Timisoara se encuentra ubicada al oeste de Rumanía, cerca de la zona fronteriza de Hungría y Serbia. Viniendo de las verdes montañas de Los Cárpatos, como era el caso, y continuando por las tierras de cultivo de Maramures, Timisoara se presenta como una parada en una ciudad diferente que destaca por la belleza arquitectónica de sus edificios. Además, Timisoara posee una importancia reseñable para los rumanos, ya que fue la ciudad en la que dio comienzo la revolución que consiguió poner fin a la dictadura de Ceausescu en 1989.
Lo principal de Timisoara en un día
El casco antiguo de Timisoara no es muy grande y es posible recorrerlo a pie en una sola jornada, aunque de ser necesario, es posible tomar un tranvía.
La esencia histórica de Timisoara se halla fundamentalmente distribuida en tres plazas, unidas unas a otras a través de zonas peatonales y calles de anchas aceras repletas de bonitos cafés.
La Plaza de la Unión, o Piata Unirii
La Plaza de la Unión, o Piata Unirii -que es como se llaman casi todas las plazas céntricas de las principales ciudades rumanas- está jalonada de bellos edificios barrocos, al estilo de la herencia que el Imperio astro-húngaro fue dejando como estela en todos los lugares que pertenecieron a la dinastía de los Habsburgo y cuyo estilo arquitectónico se conoce como estilo secesionista, que es como se le denomina al modernismo en Austria y Rumanía.
Entre ellos, se encuentra la Catedral Católica Romana y la Iglesia Vicaria Serbio Ortodoxa, el Museo de Arte, el Palacio Episcopal y el edificio Casa Brück, de estilo Art Nouveau y lleno de coloridas formas curvas.
En uno de los extremos de la Plaza, se encuentra la Catedral Católica de San Jorge y, en el centro, se encuentra la columna de la Santísima Trinidad, del siglo XVIII.
La Plaza de la Libertad
La Plaza de la Libertad se encuentra al Sur de la Piata Unirii y está unida a ella a través de la strada Alba Iulia, llena de paraguas de colores.
Se trata de la plaza más antigua de la ciudad. A su alrededor se encuentra el antiguo Ayuntamiento y, muy cerca, las sinagogas Cetate y Fabric, ésta última un poco más alejada.
La Plaza de la Victoria
Siguiendo un poco más al sur encontramos la Plaza de la Victoria, que curiosamente no es redonda, sino alargada, y está atravesada por una gran zona ajardinada. El otro extremo de la plaza se alza imponente la Catedral Metropolitana, la gran catedral ortodoxa rumana, considerada como un icono ortodoxo nacional. Al principio de la plaza se encuentra el Edificio que alberga la Ópera Nacional Rumana y el Teatro Nacional Mihai Eminescu.
En el paseo por el Centro Histórico de Timisoara se puede comprobar que se trata de una ciudad llena de vida: personas paseando, niños jugando en las plazas, bellas cafeterías, terrazas llenas de gente, comercios abiertos, músicos callejeros,… Y a pesar de que éste es también la esencia y el espíritu rumano, nosotros preferimos el ambiente rural de las zonas de Maramures y Bucovina, así como los paisajes montañosos y arbolados de Transilvania.
Y aunque nosotros no somos en absoluto de Centros Comerciales, se puede hacer una parada en Lipova, una zona comercial llena de tiendas, restaurantes, heladerías y cafeterías a donde acuden los habitantes de Timisoara a pasar ociosas tardes de verano.
Dormir y comer en Timisoara
En Timisoara, cualquier lugar del centro es bueno para comer y saborear la sabrosa gastronomía rumana. El hotel, lo cogimos en una tranquila zona residencial, en la que alquilamos un pequeño apartamento a una chica joven que practicaba con nosotros su español aprendido de las numerosas telenovelas vistas a lo largo de su vida. Su nombre, Georgiana Apartments (25€).
10 comentarios
Gracias como siempre por permitirnos ver con vuestros ojos todos estos lugares. Un abrazo
Gracias a ti. Un besazo
He sentido cómo las fotos y tu relato transmiten esa sensación de vida en la calle: sonidos de gente paseando y hablando, niños riendo y corriendo, cafeterías que superponen los ruidos de tazas y cuchara, etc.
Me ha fascinado la arquitectura, Macarena. Además de preciosa y original, me ha encantado ese alegre colorido de contrates.
¿Te he dicho que es un lujo conocer y viajar contigo de la mano de tu blog? Pues eso 😍
Gracias!
Un besote.
Ohhhh Muchas gracias. La verdad es que Rumanía es un país muy vivo en el que, a pesar de abundar las zonas rurales, la gente es alegre, se relaciona, sale a la calle… Supongo que de no haber viajado en tiempos de pandemia, habríamos encontrado muchísima más vida, pero no me quejaré ya que es un país que nos acogió como a propios.
Un beso grande.
¡Hola, Macarena! De las muchas cosas que me has descubierto de Rumanía, de la que no conocía casi nada, una de las que me ha llamado la atención es el colorido de muchas de sus edificaciones o, ese paseo de los paraguas. Y es que para los que nacimos en la época del telón de acero creo que se nos quedó una percepción gris de todos aquellos países dominados por tiranos como el infausto Ceaucescu. Un abrazo!
Llevas razón, David, porque yo iba con una impresión muy parecida a la que tú relatas y volví con otro concepto del país. Pero lo que siempre me pregunté estando allí era cómo habría sido la vida bajo la dictadura, porque no me cuadraban la arquitectura, la gastronomía, ni el espíritu de la gente con una vida bajo el comunismo.
Un abrazo!!!
Las ciudades con estas fachadas tan llenas de color dan alegría y vida a las calles. Me gusta la arquitectura de las catedrales. Gracias por documentar tan bien tus viajes, que siempre es buena ayuda.
Cuidaros familia.
Un abrazo.
Muchas gracias Laura por tu comentario.
Como he dicho, yo no logré conectar con estas ciudades más modernas, prendada como estaba de las zonas rurales, pero hay que reconocer que poseen una bella arquitectura.
Un fuerte abrazo. Cuidaros mucho también vosotros.
Timisoara, creo que no se me olvidará su nombre, Macarena. Me parece una ciudad preciosa aparte de entrañable. Según veía las fotos y leía la información, tenía la sensación de ser un lugar la mar de acogedor. Sabía lo de Ceausescu, pues aquí los amig@s han hablado mucho al respecto, si bien no me acordaba de la ciudad. Original la de los paraguas; y también me pararía en la cafetería del centro comercial aunque tampoco me gustan. Todo se percibe como muy hogareño, la ciudad desprende familiaridad. Aquí hay quienes se llaman Mihai, y Georgiana (varias) ja,ja. Ya les diré que conozco algo más de su bella tierra.
Hermoso todo cuanto he visto, Macarena. Rumania lo conocía por las amistades, ahora tú me muestras más detalles; me encantan. Gracias.
Un abrazo, y que disfrutéis del fin de semana.
¡Qué ideal, Mila! Jijijiji Seguro que tus amigos te sabrán contar muchas y mucho mejor todas las maravillas de su hermoso país, pero tendrás que seguir viniendo para conocerlo porque no tendrán las fotos que yo muestro jejejejejeje
Un besazo. Mil gracias!!!!