La Plaza de la Jemaa es sin duda el lugar emblemático de la ciudad de Marrakech y centro neurálgico incluso de todo Marruecos. Inscrita en 2008 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de Marruecos, La Jemaa no es sólo una plaza. Es un lugar cambiante que adopta muchas caras a lo largo de un día y que adquiere muchos matices en función de la estación del año, el día de la semana, o de la celebración del Ramadán.


Viernes del Ahorcado


Ha servido como escenario para películas, documentales y series. Es lugar de intercambio, espectáculo, comercio, gastronomía, tradiciones, sanaciones, arte, literatura y ha servido como refugio de escritores, bohemios y artistas de todo el mundo. Este lugar constituye un testimonio único de tradiciones y culturas que allí se dan cita para mezclarse y convivir.


Corazón indiscutible de la ciudad de Marrakech, su nombre, según dicen, quiere decir “La mezquita (asamblea) de los muertos”, aunque otros traducen el nombre como “Viernes del ahorcado”. En cualquier caso, el nombre hace referencia a la costumbre de mostrar en ella las cabezas de los rebeldes ya vencidos, ya que la plaza era lugar de ejecución pública cada viernes desde su fundación hasta el siglo XIX. Desde entonces, la Jemaa se ha convertido en el “alma de Marruecos” siendo punto de encuentro de artesanos, artistas, vendedores, cuentacuentos y pregoneros.


Pese a que su viveza es una constante diaria, la gran vida de la plaza comienza al caer el sol, cuando se dan en ella cita hechiceros y brujos, encantadores de serpientes, sanadores, narradores de historias, aguadores, escritores de cartas… todos pasando la gorra tras su espectáculo ante el público arremolinado en círculos alrededor de ellos.


Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2008
La Plaza de la Jemaa el Fna es uno de los principales espacios culturales de Marruecos porque presenta una concentración excepcional de tradiciones culturales populares de Marruecos que se expresan a través de la música, la religión, la danza y una diversidad casi infinita del arte.


Ubicada a la entrada de la Medina, se encuentra rodeada de restaurantes, hoteles, tiendas, edificios públicos, y presidida por la recia silueta del minarete de la sempiterna Koutubia.


Es el lugar en el que convergen los marrakechís con los extranjeros.
A lo largo de toda la jornada se puede comprar fruta, tomar un zumo, cenar, pero además se puede acudir al dentista, a un “medico”, contratar el diseño de un tatuaje de henna, solicitar que te lean el futuro o pueden oírse historias de narradores, música de grupos populares, asistir a un espectáculo de danza o bailes tradicionales, así como jugar a capturar botellas de refresco o ver a los encantadores de serpientes.


Ver la Plaza de la Jemaa desde sus Terrazas


Una de las cosas que les gusta hacer a los visitantes que llegan a la Plaza de la Jemaa por vez primera es subir a alguna de las terrazas de la Plaza para ver el ambiente al caer el sol.


Se puede elegir entre el Café Glacier, Tajine Darna, el Restaurante La Place, La cafetería del Hotel CTM, Terrases El Waha, Zeitun Café o el famosísimo Café Argana, entre otros. Aunque los más concurridos son los que están justo en las dos esquinas de la Plaza porque son los que mejor vista tienen sobre ella: El Glacier, La Place y el Argana. En ellos, por 2€ de consumición, se puede acceder a alguna de sus terrazas para hacer fotografías; aunque hay días que la congestión de turistas y gente apostada sobre las vallas para hacer fotografías es absolutamente insoportable ¿Vale el ambiente de la Plaza este agobio?


Precisamente el Café Argana fue escenario, en 2011, de uno de los peores atentados terroristas que ha sufrido Marruecos, tras el de Casablanca en 2003, cuando un kamikaze se inmoló en el interior del Café provocando la muerte de 17 personas, entre ellos un grupo de estudiantes franceses.


En una época en la que había decrecido el turismo debido de las revueltas que se estaban llevando a cabo en diferentes países árabes del Mediterráneo a consecuencia de “La Primavera Árabe”, aquel atentado supuso un varapalo a la industria turística de Marruecos que tardó en recuperarse.


