Muchas eran las ilusiones con las que llegábamos a Koh Phangan. Tras un mes perdidos por Myanmar y el Norte de Tailandia, Yayo y Macarena tenían muchas ganas de asentarse unos días en la playa y el lugar prometía fantástica pesca y las numerosas actividades relacionadas con el mar que les gusta tanto practicar. Te contamos cómo fue nuestra experiencia en Koh Phangan.
Entre nuestros planes se encontraba elegir una buena playa en la parte Oeste de Koh Phangan en la que asentarnos, pero yo sabía que, al llegar allí, nos convertiríamos en nómadas de nuevo. El quid estaba en encontrar la playa ideal en la que Yayo pudiera pescar desde la orilla y además, encontrar botes para alquilar. El lugar requeriría, además, de cierta seguridad para el baño y la práctica del snorkel para Macarena.
El viaje para llegar fue, ya lo he contado, estresante y terminamos alquilando un bungalow en la Playa de Haad Salad. El lugar estaba bien y era bonito, y la cabañita, a pesar de tener un muy buen precio (600 Thb – 15€) era un poco pequeña para pasar mucho tiempo en ella. La playa, a tan sólo 10 metros del alojamiento, era preciosa. Se trata de una bahía protegida por un arrecife, lo que hace que no cubra mucho el mar y se noten muchísimo la influencia de las mareas. La arena, completamente blanca, contrasta con el verde de las colinas que la circundan. Y además, hay numerosos barecitos y restaurantes en la orilla que por la noche son una pasada al llenarse de antorchas para iluminar las mesas. No me extraña que sea uno de los lugares de la isla elegidos por familias para pasar una temporada.
Pero como todo tiene que tener “una pega”, hacía bastante viento y la orilla no era adecuada para tirar la caña. Además, fuera de la playa había poquísimos servicios. Una tienda, un centro de buceo y… poco más. Supusimos que en un par de días nos habríamos aburrido.
La siguiente parada fue la Playa de Mae Haad, un poco más al norte, donde Yayo supuso que, al estar cerca del Islote de Koh Ma, habría más opciones para la pesca.
Encontramos un alojamiento bueno bonito y barato. También un bungalow, pero en la misma orillita de la playa, lo cual era una delicia sin lugar a dudas para ver amaneceres y puestas de sol. Y como ya he contado, esta playa posee una lengua de arena que separa dos zonas en las que el mar se adentra. Decidieron que sería un buen sitio y, la verdad es que así fue porque, además, la playa tiene varios restaurantes y chiringuitos, dos o tres tiendecitas, alquiler de motos y otros tantos lugares para salir a cenar en la parte trasera de los hoteles.
Era el 11 de agosto de 2016. Al día siguiente mi whatsapp –porque no activo el roaming cuando viajo- comenzó a funcionar de manera insospechada. Una cadena de atentados sacude varios puntos de Tailandia y, entre ellos, se hicieron estallar dos bombas en Surat Thani y una en Puket y ¡Claro! La familia y los amigos, que no sabían exactamente por dónde andábamos se alarmó. Nosotros, que nos enteramos más bien tarde por no disponer de ningún medio de comunicación con el exterior más que la conexión a whatsapp, cuando lo activamos nos quedamos atónitos y consternados, pues Koh Phangan se encuentra a escasos 120 kilómetros. Quizás debíamos andar con cuidado y ese fue el motivo por el cual no visitamos el concurrido Saturday Night Market durante nuestra estancia en Koh Phangan.
Pasamos tres o cuatro días en modo “letargo”: bañándonos en la playa, recogiendo conchas, pescando, buceando, recogiendo conchas, buceando, pescando,… La comida tanto en el Hotel, como en los alrededores era excelente. Pero la pesca no iba bien del todo y, Yayo no había paseado las cañas por media Asia para irse de allí sin estrenarlas.
Entonces fue cuando tuve que intervenir o terminarían por volverme loca. Decidimos alquilar una moto y recorrer la isla para que Yayo eligiera un nuevo lugar en el que asentarnos.
Fuimos hasta Chaloklum donde Yayo y Macarena se volvieron locos de nuevo. Chaloklum es un pueblecito de pescadores al norte de la isla. Al ser “pueblo” tiene hotelitos, restaurantes, tiendecitas, gasolinera, supermercado, pero además, tiene una enorme playa de arena blanca y aguas cristalinas. Lo mejor para Yayo fue su enorme embarcadero en el que poder echar la caña. La verdad es que a todos nos encantó el sitio.
