Al igual que las Tumbas Saadíes, el Palacio El Badi es también obra del saadí Ahmad Al-Mansour, el más prestigioso de todos los sultanes de la dinastía, y se encuentra muy cerca de las anteriores, en la parte de la Kasbah de la Medina de Marrakech. Éste, junto con el cementerio judío, es uno de mis lugares preferidos de Marrakech.


El Badi significa “el Incomparable” o “lo Maravilloso” y fue el Palacio erigido por Al Mansour para celebrar la victoria en la Batalla de los Tres Reyes.
La Historia de una Gran Obra
En 1578, en la Batalla de Alcazarquivir (Ksar el-Kebir), murió el hermano de Al Mansour, el sultán Abd al-Malik, siendo el primero nombrado su sucesor y comenzando un reinado con el prestigioso honor de haber vencido a los portugueses. Las conversaciones para la liberación de prisioneros llenaron las arcas del sultán y poco después, comenzó la construcción del gran símbolo arquitectónico de la dinastía Saadí: el Palacio El Badi de Marrakech.


El historiador El Ouafrani cuenta que se importaron 50 toneladas de mármol desde Italia y se pagaron con azúcar, kilo por kilo. También dice que, venidos de todas partes del mundo, llegaron los mejores artesanos que fueron generosamente remunerados por su trabajo. Era una época de abundancia, sin duda alguna.


Se emplearon los mejores y más lujosos materiales del momento. La edificación del palacio tardó unos 15 años y en su construcción se emplearon algunos de los materiales más caros de la época: oro, mármol de carrara, madera de cedro,…. El palacio disponía de 360 habitaciones, un gran patio, un gran estanque y varias piscinas menores. Sus murallas, casi lo poco que hoy queda en pie, miden 2 metros de espesor.


Existen, además, varios pabellones de gran tamaño que se piensa fueron utilizados como casas de verano: El Pabellón de Cristal, el Pabellón de Audiencias, el Pabellón Verde y el Pabellón del Heliotropo. El más grande de ellos se conoce como Qubba el Khmsiniya, traducido como “El Pabellón 50”, no se sabe bien si por su superficie -50 codos- o porque una vez tuvo 50 columnas. El palacio, además posee establos y mazmorras.


El Palacio fue concebido como símbolo de ostentación y poder, celebrándose allí las mejores fiestas y recepciones de la época a las que acudían juglares, adivinos, bailarinas e importantes mandatarios.
Pero El Badi fue arrasado al poco de morir Al-Mansour y por ello, muchos visitantes se sienten absolutamente decepcionados al no poder ver más que este “conjunto vacío”. Es quizá eso lo que tanto me gusta de El Badi: la ausencia de las hordas de turistas que invaden los cafés de la Jemma y la posibilidad de imaginar cómo fue aquel lugar hace cinco siglos.


Como ya contamos en la entrada sobre las Tumbas Saadíes, ha sido una constante en la Historia de Marruecos que cada una de las diferentes dinastías reinantes arrasara con el legado de los sultanatos anteriores y trasladaran la capitalidad de una ciudad a otra. Es como si borrando las huellas de lo material, el legado de sus antecesores, se pudieran eliminar los recuerdos de la mente y fuera más fácil doblegar la pleitesía debida de los súbditos.
Tras la muerte de Al Mansour, el último sultán saadí fue derrocado en Marrakech por Moulay Al Rachid, hijo de Moulay Alí Sherif, fundador de la dinastía alauí y cuyo mausoleo se encuentra en Rissani, en pleno corazón del Tafilalet.


El segundo sultán de la dinastía alauí, Moulay Ismail, decidido a borrar cualquier recuerdo de la grandeza saadí, arrasó casi todas sus construcciones, incluido el Palacio de El Badi que desmanteló poco a poco para trasladar sus riquezas a su nuevo Palacio de Mekines, establecida como nueva capital del Imperio en 1675.
Visitar el Palacio El Badi
Visitar El Badi es realizar un viaje en el tiempo después de atravesar sus gruesos muros en los que aún se conservan los huecos en los que se ubicaban las lámparas de aceite que iluminaban la entrada a Palacio.


