
Antes de comenzar el relato de nuestro viaje a Myanmar y nuestro primer día en Yangon, diré que Yayo se mostró reacio, durante los meses previos, a viajar a Myanmar. Entre sus argumentos esgrimía cierto recelo sobre los transportes y el alojamiento. Al principio pensó que la mejor idea sería trasladarnos de un punto a otro del país en avión a lo que yo me oponía, primero porque de haber sido así, nos hubiéramos perdido gran parte del encanto del país y del viaje; en segundo lugar, porque no es igual pagar 100 € de billete para una persona que 300€ para tres y, por último, porque ya que viajábamos con tiempo suficiente, daba igual el tiempo que empleáramos en el transporte. Este año, teníamos de sobra.
Al final, dado mi empeño, visitamos Myanmar; y he de decir que en cierta manera conseguí cumplir el sueño de visitar el país del que había oído hablar maravillas, pero quizás había puesto el listón demasiado alto ¿Cumplió Myanmar mis expectativas?
Llegamos a Yangón provenientes de Bangkok. El vuelo de Air Asia salía de la capital tailandesa a las 7.15 de la mañana, con lo que tuvimos que levantarnos a las 4.00 a.m. para salvar el permanente embotellamiento de las calles de Bangkok y llegar con el tiempo suficiente para pasar por los persistentemente atestados controles del aeropuerto de Don Mueang –del que parten los vuelos nacionales y las aerolíneas de bajo coste-.
Las llegadas internacionales a Yangón tienen lugar en la Terminal 1 y los trámites de sellado, por lo general, son rápidos. Sin embargo, en la terminal de llegadas no hay oficinas de cambio de moneda, con lo cual hay que salir y, a mano derecha, caminar un poco hasta la Terminal 2, en la que sí hay oficinas de cambio.
El cambio en el aeropuerto de Yangon es bueno, casi mejor que en el resto de lugares y, pese a que lo mejor es llevar dólares americanos –en buen estado-, en algunos lugares – no en todos- es posible cambiar euros.
Para ir del aeropuerto al centro en taxi, hay que dirigirse hasta el mostrador de los taxis – perfectamente indicado-, y el precio de la carrera es fijo. Hasta la zona del Barrio Chino de Yangón, el precio es de 8.000 Kyats (Unos 6€).
¡Por cierto! Antes de viajar a Myanmar nos habíamos documentado sobre los precios de los taxis, las entradas, los autobuses… La última referencia con la que contábamos era del mes de marzo de 2016; sin embargo, al llegar, ninguno de las referencias de las que teníamos se asemejaba a los precios que encontramos: todo era más caro. Espero que no os pase a vosotros, pero contad con ello.
Edificio en el centro de Yangon |
Nada más salir del aeropuerto, comenzamos a familiarizarnos con una cultura, una sociedad y un modo de vida peculiar del país que ha estado hasta relativamente hace bien poco cerrado herméticamente al resto del mundo.
De camino al hotel, quedé sorprendida de la densidad del tráfico ¡No esperaba yo tantos coches! y de la humedad mohosa en las paredes de los viejos edificios coloniales. Yayo iba dando cabezadas hasta que, al final, logró despertarse con uno de sus ronquidos. Al poco, llegamos. Nuestro alojamiento: Agga Youth Hotel (34 € la noche en habitación triple) ¡Hombre! No diré que fue el hotel de mi vida, pero estaba relativamente limpio y bien ubicado, aunque la habitación era un tanto estrecha.
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Agga Youth Hotel – Yangon |
Colocamos las cosas y ¡A la calle!
Desde el Barrio Chino, realmente se puede visitar andando una parte importante de la ciudad y, bajo un calor más que molesto, comenzamos a recorrer las caóticas calles del centro de Yangon, mientras todos y cada uno de los taxistas con los que nos cruzábamos nos hacían aspavientos para llevarnos.
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Edificios del Centro de Yangon |
Lo primero que nos llamó la atención fue la ingente cantidad de palomas que habitan la ciudad y reposan a lo largo de todo el tendido eléctrico llenado de cacas los edificios y las aceras; pero realmente esto fue una constante durante toda nuestra visita al país.
Multitud de palomas habitan las calles de Yangon |
Cansados y hambrientos como nos encontrábamos observamos a un señor que freía rodajas de patatas en una cocina improvisada de carbón en medio de la acera -Las patatas fritas envasadas de Myanmar son todas caseras y están deliciosas-.
Nos ofreció probar las patatas que estaban de escándalo y le pedimos una bolsa. El señor, cogió una pequeña bolsita y la llenó hasta arriba. Así que Yayo sacó 1000 Kyats (0´75 €) para pagarle; pero cuál fue nuestra sorpresa cuando el señor no quiso coger el dinero. Decía que era un regalo para Macarena. No, no ¡Por Dios! Él estaba trabajando y ¿Cómo íbamos a permitir que no nos cobrara? Así que, tras mucho insistir, el señor de las patatas, cogió los 1.000 Kyats y nos devolvió 500.
Nos quedamos sin palabras de la honradez de este señor que no nos conocía de nada y comenzamos a especular sobre la honestidad del pueblo burmés y de las decenas de relatos y experiencias que habíamos leído antes de viajar; aunque más tarde nos dimos cuenta de que no todo el mundo es igual en Myanmar, y quizá esa fuera mi gran decepción.