Aprovechamos el día de moto para ir a Thong Sala a hacer algunas compras y nos acercamos hasta la Playa de Haad Rin, la Playa de la Full Moon Party ¡Qué menudas cuestas para llegar hasta allí! La Playa también es bonita y el pueblo ofrece más servicios que toda la isla junta: bares, restaurantes, farmacias, tiendas, discotecas, piscinas,… Bestial! Además, los alojamientos son baratísimos en esta parte de la isla, y no por cutres, sino por la amplísima oferta. Pero ¡Qué va! Demasiado ajetreo para querer tranquilidad. Así que comimos unos chawarmas, compramos unas camisetas flourescentes Jejejejeje y vuelta.
Antes de llegar a Mae Haad, decidimos visitar las Cascadas Phanen Waterfall, que además son gratis, yo creo que por lo cutres que son. Es verdad que el entorno es chulo. Es adentrarte en la selva en medio de la Isla, pero es que allí caer agua, lo que era caer agua… pues no. Así que fue un poco decepcionante.
Terminamos cenando en Chaloklum unas almejas, unas gambas, una barracuda y el red snaper más bueno, sabroso y mejor cocinado que he probado en toda mi vida. Por los chawarmas pagamos 10€ y la cena nos costó, no llegó a 20€, para que os hagáis una idea de lo que cuesta comer y cenar, pero tened en cuenta que somos tres.
Al volver “a casa”, Yayo pensó que volvería al muelle a pescar calamares porque nos habíamos encontrado con unos chicos y quiso probar también. Y aquello se convertiría, desde aquella noche, en norma casi habitual de cada uno de los días que estuvimos allí.
Yayo no lograba pescar más que los calamares que luego nos cocinaban en el hotel. El viento arreciaba por días y, pese a que era ideal para combatir el calor, a él le estaba viniendo fatal. No conseguía que en Chaloklum le alquilaran una barca. Decían que hacía mal tiempo, algo que a él, que es de mar, le extrañaba bastante acostumbrado como está a los fuertes temporales de Melilla. Claro que allí, agosto es “invierno” y para los locales, acostumbrados a al mar como un plato, una ola ya es tsunami.
Se hizo “amigo” del dueño de un restaurante y, aunque no lo convencía para salir a cenar, pasaron horas hablando de pesca.
Pasaban los días y, aunque estábamos a gusto en Mae Haad, comenzamos a aburrirnos; así que repetimos en más de una ocasión nuestros tours en moto por la isla: que si a comer a Haad Rin, a bañarnos en Chaloklum, a comprar en Thong Sala,… Hasta que decidimos mudarnos a Chaloklum. Pero entonces, ya era tarde. Se aproximaba la Full Moon Party y, de pronto, la Isla se llenó.
A la semana de estar allí, pensé que iba siendo momento de comprar el billete para salir de la Isla. Aún teníamos planeado visitar Penang, Kuala Lumpur y Malaca, en Malasia. Y, en este momento de centrarnos un poco en hacer algo más que no hacer nada, nos dimos cuenta de que ¡Nos estaban robando! Tras un extraño SMS en el móvil de Yayo solicitando confirmación para una compra hecha en Suiza, nos dimos cuenta de que nos habían clonado la tarjeta. Consultamos las cuentas bancarias y lo peor de todo es que, por las fechas de las compras, el duplicado debieron hacerlo cuando aún estábamos en España; así que llevaban más de un mes comprando por internet a tutiplén ¡Menudo disgusto! Hicimos todas las gestiones para anular la tarjeta ¡Menos mal que llevábamos otra! Y gracias a Dios, a la vuelta, el seguro del banco se hizo cargo de todo el dinero que nos habían desfalcado que, por cierto, suponía un pico.
Con la celebración de la Full Moon Party de Agosto, no había forma de conseguir un billete de avión desde Surat Thani a “cualquier parte” y yo, que a veces soy un poco peliculera, comencé a sentirme atrapada en la isla pensando en que me quedaría allí para siempre; lo cual, bien pensado, no hubiera sido mala idea tampoco.
Comenzamos a buscar billetes de avión un poco a la desesperada. Por internet… nada. Desde Koh Samui nada… Desde Surat Thani… nada. Fuimos a una agencia local de Chaloklum… nada. No es que fuera caro, no, es que no había billetes hasta el 22 de agosto; lo cual era un problema, pues habíamos planeado visitar algunos lugares de Malasia y no nos iba a dar tiempo.
Solucionamos el tema comprando un billete multidestino con EDream con el siguiente trayecto: Surat Thani – Penang (Malasia) – Kuala Lumpur – Bangkok, desde donde regresaríamos a España ¡Perfecto! Además, nos había costado bastante barato. Los tres, en los tres trayectos, volaríamos por 591,74€ Pero, una vez hecha y realizada la compra ¡Cuál fue nuestra sorpresa! de que nos llegaron por correo los dos últimos trayectos, pero no el primero. Es decir, teníamos vuelo de Penang a Kuala Lumpur y de allí a Bangkok; pero no dijeron por correo “no-replay” que había sido imposible confirmar la primera reserva. Intentamos ponernos en contacto con el servicio de atención al cliente de Edream, del que diré que es inexistente, al menos desde fuera de España. Ni por correo, ni por teléfono. Lo peor era: primero que habíamos hecho el pago y, segundo, que seguíamos atrapados ¿Cómo íbamos a llegar a Kuala Lumpur si no podíamos realizar el trayecto hasta allí?
