Višegrad fue nuestro segundo destino en Bosnia Herzegovina. El pequeño enclave en mitad de un bello cañón es paso casi obligado en cualquier ruta desde Belgrado a Sarajevo, aunque nosotros habíamos hecho una ruta más larga para conocer el Memorial de Srebrenica.
El camino se mostraba absolutamente bello, pero recorriéndolo después de haber contemplado los resultados de la masacre de Srebrenica, comenzaron a asaltarme los sentimientos contradictorios que genera este país. Nosotros íbamos a recorrerlo como turistas para contemplar, entre otras cosas, parte de sus encantos naturales y su riqueza patrimonial; pero el recuerdo de una guerra tan (relativamente) reciente cuya huella aún permanece no sólo en sus edificios, sino en su gente, me hacía en cierta forma sentirme culpable.
Me planteaba el hecho de que recorriendo estos países de los Balcanes, podría contribuir a una recuperación que lenta –muy lentamente- está haciendo que estos países miren hacia el futuro; podría también utilizar esta plataforma para contribuir al recuerdo, al no olvido; pero como contrapartida, me sentía en cierta forma como quien juega al balón en un cementerio: profanando un lugar sagrado.
El camino que se adentra en Višegrad es absolutamente espectacular. Transcurre a través del cañón del Río Drina entre elevados picos rocosos y un río de abundante caudal de un azul intenso.
Un Puente sobre el Drina
Višegrad se encuentra al Este de Bosnia Herzegovina, a escasos 20 kilómetros de la frontera con Serbia, y como en el caso de Srebrenica, con una amplia comunidad bosníaca musulmana antes de la Guerra de Bosnia, se llevó mucho de lo peor de ésta.
La ciudad adquirió gran importancia en el siglo XVI cuando el puente otomano sobre el Drina, construido por Mehmed Paša Sokolović, permitió conectar Estambul con Sarajevo.
El puente es la mayor atracción turística de la ciudad y la inspiración de “Un puente sobre el Drina” que hizo merecedor a Ivo Andric del Premio Nobel de Literatura en 1961. Fue incluido en la Lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007.
El escritor, de origen católico y nacido en Dolac, cerca de Travnik, se trasladó a Visegrad para vivir en casa de sus tíos tras la muerte de su padre y supo transmitir la esencia de “un país entre dos mundos” –como él mismo dijo- en una obra que dio a conocer el nombre de Višegrad al mundo entero.
Pero el puente sobre el Drina, aún tuvo que ser protagonista mudo de las ejecuciones a las que los serbobosnios sometieron a la población musulmana de Višegrad durante la Guerra de Bosnia.
La limpieza étnica en Višegrad durante la Guerra de Bosnia
Para un turista despistado, como lo somos nosotros, Visegrad se parece a cualquier otra ciudad de los Balcanes. Las mezquitas, destruidas por los serbios, han sido reconstruidas. Con el paso de los años, un puñado de musulmanes ha regresado y las calles transmiten la tranquilidad de la que adolecen otras poblaciones europeas. Pero la realidad durante la Guerra de Bosnia fue muy distinta y muchos cuentan que lo que allí ocurrió fue mucho peor que la Masacre de Srebrenica porque la campaña serbia de limpieza étnica comenzó mucho antes y fue perpetrándose lentamente.
De hecho, antes de la Guerra la población bosníaca era de un 63%, mientras que los serbios eran un 33% de la población. Durante la Guerra, unos 3.000 bosnios fueron asesinados durante la violencia en Višegrad y sus alrededores y al finalizar la Guerra, la composición étnica era de un 87% de serbios y un 9,7% de bosniacos musulmanes.
En la mayoría de las ciudades del este de Bosnia, como Višegrad, los musulmanes no tuvieron ninguna posibilidad. La justificación serbia era que el suyo era un ataque preventivo, destinado a evitar una repetición del pasado de servidumbre. Bajo el imperio otomano tenían una condición menos beneficiosa: los musulmanes tendían a prosperar, mientras que muchos serbios eran siervos. Temían una Bosnia dirigida por musulmanes y atesoraban la idea de la “Gran Serbia” de Slobodan Milosevic. Otros serbios, simplemente se dejaron llevar por la propaganda, el miedo o la indiferencia.
