Tirana es, probablemente, la capital europea más intrigante y desconocida por haber pertenecido a la nación más pobre y hermética del continente hasta la caída del comunismo. De hecho, sus relaciones diplomáticas eran tan restrictivas que incluso los países socialistas tuvieron problemas con Albania, y tanto soviéticos como chinos pasaron de ser estrechos aliados a acérrimos enemigos. Muchos recordarán incluso que en sus pasaportes se podía leer la advertencia de “válido para todos los países excepto para Albania, Corea del Norte y Mongolia Exterior”. En la actualidad, aún se siguen conservando huellas de ese rechazo al capitalismo y de la creación de una imagen de marca propia.
Más recientemente, la mala fama de las mafias albanesas y albanokosovares, casi que hacen imaginar que viajar a Albania puede ser algo parecido a adentrarse en el peligro de lo desconocido; pero nada más lejos de la realidad, máxime cuando se trata de un país que no recibe grandes cantidades de turistas y la población se muestra curiosa y predispuesta ante la llegada del viajero. Pero sí que hay algo cierto, y es que Tirana es más fascinante por ese halo de leyenda que la envuelve que por sus encantos artísticos o arquitectónicos. Y aunque es un auténtico placer pasear por las calles, avenidas y plazas de Tirana, son pocos los lugares de interés que hay que visitar, por lo que un día o un día y medio bastan para empaparse de la esencia de la capital albanesa. Además todo está relativamente cerca y es muy fácil llegar andando de un lugar a otro.
Nosotros llegamos un sábado después de comer y nuestro hotel, el Hotel Edén (30€ por noche), estaba bastante cerca de la Plaza de Skanderberg, centro neurálgico de la capital.
Dejamos el equipaje y nos dispusimos a dar una vuelta por el centro de Tirana y, sin darnos cuenta, casi que en unas 3 horas, lo teníamos casi todo visto. El haber adelantado involuntariamente las visitas fue un alivio porque llegamos en plena ola de calor y andar por la ciudad a la mañana siguiente resultó ser una verdadera pesadilla.
Visitas del Primer Día
Plaza Skanderberg
El punto que aglutina la mayor parte de los lugares de interés en Tirana es la Plaza de Skanderberg, presidida por una gran estatua de su héroe nacional –el que liberó a los albaneses de la dominación otomana y cuya ciudad natal, Krujë, habíamos visitado por la mañana-. El resto de sitios se encuentran en la misma plaza, como el Museo Nacional de Historia, el Teatro de la Ópera, la mezquita Et´hem Bey o la Torre del Reloj. O en sus alrededores, como la Casa de las Hojas, Bunk´Art 2, The Cloud, la Galería Nacional de Arte, la Catedral Católica y la Ortodoxa.
El Museo Histórico Nacional
Preside uno de los extremos de la Plaza Skanderberg. El mosaico gigante que preside la entrada al edificio se titula “Los albaneses” y muestra figuras antiguas y modernas de la historia de Albania. Se trata de uno de los principales iconos del país y ¡Nosotros lo encontramos en obras! El Museo posee 9 pabellones que albergan obras pertenecientes a los diferentes períodos de la historia del país, pero como todas las críticas que habíamos leído eran negativas, no entramos.
Teatro de la Ópera
Es el teatro más grande del país, y alberga la Ópera y el Ballet Nacional de Albania. La Ópera y Ballet pertenece a la red de teatros de ópera y ballet de Europa central y oriental. La primera ópera que se representó aquí fue Traviata. Con suerte y no por mucho dinero podrás acudir a una representación.
Mezquita Et´hem Bey
Hubo un tiempo en que los Balcanes fue el lugar del mundo en que se podían contemplar casi una decena de las mezquitas más bellas y peculiares del mundo: Las mezquitas coloreadas.
Hoy tres de ellas destacan por encima de todas las demás, siendo una de ella la mezquita Hadji Et’hem Bey. Cerrada bajo el régimen comunista, la mezquita reabrió en 1991 sin permiso de las autoridades. A la ceremonia asistieron 10.000 personas y la policía no intervino. Los frescos en el exterior y en el pórtico representan árboles, cascadas y puentes, motivos que rara vez se ven en el arte islámico.