Desde entonces, se instalaron cámaras en las principales cafeterías de la Plaza y se ubicaron más de 48 cámaras de seguridad alrededor de la Jemaa que, junto a la vigilancia permanente de las Fuerzas de Seguridad Marroquíes, hasta hoy siguen garantizando la seguridad de locales y foráneos para que la Plaza siga latiendo cada día al ritmo de las luces del día y de la noche.


Cenar en la Plaza de la Jemaa
Otra cosa muy típica son las cenas en los puestos que hay ubicados en el fondo de la Plaza en donde, al caer la tarde, se alzan en un abrir y cerrar de ojos más de cincuenta restaurantes con toldos, mesas, bancos y cocinas preparadas para dar de cenar a la horda de turistas que hasta allí llegan para vivir una experiencia única entre los sonidos de la plaza y el reclamo de los voceros de cada uno de los puestos.


Además, pueden encontrarse puestecillos de caracoles, de casquería, de harera; aunque éstos suelen ser más concurridos por locales.


Si bien es cierto que cenar en La Jemma es una experiencia única y que nadie debería perderse, al menos una vez en la vida, creo que no es nada cómodo ni barato. Y además del ruido, hay mucha gente pobre que me da muchísima pena.


Aunque dé otra apariencia, los precios son similares al de otros restaurantes de gama media ubicados en Gueliz, por ejemplo, el barrio más moderno y concurrido de Marrakech. Así que cenar aquí es más una cuestión de vivir nuevas experiencias que de economía.


Últimamente es cierto que los puestos se han modernizado unificando en verde el color de las lonas que han venido a sustituir las antiguas y destartaladas telas que una vez fueron tupidos toldos. Se han ordenado “las calles”, se han numerado los puestos y se ha mejorado la presencia de los pegajosos hules. Pero las bebidas siguen estando calientes y, quizá, la higiene no superaría los estándares exigidos por uno de nuestros inspectores de sanidad.


No obstante, es tanta la afluencia de público que a diario acude a cenar a los puestos de la Jemaa que comer allí es absolutamente seguro, pues la comida se acaba y ha de renovarse a diario. Y hay que decir que el servicio es rápido.


Entre las opciones: harera, ensaladas, pinchitos, kefta, tajine, pescado, en fin, una variedad decente entre la que escoger. Aunque hay que plantearse si es mejor esto que la opción de alguno de los pequeños restaurantes que se ubican, con la misma vida y la misma calidad, en cada uno de los rincones de la Jemaa.


La Plaza goza de protección desde 1922, como parte del Patrimonio Artístico Nacional, pese a que la especulación inmobiliaria siempre ha representado una amenaza para la zona. No obstante, las autoridades culturales marroquíes solicitaron su inclusión en la de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO previendo la adulteración de las tradiciones ancestrales a causa del desarrollo turístico.