En nuestro paseo mañanero nos dirigimos al Sri Kali Temple, que estaba cerrado, y a la Sinagoga Musmeah Yeshua –aunque no pudimos acceder al cementerio-. Realmente, siempre me ha impresionado visitar los templos de otros cultos en países distantes de aquellos en los que se profesa mayoritariamente esa religión. Y especialmente, me ocurre esto con las sinagogas. La sinagoga de Yangon fue fundada a finales del siglo XIX sobre lo que antiguamente había sido una construcción de madera, por los descendientes de judíos sefardíes provenientes de Iraq. En Myanmar habitaban unos 2.500 hasta hace unos 50 años, cuando comenzaron abandonar el país, dejando la comunidad de judíos birmanos mermada hasta únicamente la veintena de miembros que aproximadamente existen en la actualidad. La visita es gratuita.
Sri Kali Temple (Yangón) |
Sinagoga Musmeah Yeshua |
Vimos la Torre del Reloj y el Hospital General de Yangón. Pese a su decadencia, Yangon es un museo arquitectónico colonial al aire libre y, pese a su calor y su caos, que pueden llegar a resultar agobiantes, se trata de un lugar único, aunque no encantador.
Torre del Rejoj de Yangon |
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Hospital General de Yangon |
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Iglesia de la Santísima Trinidad (Anglicana) – Yangón |
Mientras caminábamos por las aceras de Yangon, nos llamó la atención las tímidas miradas de las jóvenes que señalaban disimuladamente a Macarena ¿Cómo era aquello? La miraban y se reían y algunas, las más atrevidas, se acercaban disimuladamente y le acariciaban el pelo, e incluso pedían poder hacerse un selfie con ella. ¡Esos ojos azules!
Intentamos, sin éxito, visitar el Mercado Bogyoke –antiguamente conocido por el nombre de Scott Market– porque cierra los lunes. Y lo cierto es que me llevé un disgusto porque, aquellos que lo han visitado, dicen que es una auténtica maravilla. Así que, para suplir la decepción, nos adentramos en otro de los mercados cercanos donde disfrutamos entre los birmanos con los puestecillos de artículos dispares.
Mercado Bogyoke |
Comimos en un chino cercano al mercado una comida exquisita y carísima por la que nos echamos las manos a la cabeza tras pagar la factura y de la que no diré nada más porque cada vez que me acuerdo me tiemblan las piernas. Luego fuimos a descansar y asearnos al hotel antes de continuar la jornada.
Si te gustó la entrada, te recomendamos también que veas nuestro vídeo ESCENAS DE YANGON
Ciertamente impresiona, Asunción. Es la Shwedagon Paya, el monumento religioso más importante y grande de Myanmar.
Un besito
Ya la primera foto me ha dejado sin aliento, que lugar!! Un besito
El blog de Sunika
Hola Macarena, la verdad comprendo las dudas de Yayo respecto al viaje, desde luego es un destino con una serie de de caractericas por el transporte y demás como explicas que hay que saber planificar con antelación, en ese aspecto y para las personas interesadas, tu información de servicio puede ser de mucha utilidad.
Muy buena la fotografía de tu pequeña acompañada, resume muchas cosas de vuestros ideales.
Y por favor que buenas las patatas, soy fan!!! Conozco sitios en Madrid donde las siguen friendo para la venta al público y recién hechas es un bocado genial.
Gran exposición y explicación, un gran saludo Macarena.
¡Hola Miguel!
Esperamos que nuestros relatos y los datos que proporcionamos puedan ser útiles a otros viajeros, si no fuera así, nuestro trabajo no tendría sentido.
Y las patatas… No sé cómo no he venido con doscientos kilos más. Las patatas estaban deliciosas y además es que eran baratísimas.
Muchas gracias Miguel siempre.
Un saludo
Hola Norte!
Me alegro que te haya gustado la entrada.
Un saludo.
Qué legado colonial tan hermoso! Feliz domingo!
Hola família. Nos encanta viajar con vosotros a través del blog. En este caso de Myanmar nos abrís el camino, lo visitaremos seguramente en diciembre o enero. Disfrutaremos con el resto de vuestro viaje y tomaremos nota de todos los consejos. Abrazos desde la caótica Bangkok.
¡Hola!
Siempre me encanta hablar con vosotros. Os admiro y me encantáis… y me dais mucha envidia.
Pues Myanmar es un "país fácil", pero no barato. Se pasan un montón con las entradas a los sitios arqueológicos y si, además sumamos los transportes, las propinas y todo el sinfín de etcéteras que ya conoceréis de vuestra amplia experiencia asiática… no me extraña que hayáis elegido Tailandia como "campamento base".
Espero que os gusten las siguientes entradas, que nosotros ya veremos las magníficas fotos que sé que Marcos va a hacer en Bagán y el resto del país.
Muchos besos
Se nota que tienes buen olfato de exploradora o de viajera, amiga Macarena, porque es evidente que elegiste con muy buen criterio hacer únicamente ese vuelo hasta Myanmar sin necesidad de desplazaros con el avión hasta otros lugares. No se puede despilfarrar el dinero y además estar todo el tiempo pendiente de los vuelos y embarques al final te quita tiempo para visitar con tranquilidad tantos lugares maravillosos como los de ese museo arquitectónico al aire libre de Yangón, aunque es cierto que tanto calor húmedo y multitud de gente acaban por quitar el encanto.
Me alegro que Macarena hija llamase la atención de esas niñas con las que se hizo los selfies, lo cierto es que está muy guapa …je,je,je
Y finalizo con aplausos por el fantástico reportaje fotográfico que ayuda muchísimo para complementar la parte narrativa.
Abrazos a los tres y besitos para madre e hija.
Gracias Estrella, como siempre.
Me alegra que te haya gustado la entrada y te prometo que, después de esta, vienen muchas otras mucho más interesante si cabe porque Myanmar es tan diferente…
Muchos besos para ti.