
Entre las ciudades de Rissani y Ouarzazate, se encuentran los oasis de Tazzarine, Alnif y Nkob, nuestro destino en esta etapa del viaje. Esta ruta cruza la hammada, un desierto pedregoso en la falda de los montes Jebel Saghro, y es conocida por ser el lugar del mundo de mayor concentración de meteoritos y trilobites.

Alnif
A penas hay nada en la carretera: ni estaciones de servicio, ni pueblecitos, ni tiendecitas,… Únicamente unas cuantas construcciones desperdigadas de venta de fósiles y trilobites cerca de la población de Alnif.

Este lugar baldío y vacío de vida y vegetación es conocido por gemólogos y minerólogos de todo el mundo por tratarse del lugar en el que se han encontrado más meteoritos y trilobites.



Gran parte de las montañas del Antiatlas se componen de rocas paleozóicas, que datan de entre 245 y 570 millones de años. Desde el inicio del Paleozoico, mares pocos profundos invadieron los continentes. El contenido biológico de la Era Paleozoica era bastante rico, comprendiendo bastantes formas de vida acuática, entre las que se encontraban los trilobites, las orthoceras y los nautilus. Cuando murieron, sus conchas y esqueletos se conservaron en la cuenca del Maidir, ubicada entre Erfoud y Alnif, a la espera de ser resucitadas y pulidas en forma de mesas, ceniceros y lavabos que pueden encontrarse en Erfoud y Risani. Pero lo verdaderamente típico de esta región son los trilobites, auténticos y falsos, que pueden adquirirse tras el largo y preceptivo trámite del regateo.



Alnif es una pequeña población, cruce de caminos, de población bereber que no tiene mucho que explorar.


Continuamos camino hasta Tazzarine, desde donde nos dirigimos a nuestro destino, el oasis de Nkob.
Nkob, N´kob o Nkoub

Nkob, N´kob o Nkoub es el oasis que abre paso al Valle del Draa. Se trata de la “capital” de la tribu bereber Ait Atta, una antigua tribu de nómadas existente antes de la entrada de los árabes en Marruecos en el siglo VII y que alcanzó su esplendor entre los siglos XV a XIX, erigiéndose como una de las familias más importantes del país.

Nkob es un lugar pequeño y acogedor cuya belleza reside, principalmente, en sus construcciones rojizas, en sus dos oasis cercanos y en el skyline de los montes Jebel Saghro en el horizonte.

Nkob cuenta con más de cuarenta kasbash, muchas de ellas recuperadas como hoteles, y dos castillos. Todas las kasbahs fueros edificadas a principios del siglo XX por las familias Ait Atta durante el proceso de su sedentarización.

Además de pasear por las callejuelas de polvo rojo de Nkob para contemplar sus construcciones de adobe, donde el extranjero siempre es bienvenido por las decenas de niños que juegan en las calles, en el pueblo se puede disfrutar de los zocos de fin de semana –los más grandes de la zona- dedicados a la venta de animales los viernes y toda clase de otro tipo de productos durante los sábados y domingos. Nkob es también punto de partida de excursiones y trekkings por la zona, especialmente a los oasis, los montes cercanos y el valle del Draa.


No llevábamos hotel reservado, pero la ocupación no era muy alta. Elegimos la Kasbah Baha Baha como alojamiento y fue un auténtico acierto ¡Es preciosa! Y además podíamos dejar el coche aparcado en el interior. Además de su jardín exterior –piscina incluida, en donde sirven los desayunos- la Kasbah cuenta con salones interiores que, en el momento de llegar nosotros, tenían las chimeneas encendidas. Las habitaciones estaban adornadas con un gusto excepcional, todas alfombradas y con unos techos de madera muy bien conservados. Y además, se podía subir a la terraza superior para contemplar la belleza del rojo de las casas y calles de Nkob.

Aunque el hotel sirve comidas y cenas, preferimos salir a comer a la calle, ya que en los hoteles de las zonas rurales de Marruecos, el tagine suele ser la cena insignia y Macarena no se lleva del todo bien con el cordero. Así que elegimos el Restaurante Merzouga, en la carretera principal, que servía pinchos y kefta –genial en mitad de una alerta sanitaria por una epidemia de fiebre aftosa jjjjjj-.


