Las Tumbas Saadíes representan uno de los ejemplos más perfectos del arte saadí en Marruecos y, aunque poseen cuatro siglos de antigüedad, se hallan impecablemente conservadas gracias a su ubicación, escondidas tras un muro, y descubiertas a principios del siglo XX.
La dinastía Saadí
La dinastía Saadí gobernó en Marruecos entre los siglos XVI y XVII. Afirmaban ser descendientes de Mahoma y provenían del Valle del Draa.
La denominación por la que se les ha conocido a lo largo de la Historia, en realidad, fue el apelativo con el que le denominaron sus enemigos para agraviar su estirpe, al decir que provenía de la niñera de Mahoma, Halimah Saadiyya.
El más famoso de los sultanes saadíes fue Ahmad Al-Mansour, contemporáneo de Felipe II y constructor del Palacio El-Badi en Marrakech. Entre sus principales aciertos como gobernante se encuentra la expulsión de los colonos portugueses de Marruecos y defender al país de la invasión de los otomanos.
Las Tumbas fueron construidas a finales del siglo XVI por Al-Mansour y, dicen, que su construcción fue pagada con el oro traído de Tombuctú. La necrópolis alberga las tumbas de 66 miembros de la familia, aunque se han registrado más de 170 enterramientos, algunos de ellos sin identificar y que se cree que pertenecen a cortesanos y sirvientes.
La Necrópolis Saadí de Marrakech
En realidad, parece ser que este emplazamiento era ya un cementerio para nobles cuando Al Mansour eligió el lugar como necrópolis real, mandando construir una gran sepultura para su madre, Lalla Messaouda, una mujer considerada “santa” que decidió erigir la Mezquita Bab Doukkala, en 1557.
El Mausoleo de Lalla Messaouda, se ubicó sobre la anterior sepultura de Mohamed Cheikh, padre de Al Mansour, que desde entonces descansa en este mismo sitio, conocido como Qubba de Lalla Messaouda.
Por cierto, Lalla es el título que se otorga en Marruecos a las mujeres de la Familia Real y significa algo así como “Señora”.
El recinto se halla oculto sobre unos altos muros y, de no ser por la cantidad de turistas que acuden al lugar, se podría decir que es un sitio en el que se respira paz.
De no saber que se trata de una necrópolis, podría ser confundido con un bonito jardín interior de cualquiera de los bellos palacios erigidos a lo largo de todo el país. Pero este lugar tiene un significado mucho más profundo y esconde secretos mucho más grandiosos que la vegetación propia de un “jardín andaluz”.
El Mausoleo de Al Mansour
La parte principal de las tumbas es la que se halla pegada a las murallas (El muro de la Mezquita de la Kasbah) y corresponde al mausoleo del sultán Ahmad Al Mansour, formado por tres salas, comunicadas entre sí, que reciben las denominaciones de “Sala de Oraciones”, “Sala de las Doce Columnas” y “Sala de los Tres Nichos”.
La Sala de Oraciones
La Sala de Oraciones es la que se encuentra en la parte izquierda si miramos de frente (donde no hay colas). Por su funcionalidad, es la más austera de las tres salas y se comunica con la Sala de las doce columnas a través de un arco. Posee cuatro columnas y un antiguo mihrab. El suelo se halla cubierto de mosaicos y sobre él descansan, paradójicamente, miembros de la dinastía Alauí, la estirpe que quiso acabar con la memoria de los Saadíes.
Sala de las Doce Columnas
En la Sala de las Doce Columnas, descansan los restos mortales del Gran Sultán Al Mansour, los de su hijo y los de su nieto. La sala, de unos diez metros cuadrados, se halla cubierta por una cúpula tallada en madera de cedro que descansa sobre doce columnas de mármol de carrara con capiteles adornados con motivos vegetales.
Las paredes se encuentran completamente adornadas con azulejos y cenefas que recogen versículos del Corán y estucos que, en la parte más alta, simulan nidos de abeja. Destacan también los recubrimientos de los paneles de madera en pan de oro que son muestra del gusto de Al Mansour por la riqueza y la ostentación y que le valió el sobrenombre de “El Dorado”.
