En entradas anteriores hemos mencionado las Ciudades Antiguas de Ava (Inwa), Sagaing y Amapura como lugares imprescindibles que visitar en los alrededores de Mandalay. La necesidad de unirlos en una sola visita -y entrada de blog- deriva del hecho de que suelen visitarse de forma conjunta, ya que el transporte se negocia para una excursión de un día a todos ellos y resulta más económico.
El ticket, que habíamos comprado el día anterior en el Monasterio del Palacio Dorado, y por el que habíamos pagado 10.000 Kyats (7€) por adulto, sirve para visitar todos estos lugares y, aunque a veces lo piden y otras no, es imprescindible llevarlo. A nosotros, por ejemplo, nos lo solicitaron en Ava (Inwa).
Mingun, por su parte, debido a la peculiaridad de que se debe tomar un ferry en el Puerto Mandalay Jety y que los horarios de éste son únicos y fijos –ida a las 9:00 a.m. y vuelta a las 12:30 p.m. – requiere emplear media jornada –diferente- sólo para realizar su visita. Las tardes se pueden emplear para visitar los lugares de la ciudad de Mandalay.
El día anterior estuvimos hablando con un señor en la puerta del Hotel. Después de andar buscando y regateando un buen precio para que un coche con conductor nos llevara a visitar las Ciudades Antiguas, llegamos a la conclusión de que el precio que nos había ofertado era el mejor de los que habíamos encontrado. Nos costaba 35.000 Kyat (unos 25€) y vendría a recogernos a las 8:30 a.m.
No hay que dar muchas vueltas para explicar cuáles son los lugares que quieres visitar, pues los conductores saben perfectamente los sitios y horarios a los que quiere acudir el visitante. De hecho, es común encontrarse de manera continua a los mismos turistas una y otra vez en diferentes lugares a lo largo del día.
Mahamuni Paya o Pagoda Mahamuni
El primer lugar que visitamos fue la Pagoda Mahamuni o Mahamuni Paya. La imagen de Buda que alberga es la más venerada del país y su importancia trasciende más allá de las fronteras bamares, pues se la considera una de las representaciones más importantes de Buda Gautama antes de alcanzar la iluminación, cuando era el Príncipe Siddharta.
Cuenta la leyenda que se trata de la única copia real de Buda realizada en vida y tomándolo como modelo. Las evidencias científico-arqueológicas sugieren, sin embargo, que aunque se trata de una de las más antiguas representaciones de Buda, estaría datada unos ochocientos años tras la vida de Buda – posiblemente en el siglo II-. La tradición cuenta que sólo existen cinco retratos de Buda vivo: dos en la India, dos en el Paraíso y uno en Myanmar. Mahamuni significa literalmente “Gran Sabio”.
El santuario original data del siglo XVIII, aunque a lo largo del XIX fue reconstruido en dos ocasiones debido a sendos incendios.
Sólo los hombres pueden tocar la estatua y adherirle finas láminas de oro, símbolo de la devoción máxima. Y tal es el guirigay que se forma con la afluencia de peregrinos, ‘rezadores’ y mirones, que se han colocado pantallas de televisión para que todos puedan seguir la ceremonia. Es tanta la devoción que suscita este Buda, que muchos fieles piensan que pegando láminas de pan de oro sobre la imagen, se borrarán sus errores del pasado; y así, con el paso de los años, se le ha ido pegando tanto oro, que sobre la imagen original ahora se halla un grueso manto dorado.
La estatua se encuentra en una pequeña capilla, sentada sobre un trono en una postura llamada “Bhumisparsa Muda” –las piernas cruzadas con los pies hacia adentro y tocando el suelo con su mano derecha, mientras que la izquierda reposa con la palma hacia arriba sobre sus rodillas-. Bajo las capas y capas de oro, se encuentra el bronce original con la que se modeló. Pesa 6 toneladas y media y también cuenta con piedras preciosas incrustadas en su corona.
La entrada a la Pagoda es gratuita, aunque hay que pagar 100 Kyats (0,10 €) por hacer fotos.
