Phnom Kulen es una montaña ubicada en la provincia de Siem Reap, conocida tanto por su belleza natural como por su importancia histórica y cultural. El parque nacional de Phnom Kulen, también conocido como la «montaña sagrada», es un lugar de gran significado para los camboyanos, ya que es considerado uno de los sitios de nacimiento del Imperio Jemer.
En la montaña el turista viene a buscar un panorama, el pensador encuentra un libro inmenso.
Se trata uno de los destinos más significativos en Camboya, tanto histórica como espiritualmente. Situada a unos 50 km de Siem Reap este lugar es un lugar de peregrinaje para los locales y un destino imperdible para los viajeros que buscan comprender más sobre la riqueza cultural y natural del país.

Visitamos Phom Kulen como parte de un recorrido que incluyó otras paradas destacadas como el Templo de Banteay Srei y el poblado flotante de Kompong Phluk.

La visita comenzó temprano con el mismo conductor que habíamos contratado desde España para visitar los Templos de Angkor, aunque esta ruta la hicimos en coche y no en tuk tuk, como los circuitos de Angkor.
La visita al Parque Natural de Phnom Kulen no está incluida en las entradas generales de los Templos de Angkor y hay que comprarlas aparte, con un coste de 20$ por persona. Por otra parte, hay que adquirirlas en una oficina ubicada en la ciudad de Siem Reap, por lo que si llegas al Parque sin ellas, probablemente te sea imposible pasar.

El Templo Bateay Srei se encuentra de camino al Parque, por lo que hicimos una parada para conocerlo, pasando además por Phumi Khna, una población famosa por su cochinillo asado, en donde por supuesto paramos para comer algo.

En Phnom Kulen, los vehículos solo pueden subir hasta las 12:00 pm debido a las estrecheces de la carretera y la necesidad de evitar accidentes en un camino tan angosto. Por el contrario, la vuelta se realiza a partir de esa hora, aunque a nosotros nos retrasó la caída de un árbol en mitad del camino, que hizo que tuviéramos que esperar a que vinieran a talarlo para permitir el paso de vehículos.

El Río de los Mil Lingas

Nuestra primera vista en Phom Kulen fue a El Río de los Mil Lingas, uno de los lugares más misteriosos de la montaña que queríamos haber conocido durante nuestro primer viaje a Camboya.
Kbal Spean es el río sagrado que fluye desde la cima de la montaña y lleva consigo una historia milenaria. En su lecho rocoso, miles de lingas (símbolos de Shiva) han sido tallados en la piedra, una clara muestra de la devoción religiosa de los antiguos jemeres. Estos lingas, junto con figuras mitológicas, se encuentran sumergidos parcialmente en el agua o expuestos según la temporada.

Lo curioso de este lugar es que, dependiendo del caudal del agua, los lingas no siempre son fácilmente visibles. Durante la temporada de lluvias, cuando el río tiene mucho caudal, la corriente cubre las tallas, lo que hace que los detalles no sean tan evidentes. Sin embargo, el río sigue siendo un sitio reverenciado, y aunque las figuras fueron difíciles de observar en su totalidad durante nuestra visita, la atmósfera tranquila y espiritual del lugar hace que el sitio siga teniendo un impacto profundo.
Manantiales Sagrados

Continuando el recorrido, llegamos a los manantiales sagrados, donde el agua que brota de las montañas se filtra a través del suelo.

En este lugar, la medicina tradicional se encuentra con la espiritualidad. Las hierbas y plantas medicinales cultivadas en los alrededores del parque son utilizadas por los locales en prácticas curativas, una tradición que se ha mantenido viva durante siglos. Así que se pueden ver puestecillos de plantas y amuletos que se aplican a la curación de diversas enfermedades.
La Pagoda de Phnom Kulen: Preah Ang Thom

Al avanzar hacia la pagoda de Phnom Kulen, el ambiente se cargó de espiritualidad. La pagoda Preah Ang Thom es el lugar en el que se encuentra la figura de un Buda reclinado gigante tallada directamente sobre una roca en altura a la que hay que subir por una escalera de caracol.

En la zona, también se encuentra una huella de Buda, otro de los puntos de veneración de los fieles, que consideran que la huella fue dejada por el propio Buda.

Los monjes budistas que habitan en el complejo utilizan este espacio tanto para la oración como para el ritual de bendición. Es común ver a los devotos que se acercan a la huella de Buda o al Buda reclinado, para ofrecer incienso y oraciones en busca de bendiciones. Además, la pagoda está rodeada de jardines que tienen un significado religioso y sirven para el culto y la venta de remedios religiosos.

La Cascada de Phnom Kulen

Desde la Pagoda, nos dirigimos a las cascadas atravesando un área llena de puestos de comida, bebida, souvenirs y plantas medicinales.

La Cascada de Phnom Kulen es el último gran atractivo de este parque y, posiblemente, uno de los más emblemáticos. La caída de agua, rodeada de una vegetación exuberante, se convierte en un refugio natural para locales y turistas.

La cascada posee varios niveles. El más espectacular es el de la mayor caída, al que hay que bajar por una empinada y resbaladiza escalera metálica soportada en la montaña.

En la parte baja, mientras algunos se bañan en sus aguas, otros se relajan en los alrededores. La parte más cercana a la cascada escupe una deliciosa agua fresca que lo empapa todo, y en la parte más alejada, los más jóvenes desafían a la corriente saltando desde las rocas al agua y nadando contracorriente hacia la orilla.

Los locales frecuentan la cascada como parte de su rutina semanal, especialmente los fines de semana, cuando las familias se reúnen para disfrutar del paisaje y de un día en la naturaleza.

Finalizada la visita y después de esperar que talaran el árbol que impedía el paso de vehículos, terminamos parando en la zona de la meseta desde la que se divisa todo el Parque para continuar hasta Kompong Phluk, uno de los poblados flotantes del lago Tonlé Sap.