
En un país de tradiciones y leyendas, y eminentemente religioso, como es Rumanía, las cruces han jugado desde la antigüedad un papel importante por la creencia en su función protectora.

La señal de la cruz no sólo se hacía en las iglesias, sino que sin este gesto, ninguna actividad comenzaba y acababa.

Durante el período feudal, el papel de los crucifijos estaba bien definido, en el sentido de que se levantaron para conmemorar las luchas de los rumanos ortodoxos contra los invasores de la fe; o para recordar la gloria de los héroes que cayeron en otras tierras (crucifijos-cenotafios ); o para enfatizar la posición social de una familia prominente. Hasta el siglo XVIII, los fundadores de los crucifijos eran representantes de familias nobles, pero posteriormente los crucifijos fueron levantados por clases sociales más bajas.
Elemento inherente al paisaje rural de Rumanía
Las cruces, en los pueblos tradicionales, se colocaron en los lugares más sorprendentes, pero a la vista de todos: las vigas maestras, la puerta de acceso a las casas, las fuentes, los jardines y los campos.

Los crucifijos rumanos tradicionales que pueblan el paisaje rural de la Rumanía más tradicional son elementos realizados en madera, piedra o metal y pueden tener o no inscripciones, esculturas o iconos. En la creencia popular, su función es defender un determinado espacio del mal.

La mayor parte de las cruces que pueblan los paisajes de Rumanía se pueden encontrar en el Norte de Transilvania y en la región de Maramures, donde además, destacan por la perfecta ejecución de las tallas en madera.

Esta tradicional reivindicación del poder de la cruz, potenciado por la iglesia, favoreció su colocación en muchos lugares donde se pensaba que podía manifestarse el mal. Por ello, proliferaron a la entrada y salida de los pueblos, en los cruces de caminos, en las parcelas de las viviendas y en las entradas de los cementerios, porque la presencia de la cruz era lo único que podía proteger a la comunidad.
Los crucifijos de las puertas de las iglesias
Cuando el fuego, las inclemencias meteorológicas o el paso del tiempo destruía una iglesia, cerca del lugar en el que la comunidad iba a construir el nuevo templo, se colocaba una cruz alrededor de la que se celebraban las liturgias. Nicolae Iorga, en su libro “Monumentos de arte campesino” (1912), dice que “el crucifijo reemplazó a la propia iglesia cuando ésta faltaba porque resumía lo más característico de ella”.

Al finalizarse la nueva construcción, sin embargo, la antigua cruz no se quitaba, sino que permanecía en su lugar custodiando la entrada al templo y concentrando su esencia cuando estaba cerrada.
Las cruces de los cementerios
La entrada a los cementerios es, según la tradición, otro de los lugares atractivos para el maligno. Por otra parte, en el pueblo tradicional rumano, el cementerio es otro de los lugares de importancia para la comunidad, haciendo las veces de “un pueblo para los muertos”.

En éste lugar, el elemento principal es la cruz ubicada en la cabeza de la tumba. En la mentalidad del hombre de campo, el difunto no podía presentarse al Juicio Final sin una cruz porque, cuando Jesús regrese en el Juicio Final, el alma deberá aferrarse a la cruz colocada sobre su cabeza.

Enterrar a un hombre sin cruz significaba hacer daño no solo a los descendientes, sino también a toda la comunidad, y la comunidad del pueblo tradicional era solidaria, tanto la de los vivos como la de los muertos.

Por ello, cuando los responsables del Patrimonio en Rumanía han querido hacerse con cruces rurales para su conservación y exposición en museos, han solido encontrarse con la oposición de las comunidades del campo. Pensaban que el mal que podía pasar era tan grande que no querían ni pensarlo. Incluso, cuando el enterramiento se transfiere, la cruz debe seguir conservándose dentro de los muros del cementerio.

Con tantas almas en su área, el cementerio tenía que ser protegido. Por eso siempre, aunque suele estar alrededor de la iglesia, tiene una valla. En la entrada y salida, en el caso de los que tienen dos lugares de acceso, hay crucifijos que estaban destinados a no dejar a las almas que no lograron hacer la transición al otro mundo salir del cementerio.

