Recorrer los 250 que separan Mandalay de Nyanugshwe, la principal ciudad del Lago Inle, es un horror: la carretera es mala, atraviesa una zona montañosa y está llena de curvas. Un camino que perfectamente podría recorrerse en escasas tres horas en un país desarrollado, se convirtió en una ruta de más de siete horas en el país bamar.
Lo peor, sin embargo, no era eso ¡Y mira que discutimos sobre la ruta antes de llegar a Myanmar! Lo peor era que, dado que habíamos escogido comenzar nuestra visita en Yangón continuando por el Oeste a Bagán y luego hacia el Este, a Mandalay –desde donde cogeríamos el avión de vuelta a Tailandia- tendríamos que atravesar esta misma ruta dos veces.
Así que, para aquellos que esteis considerando, realizar un viaje a Myanmar para visitar los principales lugares del país, recomendamos que comencéis visitando el Lago Inle, para dirigiros luego hacia el Oeste – a Mandalay y Bagán- pues de esa manera, os ahorraréis el camino de ida y vuelta por esta carretera infernal.
La situación se agravó más aún porque Macarena se encontraba mal desde el día anterior. Tenía fiebre, diarrea y vomitaba a ratos; así que las curvas… ¡Ya os podéis imaginar!
El Transporte de Mandalay al Lago Inle
Compramos el billete de autobús el día anterior en una agencia frente al hotel. Su precio para los tres fue de 37.500 Kyats (26 €) –los niños pagan al mismo precio que los adultos- y el autobús pasaría a recogernos por el hotel a las ocho de la mañana, pese a que su hora de salida eran las 9:00 a.m.
Como detallamos en la entrada sobre transportes en Myanmar, el servicio diurno de transporte de viajeros es realizado por mini vans que tienen el inconveniente de que te hacen perder más tiempo en los desplazamientos –media jornada de media- y son un poco más incómodas; pero, por el contrario, te recogen y te dejan en el mismo alojamiento, con lo cual ahorras en el taxi.
Macarena se encontraba fastidiada, pero tuvimos la suerte –o la consideración- de que, cada vez que quería parar, avisaba al conductor y la dejaba bajar.
La única ventaja de esta ruta era el paisaje arbolado entre valles y montañas ¡Una preciosidad! Aunque yo no dejaba de pensar en la dura vida que debían llevar los habitantes de la zona, pues si vivir en Myanmar tiene que ser ya duro por la pobreza y el régimen político; la vida en las montañas, rodeados de vegetación e insectos, sin acceso a la sanidad, a la educación, a una simple tiendecita de barrio, tiene ya que ser el remate.
Nyanugshwe, la principal población del Lago Inle
La entrada a la zona de Inle cuesta 12.500 kyats (10 $) y, al contrario que en Bagán y Mandalay, en donde se exime a los niños del pago, aquí tuvimos de abonar también la tasa para Macarena.
El Hotel no estaba mal. Éramos los únicos huéspedes. Y nos alojaron en una habitación gigantesca que, si no hubiera sido por la tormenta que se desencadenó aquella noche, quizá hubiera estado mejor de lo que estuvimos.
Un poco antes de la hora de dormir, comenzó a entrar agua por debajo de las puertas y la luz iba y venía de manera intermitente. No funcionaba la tele y, por supuesto, la wifi nada de nada. Pero, a mi me dio mucha pena quejarme de nada, pues se trataba de un hotel que regentaban dos o tres mujeres que no hablaban ni papa de inglés y, además, creo que éramos los únicos huéspedes en semanas. Ya sé que no nos estaban haciendo un favor al alojarnos y que los servicios contratados son los servicios contratados, pero a mí se me parte el alma con estas cosas.
Macarena se encontraba mucho mejor. En realidad, ya estaba recuperada, así que salimos a dar una vuelta por el pequeño pueblo de Nyanugshwe para comer algo, estirar las piernas y contratar una excursión al día siguiente para ver el Lago Inle.
El pueblecito es pequeño. Podría decirse que tiene una calle principal de la que salen pequeñas callecitas en las que se ubican los hoteles y restaurantes. Por la tarde, cuando la gente vuelve de los trekkings, los paseos en bici, y las excursiones a Inle, la zona se anima y se llena de jóvenes, mochileros y viajeros de todos los lugares del mundo. ¡Nyanugshwe tiene hasta una pista de patinaje!
