Viajar a Kirguistán es adentrarse en un mundo donde la naturaleza salvaje convive con una rica tradición nómada. Es un país de lagos turquesa, montañas eternas y yurtas que aún salpican el horizonte. Pero hay un detalle cultural que llama la atención desde el primer momento: un peculiar sombrero blanco, de fieltro, que muchos hombres lucen con orgullo. Se llama kalpak, y es mucho más que un accesorio típico. Es identidad y símbolo nacional.
¿Qué es el kalpak?

El kalpak es un sombrero tradicional kirguís hecho de fieltro blanco de lana, con una forma cónica o ligeramente cuadrada, y con bordados oscuros que varían según la región. Aunque a simple vista puede parecer sencillo, en realidad es un objeto lleno de significado.

Su diseño no es casual: la lana blanca representa pureza y nobleza, y su forma cónica recuerda a las montañas Tian Shan, que cubren más del 90% del territorio de Kirguistán. Hay quienes dicen que el kalpak, con sus cuatro caras, simboliza los cuatro elementos o las cuatro estaciones del año.
Más que vestimenta: un símbolo sagrado

En Kirguistán, el kalpak no se considera solo ropa tradicional, sino un objeto casi sagrado. Según la tradición, se debe tratar con el mayor respeto. Por ejemplo:
No debe colocarse en el suelo.
No debe prestarse.
Debe guardarse en un lugar limpio y elevado.
Nunca debe tirarse, incluso si está viejo; en su lugar, se quema de forma ritual.
Los kirguises creen que el kalpak protege la cabeza y, por ende, al espíritu del hombre. Su uso está profundamente ligado a la identidad nacional, y es común que los padres regalen un kalpak a sus hijos como símbolo de madurez y responsabilidad.
Historia del kalpak

El uso del kalpak se remonta a tiempos antiguos. Aunque es difícil precisar una fecha exacta, ya en épocas preislámicas los pueblos túrquicos de Asia Central usaban gorros similares, especialmente en las regiones montañosas donde el fieltro servía para proteger del frío. Con el tiempo, el kalpak evolucionó, adoptando formas específicas en cada comunidad, hasta convertirse en un elemento esencial de la vestimenta kirguís.
Durante la época soviética, muchas tradiciones locales se vieron amenazadas o relegadas a lo folklórico. Sin embargo, el kalpak sobrevivió. E incluso ganó fuerza tras la independencia de Kirguistán en 1991, cuando se convirtió en un símbolo de orgullo nacional.
El Día del Kalpak

En 2011, un grupo de jóvenes activistas propuso celebrar cada 5 de marzo el Día Nacional del Kalpak (Uluttuk Kalpak Kunu). La idea fue tan bien recibida que pronto se volvió una festividad no oficial pero muy popular. Ese día, muchos kirguises —incluso en la diáspora— se ponen su kalpak, y en las escuelas se realizan actividades culturales para enseñar su historia.
Caminar por las calles de Bishkek durante esa jornada es como asistir a un desfile espontáneo de identidad y tradición. Incluso políticos, músicos y artistas participan luciendo con orgullo sus sombreros blancos.
Un detalle que cuenta una historia

Cada kalpak tiene su historia. Algunos son simples, pensados para el uso diario. Otros, en cambio, están finamente bordados con diseños tribales o patrones que reflejan la región de origen del portador. En bodas, festivales o celebraciones religiosas, es habitual ver versiones más elaboradas, decoradas incluso con hilo de oro o aplicaciones de cuero.
Muchos padres guardan el primer kalpak de su hijo como recuerdo, y hay familias donde se heredan de generación en generación.
¿Quién usa el kalpak?

Tradicionalmente lo usan los hombres, aunque en la actualidad también existen versiones femeninas o incluso unisex, especialmente para turistas o en contextos más festivos.
Los ancianos lo lucen con especial dignidad, como símbolo de sabiduría y autoridad. Para ellos, el kalpak también comunica experiencia y respeto. Pero no es raro ver también a jóvenes usándolo con orgullo, como declaración de identidad cultural en un mundo cada vez más globalizado.
¿Dónde comprar un kalpak?

Osh Bazaar en Bishkek es un excelente lugar para ver y comprar kalpaks de distintos estilos. En ciudades como Karakol los mercados locales y tiendas artesanales ofrecen modelos únicos, muchos hechos a mano por mujeres locales. Y también se pueden adquirir en el aeropuerto de Bishkek.
Algunos talleres permiten observar el proceso de fabricación: desde el tratamiento del fieltro hasta el bordado final. Si quieres llevarte un recuerdo auténtico, un kalpak puede ser una excelente elección. Solo recuerda: no es un souvenir cualquiera.
El kalpak es mucho más que un sombrero curioso que verás en las calles de Kirguistán. Es un símbolo de resistencia cultural, una forma de recordar las raíces nómadas de un pueblo que ha sabido conservar su esencia entre cumbres, estepas y modernidad. Al observar a un hombre mayor caminando por Bishkek con su kalpak blanco, uno entiende que, a veces, un simple objeto puede contener todo el espíritu de una nación.
4 comentarios
Pues son bien chulos Macarena y en estos viajes con tanto sol no vienen nada mal. Yo me he comprado un sombrerito para la proxima salida . Un beso
¡Qué guay, Vicenta! ¿Vacaciones? Disfruta mucho. Un beso
Hola Macarena veo que sigues haciendo fantásticos viajes y a mi particularmente me has descubierto este kalpak del cual no tenía ni idea.
Espero que sigáis muy bien, un beso
Ay qué alegría, Conxita!!! No, no perdemos las buenas costumbres.
Un besazo!!!!