El resto del suelo de la sala alberga tumbas de la dinastía saadí.
Sala de los Tres Nichos
En la Sala de los Tres Nichos se dedicó a los enterramientos de príncipes, esposas y concubinas; y aunque su decoración se encuentra en la misma línea decorativa y arquitectónica que la anterior, el lugar es menos suntuoso.
La Qubba de Lalla Messaouda
En la parte exterior, en mitad de los jardines, se encuentra la Qubba de Lalla Mesaouda, erigida por Al Mansour para albergar los enterramientos de sus padres. Originariamente era un recinto cuadrado, pero fue posteriormente ampliada con unas pequeñas galerías que protegen las entradas, una gran sala en la que reposan más miembros de la familia y una sala de oración.
Historia de las Tumbas Saadíes
Ha sido una constante en la Historia de Marruecos que cada una de las diferentes dinastías reinantes arrasara con el legado de los sultanatos anteriores. Es como si borrando las huellas de lo material, el legado de sus antecesores, se pudieran eliminar los recuerdos de la mente y los alauitas, dinastía actualmente reinante en Marruecos, no iba no ser menos.
Tras la muerte de Al Mansour, el último sultán saadí fue derrocado en Marrakech por Moulay Al Rachid, hijo de Moulay Alí Sherif, fundador de la dinastía alauí y cuyo mausoleo se encuentra en Rissani, en pleno corazón del Tafilalet.
El segundo sultán de la dinastía alauí, Moulay Ismail, decidido a borrar cualquier recuerdo de la grandeza saadí, arrasó casi todas sus construcciones, incluido el Palacio de El Badi que desmanteló poco a poco para trasladar sus riquezas a su nuevo Palacio de Mekines. Pero quizá por supersticiones, el miedo a los jinns o, simplemente por el respeto que todo pueblo tiene a lo que rodea a la muerte, las Tumbas Saadíes no fueron desmanteladas, sino condenadas al ostracismo: ocultándolas a la vista y al recuerdo de los hombres, sellando su entrada y dejando un único acceso por el interior de la mezquita. Por ello, no fue hasta 1917 que fueron descubiertas a través de los vuelos de reconocimiento que las autoridades coloniales francesas realizaban sobre la ciudad, ordenando el Mariscal Lyautey la apertura de un acceso y la restauración de la necrópolis real.
Cómo llegar a las Tumbas Saadíes
Las tumbas saadíes se encuentran en la Kasbah de la Medina de Marrakech a menos de 10 minutos andando desde la Plaza de la Jemaa. Lo mejor es entrar por la bella Puerta de Bab Agnaou para, de paso, poder verla. Continuando recto, se llega hasta la Rue de la Kasbah en donde se ubica la mezquita Moulay El Yazid, conocida también como Mezquita de las Manzanas de Oro, Mezquita de la Kasbah o Mezquita del Palacio. Y a su derecha, se encuentra el pequeño acceso por el que se entra a las Tumbas.
El acceso es toda una curiosidad porque se trata de un pequeño pasillo bordeado de altos muros que tienen varios recodos y que jamás podrían aventurar el bello lugar al que terminan llegando.
Hace años, era posible visitar las Tumbas casi en soledad, pero hoy día se trata de un lugar muy visitado por el turismo, así que hay que hacer cola para asomarse tan sólo unos minutos a la pequeña puerta desde la que puede admirarse la Sala de las Doce Columnas.
Datos de interés
El Horario de las Tumbas es de 9:00 a 16:45 h. y la entrada cuesta 70 Dh (7€) para adultos, y es gratis para niños menores de 12 años.
18 comentarios
¡Qué buen reportaje, Macarena! Si algo nunca pudieron conseguir los reyes y emperadores de cualquier civilización fue la inmortalidad. Desde luego que no podían tolerar que su muerte fuera igual que la del resto de mortales y necesitaban mostrar su jerarquía con estos monumentos funerarios. Son testimonios de nuestra historia aunque a ojos de los valores de hoy sea algo discutible. Pero la Historia nunca se puede juzgar desde la actualidad.