Cenamos en un bonito lugar llamado One Owl Grill, que parecía más una pequeña taberna de la Malasaña madrileña que un lugar de Birmania. Pizza, arroz con pollo y un wrap de pollo fue nuestro menú, por el que pagamos 19.500 Kyats (14€) –caro para Myanmar, barato para España-.
Los tours del Lago Inle
Echamos un vistazo a los precios de los tours al Lago, y al final terminamos contratándolo en nuestro mismo hotel.
El tour normal por el Lago Inle viene a costar 18.000 Kyats (13€) x 3 personas – es habitual que varios viajeros se reúnan y compartan barca para repartir los gastos – que incluye una ruta que termina en la Pagoda Phaung Daw Oo. Sin embargo, yo quería llegar hasta la aldea In Dein –más adelante veréis por qué- que se encuentra un poco más alejada y, por ello, el precio aumenta hasta los 22.000 kyats (16€) y aseguro que esta cantidad ridícula es bien merecida por llegar hasta la zona de In Dein y ver la belleza que se despliega ante los ojos de viajero.
6 comentarios
Menos mal que se mejoró aunque imagino que el viaje con las curvas lo pasaría mal, pobrecita. Un besazo
Gajes de viajes, Asunción.
Un beso
Hola Macarena.
Al observar la tremenda belleza de la vegetación de la zons, no piensas lo duro que puede ser para los habitantes de la zona, buena acotación.
Por otra parte es duro cuando un miembro de la familia se pone indispuesto en un viaje y más si es la pequeña de la familia pero como dices gages del viajero, a mi también me ha pasado.
Muy bonitos los hoteles que sacáis en las fotos y la taberna malasañera también 😉
Como siempre muy buena información de servicio. ¿Como haces para recordar todos los precios, lo vas anotando?
Bueno un beso y a la espera de nuevas crónicas viajeras!!
Hola Miguel,
Me hace gracia porque me han hecho esa misma pregunta muchas veces.
A ver si un día os enseño mis chuletas: suelo llevar un "diario" lleno de papelitos, mapas, tarjetitas… Y esto al ir… y al volver. Y, además, curiosamente, suelo escribir a lápiz antes de viajar y a boli mientras viajo.
Y es que "tengo memoria de pez", creo que por eso me llevo mal con las matemáticas. Necesito entender los conceptos, las historias, las razones,… entonces sí me acuerdo de las cosas; pero lo demás… tengo que apuntarlo; pero igual hago en mi vida diaria: llevo un montón de papelitos en el bolso con decenas de anotaciones.
Además, soy bastante ordenada y metódica -con lo que me gusta y me interesa-. Ordeno las fotografías por fechas e itinerarios y, cuando escribo, sólo tengo que unir todas las informaciones. Supongo que en algo influirá también la profesión.
Pero creo que es que se trata de eso, que los demás podáis usar de manera práctica nuestras experiencias.
Bueno, pues al descubierto mi pequeño secretillo.
Un beso Miguel
¡Hola de nuevo, familia!
¡Qué complicada está esa ruta! Y me parece muy acertado por vuestra parte avisar a quienes se decidan a ir por allí de viaje, empezando por ese precioso lago Inle y luego seguir hacia el oeste, para ahorrarse ida y vuelta de horrible carretera.
Qué penita que Macarena no estuviera en buenas condiciones físicas para ese duro viaje, pero lo bueno fue que el conductor fue parando cuando ella lo necesitaba.
Queda evidente que el gobierno militar de esa zona birmana, mantiene a la gente en extrema pobreza y un estado lamentable el de estos importantes edificios históricos tan tradicionales.
Un abrazo para cada uno y besos para vosotras.
Hola Estrella!
Ay mi Macarenita! Qué malita se puso la pobre! Pero nada que no tenga solución.
Y sí, es tal como dices Estrella. Lo mejor es hacer la ruta circular de noreste a este y así te ahorras unas curvas criminales.
Con respecto al régimen de gobierno, supongo que tengo la misma fe que tienen muchos otros, y la cosa cambiará. Claro que cambiará porque los birmanos lo merecen.
Un beso para ti.