Clock Tower
La Torre del Reloj se construyó en 1822, por orden de Haxhi Et’hem Bey. En su interior existe una escalera de caracol que permite ascender sus 35 metros. Al momento de su finalización fue el edificio más alto de Tirana.
Galería Nacional de Arte y Estatuas Comunistas
Es la Institución más importante en materia de conservación, sistematización, estudio, restauración y exhibición de arte albanés. No obstante, nuestro interés era fisgonear su patio trasero, en el que esperábamos encontrar antiguas esculturas de Lenin, Stalin y Hoxha como símbolo de la vergüenza de un pueblo de su pasado dictatorial. Y allí estaban: abandonadas.
Y como era de esperar, las observamos con la curiosidad del que concentra todo un denostado pasado ante sus ojos incrédulos. Creedme que merece la pena llegar hasta allí para experimentar esa misma sensación.
The Cloud
“La Reja” o The Cloud es una obra moderna ubicada justo delante de la Galería Nacional de Arte, creada por el artista japonés Sou Fujimoto.
Es uno de los lugares más instagrameables de Tirana y viene a ser una especie de laberinto con formas geométricas que se supone que tiene aspecto de nube.
Sou Fujimoto es un artista reconocido internacionalmente que realiza estructuras artísticas nómadas. La nube estuvo originalmente en Londres y desconozco si en algún momento será desmontada y trasladada a otra capital europea.
Catedral Ortodoxa de la Resurrección
Situada justo enfrente de la Casa de las Hojas, es una de las catedrales ortodoxas más grandes de los Balcanes y fue inaugurada en 2012. Su diseño es obra de arquitectos e ingenieros neoyorkinos y posee varios edificios; aunque para mi gusto, es un complejo despersonalizado y bastante anodino.
La Pirámide de Tirana
El no poder ver la pirámide de Tirana fue una de las mayores decepciones que tuve en Albania. Inaugurada en 1988 fue construida por la hija del dictador Enver Hoxha como Museo a la figura del dictador. Tras la caída del comunismo, en 1991 el museo fue clausurado y el edificio se dedicó a otros fines hasta que, finalmente, terminó siendo una estructura utilizada como refugio para indigentes, lugar de encuentro para jóvenes y rocódromo improvisado. Durante algunos años se pensó en su demolición, pero los tiraneses se mostraban reacios a su destrucción, así que finalmente se optó por su recuperación, que fue como nosotros la encontramos: vallada y en obras.
Dejamos de andar de un lugar a otro en el centro de la capital para comenzar a deambular buscando el sitio en el que íbamos a cenar. Nuestra primera impresión fue haber encontrado una ciudad sin demasiado encanto en la que su idiosincrasia reside en el eclecticismo que mezcla desordenadamente las estructuras de su pasado comunista con las iniciativas de la modernidad y el progreso.
Finalmente cenamos en la Taverna King Pils –muy recomendable y en donde repetimos- en la que a buen precio y con un servicio excelente se puede disfrutar de excelentes parrilladas y productos frescos. Las dos cenas que hicimos allí rondaron los 20€.
Visitas del Segundo Día
La Casa de las Hojas
Se supone que habíamos dejado las visitas más interesantes para el día siguiente. Ibamos a ahondar en la Historia del Comunismo en Albania. Tras un desayuno más que apetecible –porque si algo no falta en Tirana son cafeterías- nos dirigimos, en primer lugar, a la Casa de las Hojas.
El edificio conocido como la «Casa de las Hojas» (llamado así por la planta trepadora que cubre su fachada) alberga el Museo de Vigilancia Secreta. Ubicado frente a la Catedral Ortodoxa, el edificio sirvió como cuartel general de la Gestapo durante la ocupación de Albania en la Segunda Guerra Mundial. Luego fue la sede de la Dirección Central del Servicio Secreto de 1944 a 1991.
Distribuido en dos plantas y 31 habitaciones el museo recoge parte de la Historia del Comunismo en Albania y los métodos de la Sigurimi durante el Régimen de Enver Hoxa.
En sus habitaciones se pueden ver aparatos de grabación –adelantados a su época- para realizar labores de espionaje, algunos de ellos extremadamente pequeños, por lo que recibieron el apelativo de “insectos”. Hay también un laboratorio, paneles informativos y proyección de imágenes.