Me ha impactado esa idea de ocultar estas tumbas por las posteriores dinastías reales. Afortunadamente, todo termina volviendo a la luz. Un fuerte abrazo!!
Es muy cierto lo que dices, David, sobre la idea de alcanzar la inmortalidad a través del recuerdo posterior a la muerte. Y ciertamente es algo que muchas veces me he planteado al visitar los lugares que construían para sí emperadores, reyes y mandatarios porque, creo que realmente con estos monumentos, han terminado por conseguir que su recuerdo no se extinga ¿En eso consiste la inmortalidad? o ¿Habrá más? Y lo que es aún más inquietante ¿Sólo los ricos y poderosos tienen el privilegio de ser inmortales? Porque entonces es «una putada» nacer pobres. Sí, David, en todas esas cosas pienso cuando contemplo lugares como éste.
Respecto a la ocultación de las Tumbas parece que fue un acierto porque casi todas ellas han sido profanadas y saqueadas a lo largo del mundo. Lo que también ocurre es que «en esto de los muertos» hay tantas supersticiones que aquí, salvaron para el futuro la belleza de este enterramiento.
Un fuerte abrazo, David!!!
¡Qué preciosidad de sitio, Macarena! Me alegro de que decidieran rodearlo de muros y «olvidarse» de él en lugar de destruirlo. Haberlo «descubierto» en pleno siglo XX hace que esté tan bien conservado como si estuviera recién inaugurado. Una necrópolis maravillosa que, como tú dices, más parece un jardín y palacios que un cementerio. Me ha encantado 🙂
Hay que ver la manía que tienen los gobernantes en general de tratar de deshacerse de lo que dejan sus antecesores, incluso aunque sea algo bueno. Me parece un acto de soberbia increíble, pero supongo que eso lo da el poder 🙁
Un post de lujo, ¡gracias por este regalo para la vista!
Besitos de miércoles.
Gracias Julia.
Pues la Historia desde luego es cíclica. Fíjate el tiempo que ha pasado desde que se construyó éste enterramiento (y muchísimos otros en otros lugares con anterioridad) y aún perdura el «Yo más» ¡Qué pena de especie humana! ¿Verdad?
Yo también creo que fue un acierto ocultar las tumbas y olvidarse de ellas. Ojalá hubieran emparedado también a los Budas de Bamiyán, las Ruinas de Palmira o los tesoros de Egipto. Creo que el Patrimonio hay que preservarlo para generaciones futuras, pero salvajes los ha habido en todas las épocas de la Historia.
Un besote
Qué bonito Macarena, no lo conocía y he disfrutado con las imágenes y lo que nos explicabas, qué belleza esa sala de las doce columnas, todo el conjunto transmite una sensación de paz. Siempre me parece sorprendente que los egos personales se quieran imponer sobre la historia para cambiarla y para destruir, afortunadamente no siempre se salen con la suya.
Besos
Ya Conxita. Aquí hubo suerte, pero más adelante verás cómo por ejemplo Moulay Ismail arrasó con el Palacio de El Badi ¡Quedaron las paredes! Pero, y ahora que lo dices (porque además yo soy muy combativa con algunos artículos de nuestra vigente Ley de Memoria Histórica) ¿Qué estamos haciendo nosotros? Si es que… ¡rompiendo una escultura o arrasando un edificio no eliminas un recuerdo! En fin, parece que no aprendemos.
Un besote
Qué bueno eso de los olvidos Macarena,… nunca había oído hablar de Las Tumbas Saadíes. Personalmente me parecen fantásticas, con esa mezcla de serenidad típica de un mausoleo y esa belleza oriental en la construcción. Me ha encantadao!
Es un lugar bello y «de paz» en una ciudad tan ajetreada como Marrakech. Aunque hace no tanto era más guay porque no las visitaba nadie. Ahora, una cola tan larga para asomar la cabezilla tres minutos a la sala de las doce columnas, rompe la magia del sitio.
Un abrazo, Norte!!!