Monasterio Mahagandayon (Amarapura)
Realizamos la siguiente parada en el Monasterio Mahagandayon de Amarapura. Este monasterio es un centro budista muy cercano al Puente U-Bein. Fundado en 1942, se trata de una escuela de educación general que acoge a más de 2.500 monjes. Las monjas, por su parte, se alojan en otro monasterio cercano.
El monasterio hace partícipe a los visitantes de su “ceremonia de la comida” y permite que cualquiera que quiera visite sus instalaciones y disfrute de la visión de cientos de monjes budistas que, en silencio y descalzos, forman filas y se dirigen en completo silencio a realizar la única comida que tomarán a lo largo del día.
La jornada en el monasterio comienza a las cinco de la mañana con una hora de meditación. Luego, salen a la calle de seis a siete para recoger las ofrendas que les hacen los fieles. A las ocho, un par de horas de estudio y, de allí, comienzan la formación para entrar en el comedor. Mientras tanto, algunos turistas –no muchos, aunque dicen que hay días en los que las aceras están llenas- conversamos con los monjes que están loquitos por practicar inglés.
La ceremonia es una pasada: cientos de monjes, descalzos y en silencio, portando como únicas pertenecías su túnica y su plato, realizan una formación para entrar a tomar el único alimento del día y que procede de donaciones. Los visitantes… unos son respetuosos; otros… mejor ni comentar.
Macarena, comenzó a encontrarse mal. Era el preludio de su peor día durante los dos meses que duró nuestra estancia en tierras de Asia.
La visita al Monasterio es gratuita.
Colina de Sagaing
El conductor nos llevó hasta la Colina de Sagaing y pese a que son muchos los que la disfrutan, para nosotros, hubiese sido totalmente prescindible. Diríamos que no tiene encanto, pero como siempre decimos, cada uno es cada uno y lo que a unos no nos gusta, a otros les encanta.
La ciudad de Sagaing tuvo su apogeo en el año 1315, cuando se convirtió en capital de Birmania, tras la decadencia de Bagan. Hoy día es un núcleo urbano que destaca por sus monasterios y pagodas enclavados entre sus treinta y siete colinas.
Las principales visitas en la Colina de Sagaing son U Min Thonze –U Min significa cueva y Thonze, treinta-: un recinto semicircular con 30 entradas y 45 budas idénticos que cuida un señor que es capaz de pegarle un grito a quienes se les ocurra acercarse más de lo necesario a uno de los budas; y la Soon U Ponya Paya, donde te cobran 300 kyats por la cámara. No sería un sitio especial a no ser por las vistas de su balconada sobre el Río Ayeryarwady, aunque se trata de una de las pagodas más antiguas de Sagaing. Data de 1312.
Ava (Inwa)
A Macarena le estaba dando fiebre y, para ayudar, comenzó a llover; así que, a partir de aquí, comenzamos a no disfrutar de la excursión.
Para llegar a Ava (Inwa) hay que coger un bote que apenas tarda 10 minutos y cuesta 1.200 Kyats (menos de 1 €) por llevarte y recogerte y, una vez allí, te acosan entre el barro y las postas negociando el precio de la carreta de caballos que tendrás obligatoriamente que contratar para hacer la visita –no hay otro medio de transporte-, ya que las distancias no son cortas. Y aunque la historia comenzó por 15.000 Kyats (10,50 €), terminamos pagando 6.000 K. (4 €).
Yadanasini Paya
La primera parada se realiza en Yadanasini Paya, un conjunto de estupas de ladrillo que, ni de lejos, se asoman a las que pueden verse en Bagan, aunque con una estatua de buda que merece la pena ver; claro que, viendo la pobreza y el ambiente rural de Ava, y pensando que aquellas pobres gentes probablemente sea el único lugar que han visto y que verán a lo largo de sus vidas, se comprende el orgullo que lucen por sus monumentos.