Se pueden observar los ricos mosaicos originales de la época y las canalizaciones de agua, así como una pequeña parte de sus pabellones y las piscinas de su gran patio, alguna de las cuales han sido reconvertidas en huertos para naranjos que, según la época del año, desprenden un inconfundible olor a azahar.


Parece que los límites del Palacio no tenían fin y se extienden por rincones en los que se conservan algunas estructuras características de las edificaciones típicas árabes, tales como los baños.


Además, se pueden visitar las galerías subterráneas de la edificación, algunas de ellas, utilizadas como mazmorras y que hoy día contienen una pequeña exhibición de objetos arqueológicos y fotografías.


También, se puede acceder a una torre desde la que se divisa la Koutubia y el bello skyline de las terrazas rojizas pobladas de tendederos de la Medina de Marrakech.


Al igual que en la Chellah de Rabat, un grupo de cigüeñas sedentarias, han poblado las partes altas de los muros de El Badi, abandonando su habitual costumbre de la migración para establecerse de forma permanente entre los muros de este lugar.


Por otra parte, en el interior de El Badi se custodia el Minbar (púlpito) de la Koutubia. La pieza es una talla de madera de cedro con incrustaciones de marquetería y escrituras coránicas talladas por artesanos cordobeses en el siglo XII.


No sé el motivo de la ubicación de esta pieza en el Palacio ¿Para añadir un atractivo a la visita? ¿Fines económicos? ¿Falta de espacio? El caso es que está aquí y puede visitarse previo pago de 10 Dh (además de la entrada al Palacio)
Datos útiles del Palacio El Badi