Todavía no he viajado a Marruecos y todo lo que nos muestras es interesante. Estos mausoleos son preciosos. Un abrazo.
Apúntate todo, Mamen, porque yo sé que en el momento menos pensado nos cuentas que vas para allá.
Un besito
Impresionante, Macarena. Qué fácil y hermoso resulta viajar a estos sitios de tu mano, en vista de que no conozco Marruecos. La información que proporcionas así como las imágenes son de una calidad exquisita. A mí que me encanta lo relacionado con la arqueología y derivado de los ancestros, me puedo hacer una idea a través de tu mirada sobre «Las Tumbas Saadíes»
Muchas gracias por este encuentro con un pasado/presente tan maravilloso.
¡Un abrazo!
¡Eres de las mías Mila! Me intriga el razonamiento de las mentes del pasado para llevarles a construir determinadas obras que han quedado para nosotros.
Espero que algún día puedas conocer Marruecos porque es un país, ya no solo con encanto, sino con tanto Arte y tanta Historia que es para volverse loco. Y Marrakech es una pasada. Por ello, quizá, de un tiempo a esta parte se está poniendo tan «imposible».
Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo!!!
Como siempre, enorme artículo.
Esperaré a que pase la fiebre por Marruecos para visitar el país, o si lo hago, tendré en cuenta las invitaciones de mis vecinos marroquíes y me iré a donde no va nadie. Tela le de gente que hay últimamente allí…
Un abrazo grande.
Muchas gracias, Marina.
Tienes por el momento unos 80 artículos en el blog para elegir ruta y destino en Marruecos. Es verdad que se está poniendo imposible últimamente, pero también es cierto que como los que visitan Marruecos lo hacen con determinado tiempo, los lugares más concurridos están localizados. Pero quedan otros muchos (muchísimos) donde poder disfrutar del país para ti sola y te doy mi palabra.
No sé si sabes que nosotros somos de Melilla, entonces, solemos hacer rutas por el país cuando podemos, o cuando no podemos hacerlas en otros sitios. Un poco lo que hacéis vosotros en España y que yo envidio tanto. No podéis dejar de visitar Marruecos.
Un fuerte abrazo!!!
Hola Macarena!! Qué tal?
Muy interesante, como siempre, el desarrollo histórico del lugar. Si alguna vez nos falta información de un sitio, ya sabemos dónde meternos para conocerlo un poco mejor 🙂 Porque hay guías que… madre mía!!
A nosotros nos gustó bastante este rinconcito escondido ( como bien dices, se localiza por la cola de gente). Lo malo, es que no te permiten pararte mucho tiempo a admirarlas en ese mirador porque hay muchas personas detrás esperando, pero merece la pena asomarte para ver algo diferente en Marrakech. A mí me impresionaron esas columnas tan blancas y esos arcos tan delicados y bien conservados. Muy bonito.
Un abrazo fuerte!!
Gracias Lízar!!!
Yo siempre envidio a los que vivís en la península por las rutas que podéis hacer en caso de no poder tomar un vuelo. Pero Marruecos es lo que nosotros tenemos. Así que, pese a lo que cuentas, he de decir que nosotros sí hemos tenido la suerte de visitar ese lugar (y bastante otros más) sin colas. Antes no había tanto turismo y, también, hay momentos en los que por algún acontecimiento, Marruecos se vacía, que es cuando sobre todo, nosotros aprovechamos para pasar la frontera.
Muchas gracias, Lízar. Un fuerte abrazo!!!
¡Muy buen artículo!
Tan sólo decirte, por si quieres actualizar los datos de interés, que el precio de la entrada son actualmente 70 dirhams, igual que las entradas al Palais Bahia y el Badi. Saludos.
¿70 Dh? ¡Qué barbaridad! Jolín cómo se está poniendo la cosa.
Te agradezco mucho la información, aunque no creas que estaba escribiendo al azar. La última vez que hemos visitado Marrakech ha sido en marzo de 2018. 6€ de una atacada es mucha tela!!! En fin.
Muchísimas gracias Mª José. Y ya mismo, modifico la información. Un saludo!!!