Constanza, al Este de Rumanía y a orillas del Mar Negro, es el mayor puerto de Rumanía y el cuarto de Europa. Antigua Tomis griega, parece que es la ciudad certificada más antigua de Rumanía. Pese a su antiguo esplendor turístico y de tener la mayor playa de Rumanía –Mamaia – hoy es una ciudad en decadencia que ya no posee el glamour turístico de hace años cuando la alta sociedad europea acudía a su gran Casino, símbolo de la ciudad.


A decir verdad, me da muchísima pena hacer una presentación como la que he hecho, pero Constanza fue una de las grandes decepciones de nuestra ruta rumana esperando, como esperábamos, una ciudad de playa y con un importante interés turístico.


En lugar de eso, encontramos playas mediocres, con una afluencia agobiante, restaurantes bastante caros en relación calidad-precio y un centro histórico muy descuidado y con edificios históricos, en muchos casos, ruinosos. Para compensar, la visita al Museo Histórico – Arqueológico resultó ser un acierto porque, aunque no es igual de espectacular que otros de sus características, la exposición estaba bien estructurada y contaba con muchas e interesantes piezas.


Aparcamos cerca del faro para recorrer es casco histórico, que es donde se concentran casi todos los puntos de interés de Constanza, en un aparcamiento gratuito y desde allí, recorrimos andando sus zonas semipeatonales y el puerto.
Faro Genovés


El antiguo faro es un monumento céntrico y se encuentra bastante cerca del Gran Casino. Parece que se trata de una construcción del siglo XIII y, aunque muchos atribuyen su edificación a los Genoveses por considerar ésta una ruta comercial con los navegantes de Génova, un artículo publicado en 2004 por una periodista local, cuestionaba este origen. Según su artículo, los otomanos otorgaron la denominación de “genovés” a cualquiera de las construcciones fortificadas y robustas que encontraron en esta zona.
No se trata de una construcción alta ni llamativa, pero su forma octogonal le aporta singularidad. Además, y a diferencia de otros faros, su parte superior era fija y no giraba.
Gran Casino de Constanza


El Casino es un símbolo de la ciudad. Se halla en pleno paseo marítimo y data de 1910. Fue construido en estilo Art Nouveau y tanto durante las Guerras Mundiales, como el comunismo, ha funcionado con otras utilidades. Con el paso de los años su estado se ha ido deteriorando, así que durante nuestra visita, en 2020, se hallaba en pleno proceso de restauración.
Catedral de San Pedro y San Pablo


La Catedral de Constanza, como no podía ser de otra manera, es una catedral ortodoxa situada en el centro de la ciudad vieja, muy cerca del paseo marítimo. Se encuentra rodeada por las ruinas de parte de la antigua ciudad de Tomis y de ella destacan sus frescos, sus reliquias y un icono de la Virgen María al que se le atribuye la realización de milagros.
Antigua Ciudad de Tomis y Galería de los Mosaicos


Tomis fue una colonia griega fundada en el siglo VI a.C. Plinio el Joven enumeraba a Tomis entre las ciudades más bellas, pero Ovidio habló de ella como «una avanzada en los confines del mundo, en una región salvaje y estéril, donde se hiela el mar en los interminables inviernos y gravita siempre la amenaza de los bandoleros bárbaros, que aprovechan el Danubio helado para sus incursiones».
Paraíso o infierno, parte de sus ruinas se conservan junto a la catedral ortodoxa y muy cerca, se halla el edificio de mosaicos romanos, que servía de enlace entre el puerto y la ciudad durante la época del Imperio Romano. En él se realizaban actividades comerciales y almacenamiento de mercancías. Su visita es también muy recomendable.
Museo Nacional de Arqueología e Historia
El Museo se encuentra en un imponente edificio en el corazón del centro histórico de Constanza. Frente a él se levanta una escultura dedicada a Ovidio, poeta romano exiliado en la antigua Tomis tras su enfrentamiento con el emperador César Augusto – murió en Constanza, pero todavía no se ha descubierto el lugar de su enterramiento-.


Además, el edificio se encuentra rodeado de grandes piezas arqueológicas que no han sido integradas dentro de la exposición interior, como enormes sarcófagos en piedra o partes de columnas.


El precio de las entradas es de 20 lei (4€) adultos y 5 lei (1€) estudiantes y se tarda alrededor de una hora en visitar su exposición.


La muestra está bien estructurada y posee raros ejemplares de objetos encontrados en las excavaciones arqueológicas, así como bellas obras antiguas. Sin embargo, de todas ellas destaca el Glykon, una escultura que representa a un dios serpiente cuyo culto se extendió desde Gracia y Macedonia hasta el Danubio y el Éufrates. Se pensaba que favorecía la fertilidad y protección frente a la peste. El arqueólogo que dio con esta pieza, debió darse por recompensado el resto de su vida.