20 comentarios
Nunca he estado, gracias por las fotos, me gustan todas menos la de los bichitos en la plaza jajaja No puedo con eso jajaja
Jajajajajaja ¡Pobre! Le pasa a mucha gente.
Muchas gracias Trini.
Un saludo!!!
Me encantarí volver allí. Un beso
A Marrakech siempre hay que volver, Susana. Busca un hueco, mujer!
Un saludo!!!
El comercio, una de las expresiones de comunicación y relación más antiguas que ha permitido el desarrollo de la humanidad,… y este tan hermoso no podía ser menos. He disfrutado con tan solo la visión de esas cafeterías,… así que me apunto un buen té marroquí o un, seguro, fantántisco café negro!
Jo Norte, La Jemaa es para pasar horas y horas sentado viendo como transcurre el día y cómo la gente pasea. Es para ir todos los días a diferentes horas cuando se viaja a la ciudad. Es uno de los lugares más interesantes y distraídos del mundo. No cambiaría una cafetería en los Campos Elíseos por una de la Jemaa. Te doy mi palabra.
Un fuerte abrazo!!!!
Una plaza que da mucho juego Macarena. Me ha gustado mucho saber más sobre ella. Un beso y feliz fin de semana.
Es un lugar increíble, Vicenta. Te gustaría muchísimo por su ambiente siempre animado. Deseo que algún día puedas visitarla.
Un besito
Bullicio y mucha animación. Esas plazas se convierten en mercados al aire libre donde encuentras de todo, y puedes pasar un día completo ahí, moviéndote y empapándose uno de sus costumbres y cultura.
Me tengo que buscar las vuelta para llegar aquí, pero te encuentro :))
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Yo sé Laura que os encantaría porque es tal y como has dicho.
Algún día os anmaréis, porque es un lugar relativamente cercano, y me contarás lo que has disfrutado. Entonces seguro que me dices que estás deseando volver.
Un besote
¡Hola querida amiga Macarena and family!
Impresionante esta gran Plaza de la Jemaa que con el tiempo se ha convertido en «el alma de Marruecos», ya que en su entorno han ido sucediéndose los más relevantes acontecimientos de ese país.
Gracias un día más por mostrarnos no solo bellísimas fotografías sino un interesante itinerario por una de las más significativas plazas del mundo, que incluso ha servido de escenario para películas y documentales.
Un besazo.
Gracias a ti, Estrella, por este comentario.
Creo que si algún día viajas a Marrakech, servirá de inspiración a muchos de tus relatos y poesías porque es un lugar absolutamente fascinante.
Un beso enorme
Sin duda este es un sitio pintoresco, colorido y lleno de vida y actividad. Me llama la atención la facilidad que tienen en algunos lugares que nos has ido mostrando de tus viajes, este incluido, para montar y desmontar cada día los puestos de comida. Si fuera mercancía de otro tipo para la venta ya sería laborioso, pero comida y todo lo necesario para cocinarla, me parece un esfuerzo enorme.
Creo que ha de ser todo un espectáculo ver la plaza en plena efervescencia, no me extraña que se haya convertido en un lugar tan emblemático y concurrido, de visita obligada para los turistas.
Unas fotos sensacionales, Macarena, ¡muchas gracias por este paseo!
Un beso grande y feliz domingo :))
Pues Julia, me hace gracia lo que dices, porque a mí es una cosa que me fascina. Es más, me encanta llegar a los sitios, si puedo, antes de tiempo para ver el despliegue ¡Es alucinante! El lugar en el que más me sorprendí fue en Saigón porque el mercado estaba bajando una pequeña cuesta y, cuando un policía daba la señal, pasaban literalmente volando cientos de carritos por entre los coches con los vendedores subidos sobre ellos y manejándolos con el peso de su cuerpo. Creo que lo grabé ¡Ains! A ver si vuelvo a ponerme a editar videos.
Pero sí, es un montaje, desmontaje y limpieza diario. En Asia además, todo, absolutamente todo: sillas, mesas, utensilios de cocina, nevera, cocina,… lo logran subir a un simple carrito empujado por el cocinero.
Y lo de la Jemaa es alucinante, Julia. Es un lugar que cambia rápidamente con el paso de las horas y está chulo poder observar ese cambio en diferentes momentos del día. Creo que es uno de los lugares que más me gustan del mundo. Parece que el tiempo transcurriera a un ritmo muy lento porque llevo yendo desde que era niña y la Plaza no ha cambiado desde que la conozco ¡Está igual!
Muchas gracias, Julia, por tus comentarios siempre. Un besote
Buen post:)
Gracias
Llena de colorido y de animación, me habían hablado de ella pero no me la imaginaba así. Me han encantado las fotos. Un beso
Es un lugar peculiar y muy animado. Siempre lleno de vida.
Un besito, Asun.
Fantástico reportaje, Macarena, pero aunque solo sea por el ruído, paso de visitar La Jemma.
¡Las fotos de lujo!
Un abrazo 🙂
Jajajajajaja Te entiendo, Carmen. A Yayo le pasa igual que a tí: los lugares tan bulliciosos le molestan muchísimo porque se le mezcla todo. Aún así, creo que te gustaría.
Un besazo