Cuenta la leyenda que, cuando Dios creó el mundo, endulzó el mar como el agua de Zaghouan (montaña del noreste de Túnez) famosa por sus fuentes de agua. Entonces, el hombre tenía pescado como alimento y una fuente de agua inagotable. Un día, el Creador descubrió que el nivel del mar estaba bajando y vio que se debía a la cantidad de agua que un mosquito bebía del mar. El insecto, inspirado por Iblis -el demonio en el Corán-, succionaba con tanta fuerza que hizo aparecer las islas tunecinas y el chott, que hasta ese momento había estado unido al mar Mediterráneo, se separó de él bajo la ardiente mirada del sol.
Dios no podía sacrificar una de sus criaturas, pero arrojó una gran cantidad de sal al mar para que el mosquito dejara de beber. El mosquito disgustado se dirigió al chott, pero encontró que éste estaba tan salado como el mar. Desde entonces, el mar y los chotts de Túnez han sido salados.
Chott el Djerid
Chott es el término con el que, en África, se designa a los lagos de sal ubicados principalmente en el Magreb.
Chott el Djerid es un gran lago salino en el suroeste de Túnez que ocupa una cuenca de unos 5.00 kilómetros cuadrados y que nosotros atravesamos en nuestro camino de Douz a Tozeur.
El lago, con una cantidad mínima de agua proveniente de las pocas e intermitentes lluvias y de los caudales subterráneos, se encuentra sometido a una alta evaporación y la sal se deposita en las capas superficiales como sedimento. Esta fina capa de sal actúa como reflectante del sol y de ahí los colores cambiantes de esta vasta y árida llanura y los famosos espejismos que eclipsan la vista del hombre.
Junto con Chott El Fedjaj y Chott Al Rharsa en Túnez y los Chotts Melrhir y Merouane en Argelia, este lago forma una depresión que antes era un brazo del mar y que se extiende casi 400 km hacia el oeste desde el golfo de Gabes. El piso de esta depresión alcanza los 16 metros por debajo del nivel del mar.
Las extensas salinas de Chott el Jerid han sido una importante fuente de fosfatos desde en 1949, y la llanura ahora está atravesada por una carretera que se ha convertido en una ruta para los turistas que visitan los oasis del desierto y las ciudades del interior.
El sitio fue designado sitio Ramsar el 7 de noviembre de 2007, y el 28 de mayo de 2008, el gobierno tunecino propuso a Chott el Djerid para su futura clasificación en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
A la superficie interior de los chotts se le denomina sebkha, una costra arcillosa sin vegetación formada por una mezcla de sal cristalizada y arena apelmazada. Con esta composición, adentrarse en los chotts es imprudente pues el agua, la arena y la sal hacen que el terreno sea inestable. Por ello, aún se pueden observar, en mitad de la nada, los vestigios de quienes algún día osaron quebrantar la ley del desierto.
Un lugar mítico
Chott el Jerid es el lugar en el que Heródoto ubica el naufragio de Jason y los Argonautas y es también aquí donde se cruzan varios antiguos caminos. Además la mitología griega determinó que éste fue el lugar de nacimiento de la diosa Atenea.
Los textos antiguos sobre la región habían dado lugar a varias interpretaciones según las cuales el chott estaba vinculado al Mediterráneo y habría constituido el famoso mar Sahariano, envuelto en leyendas y misterios.
Y ha sido la belleza fascinante de este lugar diferente el que inspiró la obra de Julio Verne “El mar interior” en el que fantaseaba con un canal que lo uniría al Mediterráneo. Pero también es escenario de la obra de Frank Keller “Las mil y segunda noche. Un arabesco” y aparece en “Fuentes en la arena” de Norman Douglas.
Además, cómo no, sirvió para rodar algunas escenas de La Guerra de las Galaxias. Episodio IV: Una nueva Esperanza.
