Hué, en Vietnam central, fue proclamada capital del Imperio de los Nguyen en 1802, convirtiéndose en centro cultural político y religioso del país hasta 1945. Conocida por su Patrimonio Arquitectónico, el Conjunto de Monumentos de Hué ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993.
El centro de Hué es hoy una ciudad moderna y cosmopolita que cuenta con una atractiva corriente alternativa liderada por jóvenes del país. Por ello, proliferan en la ciudad lugares de moda para tomar algo, jugar al billar o escuchar música occidental.
Lo mejor de Hué, en mi opinión, es que no se trata de una ciudad colonizada por el turismo a pesar de sus indudables atractivos patrimoniales. Claro que hay viajeros, pero no es una ciudad avasallada por las masas, algo que después de haberle dado muchas vueltas, puede deberse a su cercanía con la ciudad de Hoi An, mucho más espectacular, o al coste del precio de las entradas a sus lugares de interés, bastante elevadas –aunque nada escandaloso- en relación con los precios que se pagan en el resto del país.
El caso es que, son muchos los viajeros que sólo dedican una jornada a ver la Ciudad Imperial y las Tumbas; aunque creo que Hué tiene muchos más encantos y merece una oportunidad de, al menos, un par de días.
Visitas Imprescindibles en Hué
Ciudadela, Ciudad Imperial y Ciudad Púrpura Prohibida
La principal atracción de Hué es su Ciudadela del siglo XIX, que incluye la Ciudad Imperial, con sus palacios y templos, y la Ciudad Púrpura Prohibida, que alguna vez fue residencia del Emperador, cuando se condenaba a la pena capital a todo aquel que osara atravesar hasta su interior sin ser autorizado.
A todo este recinto hemos dedicado la siguiente entrada.
Paseo en barco por el Río Perfume
Los barcos dragón surcan las aguas del Río Perfume, apodado así por las flores que caen a él desde los cerezos cercanos cada otoño.
Los vietnamitas salen al paso de los turistas cuando andan cerca del río para ofrecerles un paseo en barca que, tras negociar, suele quedar en 1$ por persona.
Siete Tumbas Imperiales
Al Sur de Hué, se ubican las siete Tumbas Imperiales de los emperadores Nguyen que eligieron, al igual que habían hecho con la Ciudad Imperial, la ribera del Río Perfume como lugar para su descanso eterno.
A ellas, dedicamos otra de nuestras entradas, así que hablaremos de ellas más adelante.
Pagoda Thien Mu
Aunque son varias las pagodas de Hué, destacan las de Bao Quoc y la de Dieu De. Pero la más importante y visitada es la Pagoda Thien Mu, cuya construcción data de 1601 y contiene un complejo monástico y 12 esculturas de madera de los guardianes del Templo, además de una campana gigante.
Visitar Thien Mu es gratis; en consecuencia, fue el lugar en el que más gente encontramos. Fue, por cierto, nuestra última visita en Hué y la realizamos junto a la de las Tumbas Imperiales.
Pero no será esto sólo lo que puede verse en Thien Mu: el hecho de que forme parte de un conjunto religioso habitado por monjes, permite imbuirse en la vida monacal de los habitantes de Thien Mu, que pueden encontrarse rezando o realizando sus labores cotidianas.
La pagoda es de planta octogonal y posee 7 niveles y, aunque es de una belleza increíble, lo más curioso de este lugar es el Austin azul que llevó el monje Thích Quang Duc hasta Saigón, donde se inmoló como protesta en 1963, contra las persecuciones que sufrían los budistas por parte del gobierno católico de Ngo Dinh Diem.
Las fotografías del hecho dieron la vuelta al mundo y Malcolm Browne ganó el premio Pulitzer por la fotografía del monje. Después de aquello, comenzaron a cuestionarse las políticas de Diem, la Comunidad Internacional comenzó a presionar al gobierno, y el corazón del monje, que no había ardido, empezó a venerarse por los vietnamitas.
