Karakol, ubicada a orillas del lago Issyk-Kul y al pie de las montañas Terskey Alatau, es mucho más que un punto de paso en la ruta hacia el Pamir o un campamento base para senderistas. Es un lugar que combina historia, multiculturalidad y naturaleza salvaje.

A pesar de ser la cuarta ciudad más grande del país, no se trata de una ciudad grande. Porque, en realidad, las poblaciones de Kirguistán son muy chicas. Así que Karakol no es un pequeño Biskhek, sino un pueblo grande.

Hasta hace poco además, sus calles no estaban asfaltadas, sino que se trataba de caminos de tierra sin pavimentar. Hoy eso ha cambiado, pero no deja de ser un lugar curioso rodeado de montañas, muy diferente al tipo de ciudades que pueden encontrarse en otros lugares del mundo.

En esta guía te cuento qué ver en Karakol ciudad y en sus alrededores, incluyendo el trekking al lago Ala Kul, las aguas termales, Jeti Oguz, y más.
Los viejos caminos tienen mucha experiencia.
Qué ver en Karakol ciudad
Mezquita Dungan

Construida completamente sin clavos en 1910 por artesanos chinos, esta mezquita de madera pintada en vivos colores es un símbolo del legado de la comunidad dungan (musulmanes de origen chino). Su arquitectura recuerda más a un templo budista que a una mezquita, y sus vivos colores azules la hacen inconfundible. Aunque es un lugar de culto activo, se puede visitar respetuosamente fuera del horario de oración. Es un lugar curioso y único en la región.

La entrada al recinto de la mezquita cuesta 50 som (0,50€), pero sólo se puede acceder al interior del templo para rezar.

Los dungan llegaron a la zona huyendo de una persecución religiosa tras la fallida Rebelión Hui (1862-1877) en China. Se asentaron en lo que hoy es el este de Kirguistán y otras regiones de Asia Central, trayendo consigo su cultura, idioma (un dialecto del chino mandarín escrito en alfabeto árabe) y gastronomía.

La comunidad dungana es también famosa por su cocina, muy apreciada en todo Kirguistán. En Karakol puedes probar platos típicos como:
Ashlyam-fu: una sopa fría y picante de fideos de trigo y almidón con vinagre, ajo y pepino. Ideal para los días calurosos.
Lagman: fideos estirados a mano con verduras salteadas y carne.
Manty y samsa con toques especiados únicos.

Hoy en día, los dungan siguen siendo una parte activa del tejido social de Karakol, manteniendo sus tradiciones, su religión musulmana, y su idioma, mientras conviven con kirguises, uigures, rusos y otros grupos. Es uno de esos ejemplos poco conocidos de multiculturalismo en Asia Central.
Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad

Uno de los edificios más bellos y fotogénicos de Karakol es, sin duda, la Catedral Ortodoxa de la Santísima Trinidad. Esta iglesia de madera con cúpulas doradas y tejados verdes destaca entre el paisaje urbano, y representa la huella de la comunidad rusa ortodoxa que se asentó en la zona durante el Imperio Ruso.

La catedral original fue construida en 1872 como parte del asentamiento militar ruso. Sin embargo, fue gravemente dañada por un terremoto en 1889 y tuvo que ser reconstruida. La versión actual fue levantada entre 1894 y 1895, completamente en madera —una elección muy poco habitual para una iglesia ortodoxa de esta magnitud.

Durante la era soviética, como muchas instituciones religiosas, la catedral fue clausurada. En diferentes épocas fue usada como almacén, escuela y hasta como club deportivo. No fue hasta el colapso de la URSS que el edificio fue devuelto a la Iglesia Ortodoxa y restaurado como lugar de culto.

Aunque modesta desde fuera, el interior es cálido, con iconos ortodoxos, lámparas de araña colgantes y un ambiente solemne y sereno. Si bien no es tan recargada como algunas iglesias ortodoxas rusas, conserva elementos tradicionales como el iconostasio.

Se puede visitar durante el día (fuera de los servicios religiosos). Las mujeres deben cubrirse la cabeza, por lo que se ofrecen pañuelos en la entrada.

No es la única mezquita de madera de la zona, ya que en la carretera hacia las aguas termales puede observarse otra construcción del mismo estilo.
Bazar central de Karakol

Situado cerca del centro de la ciudad, el bazar de Karakol es un laberinto de puestos donde se venden desde frutas y verduras frescas hasta ropa, zapatos, herramientas y electrodomésticos de segunda mano. Pero más allá de lo que se vende, es un lugar donde ver el día a día de la gente local.
Mercado de animales (domingo por la mañana)
Uno de los mercados más impresionantes de Asia Central, el mercado de animales de Karakol tiene lugar todos los domingos al amanecer, generalmente entre las 6 y las 10 de la mañana. Se encuentra a las afueras de la ciudad y es uno de los más grandes del país.
Allí, pastores y granjeros de toda la región vienen a comprar y vender caballos, ovejas, vacas, burros e incluso camellos en un ambiente que parece sacado de siglos pasados.
Lo más curioso del mercado son las ovejas Gissar, las ovejas “de culo gordo”, que se caracterizan por su gran depósito de grasa en la cola y en la parte trasera.
Museo Przhevalsky
Dedicado al explorador ruso Nikolai Przhevalsky, quien murió cerca de Karakol. El museo es pequeño, pero interesante si te interesa la historia de la exploración en Asia Central.
Dónde comer en Karakol