Los franceses, durante el protectorado, planearon cavar un canal con el objetivo de llevar el mar a los chotts. Afortunadamente, prevalecieron las razones ecológicas y el proyecto fue abandonado.
Rommel fue el primero en cruzar, liderando a sus tropas Africakorps, en 1943, este desierto salobre que evitaban incluso las caravanas de mercaderes árabes experimentados.
Paralelamente a la ruta que siguió el general alemán, actualmente discurre la carretera que atraviesa Chott el Jerid. El viajero aún puede apreciar, clavadas en el suelo, estacas amarillas que sirvieron a los soldados para marcar el itinerario cuidando de no perderse en la inmensidad de este reino salino.
Es cierto que Chott el Djerid es un lugar fascinante, ya no sólo por la peculiaridad del entorno natural, sino por la riqueza de sus colores que varían según la orientación, la altura del sol o la temperatura. Sin embargo, Chott el Jerid es un lugar de paso para el viajero pues allí no hay más que lo que a simple vista puede verse.
No obstante, y junto a la carretera, hay una pequeña zona en la que los locales han desplegado, con sus pocos medios, la imaginación para hacer parar al viajero y así atraerlo hasta sus humildes negocios en el que comprar sal recogida de las capas superficiales, rosas del desierto, o algún que otro pequeño souvenir traído de alguna población cercana.
Un lago análogo a Marte
En el año 2010, un equipo internacional, con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), buscó analogías entre Chott el Jerid y el planeta Marte.
Algunos entornos de la Tierra pueden ser validados por la comunidad científica como análogos planetarios y convertirse en un campo de pruebas para ver cómo responden los equipos y herramientas que se utilizarán en misiones espaciales o cuáles son los límites de habitabilidad en condiciones extremas.
Los investigadores estuvieron trabajando en la zona durante meses y probaron los dispositivos que viajaron a Marte en 2011. La investigación, que reunió a profesionales de la geología, la geobiología, la sedimentología y la geología planetaria, formó parte del programa Europlanet, para buscar, estructurar y organizar las ciencias planetarias dentro de la Unión Europea.
La sal en este lugar tiene un color rojo intenso debido a su alto contenido en hierro y se estableció que podían ser un excelente análogo de los depósitos clorados de Marte, descubiertos en su Polo Norte. Además, en la expedición se hallaron unas bacterias incrustadas en los cristales de sal que, con posterioridad, los científicos lograron revivir presentando el descubrimiento como un auténtico milagro de la ciencia en el VII Congreso Europeo de Ciencias Planetarias de 2012.
14 comentarios
Qué curioso, no lo conocía. Gracias como siempre por hacernos conocer sitios tan increibles.
Gracias a ti, Asun. Un beso.
¡Qué entrada más interesante, Macarena!
Todo lo que nos cuentas aquí, yo lo desconocía por completo.
Los parajes son marcianos, sin duda, pero a mi me resultaron hasta familiares porque salvando las diferencias, aquí en la isla hay paisajes así.
La inspiración de escritores, directores de cine, el csic, hasta el planeta Marte!!! Caramba!!
Por cierto, en la isla de La Palma hay unas Salinas (un lugar que me encanta visitar, en el municipio de Fuencaliente) que tienen exactamente ese color (en uno de los procesos iniciales de fabricación de la sal)pero no es porque tengan hierro como en Túnez, sino por una bacteria que le da ese color y cierto olor característico.
Me he quedado maravilladla con tanta información y con las fotos.
Una pregunta……..¿ustedes antes de viajar se informan con tanto lujo de detalle y datos sobre los lugares que van a visitar? O más bien es un trabajo cuando ya están de vuelta.
Sea con fuese, aplausos y un gracias enorme por compartirlo.
Un besote!!
Tus comentarios son estupendos, Nélida, porque siempre aportas algo nuevo que completa la entrada ¡Así da gusto!