Mercado de Dong Ba
Una auténtica atracción de Hué que considero imperdible es el Mercado de Dong Ba.
En su parte exterior se ubican decenas de puestos de fruta, verdura, carne y pescado, mientras que el interior acoge un sinfín de estrechos pasillos con una amplia diversidad de artículos que van desde zapatos y textil, a dulces, conservas, o las típicas pastas de pescado o gambas de Hué. También es un lugar en el que se sirven comidas para locales e, incluso, se pueden encontrar joyerías.
Alrededores de Hué
Son también muchos los puntos interesantes cercanos a Hué a los que puede realizarse una excursión de un día, como la Playa de Thuan An o Tam Giang Lagoon, una laguna de 25 kilómetros cuadrados rodeada por un hermoso paisaje rural y característico por poseer una aldea tradicional tailandesa, que alberga a la antigua tribu de los Duong.
Desde Hué también se puede acceder a la Zona Desmilitarizada, una línea divisoria entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur establecida durante la Primera Guerra de Indochina, y al puente cubierto japonés de Tanh Toan.
14 comentarios
No puede haber nada más poético que dar un paseo en un barco dragón por el río Perfume…de verdad que me ha cautivado ese nombre. Por cierto, ¿huele bien?. No conocía a historia del monje Thích Quang Duc y el Austin azul (de hecho no conocía nada de Hué) pero me ha resultado muy interesante.
Una genial entrada como siempre 🙂
Un abrazo,
Alicia
Lo mejor de todo, Alicia, es que la mayoría de gente se salta esta ciudad y se disfruta muchísimo: la Ciudad Imperial y las Tumbas de los Emperadores son preciosas y en ellas se respira paz; pero además, de verdad que es como sumergirse en el tiempo y, el que sea «peliculero» como yo, seguro que puede imaginarse cómo fue la vida un par de siglos atrás dentro de los muros de la Ciudad.
El Río Perfume atraviesa gran parte de Vietnam y se pueden hacer excursiones en varios lugares, entre ellos Hanoi, en donde se puede navegar a través del Río hasta la Pagoda del mismo nombre. Pero no, no huele a nada jjjjjj Lo guay será verlo con los cerezos en flor, digo yo.
Y lo del monje… pues que los pobres vietnamitas no han levantado cabeza por siglos. A mitad del siglo XX, el régimen católico favorecía a los suyos y los budistas, mayoría en el país, se hallaban absolutamente oprimidos. No sólo los censuraban, sino que los ahogaban a impuestos. Practicar el budismo era casi un estigma, así que, imagínate los miles de monjes. Este monje decidió emprender un largo viaje hasta Saigón para inmolarse, una burrada vaya. Le acompañaban varios monjes de la misma orden y allí, en medio de una de las principales calles de Ho Chi Minh, se bajó tranquilamente del austin, mientras sus compañeros le ponían un cojín en el suelo. Vertieron sobre él un bote de petróleo y se prendió fuego ante la mirada atónita del gentío. Cuentan que su corazón no ardió y, desde entonces, es venerado por los vietnamitas. El suceso traspasó fronteras e hizo que la Comunidad Internacional emprendiera diálogos con el régimen del momento. El movimiento social comenzado por el monje avanzó tan rápido que tuvieron que posponer su funeral.
Hasta hace poco el austin se caía a pedazos. Ahora lo han restaurado y allí permanece expuesto.
Ya sabes que mi recomendación en no ir nunca a Vietnam jjjjjjjj Pero cuando vayáis, que sé que lo haréis, no os perdáis Hué.
Un besote
Siendo hermosas todas las construcciones, y ese rio de nombre tan sugerente, me ha llamado sobre todo la atención ese Austin azul y su historia. Son de esos objetos a los que sus circunstancias parecen dotar de vida propia.
¡Ah! Y preciosa y simpática la foto con la que inicias el artículo.
Un fuerte abrazo, Macarena!!
