La Mellah o Barrio Judío de Marrakech, se encuentra al Sur del Palacio de la Bahía y al Este del Palacio El Badi y es un lugar poco concurrido por el turismo, pese a que sus calles son tranquilas y los precios de los productos de su zoco son mucho más asequibles que los de las tiendas que se hallan junto a la Plaza de la Jemaa.


Mellah quiere decir algo así como “mercado de la sal”, ya que los judíos ejercían el monopolio del comercio de este producto hasta fechas no muy lejanas. En su día, era una ciudad dentro de otra; con una superficie de 18 hectárea y varias sinagogas, y diferenciada del resto de la ciudad por la poco habitual altura de sus edificios, sus callejuelas estrechas y el hacinamiento de sus casas.
Historia de la Mellah de Marrakech
La Mellah de Marrakech data del siglo XVI, cuando el sultán saadí Moulay Abd Allah creó esta zona para proteger a los judíos de los ultrajes y las amenazas de los musulmanes y a la vez controlar la recaudación de impuestos procedente de este importante colectivo. Asímismo, se valía de los mejores y más preparados miembros de la comunidad como consejeros. De ahí que el barrio se hallara, igual que en Fez, al abrigo del Palacio.


Aunque la presencia judía en Marruecos está documentada desde los orígenes del judaísmo, éstos se instalaron de forma numerosa en Marruecos tras diáspora ocasionada con la expulsión de España por los Reyes Católicos. Por la residencia en Marruecos, era común que pagaran grandes sumas al sultán por haber sido acogidos en su territorio y por la protección que les brindaba.
La Mellah de Marrakech, fue concebida como un espacio amurallado con dos puertas de acceso que se cerraban al caer el sol, no pudiendo ningún habitante del barrio salir o entrar de noche en el recinto.


La población llegó a rondar, algunas fuentes citan, 16.000 personas, y otras 30.000, lo que supuso pobreza, hacinamiento y discriminación de la población de un barrio que llegó a considerase una zona marginal de Marrakech.


A día de hoy, la presencia de judíos en Marrakech es casi testimonial ya que la mayor parte emigró a Israel tras la constitución del Estado en los años cincuenta y los que decidieron quedarse ya han abandonado el barrio para ubicar sus residencias, sobre todo, en el Barrio de Gueliz, la parte nueva y más selecta de la ciudad, en la que instalaron una sinagoga moderna y funcional, frente al Centro de América.
Por ello, son pocos los vestigios que han quedado de la presencia judía en este barrio, hoy conocido como Hay Essalam: apenas dos sinagogas y las estructuras de las calles y casas ocupadas por musulmanes, también de condición humilde.
Memoria Histórica de los Judíos de Marrakech


No obstante, los judíos de Marrakech, no han quedado en el olvido. En 2016, el rey Mohamed VI ordenó, a petición de la pequeña comunidad judía de la ciudad, restituir los nombres de las calles que tenían que ver con el patrimonio judío de la ciudad. Además del nombre de Mellah, se recuperaron todas las denominaciones de calles y plazas que llevaban el nombre de personalidades judías o se relacionaban con el patrimonio judío a fin de preservar la Memoria Histórica de esos lugares, salvaguardando el patrimonio de las civilizaciones del reino, así como el patrimonio cultural del conjunto de componentes de la sociedad marroquí.


La Mellah o Barrio Judío de Marrakech
Aparte de la Kyssaria –zoco cubierto- y, justo en frente, el zoco de las especias, la mayor parte de los visitantes que deciden deambular por la Mellah tienen interés por conocer las sinagogas que aún siguen abiertas en el laberinto de callejas.


Sinagogas en la Mellah de Marrakech
Las dos sinagogas que permanecen activas en la Mellah de Marrakech: son la Sinagoga Salat Alzama y la Negidim.
La primera de ellas es el principal atractivo de la zona y se encuentra en la Rue Talmoud Torá.
La sinagoga de Al-Azmah fue construída por los judíos expulsados de España en 1492. El rabino Isaac Daloya, que vivía en España, llegó a la ciudad de Marrakech tras la expulsión, sirviendo como rabino y como jefe de la comunidad de deportados y fundando “Hatzma Lázma” (El odio de las habitantes de Gaza).


