Todos, a los que nos gusta viajar, conocemos peculiaridades de los lugares que hemos visitado. Ya no sólo “allende los mares”, sino que, en nuestro propio país, las costumbres y tradiciones varían de una ciudad, provincia o comunidad a otra. Los acentos del lenguaje, ni siquiera son los mismos, y un aperitivo madrileño puede ser un pinxto pote en el Norte, o una caña en Andalucía. Además, se puede cortar un cochinillo con un plato en Ávila, o comer caracolillos “a sorbitos” en Córdoba. Quizá para ello se inventaron el refrán de “allá donde fueres haz lo que vieres”, o la frase de Carlos Goldoni: “El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios”.
Y todo esto hablando de España, que ni te cuento si tienes que comer de una misma fuente con las manos en Marruecos, quitarte los zapatos para acceder a algún lugar de Asia o cubrirte con una falda en Bali, siendo hombre, para entrar en un templo.
Sin embargo, de todos los viajes que hemos podido realizar a lo largo de nuestra vida, no podría cuantificar si muchos –para algunos- o pocos –a nuestro juicio-, el país con más especificidades culturales o tradicionales ha sido, sin duda alguna, Myanmar.
Algunas de sus peculiaridades, nos habían sorprendido anteriormente en otros lugares, pero ¿todas a la vez?
En la entrada anterior, hablamos sobre el uso generalizado de la thanaka como cosmético natural y como expresión de la belleza bamar. No cabe duda que la thanaka podría ocupar en número uno entre las costumbres bamares que te pueden dejar ojiplático, pero sin duda alguna, podemos citar más ejemplos:
1.- El Longyi y el Htamain
En Myanmar los hombres usan una falda a la que se denomina longyi.
Si bien es cierto que dicha prenda es usada también en otros lugares de Asia, como Sri Lanka, Camboya o Bali –exigida a los hombres para entrar en los templos-, su uso no es tan masivo como en Myanmar, donde más del 95% de los hombres –y mujeres- lo utilizan. Sin embargo, en el resto de países que he citado, la denominación por la que se conoce a esta falda masculina es “sarong”; de ahí que, al hacer la primera colada en el país bamar, señaláramos la casilla de los “longyis” para echar a lavar unos leggins, pero catetadas se suelen hacer más a menudo de lo que uno quisiera.
El longyi es una falda hasta los tobillos que, dependiendo del nudo que se hace, se puede acortar para ponerla a la altura que quieras y así facilitar el realizar diferente tipo de tareas, porque con el longyi se va a rezar y también se conduce una moto, o se cosecha en el campo.
La prenda occidental más parecida al longyi birmano es el pareo; pero el longyi –y también el sarong– es un rectángulo de tela cosido a ambos lados a modo de tubo ancho. Casi todos son de cuadros o, en ocasiones, de rayas o lisos, pero con diseños discretos; y, normalmente se diseñan en burdeos, verde o azul, aunque los hay también en otras tonalidades.
En la época precolonial, esta falda se llamaba paso (patso) y se trataba más bien de una falda larga que denotaba status cuanto más tela incorporase. Pero, con el inicio de la dominación colonial de Birmania, en el siglo XIX, el paso evolucionó al longyi al estilo indio.
El longyi es una prenda adecuada al clima birmano, ya que permite la protección frente a quemaduras solares y picaduras de insectos; pero además, deja circular el aire, con lo cual es más fresco que un pantalón.
En las zonas rurales, los hombres suelen llevar otro longyi sobre su hombro, ya sea para cambiarse tras el baño, como colchón para amortiguar una pesada carga sobre su cabeza, o para transportar algo en la espalda.
Al longyi, pareo o saron de las mujeres bamares se le denomina htamain y, en su caso, es utilizado por el 99% de las mujeres del país.
El longyi y el htamain no son prenda unisex, sino que son distintas. El htamain lleva cinturilla –no se ata con un nudo- y es una prenda más ajustada que la del hombre. El htamain se envuelve alrededor de la cintura con un solo pliegue ancho en la parte delantera y el extremo se dobla hacía adentro en un lado. Se utiliza, o bien con una camisa justita metida por dentro de la falda, o bien con una camisa a juego cortada justo unos cuantos dedos más, debajo de la cintura.
Los estampados del htamain son muy diferentes a los de los longyis. Las mujeres utilizan colores vivos y estampados alegres.
Las mujeres, cuando se bañan, llevan su htamain más alto. Lo ponen justo bajo las axilas para cubrirse el pecho antes de desprenderse de la blusa y es costumbre que, como en el caso de los hombres, usen otro trozo de tela para acolchar mercancías en sus cabezas.