Nos pusimos en contacto con Skyscanner, ya que había sido el buscador empleado para encontrar los vuelos. Por supuesto que nos gastamos un dineral en llamadas, amén del agobio de encontrarte durante las vacaciones en esa situación. Pero cierto es que su servicio de atención al cliente funcionó a la perfección. No pudimos solventar el problema de conseguir el vuelo; pero, sí que nos hicieran el reembolso “justo” por la venta engañosa del vuelo inexistente. No sabíamos aún si podríamos utilizar los otros dos billetes, pero aún así, decidimos quedárnoslos.
A la vuelta a España, ya con más tranquilidad, Skyscanner consiguió que Edreams reconociera su negligencia y accedieran a pagarnos el coste de los trayectos que realizamos por nuestra cuenta para llegar hasta Penang y los costes de las conferencias que habíamos realizado.
Pero, no puedo olvidar aquel incidente en pleno viaje. Lo consideré, y lo sigo considerando un fraude, pues nos vendieron un vuelo inexistente, con el agravante de que se trataba del primer trayecto de un multidestino. Si estábamos adquiriendo “un paquete” a un precio determinado, y faltaba una “pieza” de ese paquete, por no ajustarse a nuestras demandas, no lo hubiéramos adquirido; pero, una vez hecho el pago, nos dijeron que faltaba una pieza, nos devolvieron el dinero y nos dejaron “colgados”. De haberlo sabido, hubiéramos cambiado de ideas y hubiéramos hecho planes alternativos. Pero no fue así y tuvimos que adaptarnos.
A muchos de vosotros no le interesará en absoluto esta parte de la narración, lo sé. Pero habrá quien pueda aprovechar nuestra experiencia para evitar que les pase lo mismo.
Solventamos la eventualidad comprando un trayecto en barco hasta el muelle de Donsak, uno en bus hasta la estación de tren, un tren nocturno hasta Padang Besar, donde se halla la frontera entre Tailandia y Malasia, un tren de media distancia hasta Butterworth, enfrente de la Isla de Penang, y un ferry hasta la isla. Pero de esto hablaré en la próxima entrada.
Lo peor era que, ya que teníamos los otros dos trayectos, tendríamos que quedarnos en Koh Phangan para ajustar las fechas a los nuevos planes. Me perdería la visita a Malacca y eso no lo podría solventar Sky Scanner. Lo mejor, seguiríamos disfrutando de más días de relax en la isla entre las playas, la moto, los chiringuitos y nuestra pequeña casita a la orilla del mar.
16 comentarios
¡Vaya aventura Macarena!
Es que has narrado tantas cosas que casi daría para una novela o un ensayo sobre las dificultades que pueden surgir en un viaje. Atentados terroristas, clonados de tarjetas, vuelos que no existen….
Bueno lo mejor disfrutar de esas playas que parecen paradisíacas, los bungalows y la gastronomía.
Un besazo para los tres!!
¡Hola Miguel!
Algo tenía que pasar porque siempre pasa algo; pero ¡ya ves! Sabes que yo lo vivo con pasión, no decaigo y siempre aprendo de las experiencias.
Y, precisamente lo que dices, fue lo que decidimos hacer… disfrutar. AL fin y al cabo sólo se vive una vez.
Un besazo y muchas gracias por tu visita.
¡Ostras, veo que las aventuras nunca vienen solas!
Al margen de la mala pata, yo tampoco puedo estar mucho tiempo en playa, me aburro, me pincha todo y necesito salir, jejeje.
Hace muchos años que decidí no comprar en buscadores, ya que finalmente los vuelos no dependen de ellos por completo y hacen muchas cagadas.
Así que mi consejo siempre es: compra con la compañía aérea directamente.
¡Un abrazo!
Sí, sí Caracol. Absolutamente de acuerdo contigo, pero… ¡No había opciones! E ingenuamente nos agarramos al clavo ardiendo que no teníamos que habernos agarrado. Al menos, nos devolvieron el dinero y asumieron el coste del traslado. Lo peor… Que no me dio tiempo a llegar a ver Malaca. Aunque, bueno, así sé que tengo que volver jejejeje.
Y por lo demás, como bien sabrás -porque al menos a nosotros es frecuente que nos ocurra- en todos los viajes tiene que pasar algo ¡Gracias a Dios! que pueda remediarse, pero que haga que recuerdes el viaje como «el viaje a Tailandia en el que nos clonaron la tarjeta», o «el viaje a Camboya en que le pegaste al chino», o «el viaje a Francia en el que nos tocó la lotería»,… Lo positivo es aprender de las experiencias.