Además, en el interior se pueden encontrar cuernos de Mamuts, enterramientos y lo que ha venido a denominarse como tumba pintada de Constanza.
Mezquita de Carol I


Otro de los edificios emblemáticos de Constanza es la Mezquita de Carol I. Fue edificada a principios del siglo XX a petición del Rey Carol I y es el mayor centro de culto islámico en Rumanía. Es posible visita su interior y subir a su minarete.
Boulevard Tomis


Esta calle que sale de la plaza de Ovidio –la plaza del Museo Arqueológico-, no muy larga y peatonal, es una de las arterias principales del casco antiguo de Constanza y se encuentra llena de cafés y restaurantes. De hecho fue aquí donde comimos, lento, mal y caro. Pero independientemente de ello, hay que reconocer su encanto por las fachadas que se pueden observar a lo largo del recorrido.
En la misma zona, se pueden contemplar también:
La Casa de los Leones en estilo genovés y rematada por llamativas esculturas en su parte más alta.


La basílica de San Antonio de Padua, o


El Museo de Arte Popular de Constanza.


En nuestra visita a Constanza, en plena temporada alta por muy en pandemia en que estuviéramos, las playas estaban completamente abarrotadas, así que las evitamos; Por ello, poco tuvimos que hacer allí tras haber visitado lo que nos interesaba del centro de la ciudad. Una estancia bastante aburrida y poco recomendable, según la experiencia que tuvimos.
12 comentarios
Vaya desencanto, no?
Aún así, el Museo Nacional de Arqueología e Historia tiene interesantes piezas y el exterior de la Casa de los Leones es como bien dices llamativa
Yo también hubiese pasado de playas pues no soporto las aglomeraciones.
Muchos besos.
Pues sí, Carmen, es que ni siquiera pudimos fotografiar en condiciones en Casino. La parte buena: que aún nos quedaban unos días más en Rumanía. De habernos ido tras esta visita, quizá nos hubiera quedado un mal sabor de boca.
Un besazo
Siento que el viaje no fuera como lo esperado, me supongo que las circunstancias del covid influyeron bastantante. Las fotos son preciosas. Un beso y feliz semana
Bueno, Vicenta, para eso se viaja ¿No?
Un besazo.
Bueno, Macarena, estas cosas pasan cuando uno visita lugares y países nuevos.
A veces tenemos una imagen idealizada y al llegar allí a realidad se nos queda pobre, otras veces al revés te sorprende para bien porque es más bonito y especial de lo que esperabas o imaginabas
Digamos que son las dos caras de todo viaje, y me encanta que lo expreses abiertamente porque hay quienes solo hablan bondades y maravillas de los viajes que hacen, como si decir la parte que menos les gustó fuera desleal o empañara el valor que los demás perciben de su tiempo y dinero invertidos.
También hubo cosas buenas, como los Museos por ejemplo.
Oye, una pregunta….¿puede ser que de un viaje tan largo, ya en los últimos días el cansancio haga mella y nos influya en la percepción de los lugares que descubrimos? No sé qué opinas tú, no digo que te haya pasado aquí, sino hablando en general.
Muchas gracias por compartir tantas cosas, Macarena.
El Casino es muy bonito arquitectónicamente hablando, pero me chirrió verlo en una playa, en la misma arena. No sé, como fuera de lugar…..
Un beso grande, amiga.
Pues lo que planteas, Nélida, me lo he planteado yo en muchas ocasiones ¡No creas! Supongo que por eso, se dejan a veces las cosas buenas para el final. Lo que sí que es cierto es que con el paso de los años ya no forzamos tanto la máquina y nos tomamos las cosas con más naturalidad y más calma. Quizá hace unos años, esta decepción hubiera sido más una tragedia, pero ahora es más «como un trámite» por el que hay que pasar en ocasiones. De todas formas, aún quedaban algunos días más de viaje. A lo mejor, de habernos marchado inmediatamente de Rumanía, nos podríamos haber ido con un mal sabor de boca.
Y en fin, Nélida, es que para contar cosas que no son ya hay muchas páginas. Pero claro, hay que tener en cuenta también que las visiones sobre los viajes y los lugares son muy personales y subjetivas.
El Casino, en realidad, está en una especie de península en el paseo marítimo, pero llevas razón en que se percibe como sobre la playa.
Un besazo!!!!
Un reportaje espectacular, enhorabuena Macarena. Un fuerte abrazo desde el Norte!!!
Muchas gracias, Germán.
Qué pena y que sorpresa porque si que conocía este lugar de fotos y parecía un sitio que merece la pena visitar pero después de leerte veo que las cosas a veces no son lo que parecen. Un beso
Bueno Asun, cosas que pasan. También está bien saberlas.
Un beso
¡Hola, Macarena! Triste presente para una ciudad que sin duda tuvo épocas esplendorosas y fuera tumba de alguien como Ovidio. Me ha llamado la atención lo anacrónico del Casino. Lo veo oscuro, con una fachada recargada y ello destaca sobre los colores y funcionalidad del paseo exterior. A ver cuando terminen de restaurarlo. Un abrazo!
Puede ser, David. Supongo que al formar parte de la ciudad antigua, en su día tendría sentido el lugar en el que se ubica. Hoy día sin embargo, los grandes eventos se llevan a cabo en escenarios más glamurosos y acordes con los tiempos en los que vivimos. Sí, habrá que esperar al final de la restauración y a las utilidades que le otorguen.
Un abrazo!!!!