Bishkek no suele estar en el centro de las expectativas cuando se viaja a Kirguistán. Es más bien una puerta de entrada y salida, una escala necesaria antes de perderse en montañas y lagos. Pero precisamente por eso, vale la pena regalarle un vistazo para pasear por sus plazas y parques y para perderse en sus mercados y dejar que la vida local te envuelva.

En nuestro caso, la conocimos al llegar, todavía con el cansancio del vuelo, y un día completo antes de volver a casa. Fue suficiente para trazar un mapa personal de esta ciudad de avenidas anchas, herencia soviética y sombras de plátanos, donde la cotidianidad es su principal atractivo.

Lo más sorprende de Bishkek es lo distinta que se presentó a cómo la imaginábamos, ya que al ser Kirguistán un país de altas montañas, eternos valles y vastas llanuras, parecía que tenía que corresponderse con la tónica general de país; pero como ocurre en la mayoría de países, en donde las capitales no tienen nada que ver con el resto del territorio, encontramos una ciudad muy distinta: moderna, animada, llena de gente y con un ambiente muy actual.

Una ciudad puede ser algo más que un conjunto de calles con casas donde vive la gente.
Plaza Ala-Too: el corazón de Bishkek

La Plaza Ala-Too es el punto donde todo parece confluir. Amplia, abierta y siempre vigilada por la estatua de Manas, el héroe épico kirguís, se extiende entre el mástil con la bandera nacional y el sobrio edificio del Museo Estatal de Historia.

En un extremo, la guardia de honor vigila la bandera, y si tienes suerte, podrás presenciar el cambio de guardia que se lleva a cabo cada hora. Desde aquí, el Bulevar Erkindik invita a un paseo relajado entre árboles, esculturas y cafeterías; aunque también se puede pasear por la Avenida Chy, que es el lugar que concentra casi todo lo que puede verse en la ciudad.

Plaza de la Victoria y la Llama Eterna

La Plaza de la Victoria, presidida por un gran arco de granito en forma de yurta, acoge la Llama Eterna, que honra a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. Un espacio solemne, con ceremonias en fechas señaladas y silencio respetuoso el resto del año.
Parques de Bishkek: Oak Park y Panfilov

Oak Park (Dubovy Park): esculturas, sombra generosa y partidas de ajedrez improvisadas.
Parque Panfilov: ambiente familiar y zonas verdes para descansar.
Mercados de Bishkek: Osh, Dordoy y Orto-Say

Los mercados de Bishkek son el punto de unión entre la modernidad de la capital y la vida tradicional de exhala el resto del país.
Los visitamos después de haber recorrido Kirguistán y no eran tan distintos a otros bazares que habíamos encontrado, por ejemplo en Karakol.
Osh Bazaar: es el más grande y famoso. Con especias, frutos secos, pan, ropa tradicional, herramientas, telas, joyas y un sin fin de artículos, es un lugar caótico y bullicioso, y el lugar perfecto para encontrar la mayor parte de los artículos kirguises: es nasvay, los kalpaks, los artículos de fieltro, el maksym, el chalap, etc.

Dordoy Bazaar se encuentra más alejado del centro. Se trata de un laberinto de contenedores, epicentro del comercio mayorista, en el que pueden encontrarse más bien artículos de moda a muy buen precio: zapatillas de deporte, bolsos, vestidos, etc.

Orto-Say Bazaar es un mercado más pequeño y local, centrado en productos frescos: verduras, carme y pescado, objetos de menaje, cocina y hogar…

En todos: efectivo imprescindible y regateo habitual.
Lugares de culto en Bishkek

Mezquita Central Imam Serahsi: inaugurada en 2018, con cúpulas azules y minaretes blancos; interior amplio y decorado con mosaicos y caligrafía.

Catedral de la Santa Resurrección: principal templo ortodoxo, con cúpulas doradas e interior cubierto de iconos y frescos.
Otros lugares de interés

Filarmónica Nacional Toktogul Satylganov: monumental edificio soviético.
Museo de Bellas Artes Gapar Aitiev: arte kirguís, soviético y contemporáneo.
Corte Constitucional.
Excursión desde Bishkek: Parque Nacional Ala Archa

A menos de una hora de la ciudad, el Parque Nacional Ala Archa ofrece rutas de montaña y paisajes del Tian Shan. Aunque llegamos hasta el acceso al parque, lo dejamos para otra ocasión: estaba lloviendo y, como era el día de la Fiesta Nacional, estaba absolutamente atestado.
Ala Archa significa literalmente “enebro multicolor” en kirguís, y es que este árbol crece por todas partes en las laderas bajas del valle. Los kirguises lo consideran una planta sagrada, protectora contra el mal de ojo, y en el parque perfuma el aire con un aroma fresco, casi medicinal.

