El anfiteatro de El Djem es una de las estructuras más impresionantes que el Imperio Romano dejó como legado, no sólo en Túnez, sino en todo el Norte de África, comparable –yo diría que incluso superándolo- en esplendor al mismísimo coliseo de Roma.
Aterrizamos con una hora de retraso en Túnez, así que entre recoger el coche de alquiler, cambiar dinero y llegar hasta el hotel de Hammamet (70 Km), poco podíamos hacer más que cenar algo rápido y dormir.
El Hotel Kella de Hammamet, estaba ubicado en el centro de la ciudad y, aunque pequeñito, fue uno de los más limpios y acogedores de todos los del viaje. El desayuno no estuvo mal, aunque la bollería estaba “durilla”, pero al menos el zumo de naranja era natural.
Hicimos el camino de Hammamet a El Djem por autopista. Cada tramo costaba 1,40 DT (0,40 €) aproximadamente y tardamos aproximadamente una hora y tres cuartos en llegar.
El Coliseo de El Djem
El Djem es un pueblo relativamente pequeño en mitad de una llanura rodeada de olivares, y el anfiteatro se ubica justamente en el corazón de la ciudad, así que resulta emocionante adentrarse entre las calles para ir descubriendo poquito a poco cómo se alza el imponente coliseo sobre los tejados de las casas bajas que lo rodean.
El anfiteatro de El Djem o Coliseo de El Djem, también llamado coliseo de Thysdrus, por encontrarse en la antigua ciudad romana de Thysdrus, es un testimonio de excepción de las construcciones romanas para la celebración de eventos públicos a lo largo de todo el Imperio.
Se halla construido con bloques de piedra y, a diferencia de otros anfiteatros romanos que se ayudan de taludes, éste se alza en mitad de una llanura y está elevado sin cimientos soportando su carga sobre un sistema de arcos y columnas.
Su tamaño (148 metros de eje grande y 122 de eje pequeño) y su capacidad, estimada para unos 35.000 espectadores, lo sitúan como el más grande de África y el tercero (o cuarto) más grande del mundo tras los coliseos de Roma, Verona, Capua o Pozzuoli.
En el interior, el coliseo conserva casi intactos la mayor parte de la estructura para los asientos escalonados además de la pared del podio, la arena y los pasajes subterráneos, donde además, existía un complejo sistema de poleas, parecido a un montacargas, con la que los gladiadores accedían a la arena desde las profundidades.
Pero lo mejor del Coliseo de El Djem es la posibilidad de visitarlo sin colas ni aglomeraciones y sin las restricciones exigidas en otros anfiteatros europeos como el de Roma, Nimes o Verona.
El coliseo de El Djem fue construido con una piedra poco resistente a la erosión y de ahí el grosor de sus muros para que perduraran en el tiempo. Además, en origen, los materiales fueron de color blanco, tornándose ocres con el paso de los años.
El edificio tiene forma de elipse y la fachada posee tres niveles con 64 arcadas decoradas con pilastras de distintos estilos. La cávea (lugar en el que se ubican las gradas) se divide en tres partes y se separa de la arena por un podio de tres metros y medio de altura.
La arena y sus zonas anexas se conservan en perfecto estado y siguen existiendo las entradas para los participantes en los espectáculos. Además, se siguen manteniendo las galerías subterráneas para gladiadores y fieras, así como el sistema de recogida de aguas pluviales desde las gradas a las cisternas ubicadas a cien metros del anfiteatro.
El papel del anfiteatro como fortificación a lo largo de la Historia
Thysdrus fue el primer asentamiento sobre el que los romanos ubicaron su colonia. El Djem se convirtió en una próspera región agrícola romana gracias a la producción de aceite de oliva y de trigo, viviendo un crecimiento demográfico importante a partir del siglo II a.C.
El anfiteatro, sobre el que apenas hay estudios, no ha conseguido ser datado con exactitud dada la ausencia de elementos tangibles que prueben su construcción; pero se estima que podría haberse construido bajo el mandato del procónsul Gordiano, en el año 238 d. C., durante la época de la Revolución contra el poder de la Roma Imperial.