La casa es muy curiosa. Me recuerda a los antiguos pabellones militares de los que aún quedan muchos en mi ciudad: suelos hidráulicos, escaleras de mármol, radiadores antiguos, techos altos,…
Pero la exposición no es tan interesante como pudiera uno imaginarse. No sé si es que está mal organizada, pero resulta bastante aburrida y bastante poco predecible. Lo que más despertó mi interés fueron las grabaciones que con cámara secreta se hacían de algunas personas, a las que se seguía desde que salía de casa, llegaba al lugar en el que residía su contacto y, ya en el interior, las transacciones que llevaba a cabo con su interlocutor – la parte que estuvimos viendo espiaba comercios ilícitos de productos básicos entre la esposa de un alto cargo comunista y una señora de avanzada edad-.
La visita dura una hora aproximadamente y en el interior no se pueden hacer fotografías ni grabar imágenes. El Museo abre de 9:00 a 19:00 horas (cierra los lunes) y la entrada cuesta 700 lekë por persona (6€).
Bunk´Art 2
Muy decepcionados con la visita a The House of Leaves nos dirigimos a Bunk´Art 2, que está a un paso, y sabíamos que no nos decepcionaría.
Como todo dictador, Enver Hoxha se fue transformando en un hombre paranoico y desconfiado a medida que avanzaban los años de su gobierno. Por ello, entre 1968 y 1983, se lanzó a una fiebre constructiva de búnkeres a lo largo y ancho de Albania impulsado por la idea de una invasión inminente que podría venir tanto de Occidente como de la URSS.
Hoy día, los búnkeres se cuentan por decenas de miles y la población se ha acostumbrado a convivir con ellos reutilizando muchas de sus instalaciones, ya que es mucho más barato dejarlos que destruirlos.
De entre los búnkeres de Albania, destacan los de Tirana Bunk´Art 1 –situado en las afueras de la capital- y Bunk´Art 2, en pleno corazón de la capital.
Bunk´Art 2 es el antiguo búnker antinuclear del Ministerio del Interior.
La entrada y la salida del búnker se construyeron recientemente porque en el proyecto inicial la entrada al túnel sólo era posible desde dentro del Ministerio. Y así, este búnker se ha convertido en el museo más visitado de Albania.
El túnel del Ministerio del Interior se construyó entre 1981 y 1986 y se puede considerar como una de las últimas “grandes obras” realizadas por el régimen comunista dentro del proyecto de bunkerización que se inició a principios de los años 70 y dio lugar a la edificación de 175.000 búnkeres de varios tamaños en todo el país. Los búnkeres eran de tres tipos: de montaña, edificios y pozos.
El búnker del Ministerio del Interior es del tipo “foso”, de hecho fue creado por la Empresa Constructora 10, una dirección del Ministerio de Construcción que se ocupaba de la construcción de búnkeres secretos, que abrió un gran foso cerca del edificio del Ministerio del Interior después de la implementación de los espacios internos.
Este búnker, cuyo nombre codificado era “Objekti Shtylla”, posee de 24 habitaciones, un apartamento reservado para el Ministro del Interior y una gran sala dedicada a las telecomunicaciones.
Como muchos otros búnkeres de este tamaño, éste también fue construido para resistir un posible ataque químico y nuclear, aunque nunca llegó a usarse pese a estar completamente equipado. De hecho, El primer ministro Mehmet Shehu y el dictador Enver Hoxha, que ordenó su construcción, nunca lo vieron terminado porque ambos murieron antes de que terminara su construcción.
Bunk´Art 2 es la segunda fase de un proyecto histórico-cultural que se centra en la preservación de la memoria colectiva y en contar la historia del régimen comunista, incluidos los horrores de ese régimen. El proyecto comenzó en noviembre de 2014 con la apertura al público de Bunk´Art 1, dedicado a la historia del ejército comunista albanés y a la vida cotidiana de los albaneses durante el régimen.
Bunk´Art 2, por su parte, recrea la historia de Albania desde 1912 hasta 1991 y revela los secretos de la Sigurimi, la policía política que fue el arma dura de persecución utilizada por el régimen de Enver Hoxha. La exposición recoge la primera gran exhibición dedicada a las víctimas del terror comunista.