El de hoy había sido un día tranquilo y el frío comenzaba a arreciar, así que nos retiramos a descansar hasta el siguiente día.
Gracias Macarena por tan buenas explicaciones que nos dejas siempre. Me gustaría conocer esta cultura
En Punta del Moral. Huelva y al lado del mar hay algunos hoteles que reflejan este estilo árabe.
Buen domingo.
Besos.
¡Hola Laura!
Muchas gracias a ti. Estoy encantada de que te gusten nuestras entradas.
Te animo a conocer Marruecos. No está tan lejos y siempre lo digo, es un país seguro, barato, distraído y vas a descubrir cientos de cosas nuevas y diferentes, visites la parte del país que sea.
Jo. No te lo vas a creer, pero no conozco Huelva. Y dirás, quizás, como mucha gente… hala pues se van lejos habiendo tantas cosas por ver en España ¡Y llevas razón! Pero, tal y como nos hemos planteado las cosas, preferimos viajar lejos ahora que aguantamos 11 horas de vuelo y dejar España para más tarde… Cuando Macarena esté estudiando en la Universidad o seamos un poco más mayores. De cualquier forma, estaría guay ver esos hoteles que seguro que están chulos. De hecho, los voy a buscar por internet.
Muchas gracias por tu visita. Un besazo.
No tenía ni idea de lo que era un trilobite hasta que no he visto las magníficas fotos que has incluido en esta entrada, Macarena. Realmente son preciosos, ¡no me importaría tener uno! Lo único que me planteo es que si siguen vendiéndolos llegará un momento, junto con el resto de fósiles, en que se agoten.
Supongo que después de un desierto tan vasto y seco, será una gozada llegar al oasis, y más si puedes hospedarte en una habitación bonita y colorista. La verdad es que no me hubiera imaginado tanto lujo (lo digo por la piscina, las vistas, los restaurantes) en un sitio así. Por cierto que comparto no-gusto por el cordero con tu hija, ji, ji.
Una entrada estupenda. Como siempre es un gusto acompañaros en vuestros viajes 🙂
¡Un beso de domingo!
¡Hola Julia!
No te preocupes. Otra de las veces que vaya, te traigo uno si de verdad te gustan.
Tenemos un video (que colgaré en el blog cuando corresponda) en el que hablamos del comercio de fósiles en Marruecos en el que debatimos que se trata de un comercio necesario para la región y, además, ha propiciado muchos nuevos descubrimientos de especies extintas; pero, por otra parte, y al estar haciéndose sin control, el dinero está quedando en manos de sólo unos pocos y se están esquilmando los yacimientos. La solución pasaría por un control gubernamental hasta el momento inexistente que alentara el conocimiento de los habitantes de la zona y la creación de Museos y centros de estudio.
Y, en fin, sí, Nkob es todo un descubrimiento, un Shangri La, un lugar de relax. Es una preciosidad de lugar y el color de las edificaciones lo hace aún más bello. Pero en Marruecos hay muchos lugares así y nada de caros cuando no es temporada alta.
Me alegro que hagas descubrimientos en nuestro blog.
Muchos besos
Hola Macarena!, me ha encantado vuestra doble entrada, pero en especial Nkoub, imagino esas tonalidades rojizas al atardecer y esas montañas de telón de fondo…
Ay Norte, ¡Eres un soñador! Me alegro que te guste el sitio. Sé lo que te podría inspirar. Un besazo
Hola Macarena, esto es lo que podríamos llamar un verdadero Oasis en medio del.desierto. Destacar tanto el maravilloso alojamiento, como ese rojizo Nkoub, que debe tener unas puestas de sol y amaneceres de auténtico ensueño.
Como curiosidad, te diré que en la provincia de Segovia, hay una pequeña ruta de pueblos rojos con Ayllón como punto más destacable.
Una entrada preciosa, un gran abrazo.
¡Hola Miguel!
En casi todo estos lugares han rodado alguna película porque, además de bellos, la luz es mágica.
No conozco los pueblos de los que hablas. Es decir, no los he visitado, pero he podido leer sobre ellos en uno de los blogs que comparten entradas en Google+ ¡Aunque no recuerdo ya cuál! Y la verdad que creo en la magia de las construcciones de piedra y tierra que se funden con el entorno.
Muchas gracias, Miguel. Un abrazo
Buenas noches Macarena, me ha encantado esta entrada, llena de interesantes datos.
¡Qué hermoso atardecer en Nkoub!
Feliz semana y un abrazo 🙂
¡Hola Carmen!
Muchas gracias por tus siempre cariñosas palabras. Me alegra que te haya gustado la entrada. La verdad es que Nkob es un lugar precioso.
Un besazo
Me encantan los lugares que nos presentas, realmente curioso con una belleza muy particular. Un beso
Me alegro, Asun.
Feliz Lunes!!!!!
Jo, Macarena. ¡Qué preciosidad de post! Aúna el encanto mágico del desierto con esas píldoras de un tiempo en el que el ser humano no era más que una mera posibilidad. Desconocía ese comercio de los fósiles. Tengo un par de trilobites en casa, me encantan los minerales, rocas y, por supuesto los fósiles. Imaginar esas tierras bañadas por el mar, un viaje maravilloso. Desde luego es un regalo para los sentidos, para quienes estamos amarrados al triste cemento gris de las ciudades. Un abrazo!!
Hola David,
Me emocionan tus bellas palabras de hoy y ¡No sabía de tu afición por los fósiles y los minerales! Pues en el Desierto del Sáhara te harías rico en conocimiento y observación porque, como cuento, lo que más hay son precisamente fósiles de todo tipo. Aunque creo que lo mejor allí es hacer lo que dices y dejar volar la imaginación para pensar en la vida marina anterior a la humana.
Un abrazo enorme.