Ava, o Inwa, también llamada Ratanapura –ciudad de las gemas-, fue capital del antiguo Imperio Birmano entre los siglos XIV al XIX; pero, asolada por las guerras, saqueada por el colonialismo británico y destruida por los terremotos, conserva sólo parte de lo que fue en el pasado. No obstante, además de ser una de las excursiones más populares desde Mandalay, disfrutar de sus paisajes, de la vida cotidiana de sus habitantes y de las construcciones históricas, es una experiencia única.
Se trata de una isla entre los ríos Ayeryarwaddy y Myitnge y, tras el gran terremoto de 1839, el mismo que castigó a la estupa incompleta de Mingun, quedó devastada y el gobierno decidió que, en lugar de reconstruirla, era mejor trasladar la capital hasta Amarapura, en 1841. Así que, desde que se abandonó Ava a su suerte, no ha habido más asentamiento en la zona que los descendientes de quienes quisieron quedarse a labrar sus tierras, conservándose de esta forma tal cual estaba hace dos siglos.
A Macarena le estaba costando la visita. No cesaba la fiebre, pero el paseo en carreta le podía y, de vez en cuando, espabilaba.
Monasterio Bagaya
Llegamos al Monasterio Bagaya, otra de las pocas muestras de la arquitectura tradicional birmana en teca cuya construcción originaria data de 1593. Sin embargo, el monasterio fue devorado por las llamas en 1821 y se reconstruyó íntegramente en 1992.
Torre del Reloj (Torre Nanmyint)
Siguiente parada: Torre del Reloj.
La Torre Nanmyint es lo único que se conserva del Palacio de Ava. Lugar de residencia del Rey Baigydaw – el mismo que elevó la Pagoda Hsinbyume en Mingun- fue construida en el año 1822 y popularmente se la conoce como Torre Inclinada de Ava, debido al que el gran terremoto causó importantes daños al edificio y está torcida.
Junto a la Torre, unas señoras, habían montado un puestecillo de souvenirs ¡Una tristeza!
Monasterio Maha Aungmye Bonzan
La visita culmina con el monasterio Maha Aungmye Bonzan. Aquí nos reclamaron el ticket para la zona arqueológica de Mandalay. Y aquí Macarena comenzó a insistir en ir al baño ¡Dios mío! Pero, el Monasterio se encuentra habitado en una de sus alas, por lo que existían unas pequeñas letrinas que una monja, que hablaba sin descanso por el móvil, abrió para nosotros.
El Monasterio, conocido también por su nombre birmano Me Un Oak-Kyaung –monasterio de ladrillo– es un gran ejemplo de cómo evolucionó la arquitectura tradicional bamar, utilizando la misma estética de los monasterios de teca, pero empleando nuevos materiales como el ladrillo. Aunque en el monasterio de ladrillo se emplearon también otros materiales como la piedra pintada y se decoró con mosaicos de cristal, estatuas de buda y grabados en relieve.
Terminando la visita, comenzó a llover insistentemente; pero estábamos teniendo suerte y, cuando la ira de los dioses comenzó a manifestarse en forma de diluvio, ya estábamos a buen recaudo dentro del coche.
Puente U-Bein (Amarapura)
Macarena ya estaba que no podía la pobre y seguía diluviando cuando llegamos al puente. Fue mi gran decepción. No por el puente en sí, sino porque era de las visitas que más me apetecían realizar en Mandalay y no pude disfrutarla. A la vuelta sería…
La zona era un lugar encantador lleno de tiendecitas y souvenirs, pero el agua corría a raudales entre enormes charcos. Así que, para conformarme, bajé del coche, hice unas cuantas fotos, observé apenada la estampa de los jóvenes disfrutando de juegos acuáticos bajo la lluvia y me apresuré a subir al coche para volver al hotel.
Una vez allí, Macarena tomó sus medicinas y cayó derrotada en la cama; mientras Yayo y yo comíamos algo que nos bajaron desde la cafetería del hotel. Al cabo de un rato, comencé a vomitar como la «niña del exorcista». Y así de mal, terminamos un día que, hubiéramos disfrutado más de no haber tenido la preocupación sobre el estado de salud de Macarena.
Lo pero era que al día siguiente tendríamos que partir en autobús hasta Inle.