Normalmente, yo suelo preparar bien los viajes, sobre todo porque tampoco se trata de llegar a un sitio sin saber a qué vas. No obstante, siempre encuentro cosas desconocidas que me llaman la atención y sobre las que luego profundizo más a la vuelta. De esta manera, puedo aportar datos para cuando alguien viaje y tenga la misma curiosidad que yo.
Muchas gracias a ti siempre.
Un besazo.
Lo que aprendo contigo Macarena!! Me ha encantado la leyenda de este lago. Un beso
Gracias, Vicenta, yo también aprendo mucho de tus entradas.
Un besito y buen fin de semana.
¡Qué maravilla de artículo! Comenzar con una leyenda mitológica y terminar en Marte es todo un recorrido de muchos de los temas que me apasionan. Eso sí, ¡qué sed me ha entrado! Contemplar ese autobús en la, literalmente, Nada y ese cartel informando de que Argelia se encuentra a 150 km… ¡Puff! Ni imaginar puedo lo que debe ser perderse en ese terreno. Una entrada para enmarcar en todos los sentidos. Un abrazo, Macarena!!
Pues sí, David, es «una nada» llena de cosas: leyendas, literatura, historia, investigaciones científicas ¡Quién lo diría! ¿No? Jo, Túnez es que tiene de todo.
Un abrazo, David!!!!
Muy buen artículo, me ha encantado leerlo. No sé si te ha pasado a tí pero muchas veces cuando digo que he visitado un desierto, me preguntan por qué, si allí no hay nada. Sin embargo a mí me parecen sitios espectaculares, y en Túnez fue la primera vez que estuve en uno. Saludos viajeros.
Jajajajajjaa ¡Qué bueno! Me encanta lo de «¿Allí qué hay?» Jajajajajaja
Nosotros vivimos en Melilla, así que el Sáhara es nuestro desierto, «pero por el lado contrario» al de Túnez. Jo ¡Y anda que no hay vida en un desierto! ¿Verdad?
Un fuerte abrazo, Raúl!!!
Sí, una de las cosas que más me sorprendió tras dormir una noche en el desierto fue la cantidad de moscas que había por la mañana cuando me levanté ¿de donde salían? jaja
Ya ves, la ignorancia de alguien que no está familiarizado con el desierto, saludos viajeros.
Jajajajajaja ¡Habrá que averiguarlo, Raúl! Un abrazo!!!!
Qué bonita entrada Macarena!,… esa foto del autobús es realmente hermosa (aunque el encuadre deja un poco que desear jajaja) a Norte le ha fascinado. Solo una cuestión, es lugar Ramsar,… no habéis visto aves?,… y esas rosas del desierto!!! dime que tienes alguna en casa encontrada por ti misma jajaja.
Menudo lugar tan lleno de historia,…
Un abrazo familia!
Ains Norteeeeee. La foto está hecha con el móvil, pero es que Norte no sabe apreciar el surco que ha dejado tras de sí el autobús y que, de otra forma, no aparecería en la foto!!! Je je je je
Dicen, Norte, que hay una importante colonia de flamencos. La verdad es que yo estaba muy ilusionada con eso; pero no sé si es que fue un invierno muy frío o que había poca agua; pero nada. No vimos nada más que el desierto.
De las rosas del desierto jajajajajaja Tengo en casa dos hiper-mega-grandes. Una de ellas era de mi abuelo paterno. Se la trajo del Sáhara cuando estuvo destinado allí. La otra me la regaló mi padre hace años y, de verdad que es tan grande, que la tengo en el exterior. No cabe en casa. Además, como la tengas muy en el paso te das con ella en la espinilla jajajajajaja
Túnez es increíble. Si hubiera hecho otro tipo de viaje «más a lo bestia» supongo que podría haberle sacado más partido, pero mis padres ya se cansan mucho y hubo que ir despacito. Así que me he quedado con la pena por muchas cosas que tuve que dejar de lado, aunque cuando se pueda volver a viajar ¿Quién sabe? Igual hasta volvemos.
Un fuerte abrazo!!!!