En 1992, las tropas serbias tomaron la ciudad y decretaron que Višegrad era un municipio serbio. Después de aquello, dio comienzo la campaña de limpieza étnica. Todos los no serbios perdieron sus trabajos y comenzaron los asesinatos. Cientos de bosnios murieron en tiroteos aleatorios.
Todos los días, hombres, mujeres y niños bosnios eran asesinados en el puente del río Drina y sus cuerpos eran arrojados al río. Los soldados serbios violaron a mujeres e infligieron terror a la población civil. Diariamente se producían saqueos y destrucción de bienes bosnios y croatas y se destruían mezquitas en Višegrad. Día tras día, los paramilitares serbios llevaban camiones cargados de civiles bosnios al puente y la orilla del río, los descargaban, disparaban y los arrojaban al río.
La campaña de limpieza étnica fue especialmente cruel en Višegrad y sus alrededores. La calle Pionirska y la población de Bikavac asistieron a sendos incendios en los que se introdujeron a decenas de personas en la habitación de un edificio, después de haberlos saqueado, torturado y violado a las mujeres, y tras haberles lanzado granadas, los quemaron vivos.
Luego vinieron las Masacres de Paklenik, de Bosanska Jagodina, de Barimo.
El Hotel Vilina vlas, fue utilizado como centro de detención, tortura y violación de mujeres musulmanas. Paradójicamente hoy sigue funcionando como centro turístico sin ni siquiera una placa que recuerde el horror allí vivido.
Así que con el recuerdo de todos estos horrores ¿Cómo se afronta una visita a tan bello lugar?
Qué ver en Višegrad
Dormimos en un apartamento de la parte alta de la ciudad, con un anfitrión que parecía estar interesado en beber con nosotros. Y nosotros, que habitualmente no bebemos, era imposible que toleráramos el alcohol cuyo olor, una vez abierta la botella, inundaba toda la habitación.
Por la mañana, recorrimos el Puente sobre el Drina y visitamos la extraña ciudad de Andricgrad, construída en la península, que en el centro de Visegrad forman los ríos Drina y Rzav, en honor a Ivo Andric.
Andricgrad (Stonetown) es una mezcla de ciudad y plató de cine creada desde cero por el cineasta serbio de origen bosnio Emir Kusturica –con fines propagandísticos, dicen-. Se trata de la segunda ciudad artificial de estas características tras Drvengrad (Woodenton) en Mokra Gora –Serbia-.
Es un sitio extraño que mezcla construcciones de estilo otomano con renacentistas y bizantinas, cuya finalidad parece casi el origen (o la continuación) de una provocación. Si Kusturica es un personaje poco apreciado en Sarajevo, lo es menos por acciones como las de Angricgrad en donde muchos de los nombres de sus calles están dedicados a personajes serbios. Y no solo eso, sino por la financiación de una ciudad de la nada en un lugar con más de un 40% de población desempleada y carente de ayudas públicas.
La ciudad-plató, en la que está previsto rodar un largometraje sobre “Un Puente sobre el Drina”, es un centro administrativo carente de vida pero con cafeterías, tiendas, una iglesia y diferentes edificios administrativos. «Lo serbio» ha sustituido a «lo bosnio» dos décadas después del Conflicto. Y por cierto, el acceso es gratuito.
La ciudad, que se vendió como la panacea de atracción turística para atraer a viajeros, se encuentra completamente desierta. Ver para creer.
Además, es posible contratar un tour en barca por el cañon del Drina, hacer un trayecto en el ferrocarril de vía estrecha que va de Višegrad a Mokra Gora (en Serbia) o visitar el Monasterio Dobrun. En definitiva, un bello lugar que trata de recomponerse de una horrible historia.
