, según la tradición religiosa, sirven para ir ahuyentando a los malos espíritus en el camino–de hecho fueron utilizadas en este sentido durante la Edad Media en Europa- .

La segunda discurre dentro de la boca del dragón hasta un altar bajo una estalactita que dicen que tiene forma de mujer; y la tercera, y última, sube a través de una pequeña escalera de caracol metálica hasta la montaña, y la verdad que las vistas son espectaculares. Y esto lo sé porque Yayo y Macarena sí que subieron.

Wang Cemetery Park

En esta ruta hacia el Templo del Dragón Dorado, bastante antes de llegar, a mitad de camino entre la ciudad y el Templo, a doce kilómetros de Kanchanaburi y a la derecha de la carretera, mirando de frente al Río Mae Klog, se encuentra un espectacular cementerio chino llamado Wang ¡Es enorme! Claro que las dimensiones de las tumbas lo requieren.

Cada una de las tumbas se ubica bajo un montículo de césped. Los chinos creen que cuanto más alto se entierren sus restos, mejor les irá en la siguiente vida, por ello es tradición que cada familia –que pueda permitírselo- disponga de una colina para enterrar a sus antepasados.

En China, hay lugares en los que, con una datación de 3.000 años antes de Cristo, se han encontrado ataúdes dispuestos en cuevas inaccesibles en las montañas e, incluso, colgados de ellas como en Ghizou o en las montañas Wuyi y Longhu.

Los chinos, al igual que muchas otras religiones, creen en la vida después de la muerte. La muerte, en su cultura, no es un tabú y, de hecho, creen que los arreglos fúnebres desafortunados, traen mala suerte a la familia del fallecido y también, que tras siete días, el fallecido regresa a casa. Por ello, son detractores de la cremación y es tan importante un buen enterramiento.

Las tumbas normalmente acogen los restos de una pareja que fue matrimonio en vida y su apellido se coloca con letras mayores que la de los nombres junto a sus fotografías.

Fue toda una experiencia para nosotros haber podido ver un bello, cuidado y espectacular cementerio chino y, lejos del tabú que sí que significa para nuestra cultura la muerte, admirar la delicadeza con la que otras culturas respetan la tradición de honrar a sus antepasados. Por fin logramos disipar nuestras dudas acerca de la inmortalidad china!!!

Wat Tham Kaos Noi (Chùa Long Son) y Wat Tham Sua (o Seua)

Wat Tham Kao Noi y Wat Tham Sua son dos templos situados en una montaña a unos 20 kilómetros de Kanchanaburi y a 5 de Wat Ban Tham. En realidad, coronando la montaña, hay toda una serie de construcciones religiosas que llevan a la confusión. Cuando llegamos, no sabíamos si aquello era Wat Tham Sua y debíamos buscar Wat Tham Khao Noi o al contrario, pero es algo más fácil: todos están edificados sobre la misma montaña.

La torre china que se encuentra más a la izquierda es Wat Tham Khao Noi, un pequeño templo adyacente y a la sombra de su vecino Wat Tham Sua, pero separado de él por un muro coronado con alambre de espino. Su estilo arquitectónico es chino y es conocido como estilo Mahayana. Pertenece a una secta china que también se conoce como Mahayana y su nombre significa Pequeña Cueva.

El Mahayana es una de las tres formas más importantes del budismo indio y muchos dicen que no se trata de una secta, sino de una actitud. Su génesis se halla en un movimiento revolucionario contra la interpretación restrictiva de las enseñanzas de Buda que trató de reconectar con el origen de las mismas. Este movimiento se fue extendiendo a lo largo de la historia y la geografía afectando a todos los aspectos de la vida: la religión, el arte, la sociedad, con un carácter distinto que se ha resumido como “perspectiva universal”.

En la planta baja del templo, se encuentra una estatua de Phra Sangkachai, una deidad china que se cree que alcanzará la iluminación en el futuro. El cuerpo de esta imagen de buda es redondo y tiene rostro sonriente, lo que significa la felicidad plena.

Wat Tham Sua es el Templo del Buda gigante situado más a la derecha. Para llegar hasta él o bien se pueden subir las escaleras de manera gratuita o tomar el funicular hasta la cumbre que cuesta 10 Thb por trayecto (0´25€).

En muchos otras entradas de blogs, hemos encontrado que se utiliza la denominación de Wat Tham Seua para nombrar a este mismo templo del que hablamos, así que no estamos al 100% seguros de cómo se llama, aunque lo que sí que es cierto es que también le llaman el Templo de la Cueva del Tigre porque, antiguamente, había allí una cueva habitada por tigres.

En la cima, los visitantes pueden ver un enorme buda de 18 metros de alto y 10 de ancho y junto a él, se alza una pagoda de varios niveles y 69 metros de altura a la que es posible acceder. A la derecha, hay un par de templos que albergan reliquias y en el que pueden verse altares con la figura de Buda.

El complejo está abierto de 7:00 a 17:00 y la entrada es gratuita.