A lo largo de sus salas, el visitante puede contemplar objetos originales de época, obtener información de la historia del comunismo, de los presos políticos y sus vidas, etc.
La visita al búnker se realiza en más o menos una hora. El Museo abre todos los días de 9:00 a 20:00 horas y la entrada cuesta 500 lekë (4€), aunque es gratis para mayores de 60 años, periodistas y discapacitados. En grupos de más de 8 personas, regalan una entrada. Así que nosotros, como periodistas, sólo tuvimos que abonar la entrada de Macarena.
Barrio de Blloku
El Barrio de Blloku era el lugar de residencia de la élite albanesa durante el comunismo. La entrada al barrio se hallaba restringida a los ciudadanos comunes y únicamente tras la caída del comunismo la población conoció cómo vivían los miembros del politburó albanés y sus familias: viviendas unifamiliares y ajardinadas de lujo.
Hoy día, el barrio se ha convertido en la zona de moda de la capital y las antiguas mansiones comunistas han sido ocupadas por cafeterías y bonitos restaurantes de lujo que merece la pena conocer.
Castillo de Justiniano
Del antiguo castillo de Tirana, hoy sólo se conserva una antigua muralla, pero el área alberga una de las zonas de ocio de moda de la capital llena de cafeterías, bares y restaurantes.
Pazari i Ri
Cerca también de la Plaza Skandenberg es posible visitar un bazar lleno de productos frescos y algún que otro souvenir. Se trata de un lugar animado por las mañanas que ocupa el lugar del antiguo bazar demolido a mediados del siglo XX.
Street Art de Tirana
No hay que dirigirse a un lugar concreto para contemplar el arte que inunda las calles de Tirana, ya que los murales y las fachadas decoradas abundan en la capital.
Estas muestras de arte pertenecen a una campaña del antiguo alcalde de Tirana, el ahora primer ministro albanés, Edi Rama.
Tras ser elegido como alcalde en el año 2000, Rama, artista de profesión, inició una campaña para llevar el color a la gris arquitectura de Tirana. El resultado, que sigue siendo palpable más de 15 años después, es un regalo para la vista y convierte un simple paseo por la capital en una sorpresa constante, una representación perfecta de la experiencia de visitar Tirana.
7 comentarios
Vivimos en un mundo con tanta diversidad….Hay tantas cosas y lugares por descubrir aún.
¡Qué invento este de viajar verdad!? :-)))
Y qué bueno que alguien como tú, nos transmita con tanta generosidad las impresiones de los viajes que haces: los circuitos, la óptima distribución de los tiempos, los lugares que no pueden dejar de visitarse, precios, alojamiento, comidas, etc.
Me quedo pensando en esa sensación que tuviste al estar delante de esas esculturas. Verlo en fotos tiene un pase, pero estar allí debe ser realmente especial en sensaciones. Me transmitiste muy bien lo sentido por ti, amiga.
Gracias, Macarena.
Me alegra estar de vuelta por aquí, yo también les echaba de menos.
Estos días me ponía que «tu casa» estaba en obras mejorando, hoy por fin pude entrar y salgo encantada como siempre.
Mil gracias y miles de besos!!!!
Ay Nélida, he tenido un problemilla con la web; pero creo que ya está solucionado.
La verdad es que Tirana me llamó la atención en general porque me despertaba mucha curiosidad, pero dista mucho del resto de capitales comunistas que hemos visitado otras veces. Lo que sí es común a todas ellas es que aún les falta terminar de despegar. Pero bueno, tienen toda una larga historia por delante.
Un beso y mil gracias a ti.
hola, nunca había visto este lugar, asíq eu me ha parecido de lo mñas interesante.
Una capital desconocida. Es curiosa. Un saludo!!!!
pues si, aprovecho para…. desearte… 🎄🎄🎄felices fiestas🎄🎄🎄
Muy completa la guia Macarena, sin lugar a dudas que la guardare por si algún día visito Tirana. Por las fotos veo que tiene lugares preciosos. Un beso
Es una ciudad pequeñita, Vicenta, pero que despertó mucha curiosidad en nosotros. Supongo que tras tantos años de hermetismo, no nos hacíamos a la idea de cómo podía ser. Estuvo bien.
Un besazo. Feliz semana.