En el siglo XVI, Marrakech se convirtió en gran centro para los Anusim (“los forzados”, los judíos que habían sido obligados a abandonar la fe) que querían abrazar de nuevo el judaísmo. En Marrakech se llegaron a contabilizar casi 35 sinagogas que servían como lugares de culto y como lugares para el estudio de los textos sagrados.
Hoy, la Sinagoga Al-Azmah sirve como lugar de rezo y como museo sobre la comunidad judía de Marrakech. Los judíos de la ciudad la consideran la sinagoga más antigua de la ciudad, aunque el edificio actual data del siglo XIX.
El lado oriental fue renovado en la década de 1950, cuando se le añadió una zona para las mujeres (ezrat nashim). El Arca original de madera se reemplazó por una de mármol.


En el piso superior se encuentra una yeshivá o escuela talmúdica y un centro comunitario. La Yeshivá llego a atender a más de 400 estudiantes al año venidos de las Montañas del Atlas.
La sinagoga abre de domingo a jueves de 9.00 a 18.00 horas
Los viernes abre hasta las 16.00 horas
Los sábado sólo abre durante las horas de oración.
La entrada es gratuita aunque se realiza una donación de 10 Dh.
Se pueden realizar fotografías, salvo durante las horas del rezo.
La sinagoga Negidim apenas es visitada.
Otras sinagogas de Marrakech
Consideradas más como centros de culto que como lugares turísticos. Existen otras sinagogas en Marrakech fuera de la Mellah:
Sinagoga Beit (En Activo)
Se encuentra ubicada en el Barrio de Gueliz. Fue construída en los años 50 por la familia Kadosh. Está activa los sábados y días festivos y sirve como punto de encuentro para la Comunidad Judía de Marrakech.
Sinagoga del rabino Pinchas Hacohen (Arshat el Maaz) Activa en Eventos Especiales
La sinagoga del rabino Pinchas Hacohen se encuentra en su casa, que se encuentra en el estado de Malak. El rabino Pinchas vivió en la ciudad de Marrakech en la década de 1950 y fue enterrado en el cementerio.
Dirección: 142, Avenue Houmane El Fetouaki, Arset El Maach – Medina, Marrakech
Sinagoga Salat al-Fasayn (Activa en eventos especiales y visitas)
Salat al-Fasayn fue construida en 1840 por los trabajadores de la casa de la reina. La sinagoga se cerró en 2000 y se reabrió para Janucá en 2016.
Dirección: Mellah el Jadid Medina
Sinagoga Slat Gozsef Biton (Inactiva)
Cementerio Judío Miâara
El cementerio judío es un lugar curioso de indudable belleza, quizás por la paz que allí se respira, o quizás por el respeto con el que los musulmanes lo han conservado durante siglos.


El Miâara, como se le denomina, es una sucesión de túmulos regulares de diferentes tamaños pegado a la muralla de la Medina en el que llama la atención ver algunas lápidas con fechas recientes.


Desde su creación en 1537, alberga un número indefinido de enterramientos anónimos. Con 52 hectáreas, se trata del mayor cementerio judío de Marruecos. A la izquierda, hay numerosas tumbas anónimas, que recuerdan las epidemias que se desataron en la ciudad obligando a un rápido entierro de los cuerpos.


La entrada es gratuita, aunque para entrar, los hombres deben cubrir su cabeza con un kippah que amablemente proporciona el cuidador del recinto.


En las sinagogas, otros lugares de rezo y en los cementerios, no sólo los judíos llevan puesta la kippah, sino que en señal de respeto también lo hacen los gentiles (no judíos). Y a la salida de los cementerios -por supuesto aquí también- hay que lavar las manos -ritual Netilat Yadaim– para alejar simbólicamente la impureza creada por el contacto con la muerte. Tras esto, se entrega un donativo al guarda para la conservación del lugar. Por cierto, la casa del guarda se encuentra junto a unas pocas tumbas separadas del resto: son las tumbas de los rabinos.