Proteger del maligno en los cruces de caminos
Otro de los lugares recurrentes para colocar cruces son los cruces de caminos. Siempre se ha creído que es en estos cruces donde los malos espíritus acuden a apoderarse de las almas del caminante, por ello, aquí la cruz protege a los transeúntes. Los crucifijos se colocan para velar por la paz y no permiten la presencia de espíritus malignos.

Los límites de las poblaciones rurales marcan la propiedad colectiva o privada habitada por fuerzas del bien. Los crucifijos que se ubican a la entrada y salida de los pueblos marcan un cinturón exterior en el que el mal que quiere acechar a las aldeas se detiene.
La conexión de la tierra con el mundo desconocido
En el mundo del pueblo tradicional, la fuente tenía un papel especial. Se creía que conectaba la tierra con un mundo desconocido de donde sale el elemento esencial para la vida.

Para los antiguos, la existencia de la fuente de agua era primordial para elegir el lugar donde se construía la aldea. En algunas áreas, el agua estaba cerca de la superficie, pero en otras tenía que ser traída desde las profundidades.

En las aldeas del Norte de Transilvania, casi todos los hogares tenían su propia fuente, o al menos una en la calle. La fuente de agua en el pueblo tradicional no era propiedad de nadie, todos los miembros de la comunidad tenían acceso a ella. Cualquier transeúnte podía para saciar su sed sin restricciones. La fuente debía colocarse siempre en el interior del pueblo, nunca en sus límites.

Sin embargo, y debido a que el agua estaba en lo profundo de la tierra, con ella, los espíritus podían llegar hasta la superficie. Para evitar el peligro, se tomaron medidas de seguridad erigiendo un crucifijo en las cercanías del pozo, que a veces encontramos incluso en los pozos de los patios traseros de las casas.

Los campos también necesitaban protección contra las inclemencias del tiempo: sequía, lluvias torrenciales, tormentas, granizo, etc.
Rumanía y la tradición de las cruces
Hay muchas cruces en el norte Rumanía, casi todas de madera. Y solo las realizadas en la segunda mitad del siglo XX fueron elaboradas con materiales distintos. Las pertenecientes al culto ortodoxo son simples cruces de madera y, en algunos casos con un Jesús crucificado bajo un palio de hojalata. Las pertenecientes a la Iglesia greco-católica y católica son cruces con una estatuilla de Jesús crucificado, algunas de ellas verdaderas obras de arte, otras no tanto.

