Wat Rong Khun, es más conocido como “Templo Blanco” y está situado en la Ciudad de Chiang Rai, al Norte de Tailandia. El Templo Blanco de Chiang Rai no es sólo un templo diferente a todos los que pueden encontrarse en el país, sino que se trata de una arquitectura absolutamente distinta y única de cualquiera otra que pueda observarse en cualquier lugar del mundo.
Wat Rong Khun es un templo de relativamente nuevo, ya que cuenta con escasas dos décadas de vida desde que el arquitecto local Charlemchai Kosipipat comenzara su construcción en el año 1997.
Charlemchai Kosipipat, el artista
Charlemchai Kosipipat es un artista tailandés nacido en Chiang Rai. Paradójicamente no es arquitecto, sino que se formó en Bellas Artes en la Universidad de Silpakorn, donde recibió la licenciatura en Arte Tailandés. Desde el diseño de sus primeras obras -vallas publicitarias-, se consagró como artista transgresor, al combinar arte tradicional tailandés y budista, con elementos contemporáneos, lo que le valió las quejas del gobierno tailandés, comunidades budistas y las de otros artistas, tras sus murales de Londres.
En la década de los 80 viajó hasta Sri Lanka para completar su formación artística que complementó estudiando la arquitectura, la pintura, la escultura y los templos budistas de Sri Lanka; y fue influenciado, en gran medida, por los templos blancos ceilandeses.
Finalmente, la aceptación social y, sobre todo el hecho de encontrar al rey tailandés entre sus clientes, le llevó a consagrarse definitivamente como artista, revalidando su carrera con la construcción del Templo Blanco que, según ha dicho en alguna ocasión, “le dará vida inmortal”.
Su pensamiento creativo y su amor por el arte, lo hicieron regresar a su ciudad natal y dedicar el resto de su vida a construir el Templo Blanco como una ofrenda a Buda y convertirlo en un tesoro del arte nacional que, además, proporcionará ingresos a la gente de su ciudad, menos visitada por el turismo que el resto del país.
El Templo Blanco, sin embargo, es una obra inacabada que se calcula que no estará finalizada hasta dentro de 70 u 80 años. Pese a ello, Kosipipat –dicen- ha dejado todo dispuesto para que continúen los trabajos de Wat Rohg Khun hasta su completa finalización, aún en caso de que él muera.
Las obras del Templo Blanco no perciben fondos gubernamentales, que Kosipipat ha rechazado en todo momento para no coartar la libertad creativa de su obra. Los fondos para la financiación del Templo Blanco proceden de la fortuna personal del artista y de las donaciones que hacen los peregrinos, entre otras formas, a través de la compra de “medallas” plateadas que adornan todo el recinto sagrado. Hasta octubre de 2016, la entrada al Templo Blanco era gratuita; sin embargo, desde esa fecha, los visitantes deben realizar una aportación de 50 Thb (1,30 €) para entrar al Templo.
Wat Rong Khun, el Templo Blanco
Wat Rong Khun es más que el Templo Blanco. En realidad, se trata de un complejo religioso que, una vez finalizado albergará nueve edificios. El punto central del conjunto es el ubusot –el templo en sí- al que se accede a través de un puente que cruza un estanque, y éste sí que está finalizado. Pero, precisamente de su característica de obra inacabada, deriva su condición de obra en transformación continua, lo que lo hace aún más bello y permite que los visitantes en el tiempo encuentren un templo diferente al que un día conocieron.
El color del templo no fue elegido al azar. El blanco representa la pureza, mientras que los millones de espejos que reflejan la luz del sol simbolizan la iluminación: la de Buda y la que podremos encontrar alguna vez en nuestra vida. Es además, en la iconografía budista, el color de la mente. Mientras que el amarillo, es el color del cuerpo. Por ello, el edificio de los baños, los más bonitos, dicen, de todo Tailandia, son de color dorado. Éstos últimos también se hallan terminados.