La mayor parte de los restaurantes se ubican en la calle principal.
Habíamos leído recomendaciones sobre el Café Karakol, pero aunque el local es muy chulo, sobre entarimado de madera, está bien para tomar unas cervezas, pero de comer sólo hay sándwiches y pizzas.

Nuestra recomendación es Café Ostrov, en la misma calle, con una carta completa, con sushi como platos básicos (son muy comunes en todo el país) y algunas opciones de manty, langman, etc.
Dónde alojarse en Karakol

Pues como ocurre en casi todo el país, hay mucho de alojamientos particulares. Nosotros alquilamos un piso en un barrio de trabajadores un poco alejado del centro. Fue un poco complicado de encontrar, pero el piso estaba muy limpio y fue cómodo. Eso sí, la decoración era muy “de Asia Central”.
Qué ver en los alrededores de Karakol
Trekking al lago Ala-Kul
Uno de los trekkings más espectaculares de Kirguistán. El lago Ala-Kul, de aguas turquesas y rodeado de picos nevados, se encuentra a más de 3.500 metros de altitud. Puedes hacerlo en 2-3 días, acampando o durmiendo en refugios. La ruta típica pasa por el valle de Karakol y el paso Ala-Kul Pass (3.860 m), con vistas de infarto. Se puede terminar en el valle de Altyn Arashan, donde te espera otra recompensa…
Si te gusta el trekking, desde luego éste sería el que yo recomendaría como imperdible porque los paisajes parecen ser inenarrables.
Aguas termales de Altyn Arashan

Este valle es accesible en 4×4 o caminando, y ofrece piscinas naturales de agua caliente, ideales para relajar los músculos tras el trekking. Rodeado de bosque de coníferas y montañas, es uno de los rincones más mágicos de la región y, si vas con tiempo, merecen muchísimo la pena.

Pero si vas con poco tiempo, hay más opciones muy cercanas a Karakol, como las Aguas Termales de Ak-Suu Hot Springs, a tan sólo 15 minutos de la ciudad, y hasta donde puedes llegar en taxi y marshrutka.

Se trata de un balneario al aire libre en el que se han compartimentado las aguas en función de su temperatura: muy caliente, calientes y templadas. Con la opción de bajar hasta el río y mojarte con un cubo en las frías aguas del deshielo.

El complejo tiene restaurante y vestuarios con ducha.
La entrada cuesta 400 som (4€) y hay que dejar un depósito de 50 som (0,50€) para las llaves de la taquilla en la que dejas la ropa. Abre desde las 8 de la mañana a las doce de la noche todos los días de la semana.
Jeti-Ögüz (Seven Bulls)

A solo 30 minutos de Karakol, este cañón de formaciones rocosas rojas es famoso por la “Roca del Corazón Partido” y los “Siete Toros”. Además de sus vistas fotogénicas, es un excelente punto para pequeñas caminatas o para convivir con familias nómadas en sus yurtas durante el verano.

Hay varias leyendas sobre sobre los “Siete Toros» de Jeti-Öguz, pero una de las más conocidas dice lo siguiente:
Había una vez un khan (gobernante) que se enamoró de la hermosa esposa de otro hombre poderoso. Para conquistarla, mandó matar al esposo y secuestró a la mujer. Sin embargo, ella estaba tan afligida por la pérdida de su verdadero amor, que no dejaba de llorar.
Un sabio del lugar le dijo al khan que debía sacrificar siete toros rojos para apaciguar el alma de la mujer. El khan obedeció y ofreció los toros en una gran ceremonia. Pero cuando los animales fueron sacrificados, sus cuerpos cayeron juntos y se transformaron en siete colinas de piedra roja.
Aun así, la mujer no dejó de llorar. Su llanto fue tan fuerte que formó un río que fluye por el valle hasta hoy.

Juno a los cañones, hay un pequeño pueblecito en el que sus niños ofrecen alquilar caballos a los visitantes por 1200 som (12€) la hora. Y también puede comprarse la famosa y rica miel de las tierras kirguisas.

Valle de Djety-Oguz y sus senderos

Si tienes más tiempo, puedes hacer trekkings menos concurridos hacia el glaciar Oguz-Bashi o incluso enlazar con rutas hacia Ala-Kul desde otra dirección.


2 comentarios
Los edificios son preciosos y en ese balneario se tiene que estar divinamente. Un beso y feliz semana Macarena
El balneario es genial ¡Si vieras qué guay!
Un besazo, Vicenta.