Tavnik se encuentra en la zona central de Bosnia Herzegovina, al Norte de Sarajevo, en una de las áreas más montañosas del país. Por ese motivo, la región se mantuvo más o menos a salvo de la Guerra de Bosnia. Y este aislamiento fue el que posibilitó también el mantenimiento de las costumbres otomanas de sus habitantes durante décadas, más volcados en la agricultura y la ganadería, que en la industria.
La de Travnik no suele ser una ruta habitual en Bosnia & Herzegovina, ya que los viajeros, tras visitar Sarajevo, suelen dirigirse hacia Mostar, la ciudad más turística del país. Pero nosotros quisimos incluir el territorio medieval de Bosnia & Herzegovina, visitando las poblaciones de Travnik y Jajce, un poco más al Norte.
Corazón bosníaco de Bosnia Herzegovina, la mayor parte de la población de Travnik es de religión musulmana y por eso no es de extrañar que allí se ubique una de las mezquitas más bellas del país y de las más exclusivas de los Balcanes: la mezquita pintada, conocida como Šarena Džamija o mezquita Sulaymaniya.
Llevábamos ya cinco días enamorándonos de Bosnia & Herzegovina y tras visitar el Memorial de Srebrenica, Visegrad y Sarajevo, emprendimos ruta hacia Jajce, haciendo una parada en Travnik. Había obras por el camino y nos perdimos en una ocasión, así que llegamos a la ciudad al medio día.
Por cierto, al igual que en Macedonia, en las autopistas también se pueden pagar los peajes con billetes de euro, aunque la vuelta te la dan en marcos.
Qué hacer en Travnik
Estaba plomizo el día y llovía a ratos. Las nubes cubrían las cumbres y en poco se diferenciaba la ciudad de todas las fotografías que había visto de Travnik antes de visitarla.
En realidad, Travnik es una población pequeña y es posible visitarla en una parada hacia Jajce.
La mezquita pintada de Travnik (Šarena Džamija o Mezquita Sulaymaniya)
Nuestra primera vista, por supuesto, fue a la mezquita pintada.
La mezquita pintada de Travnik es la única en su especie en Bosnia Herzegovina, no así en el área de los Balcanes, en donde se pueden contemplar también la espectacular mezquita pintada de Tetovo (Macedonia), la Mezquita Et’hem Bey, en el centro de Tirana (Albania), o la Mezquita de los Solteros en Berat (Albania).
La mezquita Sulaymaniya de Travnik se halla en el centro de la ciudad, en el área del casco antiguo, al pie de la gran Fortaleza y recibe su nombre del sultán Solimán el Magnífico, en cuyo nombre fue erigida a principios del siglo XIX. No obstante, antes hubo en el sitio dos mezquitas, una del siglo XVI y otra del XVII.
De planta cuadrada, posee una decoración floral en la parte alta de la fachada, que fue el estándar de las mezquitas otomanas de principios del siglo XIX.
La parte baja se encuentra jalonada por arcos, conocidos como bezistán, que sirven para albergar un mercado cubierto de telas. De hecho, hoy siguen existiendo las tiendas en las que se venden telas y artículos religiosos.
Tuvimos que esperar hasta el final del rezo a las 13:00 horas para poder entrar, pero una vez allí nos acogieron calurosamente.
A diferencia de lo que ocurre en Tetovo, para acceder al interior hay que subir unas pequeñas escaleras de piedra –en la parte de abajo están las tiendas- y en la sala de oración se hace la magia.
Si bien es cierto que el interior de la mezquita de Travnik no posee la suntuosidad de la Tetovo, también es hermosa y además tiene la particularidad de poseer galerías en dos niveles.
No hay que pagar para visitar la mezquita y, además, el imam nos estuvo explicando las peculiaridades de la edificación. Además, nos recomendó un restaurante muy cercano para probar el Ćevapi, la especialidad culinaria de Travnik.
Ćevapi, la especialidad gastronómica de la región
Ćevapi, ćevapčići o čevapčiči es uno de los platos nacionales de Bosnia Herzegovina (también comunes en otras zonas de los Balcanes) y se trata de carne picada especiada a la parrilla. Aunque pareciera que se trata de salchichas, no lo son.
Se sirve junto con cebolla cruda picada en el interior de una torta esponjosa de pan, llamado lamado lepinja o somun.
El lugar que nos recomendaron en la mezquita se llama Hari, que además es muy barato, y estaba superanimado. El servicio fue rapidísimo y la comida fue deliciosa ¡La carne se deshacía en la boca! No obstante, al ser una de los platos típicos de Travnik, hay muchos otros restaurantes que también sirven este plato.
