Shkodër es la ciudad más importante del Norte de Albania y hace frontera con Montenegro. Fue nuestra primera parada en Albania tras haber recorrido la Bahía de Kotor y la Costa Sur de Montenegro. Pero, al contrario que otros viajeros, que la toman como punto de partida para hacer una ruta hacia Theth, nuestro siguiente destino sería en dirección Sur: hacia Krujë y Tirana.
Nuestra última parada en Montenegro había sido la ciudad de Ulcinj. Nos dirigimos hacia la frontera entre Montenegro y Albania esperando encontrar largas colas y unos trámites tediosos. Pero delante de nosotros había apenas 10 ó 15 coches. En el arcén, hombres jóvenes y niños vendían “collares” de higos secos. Al cabo de cinco minutos, ya en tierra de nadie, al aduanero albanés le entró una prisa terrible para despejar la zona y comenzó a hacer señales con la mano a los conductores para que atravesaran rápidamente el cruce fronterizo. Así que ni DNI, ni carta verde, ni declaración de aduanas ¡Hala! ¡Tos pá lante!
Nada más poner pie en suelo albanés, el paisaje había cambiado drásticamente: menos verde, menos montañoso, más espacioso,… Y absolutamente plagado de coches de alta gama: Merecedes, Porsche, Audi, BMW ¡Increíble!
Me causaba mucha curiosidad conocer Albania, el país más aislado y pobre de Europa y uno de los que más tardó en realizar la transición del comunismo a la democracia. Un país que fue dirigido con mano de hierro por el dictador Enver Hoxha, desde 1944 hasta su muerte, en 1985, y en el que debido a su delirio de protegerse ante una invasión extranjera, construyó cerca de 175 mil búnkeres por todo el país, uno por cada cuatro habitantes.
Llegamos en apenas 20 minutos a Shkodër y allí buscamos nuestro alojamiento.
Ya de vuelta en el centro, nos acercamos al centro de la ciudad para sacar dinero y comprar una tarjeta SIM cerca de la mezquita Ebu Bekr, justo a espaldas de la estatua de la Madre Teresa de Calcuta, y de paso disfrutar de sus principales lugares turísticos, que se encuentran relativamente cerca unos de otros.
Qué ver en Shkodër
Calle Kolë Idromeno
Es la arteria principal de Shkodër. Se trata de una calle peatonal no muy larga, pero llena de heladerías, barecitos y restaurantes con encanto. Aglutina toda la vida de Shkodër en torno a ella. Por cierto, Kolë Idromeno fue un artista albanés: pintor, escultor, arquitecto, fotógrafo e ingeniero ¡Casi ná! Cómo para no tener una calle.
Mezquita de Ebu Bekr
Conocida también como la Gran Mezquita, se trata de una construcción del siglo XVIII. Se puede visitar su interior y es gratuita.
Catedral de San Esteban
La catedral de San Esteban en una de las principales iglesias católicas en Albania, aunque estuvo cerrada al culto desde 1967 hasta 1990, cuando Enver Hoxha decretó el ateismo de Estado en la República Popular de Albania, utilizándose el edificio como polideportivo.
Catedral Ortodoxa de la Natividad
Se trata de un edificio de nueva construcción levantado tras el colapso del régimen comunista. El templo, de 2000, sustituyó a la pequeña iglesia de madera que se ubicaba en este lugar y que desapareció tras una explosión en 1998.
Castillo de Rozafa
Después de visitar el centro de Shkodër, cogimos el coche para visitar el Castillo de Rozafa a 5 km del centro de la ciudad. Esperamos hasta última hora de la tarde para ver atardecer desde las murallas del castillo, y realmente la luz rojiza proyectándose sobre los avejentados muros aporta una luz especial al lugar.
El antiguo castillo de Rozafa se alza sobre una colina sobre los ríos Drin y Bojana y desde él se puede divisar toda la llanura sobre la que hoy se levanta toda la ciudad de Shkodër.