En el Templo Blanco todo es simbólico. No hay detalle, no hay figura, no hay pintura, no hay elemento artístico que no la posea. Pese a que el elemento subyacente de la arquitectura redefine la forma de construcción tradicional tailandesa, en el Templo se pueden encontrar un sinfín de figuras y elementos paganos y contemporáneos como la cabeza de Terminator, la figura de Michael Jackson, Doraemon, Futbolistas Famosos, Gozilla, Hello Kitty, e incluso representaciones de acontecimientos coetáneos como la caída de las Torres Gemelas. Todos ellos contraponen el mundo espiritual al terrenal. Lo “aspiracional” a lo que en realidad nos rodea y nos distrae, que es alcanzar la “iluminación” predicada por Buda.
Al núcleo principal de Templo se accede por un puente -llamado El Puente de la Reencarnación, quizá en referencia a la transformación que debemos sufrir hasta llegar al cielo- que salva de la desgracia y desesperación representada en forma de figuras terroríficas y cientos de manos que se elevan desde el averno como símbolo de los pecados y tentaciones que nos acechan, o como representación de la mayor desgracia que puede sufrir el alma: pasar la eternidad sufriendo en los infiernos.
Finalizada esta parte, la muerte y el dios Rahu –de tradición hinduista, se traga el sol para crear eclipses, oscuridad infinita-, en forma de grandes figuras malvadas nos esperan acechantes para juzgar si somos dignos de continuar avanzando.
En cierta manera, se trata de una verdadera pesadilla para quienes visitan el Templo Blanco en horas de gran afluencia de público, porque es aquí donde se sitúa el primer vigilante con un megáfono gritándote al oído que no te detengas, que avances, que no interrumpas el paso, que dejes avanzar a los de atrás.
Y ¡Por fin! Se cruza la “Puerta del Cielo” para entrar en una pequeña estancia, en la que no se pueden hacer fotografías, y en la que se pueden observar imponentes murales con todo tipo de la iconografía mundana que ya he mencionado.
Pese a que ésta es la parte fundamental de la visita, lo mejor es pasar allí todo el tiempo que se necesite para no perder de vista ninguno de los detalles, que son incontables ¡Hasta los peces de los estanques son blancos! Es más, el Templo te conduce, incluso a meditar sobre más aspectos de lo divino y lo humano, el arte y la arquitectura, el esfuerzo humano y divino, de lo que uno se hubiera planteado en ningún otro templo y, por supuesto, antes de realizar esta visita a lo irreal.
Cuando esté acabado de construir, Wat Rong Khun constará de nueve edificios:
– El Ubosot o sala de la asamblea consagrada.
– La Sala de las Reliquias de Buda.
– La Sala de las imágenes de Buda.
– La Sala de la Predicación.
– La Sala de la Contemplación.
– La Celda del Monje.
– La puerta de Buddhavasa.
– La Galería de Arte.
– Los aseos.
Horarios y Precios
El Templo Blanco abre de 9:00 a.m a 17:00 y a 17:30 durante los fines de semana. Su entrada, desde el 1 de octubre de 2016, cuesta 50 Thb para los extranjeros y es gratis para los tailandeses.
Los mejores momentos para visitarlo son, a primera hora de la mañana, recién abierto, y después de comer, sobre las 15:00 horas porque, tras los primeros momentos de la mañana, comienzan a llegar los autobuses cargados de turistas con excursión de un día desde Chiang Mai y, a última hora, vuelven a descargar a cientos de turistas “con palo de selfie” en la última visita del día antes de regresar a sus hoteles.
Cómo llegar a Wat Rong Khun
Al Templo blanco se puede llegar en excursión de un día desde Chiang Mai que, generalmente, se combinará con la visita a otros lugares de “interés” como la Casa Negra o el Triángulo Dorado.
Se puede llegar desde Chiang Mai en autobús, tras tres horas de trayecto. El billete en Green Bus comprado en una agencia de Chang Mai con salida a las 8:30 a.m. nos costó 212 Thb (5,50€) pax. Ésta fue la opción por nosotros elegida para poder disfrutar a nuestro aire del resto de atractivos de la ciudad.