Puedes también ver el vídeo que resume esta entrada de las CIUDADES ANTIGUAS DE AVA, SAGAING Y AMARAPURA
14 comentarios
Qué lástima lo de Macarena, es difícil disfrutar estando preocupado pero es impresionante ver cada uno de esos sitios, la pagoda realmente me ha dejado sin habla. Un besazo
Hola Asunción
¡Pobrecita Macarena! Qué día más malo pasó… bueno pasamos los tres. Pero cuando vamos de viaje tanto tiempo a estos lugares ya damos por hecho que uno de los tres se pondrá malo de algo… generalmente soy yo, que caigo en todas. Así que me da una pena verlos a ellos mal…
Un besito
Hola Mª Carmen!
Me gusta que te gusten las entradas.
Como ya le he dicho a Asunción, siempre contamos con que en estos viajes alguno de nosotros se ponga enfermo: una diarrea, un resfriado,… pero siempre me toca a mi la china. De hecho, este año, en Myanmar caí con vómitos y en Malasia con un resfriado; pero ver a Macarena me preocupa; aunque ¡Ya te digo! Esta niña se está inmunizando a pasos agigantados.
Muchos besos Mª Carmen.
Nos estáis mostrando lugares dignos de ver a pesar de su deterioro que están los edificios por fuera. Es una pena que Macarela se pondría malita, a veces cuando se hace un viaje es inevitable que pueda pasar algo. Solamente lo que esta niña está viviendo a su corta edad merece la pena, que a pesar de todo ese día no podríais disfrutar de todo el día completo la visita. Me encanta como lo cuentas. Un abrazo
Gracias por tu visita, y por compartir esta fantástica entrada. Las cosas son así, hay veces que no controlamos todo y nuestro organismo reacciona cuando menos hace falta. La pena que estando así, no disfrutamos como nos gustaría.
Un abrazo.
Gracias a ti, Cristina. Me alegro de que te haya gustado la entrada.
Un abrazo
Hola Miguel,
Gracias por tus palabras que siempre son buenas. No me puedo quejar!
La verdad que las vistas desde la colina de Sagaing eran bonitas, no así el lugar que, aunque curioso, carecía de encanto. Después de las cuevas de Dambulla en Sri Lanka, cualquier cueva de este tipo sabe a poco.
Y lo de las pantallas de Televisión en el Buda Mahamuni… la verdad es que conociendo el significado, tiene su explicación; pero lo cierto es que estos bamares son más raros…
En fin, que como siempre, eres bienvenido.
Muchos besos
Hola Macarena.
Esta entrada se me había escapado, pero bueno nunca es tarde si la dicha es buena.
La verdad que es tan completa y recorreis tantos lugares mágicos que se hace difícil resaltar uno.
Me ha llamado la atención por su singularidad las televisiones puestas por la aglomeración de visitantes, cosas del futuro, ja,ja.
Las vistas desde Soon Paya son increíbles, vaya naturaleza.
Excelente y exhaustivo trabajo Macarena, te felicito.
Besos y abrazos.
Cuánto siento que no pudiérais disfrutar esta jornada al cien por cien, Macarena. Es una de las cosas que más miedo me da cuando viajo, que nos pongamos enfermos. Espero que lo de tu hija no fuera nada serio y que se recuperara prontito.
Las excursiones que nos cuentas hoy me parecen muy interesantes, pero también agotadoras por los varios transportes, la distancia y la lluvia, que no ayudó. Es curiosísima esa costumbre de ir añadiendo láminas de oro a la estatua de Buda. Imagino que a ellos les resultarán igual de curiosas otras costumbres de otras religiones.
De todos los sitios que nos muestras hoy no sé cuál me gusta más, todos son hermosos, pero quizás especialmente el Monasterio Maha Aungmye Bonzan.
Una entrada genial, como siempre.
¡Muchas gracias y un beso de finde!
Hola Julia,
Si si, Macarena parece de acero. Es superfuerte y siempre se recupera de todo ¡Buenos genes! Jijijijijiji Pero ya te digo que pasa en todos los viajes y siempre uno de nosotros cae con algo: habitualmente yo.