Contestaba al anterior comentario, David, diciendo lo «peliculera» que soy y lo mucho que se da esta ciudad a revivir acontecimientos, tanto por la Ciudad Imperial, como por el austin, el Río Perfume,… Mucha gente pasa de largo por Hué. Para mí la tranquilidad en la ciudad, la escasez de turismo y la posibilidad de revivir el pasado, hizo que Hué se convirtiera en una de mis favoritas de Vietnam.
Un abrazo fuerte, David.
Hola Macarena! Pues muy bonita esta ciudad, supongo que la disfrutarías mucho más, no? por eso de estar calmada.. que bien sienta un lugar tranquilo cuando estás entre tantos turistas durante días, verdad? Yo no tenía ni idea de la existencia de Hué y desde luego que es para tener en cuenta si visitas la zona. Un besazo.
Por fin, Verónica, respiré en Vietnam. Además, Hué es una ciudad con lugares preciosos. Bueno preciosos, no, alucinantes; así que disfrutamos muchísimo.
Si algún días viajas hasta allí, no pases de largo por Hué.
Un besote
Lo que aprendo contigo Macarena!!! No conocia el rio Perfueme y me ha llamado mucho la atencion sus barcos motivo dragón. Me encantaría perderme algún día por Hué!! Un beso
¡Este sitio sí que te lo recomiendo, Vicensi! Está a salvo del turismo masivo y todo el conjunto arquitectónico patrimonial de la ciudad es una auténtica preciosidad.
Un beso
El nombre del río perfume es de lo más sugerente, me ha encantado igual que las fotos que nos has dejado sobre todo esas pagodas.
Siempre siento sorpresa cuando veo esas paradas en los mercados con los productos perecederos expuestos así, en principio me dan poca confianza y no sé si me animaría a comer algo de esos puestos porque en eso sí que me parece que soy un poco tiquismiquis.
Besos
Jajajajajajaja
Pese al calor y las pocas condiciones higiénicas, que son evidentes, allí se juega con una ventaja y es que, como ves, la cantidad de mercancía fresca que se ofrece es escasa. El pescado se mantiene vivo, así que con él no hay problemas. Y en el caso de la carne, normalmente se vende y consume en el día. La economía no da para el acopio de comida que nosotros realizamos. Las casas no suelen tener frigo y los sueldos dan para vivir «al día». Así que, tal y como se exponen los productos, se venden y se consumen.
Luego, como dice Yayo, «el fuego lo mata tó».
Pero yo te entiendo. Yo soy también un poquito remilgada, así que intento no comer en puestos de la calle, salvo por urgencia o necesidad. No obstante, también es cierto que es Asia y que, realmente, cuando te sientas en un restaurante, terminas por no ver lo que se hace en cocina. Y aquí es donde entra el juego el refrán de «ojos que no ven,…» Así que lo mejor es no pensarlo más de la cuenta.
Ahora bien, y tengo que ser sincera, que sabes que lo soy. Hemos viajado muchas veces a Asia y nunca nos hemos puestos malos por comer algo en mal estado. Supongo que a ello contribuyen la suerte y el sentido común. Pero, si eres muy tiquismiquis, desde luego Asia no creo que sea lugar para ti. O eso, o se te quedará un tipín jjjjjj.
Besitos
Anda pues igual para hacer dieta es fantástico jajaja
Bromas al margen supongo que es aquello que dice el refrán «lo que no mata, engorda» y como tú dices «ojos que no ven…» porque esto también pasa en muchas cocinas de restaurantes de lugares «civilizados».
Besos
Nosotros solemos venir siempre más delgaditos, de verdad. Jjjjjjjjj
Lo que más me ha llamado la atención es lo del paseo en el barco dragón por el río Perfume, tiene que ser muy bonito. Un beso
Suena muy romántico ¿Verdad? Pero están más guays la Ciudad Imperial y las Tumbas de los Emperadores.
Un besito