Sus cimientos se levantaron por tribus ilirias en el siglo IX y, desde entonces, ha sido ocupado por varias civilizaciones y asediado en dos ocasiones por tropas otomanas, que lo ocuparon en el segundo ataque, convirtiendo la iglesia bizantina en mezquita, la mezquita Fatih Sultan Mehmet, que hoy es uno de los elementos más icónicos y fotografiados del castillo.
La construcción del castillo se asocia a la Leyenda de Rozafa, figurativamente similar a la de la Catedral de Curtea de Arges, en Rumanía.
Tres hermanos construían por la mañana los muros de un castillo que terminaban por derrumbarse llegada la noche. Un día, un sabio anciano les dijo que debían emparedar a la primera de sus esposas que les llevara comida en el día. A la mañana siguiente, la esposa del hermano pequeño fue emparedada. La mujer aceptó el sacrificio, pero pidió que para no desatender a su hijo, le dejaran a la vista el ojo derecho para animar a su pequeño, su pecho derecho para amamantarlo, su mano derecha para consolarlo y su pie derecho para mecer su cuna, y así se encuentra representada su escultura en el Museo del Castillo.
El interior del castillo es amplio, aunque son pocas las construcciones que se conservan. En su lugar, vastas extensiones de llanuras empedradas irregulares recogen aquí y allí pequeñas estructuras que compusieron un día las edificaciones interiores. De entre ellas, destaca la mezquita –una vez iglesia bizantina- que se ha convertido en la imagen representativa de la ciudad de Shkodër.
El castillo abre de 9:00 a 18:30 horas –aunque nosotros entramos a las 19:00- y la entrada cuesta 400 lek (3,50€) –niños gratis-. Hay aparcamiento gratuito en la puerta y es necesario llevar calzado adecuado.
La Mezquita de Plomo
Justo debajo del castillo de Rozafa se encuentra la Mezquita de Plomo, Xhamia e Plumbit, en un estado lamentable de conservación pese a ser declarada Monumento Cultural en 1948.
Su nombre se debe a que, una vez, sus cúpulas estuvieron cubiertas de plomo que se fue expoliando con el paso de los años. Se trata de una mezquita del siglo XVIII de arquitectura otomana que carece de minarete, destruido por un rayo en 1967, y no reconstruido por el régimen comunista antirreligioso de Enver Hohxa por el que la mezquita permaneció cerrada durante muchos años.
Parece ser que los gobiernos de Albania y Turquía han acordado en julio de 2021 la restauración de la mezquita, pero por el momento, sigue deteriorándose y siendo engullida por la crecida de los ríos en época de lluvias.
Museos de Shkodër
Son varios los museos que pueden visitarse en la ciudad de Shkoder: El Museo de Historia, ubicado en una antigua casa otomana de las pocas que se han conservado en la ciudad; el Museo de Fotografía –Marubi Museum-; el Museo del Testimonio y la Memoria –Site of Witness and Memory– y el Taller de Máscaras Venecianas Angoni – Fabrika Angoni e Maskave Veneciane-.
Aunque me hubiera gustado visitar la fábrica de máscaras venecianas, el museo que visitamos fue el Museo de la Memoria. No obstante, si te preguntas el motivo de la existencia de una fábrica de máscaras venecianas en Shkodër, hay que contar que curiosamente, la mayor parte de las máscaras que se venden en Venecia proceden de este taller y se importan a Italia donde, evidentemente, se venden a precios infinitamente superiores.
Site of Witness and Memory
Como toda dictadura, sea del signo político que sea, el Régimen Comunista de Hoxha en Albania fue extremadamente cruel, no sólo con los disidentes, sino con los religiosos, los intelectuales y cualquier persona sospechosa de conductas anticomunistas.
Pese a que han sido pocos los vestigios criminales que se han conservado de la dictadura, en Shkodër aún se conserva un edificio que sirvió como cárcel durante la etapa más difícil del país.