Dirección: Avenida Taoulat el Miara
12 comentarios
Hola Macarena una entrada de lo más interesante, no imaginaba que aún hubiera vestigios judíos en la ciudad y me ha sorprendido esa buena conservación del cementerio y del barrio. Y curioso lo que explicas que para visitarlo los hombres deban cubrirse ¿y las mujeres no? Lo cierto es que desconozco estas prácticas.
Besos
El cementerio judío es uno de mis lugares preferidos de Marrakech porque nunca hay turismo y la visita se realiza en completa soledad. Al ser tan grande y silencioso ¡Vaya si te da para reflexionar! Luego, cruzas la puerta de nuevo y comienza el bullicio, el ruido, la gente,… Es impresionante el contraste. Es vivir en realidad la paradoja entre la vida y la muerte. Además, el sol reflejado sobre esos muros rojizos es increíblemente bello.
Que yo sepa, Conxita, las mujeres no se cubren. Al menos, cuando he entrado en sinagogas de mi ciudad, los hombres usan el kippah, pero a nosotras se nos permite la entrada sin llevar la cabeza cubierta. Ahora bien, en las sinagogas, como en las mezquitas, tienen lugares diferenciados para la oración mujeres y hombres. Lo que desconozco es si para los oficios, las mujeres deben tapar su cabello. En la calle, por otra parte, aquí suelen ir cubiertas -aunque no todas-. Pero de un tiempo a esta parte, sustituyen pañuelos y gorros por pelucas.
Un besazo
Caramba, desconocía la presencia judía en Marruecos y es bien curioso observar cómo en su día fueron protegidos por el sultán musulmán, imagino que por la conocida habilidad comercial de los judíos. Es bien curioso que este pueblo, durante tantos años sin Estado, fuera siempre tratado con tanta distancia y desconfianza por parte de los habitantes del país turno. Y ya no pienso en el genocidio nazi.
Como siempre, tus entradas son enormes píldoras para sanar mi ignorancia. Un fuerte abrazo, Macarena!
Pues sí, David. Tras la expulsión de los judíos de España, fueron muchos los que refugiaron en Marruecos. Hubo comunidades importantes en Fez, Marrakech, las Montañas del Atlas, Xaouen, Sefrou, … Pero sabes que los sefarditas siempre fueron extraños allá donde se asentaron. En Fez, por ejemplo, no se les permitía salir calzados de la Mellah, así que las calzadas ardientes limitaban su libertad de movimiento. Protegidos, protegidos, no fueron, sino que más bien estaban controlados para evitar revueltas y, a la par, posibilitar una recaudación cuantiosa y eficaz de los impuestos provenientes de sus siempre exitosos negocios, sobre todo, de la elaboración de productos de joyería en oro y, sobre todo, plata. Hoy día, se siguen conservando en el acervo cultural del pueblo bereber muchos de los diseños creados por ellos.
Me alegro que te haya gustado la entrada.
Un fuerte abrazo.
Genial toda la información que nos das Macarena. Una vez más he aprendido un montón con la lectura. Un beso y feliz fin de semana
Gracias Vicensi. Un besazo
Desconocía la existencia de este barrio judío de Marrakech, así como su cementerio y las costumbres respecto a ponerse el kippah, solamente los hombres cuando visitan estos lugares «sagrados» supongo.
Teniendo en cuenta la diferencia abismal, en cuanto a sonidos y silencio, entre la parte árabe y esta otra judía, que nos muestras con tus impresionantes fotografías y buena documentación al respecto, querida Macarena, comprendo que aprecies mucho mejor la visita a estos recónditos parajes judíos, que la otra tan bulliciosa y algo estresante, me imagino.
Un placer discurrir con tan buena guía como tú, aprendiendo tantas cosas de esta ciudad vecina y amiga, como lo es Marrakech.
Un besazo.
Es un lugar encantador, Estrella. El silencio, el contraste entre la vida y la muerte, entre el bullicio y la tranquilidad. Pero es que, además, es un lugar a mis ojos bello.
Muchas gracias por tu comentario, querida amiga. Te deseo un buen fin de semana.
Pues desconocía la existencia de este lugar, siempre me descubres cosas nuevas e interesantes!! Gracias!!
Gracias a ti, Asun. Un beso
¡Qué lugar más curioso! Desconocía la presencia judía en Marrakech. Me atraen esas singulares tumbas y ese silencio.
Es bonito aprender de tu mano, Macarena.
Un abrazo.
¡Qué comentario más bonito, Carmen!
Muchas gracias. Un besote