Los monumentos más antiguos datan del siglo XVIII. Pocos ejemplares se encuentran en museos, debido a la oposición de los fieles, que no permitieron el retiro de una madera consagrada. En la creencia popular, la madera consagrada, aunque esté degradada, no se debe mover del lugar donde fue colocada para cumplir con su función protectora. Si la cruz se degrada, se levanta otra quedando la madera de la antigua a los pies de la nueva.
¡Hola familia!
Esas cruces son realmente bellas, Macarena, ya las conocía a través de una amiga rumana.
Las que adornan los cementerios, las de madera, de piedra… todas, son de una gran calidad artística.
Espero que que no haya vándalos por allí que como aquí se dediquen a destruir cruces.
Un abrazo y feliz semana.
Carmen, tal y como sabrás por tu amiga, Rumanía es un país lleno de bellas costumbres y tradiciones, muy desconocidas en el resto de Europa, que deben ser motivo de orgullo para sus habitantes.
Un abrazo!!!!
Desconocía totalmente esa tradición, me ha encantado la entrada. Muchas gracias por todo lo que siempre nos aportas.
Gracias a ti, Asun.
Desde luego es una bella y singular costumbre.
Un abrazo
Pero que interesante! Mucho de ello no lo conocia y que cruces!! Me encanto, gracias por compartirlo y me quedare con tu permiso sobrevolando otras entradas tuyas.
saludosbuhos!!!
¡Muchas gracias! Me alegro que te haya gustado esta entrada.
Un saludo.
Que bonita entrada Macarena,… aunque los gallegos sabemos mucho de cruces por nuestra tradición de levantar cruceiros en piedra las cruces rumanas, tan coloridas y con una iconografía tan variada dan un toque muy especial a los campos rumanos y a todos esos lugares que tan bien nos has contado. Yo solo he tenido oportunidad de ver algunas y me hubiese gustado poder muchas más.
Feliz semana!
Bueno, Bueno, Norte, tampoco hay que vérselas todas jjjjjjjjj.
Supongo que tú, más que nadie, eres de los que conecta con este tipo de tradiciones, ya que en tu tierra, como en ningún otro lugar de España, tenéis leyendas, historias y costumbres para aburrir.
Me encanta haber compartido contigo esta entrada porque sé que eres de los que te fijas en estos detalles.
Un fuerte abrazo!!!!
Inretesante lo que cada país y sus tradiciones guardan. Viendo tan cantidad de cruces , por cierto algunas preciosas con detalles de pura artesanía, el país estará superprotegido.
Curiosa y como siempre de diez Macarena.
Buena noche familia. Cuidaros.
Un abrazo.
Es un país muy seguro ¿Te acuerdas cuando en España estaban las puertas de las casas abiertas en los pueblos? Pues así.
Un abrazo, Laura. Tened cuidado.
¡Hola, Macarena! Qué maravilla de entrada, reconozco que aunque disfruto todas las que nos regalas, aquellas que giran en torno a la mitología o las leyendas del lugar son las que más me fascinan. Esta en concreto es de traca. Ver las fotos tras la explicación del trasfondo histórico es enriquecedor. Desconocía que los pozos estuvieran siempre en el interior del pueblo, pero ahora que lo mencionas, es cierto que las fuentes siempre están ahí, pero que se instale una cruz para evitar que salgan las criaturas del inframundo, no solo me parece mágico, sino de una lógica aplastante. Un fuerte abrazo!!
Y voy a por cierto conde que veo ya asomando en el blog.
Claro David, cuanto más cerca estén los pozos, menos hay que andar para recoger el agua!!!
La verdad es que dar una explicación de lo cotidiano basándose en supersticiones y leyendas, mola. AL fin y al cabo es como empezamos a aprender de pequeños.
Un fuerte abrazo!!!!
Muy interesante Macarena, desconocía esta devoción por las cruces en Rumanía, estas costumbres tan curiosas me encantan, aunque he de decir, aunque no soy gallego, que la grandeza de los cruceros gallegos es difícil de superar. Muchas gracias por enseñarnos tantas cosas, saludos viajeros.
Ya, ya puedo imaginar lo que te gustan las curiosidades jejeje. Nosotros, aunque pocas, solemos rescatar algunas para el blog, aunque no a todo el mundo le interesen. A mí también me encantan porque ¿sabes? Así es como aprendió a entusiasmarse Macarena con los viajes: a través de las historias y leyendas.
Un abrazo, Raúl.
Me ha encantado esta entrada, Macarena.
¡Cuántas cosas desconozco de Rumanía! Tu blog es siempre una caja de sorpresas viajeras, pero en este caso -al menos para mi- más si cabe.
Las cruces son preciosas y llenas de color, me encanta ese sentimiento de arraigo mezclado con creencias e historia. Porque son recios pilares donde perpetuar las tradiciones.
Gracias por todas tus explicaciones, sorprendente este mundo en que habitamos. ¡¡ Cuántas cosas por descubrir y vivir!! Gracias por acercarnos, de primera mano, a este rinconcito del ?.
Un besote.
P.S: He pensado que podría estar muy interesante ese libro que citas, “monumentos de arte campesino” , pero no encontré en internet información del libro (ni por el autor). Seguiré buscando……
Quizá lo encuentres en rumano, se me ocurre. Pero ya sabes que hay libros con una muy pequeña tirada y si no está traducido…
Muchas gracias por tu comentario, Nélida. La verdad es que está guay conocer las curiosidades del país al que viajas y a mí, estas cosas, me encanta compartirlas en el blog.
Un besazo.