La ruta de hoy es muy guay. No te creas que es pesada. Las distancias son cortas y llevábamos conductor, con lo cual era llegar bajar, mirar… y a otro sitio.
Lo de las láminas de oro no es específico del Buda Mahamuni. Lo hacen también en otros lugares santos. Por ejemplo, en el Lago Inle, pegan láminas de oro sobre unas piedras -ya lo verás-. Lo que sí es, al igual que en casi todo el resto de religiones, una tradición machista reservada de manera exclusiva a los hombres.
Y el Monasterio Maha Aungmye Bonzan es preciosísimo, sí. Para mí, a la vez que el Puente U-Bein, mi lugar preferido fue la Torre del Reloj. Allí parecía un escenario de película de miedo…
Me alegro que te haya gustado.
Gracias y a ti y besitos.
¡Hola familia!
Me ha sorprendido bastante esa extraña devoción de tantos fieles birmanos que piensan que pegando láminas de pan de oro sobre la imagen, se borrarán sus errores del pasado y ¡claro! a base de pegar se ha formado ya un manto de oro. También me ha resultado fascinante la ceremonia de esos cientos de monjes, descalzos y en silencio con sus túnicas y plato en la mano para tomar esa única comida diaria.
¡Vaya con la fiebre! ¡Pobre Macarena! ¡Ayyy qué carita pone en la foto apoyándose la cabeza en Yayo!
¡Qué paisajes tan bonitos los de Ava o Inwa! Y sus gentes tan sencillas tirando de esas carretas de bueyes o bañándose en el río.
También allí visteis la Torre del Reloj o Torre inclinada debido a un terremoto, lo que sigo apreciando es el descuido de estos preciosos monumentos, como ocurre también con el Monasterio Maha Aungmye Bonzan.
Al final acabaste tú también vomitando ¡qué fatalidad!. En fin, tiene que haber de todo en estos viajes, su parte agradable y la contraria.
Un abrazo para cada uno y besos para vosotras.
P.D. La dirección de mi blog literario es: http://seraseras.blogspot.com.es/
Hola Estrella!
Ya verás cuando veas el vídeo. Te va a encantar!
La verdad es que Myanmar es un país muy pobre y ¡Es una pena! Pues por su historia, su clima, su comida y su gente, bien podría obtener más ingresos del turismo, pero… la Junta Militar y la corrupción gubernamental… De ahí la falta de mantenimiento de su Patrimonio.
Y por cierto, a aquellos que leéis también los comentarios, deciros que no os podéis perder los relatos que Estrella Amaranto cuelga en su blog.
Un besito Estrella
Qué jornadas interminables, qué días tan intensos,… y es que uno quiere verlo todo,… aun a costa de un cansancio extremo. Pero no se vuela un montón de horas a un lugar, al que posiblemente no volverás jamás, para dormir hasta las 11 de la mañana ¿verdad?. De este día agotador me llamó la atención el Monasterio Maha Aungmye Bonzan, con esa transición de la madera al ladrillo. Aunque os tengo que confesar que empiezo a tener cierta confusión con los lugares, así que de vez en cuando acudo al mapa!
Feliz semana a los tres!
Hola Norte!
Tú sí que sabes…
No es difícil ubicarse, aunque cuando uno está lejos y los nombres son extraños, parece que todo es más complicado: Primero fue Yangón -al sur y entrada del País, en nuestro caso-. Luego fueron los Templos de Bagán, donde también vimos el Monte Popa – al noroeste-. De ahí, al norte, donde está Mandalay y las Ciudades Antiguas de Ava, Amarapura, Mingun y Sagaing. Y de allí, contaremos nuestra ruta hacia es este para visitar el lago Inle: Sur, Noroeste, Norte, Este.
El Monasterio de Ladrillo era bonito, pero todo Ava lo era en realidad. Allí, subidos en una carreta más incómoda que "ná" yendo por caminitos rurales de un lugar a otro…
Tienes que animarte Norte!!!!
Muchos besos