Pero el Templo Blanco no se encuentra en el centro, sino que hay que recorrer 15 km hacia el sur, lo que se puede hacer:
- En moto – pagamos 300 Thb por el alquiler de una moto para los tres durante un día- para luego poder visitar también la Casa Negra, el Reloj Dorado o el Night Market de Chian Rai.
- En autobús, que se cogen en la Estación central que hay junto al Night Market -20 Thb.
- En tuk tuk, por el que se suele pagar entre 200 y 300 Thb.
- O bien, es posible decirle al conductor del bus de Chiang Mai que pare en mitad de la autovía y cruzarla de lado a lado porque, en sentido contrario a Chiang Mai – Chiang Rai, es donde se encuentra el templo. Así sólo habrá que pagar el transporte de vuelta hasta Chiang Rai.
¿Merece la pena la visita?
Son muchos los que se preguntan si merece la pena hacer las tres horas de ida y las tres de vuelta sólo para ver el Templo Blanco y mi respuesta es que sí.
Es cierto que Wat Rong Khun, una vez llegados a Chiang Mai, puede ser «lugar de paso» hacia ninguna parte, ya que la mayor parte de los viajeros dan por finalizado su viaje aquí y cogen en Chiang Mai el avión de vuelta a casa. Otros, por el contrario, siguen su ruta hacia Pai, o contratan un circuito para ver el Triángulo Dorado, las Tribus de las Montañas, los Centros de Recuperación para Elefantes,… Pero si yo hubiese tenido que andar y desandar el camino hasta Chiang Mai sólo para pasar un rato en el Templo Blanco, lo hubiera hecho sin dudarlo. Wat Rong Khun no es «un templo más de Tailandia». Wat Rong Khun, con sus defensores y sus detractores, es «el Templo de Tailandia».
Recuerda que puedes ver también nuestro video sobre el Templo Blanco.
20 comentarios
Bueno, bueno, bueno….que cosa más bonita de lugar, sin duda el blanco representa la pureza y este templo es algo realmente bello de contemplar.
Y bueno Macarena, hoy te quiero felicitar especialmente por una redacción magnífica y en la que demuestras que no solo eres una estupenda viajera, sino que además eres una periodista de primera. Y que no te de vergüenza lo que te digo pues es sincero y merecido. Te aseguro que puedo leer alrededor de 20 artículos periodísticos al día, – de cine, política y divulgación- y la entrada de hoy es de las mejores que te he leído. Y es que se nota además el amor que has puesto en ella.
Por otro lado la historia de este arquitecto local de nombre impronunciable es muy destacable y merece la mención especial que haces de él.
Un gran lujo el texto que nos regalas, enhorabuena y un gran abrazo.
Ay Miguel… me vas conociendo y no lo diré, porque me has dicho que no lo diga, pero… Muchas gracias.
Supongo que, además del lugar, que es único, extraño, distinto y espectacular, el simbolismo le aporta un halo de misterio que lo hace más atractivo aun si cabe. Y creo que no se trata sólo del texto, sino que encontrar una explicación que al ver las imágenes parece que no tuvieran coherencia, te -como lo díría- hace despertar la mente, te entusiasma.
En realidad, antes y después de estar allí, he buscado mucha información sobre el Templo, pero había demasiada información «homogénea» sobre éste y, aún leyendo decenas de entradas de blog, había cosas a las que no podía dar una explicación razonable. Así que, de lo leído, lo observado, lo intuido y lo vivido ¡Ha salido este refrito! Que, desde luego, me alegra que te haya gustado.
Muchas gracias, Miguel. Eres genial! Ojalá todos mis lectores fueran así de entusiastas. Un abrazo muy fuerte.
Fascinante. Sin duda uno de los reportajes más hermosos que he podido leer. Esta especie de Sagrada Familia Tailandesa es una maravilla, impacta, estremece, tanto estéticamente como por la cantidad de símbolos que recoje. Y ahí entras tú. No solo muestras esa obra de arte sino que nos vas explicando todos los símbolos, la intención del artista, esa imagen del árbol con las cabezas de personajes icónicos representando el ruido del mundo, del presente. Las terroríficas manos de las que tenemos que escapar, el puente de la resurrección… De verdad que esta entrada es para enmarcar, Macarena. Sin duda ese día fue mágico, emocionante y has sabido transmitirlo. Muchísimas gracias, por ello. Un abrazo!!