Barrio de Plava Voda
Todos los restaurantes que hemos comentado se encuentran junto a la mezquita. Se trata de una bonita zona peatonal junto al río Lašva, no muy grande, pero que tiene una zona comercial y un área de terrazas junto al río donde acude la gente de la ciudad en sus ratos de ocio.
Casa de Ivo Andric
Como comentamos en la entrada de Visegrad, el Nobel bosnio de literatura Ivo Andric era natural de TravniK, pero casi de chiripa, ya que nació aquí cuando su madre fue a visitar a una de sus primas. Así que de Andric poco hay que ver, aunque la casa es la típica otomana blanca, con ventanas en la planta alta y tejado de pizarra.
Mausoleos bajo los tilos
Continuando nuestro paseo, encontramos las Tumbas de los Visires, dos especies de kioskos que albergan las tumbas de varios dirigentes otomanos, también decoradas con ornamentación al estilo de la mezquita pintada. Junto a ellos, la mezquita Hadzi Ali-Begova y una torre del reloj, muy parecida a la de Berat en Albania.
La Mezquita Lukacka
No es algo que impresione, pero posee un bonito detalle decorado en su entrada.
Torre Musala
Desde la mezquita pintada, puede verse una gran Torre del Reloj, siendo Travnik la única ciudad de Bosnia Herzegovina que posee dos torres de reloj.
La Torre Musala debe su nombre a la meseta de Musala, en Bulgaria, y significa “cerca de Dios”. Se trata de una construcción contemporánea de la mezquita pintada y fue muy afectada durante los enfrentamientos entre las fuerzas croatas y bosníacas de 1992.
Fortaleza de Travnik
Situada sobre una elevación que domina todo el casco antiguo de la ciudad, se trata de una de las fortalezas medievales mejor conservadas de Bosnia Herzegovina.
La fortificación fue erigida entre finales del siglo XIV y principios del XV y contó con guarnición permanente hasta 1878, año en que los austro-húngaros tomaron el control de Bosnia y Herzegovina.
Se accede a ella por un gran puente de piedra, entre altos muros diseñados para resistir a los ataques enemigos y ya desde fuera destaca un alto minarete. En el interior, una torre acoge un museo de historia y trajes regionales. Pero también pueden verse una antigua cisterna y las ruinas de un palacio, una torre y un cuartel.
Todavía quedaban por ver el antiguo cementerio judío, la iglesia ortodoxa del tránsito de la madre de Dios y una madraza, pero dimos por finalizada nuestra visita para que no se hiciera más tarde en el camino hacia Jajce.
6 comentarios
El enclave es realmente precioso, Macarena.
Muy interesante la decoración de la mezquita.
Me muero de ganas de probar ese plato típico de tan buen aspecto.
Para ser una ciudad pequeña, Travnik cuenta con numerosas edificaciones de gran interés.
Un abrazo fuerte.
Es un lugar espectacular, Carmen. Ubicado entre montañas y atravesado por un río es una ciudad llena de Historia. La mezquita es preciosa y la gente muy amable. Y el cevapi está buenísimo!!!!
Un abrazo!!!!
La verdad es que el lugar es precioso, y todo el paisaje que le rodea también.
Dan ganas de quedarse un rato más.
Me pareció muy bonita la mezquita pintada de Travnik.
Cómo siempre, voy tomando nota de todo por si alguna vez me acerco por esos lares. Gracias!!!
Un beso grande, Macarena.
Para mí, los Balcanes han sido todo un descubrimiento y, como ya he repetido hasta cansarme, volví enamorada de Bosnia Herzegovina. Así que me alegro que haya gustado.
Un besote.
¡Hola, Macarena! Desde luego que viviendo en un pueblo así no me extraña que un escritor logre la inspiración y la tranquilidad para alcanzar un Nobel, ja, ja, ja… Es una preciosidad, y que ese día estuviera nublado casi me ha hecho verlo aún más maravilloso. La mezquita tan colorida desde luego es un regalo para los ojos. Un abrazo!
A ver, a ver, David. Tampoco hay que venirse arriba, que sólo nació en Travnik. La inspiración la encontró en Visegrad, que fue el alma de muchas de sus obras y, fundamentalmente, de la que le valió el Nobel. No obstante es un pueblo ideal y coincido contigo en que el día contribuyó a que la belleza del sitio fuera mayor. Las mezquitas pintadas de los Balcanes, insuperables.
Un fuerte abrazo.