Cuando uno piensa en gastronomía camboyana, es fácil imaginar sabores exóticos, especias aromáticas y platos inspirados por las cocinas vecinas de Tailandia y Vietnam. Y así es: Camboya ofrece una cocina variada, sabrosa y sorprendentemente sofisticada. Pero también guarda un secreto (o más bien, una curiosidad que no pasa desapercibida): ¡se comen insectos!

Arañas, gusanos, grillos, escarabajos, cucarachas… No son ingredientes decorativos ni parte de una prueba de valor en un programa de televisión: son un auténtico bocado tradicional. Aunque en realidad, son parte de algunas otras raras comidas del país entre las que se encuentran las ranas, ratas, serpientes o el cocodrilo.

En Phnom Penh, yo habría vomitado si alguien me hubiera dicho que podía comer cosas parecidas.
¿Por qué se comen insectos en Camboya?

Esta costumbre tiene una raíz muy concreta: el hambre.
Durante los años más oscuros del país —la Guerra Civil (1970-1975) y especialmente la dictadura de los Jemeres Rojos (1975-1979)— la población sufrió una hambruna extrema. Comer era, literalmente, sobrevivir. Sin acceso a alimentos convencionales, muchos camboyanos se vieron obligados a recurrir a lo que tuvieran a mano: ratas de campo, serpientes, raíces e insectos.

Lo que empezó como necesidad, hoy se ha convertido en una tradición que no solo se mantiene viva, sino que ha evolucionado hacia lo gastronómico. En muchos casos, estos “bichos” se preparan con esmero, fritos en aceite bien caliente, sazonados con sal, azúcar, guindillas y lima, y servidos como aperitivos callejeros con una cerveza bien fría.

¿Dónde probar insectos en Camboya?

Si te puede más la curiosidad que el prejuicio, hay lugares perfectos para probar esta especialidad tan peculiar. La medida viene dada por una lata. Todos los insectos que caben en la lata cuestan 1$.
Phnom Penh

En el paseo fluvial de Sisowath Quay, al atardecer, aparece un famoso puesto ambulante con una gran variedad de insectos fritos. Por 1$ puedes hacer fotos, pero si compras algo, las fotos son gratis. También los encontrarás en los alrededores del Mercado Ruso, Old Market y Psar Kandal.
Siem Reap

Aunque menos común que en la capital, puedes encontrar insectos en algunos puestos del Upper Market y del Old Market. Es una forma diferente de explorar la vida local más allá de los templos de Angkor.
Battambang

A orillas del río Stung Sangker, junto al puente frente a Correos, hay un pequeño puesto donde se venden insectos variados. Aquí no hay que pagar por fotografiar, y el ambiente es mucho más relajado.
¿Y dónde probar otro tipo de rarezas culinarias?
Siem Reap

Un restaurante de Siem Reap ubicado en la misma calle del Night Market, llamado Cambodia Taste Restaurant, ofrece como platos de su menú serpientes, cocodrilo y ranas. Aparte de eso, su carta es muy variada y los precios son muy razonables. Nosotros probamos los pinchitos de cocodrilo, nada recomendables. La carne está durísima y con una textura gomosa.
Angkor

En el camino de Siem Reap a Banteay Srei hay una pequeña población que se dedica a la venta de cerdo asado. No es que se trate de una rareza culinaria, sino más bien de una delicia, pero quizá haya a quien le dé reparo comer en este tipo de restaurantes de carretera.

Battambang

En la carretera que lleva a Phnom Sampeau, hay decenas de puestos de ratas de campo asadas en barbacoas caseras. Asimismo, los puestos de comida en la Bat Cave venden balut y huevos de cien años.
¿A qué saben los insectos?

Depende del bicho y de su preparación, aunque esto sólo lo sé “de oídas”. Algunos, como los grillos o gusanos, son crujientes por fuera y suaves por dentro, con un sabor a nuez o a patata frita muy condimentada. Las tarántulas —uno de los platos más icónicos— se fríen enteras y se sirven con sal y pimienta; tienen un sabor fuerte y una textura un tanto gelatinosa en el abdomen. ¿Suena raro? Lo es.
Una cocina que va más allá del morbo

Aunque la imagen de alguien masticando una cucaracha frita puede ser lo que más se viralice, lo cierto es que la cocina camboyana va muchísimo más allá. El amok (pescado al vapor con leche de coco y hierbas aromáticas), el lok lak (carne marinada con ensalada y huevo), el cangrejo a la pimienta de Kep, o el arroz con fideos de Battambang, son ejemplos de platos deliciosos que cualquier viajero debería probar.

Los insectos, en ese sentido, no son la norma, sino una curiosidad gastronómica que revela una parte importante de la historia reciente del país y su resiliencia. Son una muestra de cómo, a pesar de las dificultades, la cultura culinaria camboyana ha sabido adaptarse y enriquecerse.

Consejo de viajero: No juzgues un plato por su apariencia. En Camboya, lo que para unos es «repugnante», para otros es una delicia con historia. Así que, si te animas a probar algún bicho… hazlo con mente abierta, una cerveza en la mano, y una buena historia para contar después.
6 comentarios
Pero qué buen post, Macarena!
A mí los insectos no me atraen, pero me apunto al pescado y a los cangrejos. Unas almejitas me encantarían, jajaja.
El cocodrilo se lo dejo para ellos, pero no me importaría probar la rana.
Gracias por tan estupenda información y por esas fotografías con que la acompañas.
Abrazos y muy buena semana.
Almas gemelas, Carmen. Yo también paso de los insectos, adoro las almejas y he probado las ranas.
Me alegra que te haya gustado la entrada.
Un fuerte abrazo!!!!
Madre mia Macarena, por mucho hambre que tuviera no se si me atreveria con estas comidas, sobre todo con os insectos. Feliz finde
Te entiendo Vicenta, a mí lo de comer insectos me da muchísimo asco.
Feliz fin de semana!!!!
Me ha parecido muy interesante como nos han contado el tema, la verdad es que no podría con los insectos, es dificil evitar el desagrado solo al verlos aunque mi padre que en Marruecos durante la mili comió langostas dice que están riquísimas, pero yo no creo que pudiera. Un besazo
Ay Asun, a mí también me resultan desagradables incluso a la vista.
Un besazo