Ubicación
El Palacio de El Badi se encuentra al Sur de la Medina, en la parte de la Kasbah, cerca de las Tumbas Saadíes, la Mezquita de las Manzanas de Oro, el Palacio de la Bahía y la Mellah.
Cómo llegar
Se puede llegar andando desde la Plaza de la Jemaa, en un paseo que dura aproximadamente 10 minutos. Lo mejor es entrar por la bella Puerta de Bab Agnaou para, de paso, poder verla. Continuando recto, se llega hasta la Rue de la Kasbah en donde se ubica la mezquita Moulay El Yazid, conocida también como Mezquita de las Manzanas de Oro. Desde allí, rodea la mezquita por la parte izquierda, ya que el Palacio se ubica tras ésta.
Pero si llegas desde la Jemaa hasta la Plaza de los Hojalateros, debes doblar hacia tu derecha, pues es allí donde encontrarás el Palacio.
Horario
El Palacio de El Badi abre todos los días de 9:00 a 17:00 horas
Precio de las Entradas
70 Dh (También estudiantes y niños)
14 comentarios
Me encantan tus entradas porque siempre aportas la parte histórica y realizas explicación de cada monumento! Qué ganas de ir a Marruecos! Tomo nota de todas tus entradas para cuando haga mi rutilla por allí! Un besote guapa!
Muchas gracias María.
Mira que es un destino cercano, pero de verdad que es alucinante. Te vas a encontrar muy a gusto y sé que te gustará muchísimo.
Besotes
Qué pena me da cuando algo que se adivina tan precioso y espectacular se ha deteriorado tanto, y no por el imparable paso del tiempo, sino por la mano del mismo hombre. Ainsss 🙁
Estaba pensando en la forma en que fue pagado el palacio y en que hay que tener una visión especial para decidir que, en época de esplendor económico, en lugar de otra cosa, uno va a dedicar cantidades ingentes de dinero a construir algo que debería perdurar por siglos. Hay que tener mentalidad de gobernante y deseos de dejar atrás un legado cultural. Lo hermoso por encima de lo práctico, una decisión difícil, al menos para mí.
Me encanta que la zona no esté masificada por el turismo, seguro que eso le añade mucho encanto a la visita.
¡¡Gracias por otra entrada estupenda, Macarena!!
Un beso de viernes.
Al igual que muchos gobernantes a lo largo de la Historia, como pasa con tumbas y mausoleos, buscaban por un lado la gloria a pesar del paso del tiempo y por otro, desde luego, que sus propias comodidades. Cuando el dinero no es de uno, parece que cunde más y da igual en lo que uno se lo gaste. Y en ambas cosas no hemos cambiado, a pesar del paso de los siglos ¿O no?
Estoy de acuerdo contigo en que es una pena que el hombre destruya una obra artística o histórica simplemente porque no es suya o no está en consonancia con sus ideas, pero en eso tampoco hemos cambiado mucho.
Gracias a ti siempre, Julia. Te deseo un buen fin de semana. Besotes
Jo, desde luego el palacio ha conocido épocas mejores. De todas formas, es un pedazo de historia y el encanto de estos lugares es respirar su aroma, e imaginar cómo pudo ser en su época. Otra lección de historia y arquitectura. Un fuerte abrazo!
Por eso no suele ir nadie, David. Moulay Ismail «lo dejó pelaito» y 7€ son 7€. Antes costaba 1€ y ya no se veían muchos turistas por allí… así que ahora si vas, seguro que no te cruzas ni con el taquillero.
Lo que pasa es que aquí se juntan varios factores que a mí me apasionan cuando viajo y por eso me gusta tanto este lugar: hay poca gente, hay una estructura que te lleva a imaginar historias y luego… ese color rojizo que tanto adoro en los muros del pasado.
Muchas gracias, David, por tu comentario.
Un abrazo y buen fin de semana!!!!
Lo siento Macarena. Ni con tu enlace que tengo en el lateral del blog que me dice cuando publicas , ni con tu comentario fui capaz de entrar, y como no quiero perderme este viaje virtual por eso te avisé.
15 años para que venga el de atrás y lo destruya… Menos mal que ni así borraban la historia de sus antecesores. Me hinteresa todo esto es recordar lo romano vivido.
Las cigúeñas también pululan por Mérida. Me gusta todo, más el reflejo que pillaste en al agua y las galerías.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
No te preocupes, Laura. Te lo digo por experiencia ya a mí me agobió muchísimo. Tendrá que pasar un tiempo para que Google «se ordene» y, en un tiempo, todo se normalizará.
¡Es verdad! Las cigüeñas tan características de Extremadura… allí fue donde las oí por vez primera siendo niña!!!
Me alegro que te haya gustado esta entrada con sus fotografías.
Muchas gracias por tu comentario. Un beso enorme
Imaginar, Macarena!, imaginar como fue todo aquello es quizás la parteque mas le gusta a Norte.
Esos espacios son mágnificos y además parece que la restauración o, mejor dicho, esa consolidación parece que no fue nada agresiva. Como siempre, me muero d envidiaaaaaaaaaa!!
Una piedra, poca gente y la imaginación, Norte, para mí también son las mejores aliadas. Supongo que por eso me gusta tanto este sitio. Parece que la ausencia de bullicios te permite dejar volar la imaginación más nítidamente.
Aquí no diré eso de «Bueno, ya irás, algún día a lo mejor,…» Coge a Francesca y ¡A Marrakech sin demoras! Lo tienes a tiro de piedra y lo vas a disfrutar plenamente. Lo sé.
Un fuerte abrazo. Feliz semana, Norte.
Una historia muy completa Macarena. Me ha encantado leerla y saber todo sobre este palacio. Un beso y feliz día de la madre.
Me alegro Vicensi. Creo que es un lugar con encanto. Un besito
Por lo que se ve el sobrenombre de El incomparable de debía ir al pelo, porque debió ser un lugar impresionante, aun ahora te deja impresionado. Un beso
Debió ser, en su época de esplendor, un lugar que te dejaba estupefacto. Es una pena que sólo quedara lo que hoy se puede contemplar. Pero a mis ojos, al menos, sigue siendo un lugar bellísmo.
Besos