Dicen que las mujeres birmanas, no se desprenden del htamain ni en privado y que se suelen cambiar sin llegarse a quitar nunca toda la ropa. Por el contrario, se superponen un htmain a otro y se desprenden del de debajo tirando de él.
Por otra parte, el lavado y planchado de esta prenda no puede ser más simple, ya que al ser trozos cilíndricos de tela es fácil colgarlo, plancharlo, doblarlo y almacenarlo con un mínimo uso de espacio en el armario –para quienes lo tengan-.
2.- El “Kun Ja” o Nuez de Areca
Es muy común ver en Myanmar bocas rojizas, sonrisas carentes de dentadura y dientes ennegrecidos. También es común ver el suelo salpicado de escupitajos rojos –incluso en el interior de recintos sagrados-. Es el Kun Ja o betel, una mezcla de la nuez de areca y tabaco, que se mastica y deja los dientes teñidos de rojo, tan habitual en Myanmar, y tan perjudicial, que su consumo supone un problema de salud pública.
Son muchos los birmanos –hombres y mujeres- que mastican esta mezcla de tabaco, nuez de areca y de cal, aderezada con especias; además de por su efecto estimulante, por su efecto sobre la eliminación de la sensación de hambre, y por sus virtudes contra los dolores. Sin embargo, mascar Kun ja aumenta el riesgo de cáncer de boca; pero es muy común que un birmano te hable con una gran pelota dentro de una de sus mejillas, mientras hace alguna pausa para escupir medio kilo de saliva coloreada.
Conocimos la nuez de areca en Las Maldivas, donde existe la misma costumbre que en Myanmar de masticar arecanut. Sin embargo, en las islas, el consumo se circunscribía casi de manera exclusiva a las reuniones masculinas de los bares. En Myanmar es diferente. En Myanmar masticar los paquetitos verdes es común, es como en España el café de la mañana.
En Myanmar no hay estancos –hablamos de ello en nuestra entrada “Fumar en Myanmar”- sin embargo, son muchos los puestecillos en los que se vende esta mezcla por apenas 15 céntimos de euros.
3.- Dar de beber al sediento
En común con la altruista y poco higiénica costumbre que existe en Marruecos –y en algún que otro país árabe- de dar de beber al sediento; en Myanmar se suelen colocar tinajas y garrafas de agua para que quien tenga sed pueda beber.
La bienintencionada costumbre tiene dos pequeños inconvenientes: el primero de ellos, radica en el origen desconocido del agua –lo que cuestiona su salubridad en países donde enfermedades como el cólera o la diarrea del viajero están a la orden del día-; el segundo, que todo el mundo bebe del mismo vaso, con lo que, de no haber cogido algún tipo de afección intestinal, posiblemente la cojas bucal.
4.- Las cuerdas de Yangon
Recuerdo que, hace años, cuando el ascensor era un elemento que sólo se podía encontrar en edificios de lujo; mi abuela, que vivía en un primero y estaba ya viejecita, tenía una cuerda atada en su balcón. En el otro extremo de la cuerda colgaba una bolsa. Así que ya se adivinará la utilidad del invento, cual era subir el pan o la leche desde la calle, sin tener que hacer subir al recadero. La utilidad de aquel invento me sirvió con posterioridad en Madrid para comunicarme con mis compañeros de Colegio en las largas noches de estudio para subir apuntes, bajar coca-colas, y hacer la más variada red de “trueques ventanales” que he realizado durante toda mi vida.
Pues bien, en Yangón, siguen anclados en este arcaico sistema que hace más de 30 años utilizara mi abuela. Así que en todas y cada una de sus calles, pueden verse decenas de cuerdas colgando de sus balcones y ventanas con el fin principal de recibir el periódico matutino, aunque creo que la usabilidad va más allá.
Es una costumbre, yo ya no sé si rara, pero desde luego comprensible viendo el lamentable estado de sus edificios, muy similares en tiempo y arquitectura a los que se siguen encontrando en Melilla.
De lo que no me cabe duda es cuánto recordé mis tiempos de niñez cuando con un silbido avisaba a mi abuela para que me “echara la cuerda” en la que subiría el pan.
5.- Las mesitas de juguete
La comida callejera es una constante en Asia, pero en la mayoría de lugares, te ponen lo que quieres en una bolsita, o en un pinchito, y te buscas la vida para comértelo. En Myanmar, sin embargo, también esto funciona de manera diferente; y así se pueden ver puestecillos callejeros de comida –básicamente arroz o noodles– con multitud de mesitas y sillitas en los que, al sentarte, las rodillas te impiden comer por estar oprimiéndote la glotis.