El parque es un valle que se abre entre picos de más de 4.800 metros —el más alto es el Semënov-Tian-Shanski, de 4.895 m— y lo atraviesa el río Ala Archa, un torrente glaciar que baja frío y veloz todo el año.
Al estar muy cerca de la capital, es el principal lugar de entretenimiento para los biskekis, así que el gobierno decidió acondicionarlo para el turismo local y, en nuestra opinión, ha terminado convirtiéndolo en un parque temático un poco artificial: merenderos, zonas recreativas, áreas de picnic.
El acceso es una gran sala con tornos donde sacas la entrada, que cuesta 200 som (2€) y te montas en un autobús que te va dejando en el área que elijas. Y allí te ves, con familias enteras cargadas con bolsas y neveras repletas de comida para pasar el día. La verdad es que esto no es mucho de nuestro rollo.
Para llegar a Ala Archa en transporte público, puedes coger el autobús número 1 en el centro de Bishkek.
Dónde alojarse en Bishkek

Cozy Hotel: céntrico y práctico para explorar a pie el centro. Fue nuestro hotel del primer día, y por el pagamos 40$ la noche. El problema es que sólo tiene dos habitaciones con baño y a nosotros no nos tocó. Y aunque esto sea la tónica habitual de los alojamientos en Kirguistán, a nosotros nos gusta disponer de baño propio.

Kausar Hotel: moderno, con baño privado y con buen desayuno, se encuentra más alejado del centro, pero desde luego, es un hotel mucho más cómodo. Dormir la última noche nos costó 42$. Y como el servicio de yandex funciona muy bien en Bishkek, diremos que ésta es nuestra recomendación de alojamiento.
Dónde comer en Bishkek

Nuestra recomendación, sin duda, es el restaurante Navat, situado en la última planta del centro comercial Tsum. Combina platos occidentales, asiáticos y tradicionales; tiene una decoración preciosa y un servicio exquisito, y además está muy bien de precio.
Cómo llegar del aeropuerto al centro de Bishkek

El aeropuerto de Manas se encuentra a unos 30 km del centro de Bishkek y se tarda unos 40 minutos en llegar, dependiendo del tráfico y de los controles de policía.
El autobús 153 lleva del aeropuerto al centro, aunque no podríamos decir la parada exacta, y aunque cuesta menos de 1$, es muy difícil comunicarse en inglés, por lo que aconsejamos tomar un taxi.
El taxi (o yandex) nos costó 1.000 som (10€) para ir y volver, pero vaya con la forma de conducir.
Bishkek no deslumbra con grandes monumentos, pero sí con momentos cotidianos: un paseo por Ala-Too, una tarde en un bazar, una charla en un parque o la visita a una mezquita o catedral. Con un día basta para llevarse una idea clara de la vida en la capital antes de adentrarse en las montañas kirguisas.
4 comentarios
Me resulta realmente muy desconocido. Justo te iba a preguntar si era fácil comunicarse con ellos. Cuál es la duración del vuelo?
Un beso y muchas gracias por tus palabras
Pues verás, Conxita, es uno de los países que más diferentes me han parecido. No. No es fácil comunicarse porque, además de su idioma, hablan ruso, aunque los adolescentes ya hablan un poco de inglés. Pero lo bueno de estos países poco visitados es que se alegran mucho de ver a viajeros, así que es genial recorrerlos porque la gente se presta a ayudarte.
Nosotros veníamos de Uzbekistán y volvimos a Málaga desde Bishkek: Unas cinco horas hasta Estambul y cuatro y media Estambul – Málaga. No es fácil del todo llegar. Los vuelos no son frecuentes ni baratos.
Muchos besos y un apretón fuerte
Me encanta ver esos lugares que son poco habituales y poco turísticos, tienen esa esencia auténtica que muchos sitios van perdiendo a causa del turismo masivo. Yo cuando viajo me gusta mirar sin molestar y disfrutar del lugar y sus gentes, pero hay muchos lugares hermosos que se ven abrumados por culpa del turismo y sus gentes ya no pueden comportarse y vivir como les gustaría.
Estoy completamente de acuerdo con lo que has comentado. Yo es que creo que las RRSS han hecho mucho daño. Viajar sin control sólo para conseguir una foto es una auténtica moda. Pero ya ves cómo nosotros huímos de las aglomeraciones. En ese sentido, desde luego que en Kirguistán se puede estar tranquilo y lejos del turismo masivo.
Un beso, Asun. Gracias por tu comentario