A pesar de que la capitalidad de Thysdrus en la región fue siendo sustituída poco a poco por Sufétula, Thysdrus continuó desempeñando un papel de importancia en la zona con el anfiteatro convertido en fortaleza hasta el abandono del edificio en la segunda mitad del siglo V.
Posteriormente fue utilizado como refugio contra las tropas árabes, como ocurrió en el siglo VII, cuando la princesa bereber Kahena se refugió en el interior del anfiteatro y resistió durante cuatro años los ataques del ejército árabe.
A pesar de la destrucción parcial debido al uso de sus piedras para la construcción de la ciudad de El Djem, el anfiteatro se conserva en condiciones excepcionales y se cree que permaneció completo hasta el siglo XVII, época en la que el bey de Túnez abrió varios agujeros en él a cañonazos para impedir que el lugar sirviera de refugio a la población local. Sin embargo, el sitio continuó siendo utilizado con este fin hasta mediados del siglo XIX durante una última rebelión.
El coliseo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. El distinto estado de conservación de los diferentes materiales de construcción, así como la caída de piedras incluso de las bóvedas hicieron necesaria una campaña de consolidación y rehabilitación.
El anfiteatro de El Djem ha sido escenario de famosas películas como La Vida de Brian o Gladiator y, debido a su acústica, es punto de encuentro para el Festival Internacional de Música y el Festival Internacional de Música Sinfónica.
Entrada y Horarios
La entrada cuesta 12 DT (4€), 8 DT (2,5€) si tienes Carné Internacional de Estudiante y es gratis para discapacitados. Además, la entrada da acceso al Museo de El Djem, ubicado fuera del recinto.
Abre todos los días de 7:30 a 17:30 (invierno) o 18:30 (verano) y de 8:00 a 17:00 en Ramadán.
La visita
Como hemos dicho más arriba, nosotros veníamos de Hammamet y llegamos alrededor de las 11:00 de la mañana. Aun así seríamos poco menos de una decena los visitantes que nos hallábamos en el interior del recinto.
Aparcamos el coche frente a una tienda de souvenirs donde, cuando quisimos marcharnos, quisieron que pagásemos 3€ por haber entorpecido la vista del escaparate. Ya habíamos leído en algún artículo que los tunecinos son un poco pillos en ocasiones, pero desde luego que pagar no pagamos ¡Faltaría más!
Justo al llegar al anfiteatro, hay que bajar un pequeño desnivel para acceder al interior. Fue allí donde mi madre se cayó de frente y quedó tendida en el suelo. Yo, incapaz de moverme mientras Yayo y Macarena acudían en su ayuda, pensé “¡S´a matao! Bueno, pues ya nos volvemos a casa”, pero milagrosamente, no se hizo ni un solo rasguño. Así que, para rematar la faena, luego se perdió ¡Y el viaje no acababa más que empezar!
Tras un par de horas de visita, comimos frente al Anfiteatro. En realidad, pocas opciones más había y, aunque el sitio era cutrecillo, las vistas eran estupendas y la comida estaba muy buena (las brochetas un poquito duras, la verdad), sobre todo la ensalada Mechouia en la que mojeteamos todo lo que pudimos y más. La comida de todos costó sólo 20€. La verdad que comer en Túnez es baratísimo.
18 comentarios
¡Qué maravilla! No puede gustarme más este lugar que nos enseñas y es que estoy loca por conocer Túnez, todos los años en Fitur no paro de ir a su stand y flipar.. ojalá algún día!! Qué susto lo de tu madre, menos mal que no le pasó nada! y en lo de perderse.. yo soy igual.. jajaja Juan dice que un día me deja por ahí, porque tiene que ir siempre pendiente a mi poca orientación (cada cosa que me ha pasado también jaja) En fin, ya nos seguirás contando. Estáis todos guapísimos en la foto.
Pues, tras leer nuestras entradas de Túnez, quizás te decidas (o no) a visitar el país, Verónica. Y me alegra que sea un lugar al que deseas viajar ¡He acertado! Jjjjjjjj
Besos
Precioso anfiteatro?