La verdad es que no dejábamos de interrogarnos acerca de aquella incómoda idea hasta que, por fin, uno de esos días en los que se nos juntaron el día y la noche esperando un autobús, observamos el ritual de recogida de uno de aquellos puestecillos callejeros. Fue entonces cuando nuestras dudas se disiparon y logramos comprender el misterio: como dejan las mesas, las sillas, la cocina, las cacerolas, los vasos y todo el ajuar doméstico en la calle, han buscado esta fórmula práctica que economiza el apilado y almacenaje.
Y tras la entrada, muchos diréis que, en fin, los longyis se pueden encontrar en otros lugares de Asia, el arecanut en Las Maldivas, las ollas de agua en Marruecos, las cuerdas de Yangón en la casa de mi abuela de Melilla y las mesitas de juguete en cualquier guardería… Puede que llevéis razón. Por este motivo dediqué una entrada aparte a la thanaka –específica de Myanmar-; pero… ¿Todas estas curiosidades juntas?
Espero que os haya gustado o, al menos, entretenido.
10 comentarios
Muchas gracias Miguel, a veces, con tanto trabajo y cosas por hacer es difícil dedicar tiempo a un blog; así que tus palabras me animan.
Y, por cierto, tú que eres madrileño… y hablando de mi experiencia como estudiante en Madrid… también viví un año en Rio Rosas, frente al Estadio Vallermoso, en un colegio mayor.
Ay Madrid Madrid! Hay veces que añoro tantas cosas de Madrid… pero la soledad y la lejanía del mar me pudieron ¡Es una ciudad difícil! No es que me guste mucho prodigarme en público, pero en Melilla, me aislo por decisión propia. Pero en Madrid… era tan difícil mantener una rutina, unos amigos cercanos… Fue una época divertida y dura a la vez, y yo era casi una niña…
¿Ves? Parezco el abuelo cebolleta contando mi vida.
Pues lo que te decía, que me alegro que te haya gustado la entrada y que te hayas entretenido leyéndola.
Un beso Mioguel.
Hola Macarena, aparte de haberme gustado y entretenido, te felicito especialmente por la buena mano periodística que deniotas en la redacción del texto.
Sin duda una de las mejores entradas con respecto a vuestro viaje a Myanmar relatando curiosidades del país y enlazandolo con tus recuerdos personales en Madrid o en Melilla.
De paso he aprendido que no solo los escoceses son usuarios de las faldas masculinas, cuando el calor aprieta el ingenio aparece, muy chula la foto de la familia con las citadas faldas.
Por cierto las fotografías tienen una calidad óptima, hoy con más tiempo las he observado con detalle y me han encantado.
Buen trabajo Macarena; te mando un fuerte abrazo y te animo a repetir la sección, por así decirlo, de curiosidades en los lugares que hayáis visitado o visitéis.
Este tipo de cosas son las que más me gusta leer, conocer las peculiaridades de los sitios, su esencia y lo que los hace tan especiales. Me ha encantado. Un besazo
¡Hola Asunción!
No sabes cuánto me alegro que te haya gustado. Muchas gracias por el comentario.
Un beso
Pues Julia, como el tabaco. Habrán de pasar años para que el gobierno lleve a cabo políticas de prevención. Y lo de escupir… es asqueroso, sobre todo en los lugares donde has de ir descalzo, que son muchos.
Me alegro que te haya gustado y entretenido.
Un besote
Tu entrada me ha gustado y me ha entretenido, Macarena, ambas cosas. Como decías en la frase del comienzo, viajar y conocer otras culturas y otras formas de vivir es deshacerse de los prejuicios. A juzgar por tu post, creo que en Myanmar puedes perder un buen puñado de ellos 😀
Me ha llamado la atención especialmente el uso generalizado de la nuez de areca. Si está tan claro que es nociva para la salud, ¿no debería prohibirse su uso?. Eso por no mencionar que provoca que la gente tenga que escupir donde buenamente le pille con frecuencia.
Todo interesantísimo, guapa. Una entrada de diez :))
¡Besitos de sábado!
Hola Maricarmen,
Me ha hecho gracia tu comentario. Ha sido como cuando Macarena me dice: "Mamá, cuéntame más historias".
Lo intentaré Maricamen, te doy mi palabra.
Muchos besos
Me ha encantado saber de esas curiosidades que se descubren en los viajes, Siguenos deleitando con mas curiosidades. Un abrazo
Buenos días Macarena!,… lo que vosotros hacéis es viajar, VIAJAR con letras mayúsculas!, enhorabuena por el post, … porque conocer un lugar no es solo conocer su historia (con mayúsculas) sino también la micro historia, esa historia que se escribe día a día. Abrazos!
Oh! Gracias Norte. Nos queda aún tanto camino por recorrer…
Muchos besos