Jo David, muchas gracias de verdad. Es todo un honor para mí haberte podido transmitir sentimientos a través de las letras.
Es un hecho que la visita al Templo Blanco impacta. Es un lugar tan distinto que te deja sin palabras y, a pesar de que en la visita funciona mucho la intuición y la imaginación, hay elementos que parecen estar tan fuera de lugar que parecen grotescos en medio de la pureza del blanco; pero sabiendo que si están allí es por algo, la explicación había que buscarla. Recorrerlo comprendiendo el significado de los símbolos es mucho más emocionante porque te hace incluso creer que verdaderamente estás atravesando el infierno, siendo juzgado por los dioses y entrando en el más allá.
Me alegra haber podido reflejarlo. De nuevo, David, te doy las gracias. Es para mí todo un honor. Un besazo
Una auténtica maravilla que me ha dejado sin palabras.
Tu narración impecable me ha transportado a Wat Ron Khun y parece como si estuviera junto a tí durante la visita.
¡Gracias por este increíble viaje Macarena!
Muchos besos 🙂
Ains Gracias Carmen.
La verdad es que el Templo Blanco es un lugar ideal para fotografiar y escribir sobre él. Creo que cualquier cosa que hubiera escrito podría haber quedado bien porque es espectacular. Ya lo ves.
Me encanta que nos acompañes. Muchas Gracias Carmen. Un beso fuerte.
Macarena me ha gustado mucho esta entrada. Es espectacular tanto el monumento como tus explicaciones. En realidad para ser un templo de esta época parece que el artista ha querido emular tiempos modernos. con tus posts. nos haces viajar casi de primera mano. Un abrazo
¡Hola Mamen!
El Templo es precioso y la verdad es que tiene unos elementos tan extraños en su composición que necesitan ser entendidos. Cuando conoces su significado, el conjunto ya no se muestra como elementos sin sentido de un artista excéntrico, sino que se muestra con un significado homogéneo. Y creo que de ahí deriva su genialidad. Es un lugar bonito, extraño y único.
Me alegro mucho que te haya gustado esta entrada y que nos acompañes en nuestras rutas. Un beso enorme.
Hola Macarena! pues ya me pareció precioso cuando lo ví en el vídeo que pusiste en Youtube y lo vuelvo a decir ahora al ver las fotos tan bonitas que nos enseñas.. Yo también pienso que merece la pena, sin duda, haría esas horas de ida y vuelta para ir a verlo. Feliz fin de semana. Besos.
Hola Verónica,
A mí me parece espectacular y único; pero hay quien dice que es una horterada, que ir allí sólo para eso… Pero bueno, para gustos colores; si no, seríamos todos iguales.
Un besazo
¡Hola Macarena! Yo también haría las 3 horas de ida y vuelta para ver el templo Blanco^^. Gracias a tu entrada he aprendido muchas cosas que no sabía. Vale la pena hacer la donación para que puedan acabar esa obra de arte 🙂
Un abrazo,
Katy
¡Hola Katy!
En realidad, nosotros nos quedamos a ver todo lo que tiene que ofrecer Chiang Rai, pero hay quien dice que no merece la pena llegar hasta allí porque «sólo para ver eso»… Pero creo que es precisamente porque no lo conocen; aunque cualquier opinión para mí es respetable. Muchas gracias por mostrar la tuya y un besazo enorme.
Ainsssss esta es la tercera vez que envío el comentario. Las dos veces anteriores me ha dado errror y me lo ha borrado. Creo que a estas alturas he perdido toda la espontaneidad jajajajajjaa.
Te decía que me ha encantado el Templo Blanco, creo que es espectacular desde el punto de vista arquitectónico y de la simbología (que tú tan bien has sabido explicarnos). Las fotos desde luego son un sueño y creo que hacen que valga la pena un paseo de tres horas para ir a verlo en directo. La historia del creador, junto con el hecho de que no reciba fondos gubernamentales, para mi le añaden interés sin duda.