El Museo de la Memoria de Shkodër alberga una antigua prisión comunista. Originariamente un colegio franciscano de principios del siglo XX, fue confiscado por el régimen comunista para interrogar a sospechosos mediante procedimientos basados en los abusos y la tortura. Hoy día es conservado “para no olvidar el pasado, a fin de no repetir los errores nunca más”.
La entrada muestra paneles informativos acerca de las persecuciones que se produjeron en Shkodër, así como un plano de las prisiones que se instituyeron en la ciudad, aproximadamente 23, la mayor parte de ellas en casas familiares e instituciones reconvertidas en lugares del terror.
Al fondo del museo aún se conserva un pasillo que albergaba 23 celdas minúsculas con una sola y pequeña abertura en la puerta, que llamaban “agujero”, por el que entraba un minúsculo rayo de luz.
El instrumento de represión culmina en una sala de torturas donde se infligieron salvajes torturas morales y físicas. Además, existe un pequeño museo con objetos hechos en prisión, manuscritos y cartas, donados por antiguos prisioneros y sus familiares.
El Museo se encuentra en el Bulevard Skënderbeu, 26. Abre de lunes a Viernes de 9:00 a 14:30 y los sábados de 9:30 a 12:30 horas. La entrada cuesta 200 Lek (1.75€) por persona.
Y aunque ya sabéis que no es habitual que recomendemos restaurantes, no puedo olvidar la delicia que me supuso cenar en Shkodër pescado fresco de mar en un bonito restaurante del centro de la ciudad, de nombre Fish Hart por tan solo 18€. El sitio es precioso, el trato exquisito y la comida deliciosa.
2 comentarios
Qué maravillosa guía, Macarena. Me ha encantado!!
La fortaleza de Rozafa me pareció preciosa, situada en un lugar muy bonito. No la conocía, como tampoco conocía la leyenda de los tres hermanos y cómo emparedaron a la mujer del pequeño con esas peculiaridades en aras de atender a su niño. Las leyendas forman una parte muy amena y singular de la historia de cualquier lugar.
El Museo y la antigua cárcel Comunista, me impactó. Cuánto dolor rezuman esos habitáculos, cuántas torturas vivieron esas salas, se le pone a una los pelos de punta.
Trocitos de historia encerrados «para no caer en los mismos errores». Ojalá sea cierto.
No puedo imaginar el valor incalculable de la donación de esos familiares de presos, que dejaron manuscritos y cosas hechos por ellos. Sobre todo los manuscritos deben ser…..tremendos y terroríficos……cuántas vidas pasaron por ahí, cuánto dolor, soledad, angustia, desazón, impotencia, miedo, horror.
Entradas como estas me pellizcan el alma, en todos los sentidos, y eso es de agradecer siempre. En su parte buena y en su parte menos buena.
Amiga, mil gracias.
Un besote grande!!!
Pues Nélida, ya también he pensado mucho siempre acerca de las donaciones que pueden verse en estos museos: por un lado, debe ser realmente difícil desprenderse de objetos de tanto valor sentimental; pero por otro lado, supongo que custodiados en un lugar así, aseguras su conservación y que dichos objetos superan la frontera del tiempo. A veces pienso que además de generoso, es una forma inteligente de conservar tus objetos más preciados.
El museo tiene muchas migas. La zona de celdas es horrible, lo que demuestra que hay bárbaros en todos los bandos. Es impensable lo que debieron pasar esas personas allí dentro, pero lo peor es que esto aún no se ha erradicado en el mundo y hay muchos lugares en donde siguen existiendo encarcelamientos y torturas por motivos ideológicos o religiosos.
Shkoder es una ciudad «distinta» quizá por es el primer lugar en el que se siente el choque cultural con lo anteriormente conocido y sí, yo también creo que el Castillo de Rozafa es un lugar bonito.
Muchas gracias a ti, amiga mía. Un besote.