A mí la playa me encanta, la verdad. Pero la playa «y algo más» no sólo «la playa». Y en un viaje largo… pues no más de una semana. Pero , hija, esa es mi pelea. Viajo con dos locos del mar y me cuesta sudores y lágrimas sacarlos de la playa.
Un besazo Caracol.
Hola Macarena, un viaje completo y lleno de aventura con algunas dificultades. Pero también lleno de experiencias, de esas que te deja la duda si volvería a repetir. Pero la vida están llenos de aventuras y desafíos, adversidades, pero sobre todo, de aprendizajes, de un gran potencial, retos y oportunidades, de esfuerzo y entrega. Gracias por compartir vuestras vivencias!
Besitos.
¡Hola Cristina!
Gracias a ti por tus visitas y tus bellos consejos.
Cristina, la vida no es perfecta. Esto que cuento son minucias, aunque sirven de ejemplo para ver que ni siquiera los viajes son idílicos y no por ello hay que perder la sonrisa. Además, las experiencias son las que forjan el interior de las personas.
Muchos besos
Hola, Macarena! Casi podría titular la entrada como Infierno en el paraíso. Menos mal que ya tenéis experiencia para reaccionar en esa situación, yo que soy muy poco viajero creo que me echaría a llorar si en una tarde me entero de los atentados, de la clonación de la tarjeta y de los problemas con el vuelo.
Desde luego es algo capaz de chafarte las vacaciones pero con el tiempo resulta una anécdota, y en el fondo, viajar es incertidumbre y la aventura.
Un abrazo!
¡Hola David!
En todos los viajes tiene que pasar algo. Son muchos días y son muchas cosas buenas y muchas experiencias enriquecedoras. Por eso, aunque haya que pasar algún mal trago, la proporción no deja de ser buena. Y, como verás, siempre susceptible de subsanar.
Un abrazo
Menuda odisea,… estáis seguro de que se trataba de unas vacaciones ;jajajaja. Cuando las cosas se tuercen no te queda otra que poner buena cara y enderezarlas,… y creo que vosotros sois unos verdaderos expertos. Una duda de queda, picaron algo más que calamares? 😉
Jajajajjaja Nooooooooo ¡Calamares sólo! Pobrecito. Ahí que cogía su motillo todas las noches y se iba al pueblo de al lado que eran donde más picaban, pero no, no vino contento.
Y Norte, en fin, que bastante poco ocurrió y nada que no tuviera solución. Ojalá todo sea eso!!!!!
Un besazo
Madre mía, me imagino el susto de la familia sin saber si estabais por la zona o no y lo de la tarjeta otro disgustazo. El problema no es solo el disgusto sino todo el trasiego de acciones a realizar para conseguir solventar y solucionarlo, te pueden arruinar las vacaciones y dejarte mal sabor de boca. Un besazo
Hola Asunción,
Pues sí, más que lo que ocurre, son los tediosos trámites para solucionar estas cosas ¡Odio las gestiones administrativas! Pero, Asunción, ojalá sea sólo eso.
Un abrazo
Vaya susto!!. Realmente toda una aventura y un viaje para no olvidar nunca.
Una gran experiencia.
Un beso.
Amalia, pues… cosas que pasan en los viajes. Afortunadamente, no son cosas graves y tienen solución. Además ya sabes que yo soy muy positiva. Un besazo
¡Menuda aventura, Macarena! Con lo nerviosa que yo soy si me llega a pasar la mitad de lo que os pasó a vosotros, me da un pitango y me mandan de vuelta a España en ambulancia jajajajjaa.
Tardásteis un poco en encontrar vuestra isla perfecta, pero siendo positivos hay que considerar que eso os dio la excusa para visitar mayor número de ellas. Lo de la tarjeta clonada y la venta de vuelo inexistente, una pasada. Si ya preocupan esas cosas encontrándote en tu lugar de residencia, donde más o menos «controlas», que te pase en la otra punta del mundo debe ser toda una prueba. Suerte que vosotros tenéis recursos para todo :))
Gracias por contarnos vuestra experiencia. De todo se aprende.
¡Un beso enorme de lunes!
¡Hola Julia!
Pues eso, que de todo se aprende. La verdad es que ya sabes que yo no suelo perder la calma, aunque hubo un momento en que me sentí «encerrada allí» y pensé «jamás podré regresar a casa» jajajajaja A veces es que soy un poco peliculera. Pero, claro, este año, con el invierno tan frío que hemos tenido he vuelto muchas veces la vista atrás y he pensado… «Si yo estuviera ahora en Koh Phangan»… Y por lo demás… cosas que pasan ¡Ojalá no pase nunca de ahí!
Muchos besitos Julia y gracias por acompañarnos en nuestros viajes.