Seguro que me dejo cosas de las que había puesto en los anteriores comentarios, pero qué le vamos a hacer.
Mil gracias por un post tan genial, Macarena. Es uno de los que más me han gustado e impresionado hasta la fecha.
¡Un beso grande y feliz tarde de domingo!
Jijijijijiiiiij No pasa nada Julia, sé lo que me has querido decir. Este es el precio que pagamos por la tecnología.
Como he dicho en el anterior comentario, nosotros fuimos hasta allí para ver más cosas; pues aunque esta visita era soñada desde antes de emprender el viaje, en Chiang Rai -ya lo verás- hay otras muchas cosas por ver y muchas cosas por hacer. Pero hay quien hace ida y vuelta desde Chiang Mai sólo para contemplarlo.
Hay quien, sin embargo, expone que el Templo les parece demasiado recargado y que sólo para visitarlo no se pegan la paliza de seis horas en autobús. Pero ¡Ya lo ves! Creo que es un lugar para no perderse.
Wat Rong Khun tiene todos los ingredientes para convertirse en un mito a nivel mundial: la excentricidad de su autor, el hecho de que no sea arquitecto, la simbología, la originalidad, la financiación de la obra,… El caso es que el Templo blanco no es sólo único en sí mismo, sino que todo lo que lo envuelve es exclusivo. Y una cosa muy guay es que el un templo vivo, cambiante. Como las obras continúan avanzando, sea cuando fuere que lo visites, será diferente.
No sabes cuánto me alegro que te haya gustado la entrada, Julia. Impresionarte es difícil.
Un besazo
Macarena, este Templo Blanco es espectacular hace tiempo que puse una entrada de el, en mi blog, porque cuando lo vi me fascino, y tu vas y lo puedes contemplar y ver en persona, que pasada. Creo que es un templo, que desde luego no deja indiferente a nadie, las imágenes esta llena de mensajes y símbolos.
Gracias por esta bella entrada. Besitos de luz.
Hola Cristina,
¿No me digas que escribiste sobre él? Ahora buscaré la entrada. Me hace tanta ilusión,…
La verdad es que es un sitio fascinante y que, en cierta manera, te invita a la reflexión sobre lo divino y lo humano.
Me alegra que te haya gustado. Un besazo.
¡Hola familia!
Pues no me mató el templo blanco, aunque tampoco Chiang Rai en general, aunque quizá es porque estuvimos haciendo la Mae Hong Son Loop y los pueblos más al norte casi a la frontera con Birmania y me parecieron muy bonitos.
Si estás por Chiang Rai está bien ir a ver el templo, es un templo diferente al resto.
¡Un saludo!
¡Hola Caracol!
¿Ves? Lo que digo. Opiniones para todos los gustos. Eso es bueno.
A nosotros, visto el entusiasmo con el que lo hemos descrito, comprobarás que nos encantó. Quizás porque aún habiéndonos preparado para la visita, encontramos más de lo que esperábamos.
Personalmente, esa fusión entre la arquitectura, el arte, el simbolismo, lo celestial y lo pagano, me parece que trasciende más allá de la obra arquitectónica. El dato de su financiación, la trayectoria profesional de Kosipipat… Es que me parece tan bestial que si me lo cuentan no me lo creo.
Por otra parte, también diré que nos gustó Chiang Rai, de la que hablaré en la siguiente entrada. Es un lugar pequeño, pero tranquilo y acogedor.
Eso es lo que tiene viajar, Caracol y, también, esta la diversidad de opiniones es la que da sentido a los blogs de viajes.
Un abrazo
Espectacular!, el blanco y la luz hacen del edificio un lugar mágico. A pesar de su escasa antigüedad, me ha parecido sencillamente sensacional. Espectacular entrada!
Por cierto tengo mucho trabajo esta temporada y me coincidió con el cambio del blog,… en fin que no puedo con todo y no quiero agobiarme! Feliz semana a los tres!
Hola Norte!!!!
Lo sé, lo sé. Bueno, lo imaginaba. Yo ando igual, más o menos. El blog te ha quedado fantástico. Muchas gracias por la visita. Un besazo