14 comentarios
Hola, Macarena.
Es cierto, parece casi imposible disfrutar de este bello lugar que se encuentra enturbiado por la masacre acontecida hace tan poco tiempo.
Esos paisajes son fantásticos. Cuánto me gustaría conocerlos!
Gracias por tanta información.
Un abrazo.
El país es increíble, la gente fantástica y la comida estupenda, pero hay ahí un sentimiento profundo que trae al recuerdo muchas cosas malas. Espero que los que visitamos Bosnia podamos ayudar a curar las heridas.
Un abrazo, Carmen.
Un lugar precioso del que desconocía lo que nos has contado. Muchas gracias
A ti, Asun.
Pues sí, Macarena
Si hubiera visto tus fotos (obviando la de las tumbas) sin leer nada más, me inspiraba todo mucha calma y un lugar especialmente bello. Me atraía.
Pero cuando sabes lo que allí sucedió, el sabor se torna agridulce por muy especial que nos resulte el lugar, la arquitectura, etc, etc, etc.
Tu pregunta lo resume muy bien ¿cómo se afronta una vista a tan bello lugar cuando sabes de los horrores allí cometido?
Me gusta tu manera de transmitirnos las cosas, Macarena, pero sabemos que a veces no son alegres y ese pozo de sentimientos encontrados que percibiste, es justo el que yo sentí al leerte.
Gracias.
Un abrazo fuerte y muchos besos para ti.
Poco más tengo que añadir, Nélida, salvo que me cuesta escribir estas entradas porque no sé muy bien si incidir en las bellezas naturales y patrimoniales o en su Historia. No me gustaría que quien me leyera pensara que obvio un horror allí ocurrido, pero tampoco que me baso en situaciones del pasado para generar expectación. Así que, a todos mis sentimientos al momento del viaje se unen los que sigo teniendo ya en casa.
De lo que no tengo ninguna duda es que Bosnia Herzegovina me ha enamorado y que sé seguro que volveré tantas veces me sea posible.
Un besote gigante.
Pese a la triste historia, por las fotos veo que es un lugar con unos paisajes preciosos. No me importaría poder visitarlo algún día. Un beso Macarena
Sí, Vicenta es un sitio precioso. Un besazo
impacta mucho este lugar, sin duda, un buen post, gracias por compartirlo
A ti!!!!
Cuando descubrimos la belleza de estos lugares que han sido escenario de tan tristes sucesos, no es extraño que cueste hablar de ellos. Y lo malo es que no se aprende y se sigue repitiendo.
Gran documento nos dejas de fotos y relato. Gracias Macarena.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Muchas gracias Laura. Un abrazo
Me ha conmovido tu relato, no se di visitarlo,vaso ahora me parece que visitarlo oviase tanto sufrimiento por sus gentes.
En septiembre lo decidiremos estando en Sarajevo, viajaremos con una Camper de lugar en lugar.
Gracias Macarena por tu sensibilidad
Desde Euskadi ahora
En realidad, Ana, todo lo referente a Bosnia a mí me resulta conmovedor. Contaba en una de mis entradas el interés con el que seguí hace años la Guerra de Bosnia, y estar allí era como poner rostro a un conflicto cercano en el que el mundo miró para otro lado. Visgrad es un sitio muy bello, pero a la vez y por su geografía, muy aislado y quizás por ello, imaginar cómo fue la guerra en ese lugar es aún más revelador que otros sitios.
Bosnia me emocionó en muchos sentidos y en muchos lugares; y tan en así que no pude contener las lágrimas en más de una ocasión, como en el Cementerio de Srebrenica. Es espeluznante. Es aterrador.
Pero, y también como digo, Bosnia está intentando (aún) superar las secuelas de una Guerra aún visible y el turismo supone una gran ayuda para la economía del país.
Os deseo un muy buen viaje y que disfrutéis de Bosnia y Herzegovina como lo hicimos nosotros.
Un abrazo!!!