Es un lugar super interesante
Me ha encantado esta entrada. No conocía este anfiteatro, ni su historia. Mira que lo levantaron con gruesos muros como apuntas, ya, para que hoy en día sigan intactos muchos de ellos a pesar de esa piedra tan poco resistente a la erosión.
Qué pena lo de los cañonazos también. Y todo para que no se refugiaran allí. ?
Pero luce espléndido a pesa de todo, claro que desde que la declararon Patrimonio Natural de la Unesco vendrían no solo la rehabilitación sino la conservación y mantenimiento, eso se nota.
Vaya susto la caída de tu madre y encima luego se pierde. ¡Caray! Menos mal que no fue nada, y hoy es una anécdota que contar.
Por cierto, familia de guapos eh? ? . Se os ve muy bien, cosa que me alegra mucho, con salud y viajando en familia.
Gracias por compartir, Macarena.
Un besote!
Gracias a ti, Nélida.
El coliseo de El Djem es un lugar increíble, de verdad. Estando allí yo me preguntaba por qué hay tanta gente en Roma y nadie en este lugar que, desde luego, no tiene nada que envidiarle al coliseo romano.
Muchas gracias por tu comentario.
Un beso
Precioso este anfiteatro Macarena. Mi sentido de la orientación también es malo, bueno más que malo, si fuera sola me perdería seguro. Un beso
Pues cuando te decidas, nos vamos juntas. Jjjjjjjjj
Un beso, Vicenta
¡Hola, Macarena! Entrada completa, sin duda. No solo nos muestras este patrimonio de la Humanidad, sino que de paso nos aportas una lección de historia y, además, te acompañamos de paseo en ese día fantástico. Menos mal que la caída de tu madre quedo en una simple anécdota. Un fuerte abrazo!!
Ay mi madre, David, que pensé que se había matado. Gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo.
Como me gustaría entrar en él Macarena. Despues de leer la trilogía de Trajano y como describe Posteguillo el de Roma . Se ve bien y son monumentos que gusta visitar por la historia que tienen. Me ha encantado verlo.
Un abrazo familia y cuidaros
Se me olvidó mejor que fuera un susto lo de tu madre y quedara solo en eso. El hotel muy chulo.
Sí, sí, Laura, menudo susto. Un fuerte abrazo.
Es alucinante, Laura. Yo he visitado el de Roma y te aseguro que no tiene nada que ver. Éste está mucho mejor conservado y restaurado. Además es un auténtico lujo visitarlo sin «apreturas» ni colas.
Un abrazo!!!!
Vaya qué precioso ese anfiteatro Macarena, no me extraña que sea patrimonio de la humanidad es una auténtica maravilla. Y me alegro que lo de tu madre quedara en una caída, aunque te reconozco que me has hecho sonreír con tu manera de contarlo. Es genial esta combinación de historia con esa cotidianeidad que lo hace tan auténtico. En la foto estáis geniales.
Besos guapísima
Muchas gracias Conxita por todo lo que dices. La verdad que visitar este anfiteatro fue toda una sorpresa porque, aunque había leído acerca de él antes de viajar, esperaba encontrarlo algo más destartalado. Sin embargo, me sorprendió su buen estado de conservación y la poca gente que había visitándolo.
Mi madre… en fin. Éste sólo fue el principio de la aventura jjjjjjj.
Un besote.
Bueno,… parece que entramos en materia, jajaja. Qué decir? … fantástico. Precisamente esto días días DMAX está emitiendo una serie sobre Roma y hace unas semanas terminé de leer los dos tomos de Yo Julia,.. así que como comprenderás me encantó esta entrada, que además debió ser todo un lujo visitar casi en solitario (todavía recuerdo una de mis experiencias en el Coliseo en Roma…).
Un abrazo!
Me entusiasmó la visita, Norte. Pensé, antes de ir, que encontraría otra cosa; pero fue increíble. Además está en un estado estupendo de conservación. Te encantará visitarlo… Algún día, Norte, algún día.
Un abrazo!!!!