La Cueva de los Siete Durmientes de Amán es uno de esos lugares peculiares que uno sólo puede visitar cuando viaja por libre, ya que se trata de un lugar difícil de encontrar a las afueras de Amán y que no viene reflejado en los circuitos turísticos habituales.
No es la primera vez que hablamos de la Cueva de los Siete Durmientes. Ya lo hicimos en nuestros relatos sobre Túnez al hablar de la mezquita subterránea de Chenini. Y es que son varios los lugares en el mundo que reclaman su autenticidad como lugar de descanso eterno de los Siete Durmientes. Entre ellos, la Cueva Ashab Kahf de Amán, también conocida como Kahf de Raqeem en Jordania. Nombre que le viene dado de la Sura 18 Al Kahf (La Caverna) del Corán, en la que se relata la historia.
Sin embargo, como relatamos en la entrada de La mezquita subterránea de los Siete Durmientes de Chenini, la leyenda de los siete durmientes no es patrimonio del Islam, sino que viene recogida también en la tradición cristiana y en otras tradiciones y culturas.
La Leyenda de los Siete Durmientes
La leyenda cristiana habla de siete jóvenes que se refugiaron en una cueva huyendo de la imposición de hacer ofrendas a los dioses paganos, en donde quedaron sumidos en un profundo letargo de casi tres siglos. Después de despertar y de extenderse la leyenda de su historia, fueron canonizados tras su muerte. El Corán, sin embargo, no relata su número exacto, aunque la leyenda habla de siete jóvenes y un perro, Kratim, uno de los únicos diez animales admitidos por Dios en el Paraíso.
Los versículos del Corán hablan sobre la fe de estas personas por Dios, su oposición contra los incrédulos, su refugio en la cueva, su milagroso sueño, su despertar, la forma en que la gente los trató, y el debate de los incrédulos con el Profeta sobre esta historia.
La Cueva de los Siete Durmientes (Kahf ar-Raqim)
La Cueva de los Siete Durmientes (Kahf ar-Raqim) es un sitio histórico y religioso en al-Rajib, un pueblo al este de Amán. Un complejo con mezquita y madrasa en la que las excavaciones arqueológicas se hallan custodiadas celosamente y donde las mujeres deben ir cubiertas con todo rigor.
Esta cueva fue identificada con la Sura coránica debido al nombre del pueblo cercano de al-Rajib, que es etimológicamente similar a la palabra al-Raqim, mencionada en al-Kahf. Algunos también argumentan la correspondencia del sitio con la Sura al-Kahf basándose en el hallazgo del cráneo de un perro cerca de la puerta de la cueva.
Este lugar fue descubierto en 1951 por un periodista jordano y en la cueva fueron descubiertas ocho tumbas selladas.
La Cueva de los Siete durmientes es una cueva funeraria modificada por el hombre que data de la época bizantina.
La entrada es pequeña, como lo es el interior de la cueva –hubiera necesitado un gran angular porque no hubo tiro posible para sacar su interior completo-. La fachada se encuentra ornamentada con pilares y hornacinas y algunos grabados.
En el interior, la cueva se encuentra dividida en tres secciones: una especie de nave central y dos estancias laterales en las que se encuentran ocho tumbas a modo de sepulturas: dos en alto, una en el suelo y otra en la parte trasera de un lado a otro.
Uno de los enterramientos tiene un pequeño agujero protegido por un cristal desde el que se ven restos de huesos. Hace tiempo, el gobierno de Jordania reunió los restos óseos de las ocho tumbas en el interior de ésta.
Durante las excavaciones se encontraron objetos de las épocas romana, islámica y otomana: un cuenco de arcilla, un collar de perlas, un peine de cobre y varios anillos. Todos ellos se encuentran expuestos en una vitrina al fondo de la cueva. En el lugar, también se hallaron vasijas de barro.
Si se ve la cueva desde fuera, se aprecia una especie de conducto a modo de chimenea, que es en realidad un túnel.
La construcción superior fue una antigua mezquita que, anteriormente, había sido una iglesia.
Queda aún por explorar el área circundante de la cueva en la que se encuentra un antiguo cementerio excavado en la roca, además de los restos de dos mezquitas.
El complejo religioso de Kahf ar-Raqim
El complejo religioso de Kahf ar-Raqim, en donde se encuentra la Cueva de los Siete Durmientes, dispone de un pequeño aparcamiento y fue el único lugar en el que nos pidieron en Pasaporte Covid para acceder.
Se encuentra abierto hasta las seis de la tarde y la entrada es gratuita. Además, hay un cuidador que te da todos los detalles que precises sobre el lugar.
Nosotros visitamos la cueva en la ruta hacia los Castillos del Desierto, ya que se encuentra en la misma ruta.
8 comentarios
Muy interesante y bello lugar que desconocía por completo. Su visita bien merece la pena, Gran historia contempla esa cueva.
Un fuerte abrazo y feliz resto de semana.
Muchas gracias, Juan. Un fuerte abrazo!!
Pues no conocía esta leyenda ni el lugar, me ha encantado!!!
Hablamos sobre ella en las entradas de Túnez porque allí había otro lugar que reclamaba ser el sitio de los Siete Durmientes. Me alegro que te haya gustado. Un beso, Asun.
Se descubrió a mediados del s. XX, no lo sabía, tampoco conocía el lugar ni todo su significado. Hay que ver la de cosas que se aprenden contigo!
Lo de la leyenda en sí de los 7 durmientes sí me suena, supongo que de tu otra entrada del blog.
Gracias por compartir, Macarena.
Muchos besos!!
P.S: en la entrada anterior se me pasó decirte que me encantan los Museos, en todo viaje que hago no pierdo oportunidad de visitarlos todos los que pueda. Seguro que ese también me gustaría visitarlo, aunque sólo fuera por descubrir ese «olor a laboratorio de ciencias del siglo pasado» 😊, ya ves que me llamó la atención ese dato y me puso una sonrisa en la cara.
Ains jajajajaja Yo sé que me has entendido. Sabes a qué me refiero ¿verdad? Es una mezcla a humedad, naftalina, a viejo, a cerrado… Pues eso mismo.
A mí, Nélida, me vuelven loca los museos arqueológicos: eso de ver el ingenio de los hombres del pasado me fascina.
Yo imagino que la cueva estuvo oculta bajo una montaña de arena que, en un país como Jordania, será lo más normal. Supongo que estos descubrimientos suelen producirse por una mezcla de tradiciones orales que terminan en poder de un curioso (o un loco) y una casualidad. El caso es que ahí está y la devoción en torno a ella es asombrosa.
Un beso, Nélida.
¡Hola, Macarena! Pues no entiendo por qué este lugar no entra en los circuitos, a mí estos recodos me resultan mucho más interesantes que los grandes monumentos. Su autenticidad, la leyenda que le da nombre me lo presentan como algo sobrecogedor, como si viajara al pasado. Maravilloso. Un abrazo!
Bueno David, ya sabes… La gente se decanta más por lugares en los que hacer bonitas fotos en vez de sitios con Historia y tradiciones. Para mí, es mejor así jjjjjj
Un abrazo!!!